El actor Larry Hagman daba vida a Jr Ewing, el personaje malo de la serie Dallas. Contaba que, una vez, llega a un restaurante con su señora, se sientan y aparece un gachó que le sacude dos abrazos a los gritos de "eres un cabrón por lo que le estás haciendo a tu familia". Cuando se lo quitaron de encima, le pudo explicar que que a él le daban un guión, lo interpretaba y unas veces era malo, otras bueno o lo que toque, que solo era una película.
Desde mi pesimista opinión, salir a protestar por lo que los gobiernos hacen es como protestar porque Jr Ewing puteaba a su muyer. Lo que vemos es una película y el guión se lo escriben otros.
Ciñéndonos a España, el panorama político es desolador. Los partidos son organizaciones estatales, que se deben a los principios del movimiento del 78 más que la Falange se debía al Movimiento del 36. Los partidos españoles se deben al Estado que los subvenciona y a la banca que les presta un dinero que sabe que no van a devolver.
Los partidos que han ido apareciendo para canalizar pacíficamente el descontento (Podemos, VoX, etc) han demostrado, creo que fuera de toda duda, que son más de lo mismo, porque son como el PMI de Pascual, la marca blanca para ampliar mercado objetivo.
El discurso político en España se apoya en dos pilares: la culpa y la ignorancia. Me explico:
Todo el discurso de la izquierda estriba en hacer que te sientas culpable: De que los zainos se ahogan en el mar, de que un jovenlandés le curte el lomo a su muyer o un peruano borracho mató a la suya. De que hace calor, de que no llueve, de que todavía no piensas, aunque no lo digas, que alguien que es un hombre y se percibe muyer en lugar de ser un enfermo mental es una persona a validar por todos.
Esto no es posible si no contaran (y fomentaran) con la ignorancia. Los zainos no vienen en un cayuco, es imposible venir de Senegal a Canarias en eso. Los que dan el pasaporte o maltratan a sus muyeres vienen de culturas que lo fomentan. No hay que cambiar las leyes en vigor ni una coma para evitar que entre ni un solo ilegal. Hace la misma calor de toda la vida, es poco probable que el CO2 siendo mucho más pesado que el aire se embolse en la atmósfera y así una mentira tras otra para llegar a donde tienen como meta: el colapso total de la sociedad occidental.
Yo no veo la TV hace siglos. A veces, de viaje, oigo la radio y flipo en colores. Nadie cuestiona el discurso oficial. Nadie nunca llama a las mentiras por su nombre. Porque el reparto de fondos es tan generoso y abundante que todo el mundo quiere su parte. Y hace mucho frío afuera.
Se parte de una mentira fuerte, la que les interese promocionar. Igual me da la gripe aquella tan mala que se supone que hubo en 2020, que el CO2 es malo, que la II República era una democracia modélica o la mentira que elijas. Y no dejan que absolutamente nada se salga de la narrativa.
Cuando el sistema cuenta con el control total sobre la narrativa, estás bien estropeado. Escribió Orwell que el que controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado, controla el futuro. Y éso es lo que están haciendo, apoyados, insisto en la ignorancia y la culpa.
No se me ocurre como salir de este bucle sin que haya un derramamiento de sangre importante. Ni siquiera salir a la clle a apedrear a los maderos servirá de nada. Muchos petulantes todavía piensan que eso tiene alguna consecuencia positiva para el que lucha. Y no la tiene, ni siquiera abren los ojos lo suficiente como para saber que hay dos lados, y que ese tío con casco y una porra no está en el tuyo.