Hacha fenicia hallada en Denia, dicen que pertenecía a una estatua de alguna deidad.
El vestigio «extraordinario» de bronce macizo aparecido de forma casual en la cala del Aiguadolç habría pertenecido a la escultura de una gran divinidad fenicia. Tiene restos de lámina de oro y una cabeza de león.
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El hacha, proyectada en el congreso de Ibiza y ahora accesible al gran público.
Toda esta aventura comenzó en septiembre de 2020 cuando en la cala del Aiguadolç de Dénia se produjo un hallazgo insólito: un hacha fenestrada de bronce macizo con la cabeza de un león en un extremo que apareció sumergida sobre el lecho de arena acompañada de una rodela o pequeño escudo del mismo material. ¿De qué se trataba?
La respuesta a esa pregunta se ha desvelado para el gran público ahora, cuando acaban de publicarse los vídeos del X Congreso de Estudios Fenicios y Púnicos que se celebró en Ibiza en octubre. En ese cónclave, bajo la ponencia titulada
l’Aiguadoç, Dénia: el hallazgo en el mar de un hacha fenestrada», dos expertos dictaminaron que la pieza podría atesorar casi tres mil años de antigüedad y haber formado parte de una gran escultura dedicada a alguna divinidad fenicia. También que es única ya no solo en la Península sino en todo el Mediterráneo Occidental.
El primero de esos investigadores fue el arqueólogo Josep Antoni Gisbert, quien contó que el hallazgo provocó «en un primer momento una absoluta sorpresa y después nos obligó a un proceso de verificación» sobre su origen histórico, una vez que el hacha fue depositada en el Museo Arqueológico por sus descubridores, Sergio Gallego Atienza y José Ramón Ruiz. Algunas tesis iniciales se descartaron: «Primero pensamos que podría tratarse de la decoración de un barco de guerra de época moderna e incluso uno de los principales expertos en metales de España nos dijo que podía tratarse de una falsificación».
Vista de la cala y el hacha sumergida.
Sin embargo el avance de la investigación confirmó que el hacha era auténtica: «Hablaba por sí misma», subrayó Gisbert, quien recordó que fue hallada en un lugar de la costa de Dénia donde fluye desde tiempo inmemorial un manantial de agua dulce que bien pudieron aprovechar navegantes fenicios para abastecerse sin necesidad de aventurarse tierra adentro. Para certificar esta confirmación histórica fue clave el trabajo de Javier Jiménez, uno de los grandes sabios en bronce fenicio del país, con el que también se contactó desde Dénia.
Jiménez fue el segundo experto que intervino en Ibiza. Describió que el hacha «es un objeto extraordinario y contundente que pesa kilo y medio, fue fundido de una sola pieza y posee restos de láminas de oro en el mango». También posee esa cabeza de león en el extremo del enmangue «de características iconográficas de época arcaica».
Detalles del vestigio: a la izquierda donde se encontraba la lámina de oro y a la derecha la cabeza de león. Abajo, el hacha completa.
Comienzan los problemas
Pero no todo iba a ser tan sencillo. La pieza hallada en el Aiguadolç «reproduce la forma de las hachas sirias fenestradas propias de finales del tercer milenio y de principios del segundo antes de Cristo, del bronce antiguo y del bronce medio». Esto es, de una antigüedad de hasta hace cinco mil años. Son muchas las que se han documentado en la vertiente oriental del Mediterráneo, en las actuales Siria, Israel o Líbano (por ejemplo en el templo de los Obeliscos de Biblos). Ahora bien, el gran problema es que el hacha de Dénia se halla a cuatro mil kilómetros de todos esos hallazgos y que en esa época todavía no se habían producido incursiones fenicias en la Península, que solo llegaron mil años después, cuando este tipo de hachas ya no se producían. ¿Entonces?
MAPA 1. Muestra la concentración de hallazgos de las hachas en el Mediterráneo Oriental y su lejanía de Dénia.
Jiménez admitió que en esa fase de la investigación «teníamos problemas geográficos pero también cronológicos para contextualizar el hallazgo de Dénia, nos preguntábamos, pues si no es un hacha fenestrada del segundo milenio a.C. qué es esto, cómo podemos explicar su presencia en la Península Ibérica tan distanciada del foco de concentración habitual de estas piezas y de su cronología».
Y por si fuera poco, una comparativa entre el hacha de Dénia y las sirias evidenciaba que la primera era de un formato mucho mayor y que había diferencias en su estructura.
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