patroclus
Será en Octubre
- Desde
- 9 Feb 2009
- Mensajes
- 24.476
- Reputación
- 55.035
Miguel Ezquerra, nacido en 1903, en Huesca, Aragón, fue uno de los combatientes españoles más famosos de la Segunda Guerra Mundial.
El 18 de Julio de 1936 la vida de Miguel Ezquerra cambió para siempre. Cuando salió a la calle pudo ver soldados y tropas con la pistola al cinto y un amiente cálidamente tenso. Comido por la curiosidad preguntó a un conocido Guardia Civil para al fin enterarse de lo que estaba ocurriendo. Una parte del Ejército de jovenlandia se había sublevado contra la II República. Entusiasmado Ezquerra se reunió con sus camaradas falangistas en el Café Universal de Huesca, donde celebraron el Golpe de Estado y entonaron el himno de Falange Española, el “Cara al Sol”, hasta altas horas de la noche. Al día siguiente, 19 de Julio, Zaragoaza se había declarado a favor de los sublevados. Sin dudarlo Ezquerra partió inmediatamente al centro de reclutamiento para alistarse. La Guerra Civil Española fue larga y cruel, durante todo ese tiempo Miguel Ezquerra luchó en los frentes de Aragón, Madrid, Extremadura y el frío Teruel, llegando a ascender a teniente provisional. Al terminar la contienda en 1939 fue destinado con una compañía a Málaga, donde recibió su licenciamiento.
A la vida civil regresó Ezquerra como maestro de escuela nacional. Inició una nueva vida con su mujer, con quién acababa de casarse y poco a poco formó una familia de la que tendría dos hijas.
Iniciada la Segunda Guerra Mundial se presentó en la embajada alemana de Madrid por si era preciso el poder ayudar en algo. Los embajadores germanos se lo agradecieron y tomaron nota diciéndole que quizá algún día necesitarían de sus servivios. Como no había posibilidad de hacer nada más, Ezquerra se inscribió en una escuela de Bayona en Francia para ejercer como profesor de español-francés. Su trabajo finalizó cuando los alemanes ocuparon el país galo en 1940 y se formó el gobierno títere de la Francia de Vichy.
Para alegría de Ezquerra, el 22 de Junio de 1941 la Unión Soviética fue invadida por Alemania y el Eje en la Operación Barbarroja. Aquel día el Ministro de Asuntos Exteriores español, Serrano Súñer, declaró la famosa frase de “Rusia es culpable”, por la cual miles de españoles partieron voluntarios en la División Azul. Para desgracia de Ezquerra no fue seleccionado en el primer contingente. Durante todo 1941 Ezquerra presionó a la embajada alemana para que le escogieran hasta que con los reelevos de finales de 1942 fue elegido con el grado de teniente.
Desde Logroño Ezquerra partió hacia Alemania y después al Grupo de Ejércitos Norte en el Frente del Este, concretamente en el área de Leningrado. El 7 de Octubre de 1943 el Generalísimo Francisco Franco dió la orden de regresar a España a la Divisón Azul y Ezquerra volvió con ésta tras distinguirse heroicamente.
Inquieto en España, Ezquerra deseaba poder regresar al frente en Europa para continuar la lucha contra el comunismo, sin embargo la España Nacional de Franco había prohibido cruzar la frontera con Francia. Miguel Ezquerra se enteró de que el propio Adolf Hitler quería formar unidades de españoles voluntarios para combatir de nuevo contra la URSS, aunque en un principio deshechó la idea. Durante 1943 y parte de 1944 pasó el tiempo en compañía de su esposa y dos hijas, dedicándose plenamente a la vida familiar, para poco después se trasladaron a Sevilla.
Muy convencido, el 2 de Abril de 1944 Ezquerra eligió que su destino debía ser luchar por Europa. Por ello dejó tristemente a su esposa recién operada y dos hijas en Sevilla. A continuación se trasladó a la capital y de allí cogió un tren Madrid-Irún hasta la estación de Miranda de Ebro. La decisión que había tomado era una de las más difíciles de su vida, traicionar una orden de Franco por Europa.
Miguel Ezquerra, líder de la Unidad SS Española “Ezquerra” de las Waffen-SS que combatió en batallas como las Ardenas y Berlín en la lucha final contra el comunismo.
En Irún Ezquerra se reunió con antiguos miembros de la División Azul y del Frente de Juventudes de la Falange que intentaban llegar como él a Francia. Para no levantar sospechas de las autoridades se dividieron por la ciudad. Una mañana se dirigieron hacia la frontera francesa, donde Ezquerra encañonó con su pistola a un Guardia Civil mientras sus compañeros cruzaban al suelo francés a través de la montaña. Cuando Ezquerra dejó de apuntar al centinela salió corriendo y ascendió por la colina, acto seguido disparó tres veces al aire para ahuyentar a la Guardia Civil y atrajo la atención de los soldados alemanes desde el otro lado que empezaron a apuntar. Los españoles ya en suelo francés tiraron las armas y levantaron los brazos hacia los soldados alemanes, estos les capturaron y los llevaron a un cuartel de la Gestapo cercano. Desgraciadamente muchos viejos divisionarios quedaron atrás en suelo español, siendo apresados por los centinelas. Interrogados en el cuartel, Ezquerra y sus compañeros exiliados expusieron la verdadera razón por haber desertado de España, alegando que si no luchaban por Europa, esta caería en manos del comunismo, y eso incluía a la Península Ibérica también. Convencidos los alemanes, todos fueron trasladados a Burdeos y luego en tren a París, aunque posteriormente se separó a los españoles y Ezquerra fue enviado a Versalles a la espera de órdenes. Diez días después de la huída de España, Ezquerra fue escogido en el Ejército Alemán, su nuevo destino sería Prusia Oriental.
Nada más llegar a Prusia Oriental, Ezquerra se instaló en Königsberg, integrándose como oficial en un regimiento de 400 españoles. Sin embargo, tras tener una serie de percances con unos hispanos fue enviado a París con una misión especial de la Gestapo. La misión consistía en ir a Burdeos e intentar hacer pasar a todos los españoles posibles que quisieran luchar en filas alemamas a la frontera francesa. Así lo hizo y durante muchas semanas Ezquerra ayudó a cruzar a muchos españoles tras la demarcación que se fueron encuadrando en el Ejército Alemán. Una vez cumplida la misión, Miguel regresó a París, aunque el viaje en coche hasta la capital francesa casi le costó la vida debido a que la aviación nortemericana provocó un accidente al vehículo donde viajaba, del que por suerte salió ileso.
Largo fue el tiempo que Ezquerra estuvo en París. En la capital francesa se reunió con españoles conocidos que simpatizaban con la causa o bien pasaban de política, mientras tanto los Aliados avanzaban por Normandía.
Por fin en el verano de 1944, llegó el momento tan esperado para Ezquerra al ser solicitado para el Frente Occidental. Ezquerra partió a 300 kilómetros al oeste de París, en Normandía, para enfrentarse a los estadounidenses junto con la 1ª División SS “Leibstandarte Adolf Hitler” y la 2ª División SS “Das Reich” de las Waffen-SS. Pero el resultado de la batalla fue un desastre, pues tras sufrir el 65% de bajas en la batalla tuvieron que retirarse de nuevo a la capital gala. A los pocos días de regresar a París, Ezquerra fue testigo una noche del caos que se apoderó de la ciudad cuando Adolf Hitler sufrió el atantado del 20 de Julio, en ese mismo instante Miguel se declaró a favor del Führer y no de los traidores que habían intentado acabar con el nacionalsocialismo, algo que le hizo ganar confianza entre sus jefes.
El 24 de Agosto de 1944 la ciudad de París se sumió en la revuelta popular contra los alemanes. Ezquerra en un coche junto a otros compañeros participó en la evacuación de la ciudad. Curiosamente cuando el vehículo llegó a la altura de la Ópera y la Plaza de la Concordia, empezó a recibir disparos de la Resistencia Francesa que reventaron los neúmaticos, por lo que abandonaron el coche abatiendo un francés por el camino. Tras una aventura a través de toda capital vieron como los tanques de republicanos españoles exiliados de la 9ª Compañía “La Nueve” entraban en la ciudad. Una vez más Ezquerra se encontró de nuevo con sus viejos enemigos, pero no pudo quedarse a combatir ya que había órdenes de salir de allí cuanto antes.
Después de París el nuevo destino de Ezquerra fue Estrasburgo. Las Waffen-SS formaron entonces la Unidad SS Española “Ezquerra”, compuesta por 37 españoles, incluyendo a Miguel, además de dos sargentos, cinco cabos y el resto soldados. Fue encuadrada dentro de la 28ª Division SS Belga Valona “Wallonien” de las Waffen-SS al mando del líder del Partido Rexista León Degrelle. La nueva bandera de los españoles en las Waffen-SS fue la Cruz de San Andrés, exactamente la de los antiguos Tercios del Imperio de Carlos I de España y V de Alemania. Una vez más los Tercios lucharían por Europa, esta vez en el siglo XX.
Sobre las Ardenas la gran ofensiva comenzó el 16 de Diciembre de 1944. La Unidad SS Española “Ezquerra” junto al resto del Ejército Alemán se extendió por el todo el este de la nevada Bélgica con el fin de llegar al Río Mosa. La misma noche de la ofensiva los españoles localizaron en el bosque de las Ardenas infantería estadounidense con artillería. Ezquerra dividió a sus hombres en dos grupos y se lanzó al asalto. El primer contingente voló por sorpresa las municiones americanas, lo que causó desconcierto; mientras que el segundo grupo atacó las tiendas de campaña. A medida que salían los americanos de los escondites los españoles iban abatiéndolos y aniquilándolos, así hasta acabar con prácticamente casi todos. La valiente acción de Ezquerra costó a la unidad 3 muertos y 2 heridos, pero los americanos sufrieron 300 bajas, la mayoría prisioneros, y la grave pérdida de un parque de municionamiento para una división entera.
Durante los días siguientes la ofensiva fue un fracaso, Ezquerra por una bota mal atada enfermó de una congelación de pié que se le infectó, por lo que fue trasladado a Wiesbaden en Alemania, en donde se le sometió a una operación que le hizo perder dos falanges en tres dedos del pie. Una vez recuperado, Ezquerra fue enviado al que sería su destino final: Berlín.
Contra Alemania la última ofensiva soviética se lanzaba en un momento en que Miguel tenía que reclutar más gente para su fuerza de españoles que iba a encargarse de la defensa de la capital alemana. Tras pasearse de Berlín a Postdam y viceversa consiguió hacerse en su unidad con españoles miembros de la Falange FET de las JONS, la Organización Todt, veteranos de la División Azul, miembros de la Guardia Civil e incluso trabajadores hispanos residentes en Alemania. No sólo españoles reclutó Ezquerra, sino que también 17 franceses del filofascista Partido Popular Francés de Jaques Doriot, 4 belgas valones rexistas, así como un suboficial de Letonia.
La primera misión de Ezquerra en Berlín fue la de llegar a la Plaza Moritz Platz cerca del Ministerio de Propaganda. La Unidad SS Española “Ezquerra” tuvo que ir ocultándose entre los portales de las casas para llegar a la Moritz Platz, aunque antes de eso corrieron hacia un puente de la zona donde un sólo niño de las Juventudes Hitlerianas lo defendía mal armado, indicándoles el muchacho hacia unos esqueletos de edificios donde había más Waffen-SS. Los hombres de Ezquerra fueron hasta aquellos esqueletos de edificios para reunirse con alemanes de las Waffen-SS que les reforzarían, sorprendentemente allí encontraron a un español que se unió también a su grupo. Pero al llegar a la Mortiz Platz los rusos habían montado barricadas y los españoles tuvieron que esconderse. Ezquerra fue avanzando por los portales y a punto estuvo de caer a un sótano en llamas, por suerte sus compañeros le ayudaron, aunque un trozo de metralla se incrustó en su pierna. Ezquerra cedió el mando momentáneamente, aunque no tuvo tiempo porque los soviéticos atacaron y hubo de organizar la defensa. Su maniobra fue magistral, pues mientras los belgas valones bajo su mando distraían a los rusos con disparos, los españoles con Panzerfaust volaron 4 tanques soviéticos por los aires. Tras la destrucción de los cuatro blindados, los rusos acobardados se retiraron y los españoles tomaron la Moritz Platz anotándose una gran victoria.
La Unidad SS Española “Ezquerra” pasó la noche en el Hotel Excelsior mientras Miguel se curaba la herida de la pierna. A la mañana siguiente los españoles, con Ezquerra ya recuperado, se dirigieron al Hotel Kaiserhof que estaba siendo asaltado por tanques e infantería rusa. La Unidad Ezquerra se ocultó en el interior del Kaiserhof y en bocas de fuego de la calle, escondites desde los cuales destruyeron a 5 tanques rusos, 3 de los cuales fueron convertidos en chatarra por un solo español. Nada más terminar la lucha en el Hotel Kaiserhof el suboficial letón trajo órdenes a Ezquerra de trasladarse a través de la Plaza Postdam Platz. Mientras los españoles avanzaban por la Postdam Platz se ocultaron en unos escombros al oír cadenas de tanques, llegando a contar hasta 15 T-34 rusos. Ezquerra apuntó con su Panzerfaust al primer tanque y disparó envolviéndolo en llamas, acto seguido una lluvia de balas y proyectiles cayó sobre los T-34 convirtiendo la zona en una trampa mortal. Los españoles de las Waffen-SS tuvieron su mejor victoria de la guerra en la Postdam Platz, pues destruyeron un total de 15 tanques T-34 rusos.
Adolf Hitler se enteró de la victoria española en la Postdam Platz e hizo llamar a Miguel Ezquerra. El zaragozano se presentó en el búnker de Hitler y el Führer le condecoró en persona con la Cruz de Caballero. Las palabras de Hitler a Ezquerra fueron: “Enterado del bravo comportamiento de su unidad, le he concedido a usted la Cruz de Caballero, y además la nacionalidad alemana”. La sorprendente respuesta de Ezquerra respecto a la nacionalidad alemana fue: “Continuaré siendo español mientras viva”.
Cuando Ezquerra regresó del búnker al Hotel Kaiserhof vió que estaba siendo atacado otra vez por los rusos. En el Kaisehoff Miguel salvó a una mujer alemana que unos rusos estaban intentando violar, luego disparó cargadores de balas contra las hordas soviéticas y se retiró hasta posiciones seguras. En uno de los cuarteles generales de Berlín, Ezquerra se reunió con el general Hans Krebs. Krebs hizo ir a Ezquerra con él y a un teniente coronel, todos con bandera blanca, a las líneas rusas. Tanto Krebs como Ezquerra se reunieron con un general soviético con el que negociaron, desgracidamente el diálogo no fue muy bien y se retiraron a sus posiciones sin haber conseguido el próposito perseguido, el cual Ezquerra nunca supo cuál fue.
Días después, cuando Ezquerra se reunió con su unidad, fueron destinados a la Plaza Wilhelmplatz. Al llegar a la zona, concretamente en la estación, los españoles se desplegaron al recibir fuego de los soldados y tanques rusos. Ezquerra desde un balcón consiguió eliminar a tres soldados soviéticos con un solo cargador. Desgraciadamente cayeron dos españoles y el suboficial letón. Ante la superioridad del feroz ataque ruso, los españoles tuvieron que retirarse por la Calle Friedrichstrasse o bien a través del metro.
El 30 de Abril de 1945 Adolf Hitler se suicidó en el búnker. Poco después se enteró Ezquerra en la Cancillería por un conocido teniente coronel alemán. Aquel teniente coronel invitó a Ezquerra y a otro español de su unidad a su casa para cenar, la cual estaba junto a la Cancillería. Una vez en su casa los invitados se acomodaron, pero nada más llegar escucharon voces de rusos subir por la escalera. Advertido Ezquerra cogió su metralleta y acribilló a los soviéticos que cayeron rodando muertos por las escalas. Rápidamente todos se dispusieron a huír en un sidecar, pero el alemán que lo conducía fue alcanzado por una bala rusa que lo mató. Esa fue la última vez que Ezquerra estuvo con alguien de su unidad, pues el español que le acompañaba se separó del grupo y lo mataron poco después.
Sin saber dónde ir, Ezquerra regresó al búnker del ya fallecido Hitler, donde conoció al jefe del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP), Martin Borman, aunque no le reconoció hasta mucho después cuando supo que iba vestido de paisano para huír de la ciudad. Para su mala fortuna, su amigo el teniente coronel, le comunicó que tenían la orden de rendirse al enemigo. Antes de eso, tanto él como Ezquerra estuvieron bebiendo en el búnker hasta que llegaron los rusos y los sacaron a todos con las manos en alto.
Marchando al cautiverio, Ezquerra ya había tomado una decisión, morir o regresar a España, pero no tenía intención de ir a Rusia. Por el camino lleno de prisioneros Ezquerra se reunió con dos españoles y dos franceses de la 33ª División SS Francesa “Carlomagno”, los cuales también habían decidido escapar. Un comisario soviético, el cual era judío, comunicó que todos los extranjeros se apartaran del grupo para ser repatriados a sus países, un alemán comunicó a Ezquerra y a sus amigos que no lo hicieran, pues era una trampa. Tras presentarse numerosos muchachos de nacionalidades distintas, los rusos se los llevaron a campo abierto y los asesinaron salvajemente.
Días después de ser capturados, llegaron a Polonia donde fueron internados en un campo de concentración abandonado. Ezquerra, los dos españoles y los dos franceses robaron una mochila de víveres a un oficial alemán prisionero y se hicieron con una lima que afilaron. Al caer la noche Ezquerra se presentó a un único centinela ruso que vigilaba para hablar con él, en ese instante uno de los franceses lo apuñaló con la lima y lo asfixió al mismo tiempo colocándole una bolsa en la cabeza. Los cinco se evadieron del campo y quedaron libres en pleno territorio enemigo.
Libres en Polonia, Ezquerra y sus compañeros se encontraron por el camino a miles de prisioneros liberados por los rusos. Allí conocieron a un judío víctima del Holocausto que había estado cautivo en un campo de concentración alemán, el cual se unió al grupo e incluso les consiguió comida, aunque nunca supo que sus misteriosos acompañantes eran Waffen-SS. En una aldea al llegar a Alemania, Ezquerra y el resto despistaron al judío y huyeron sin decirle nada, ya que se había convertido en un peligro para ellos si les descubría. De nuevo en otro camino se encontraron a soldados franceses que habían sido prisioneros de los alemanes; por eso mismo los dos galos que acompañaban a Ezquerra mintieron diciendo que ellos también fueron prisioneros, al igual que sus acompañantes. Los franceses sin ni siquiera sospechar que eran Waffen-SS los alimentaron y los llevaron en su camión para que no tuvieran que andar a pié. Cerca de Berlín, el grupo de fugados se separó para siempre, los dos franceses consiguieron un pase para regresar a Francia, mientras que los dos españoles decidieron seguir por su propio camino y Miguel Ezquerra en solitario.
Berlín de nuevo fue el siguiente destino de Ezquerra, aunque esta vez no para combatir, sino para esconderse. Tenía a un amigo español de Falange en la ciudad berlinesa que había combatido en la 33ª División Francesa SS Charlemagne “Carlomagno”, el cual residía en Berlín junto a dos chicas españolas, queriendo los tres regresar a España. Sin embargo el plan se fue al traste cuando su amigo fue descubierto por unos vecinos y tuvo que huír a España, abandonando a Ezquerra y a las españolas que continuaron su vida en Berlín. Días después un oficial ruso detuvo a Miguel y a una de las españolas, por suerte el soviético les confundió con argentinos y les entregó papeles de libre circulación como ciudadanos alemanes por la capital. Más tarde, Miguel se encontró con un viejo camarada español de la Unidad SS Española “Ezquerra”, el cual también se les unió al grupo y consiguió papeles argentinos.
A finales de Mayo, Ezquerra y sus compañeros fueron traslados a Magdeburgo en camiones rusos para ser supuestamente repatriados a Argentina. En la frontera de la zona soviética con la británica, unos soldados ingleses prohibieron pasar a los de nacionalidad argentina, sin embargo unos ex-prisioneros británicos que se habían hecho amigos de Ezquerra intervinieron por él y finalmente le permitieron pasar. Casualmente en Magdeburgo unos periodistas americanos preguntaron a los españoles si conocían a un tal Miguel Ezquerra, héroe de Berlín, por lo cual, temiendo que fuese una trampa, Ezquerra se calló y dijo que no lo conocía. El siguiente destino de Ezquerra fue Bruselas en Bélgica, allí se separó de sus compañeros e hizo otros nuevos, exactamente unos republicanos españoles descontentos con el comunismo y que se habían pasado no hacía mucho al franquismo. Ezquerra fue a la embajada de Argentina a contar su situación, luego a la de España, pero ni una ni otra le ayudaron mucho, aunque le consiguieron nueva identidad como español republicano liberado de un campo de concentración.
Uno de los días que pasó en Bruselas, unos comunistas españoles entraron en el restaurante donde estaba y se pusieron a gritar en alto que allí se encontraba Miguel Ezquerra. Ante tal espectáculo, no tuvo más remedio que salir corriendo, abandonar Bélgica e irse a Francia hasta llegar a París. En París la suerte le acompañó mejor y unos amigos de la antigua Unidad SS Española “Ezquerra”, así como sus dos amigos ex-republicanos, le aportaron una tarjeta de libre paso por toda Francia. Ezquerra entonces decidió dar su último paso. Cogió un tren y fue hasta Burdeos, cerca de la frontera española.
Burdeos fue una fatal sorpresa para Ezquerra, pues ya se habían dado cuenta en Francia de su presencia y su foto estaba la primera en la lista de captura. Un sacerdote ayudó a Miguel que durmió en un granero destartalado, a la mañana siguiente se fue de Burdeos y tomó la suicida decisión de ir a España caminando. Durante varios días Miguel avanzó por las cunetas de las carreteras y los bosques ocultándose cada vez que veía camiones aliados, soportando lluvias torrenciales y durmiendo bajo árboles hasta lograr atravesar hectáreas de los Pirineos franceses. A punto estuvo de caer muerto por el cansancio, por suerte unos aldeanos de un pueblo cercano le ayudaron y alimentaron durante unos días. Cuando Ezquerra recuperó las fuerzas robó una bicicleta y siguió su marcha. Pedaleó casi hasta la frontera con Hendaya, pero allí soldados senegaleses le estaban buscando, por lo que tuvo que evadirlos y escalar a pie las montañas de los Pirineos. Tras tener el cuerpo destrozado después de ascender y descender montañas pirenaicas y sin fuerzas para continuar, Ezquerra vió una caseta y una línea divisoria con hombres que llevaban uniformes familiares y tricornios. Era la Guardia Civil. Sin dudarlo, los Guardia Civiles salieron corriendo a socorrerle y le ayudaron a entrar en su país. Por fin, Miguel Ezquerra había llegado a España.
Miguel Ezquerra fue el autor del libro Berlín a Vida a fin. Se saben pocos datos sobre él respecto a su nacimiento, vida posterior a la guerra y fin. Pero en lo que se está de acuerdo es que fue uno de los más grandes españoles de la Segunda Guerra Mundial.
Murió en Madrid en 1984. Fue enterrado en el Panteón a los Caídos de la División Azul del Cementerio de la Almudena en 1995.
Miguel Ezquerra | Eurasia1945
El 18 de Julio de 1936 la vida de Miguel Ezquerra cambió para siempre. Cuando salió a la calle pudo ver soldados y tropas con la pistola al cinto y un amiente cálidamente tenso. Comido por la curiosidad preguntó a un conocido Guardia Civil para al fin enterarse de lo que estaba ocurriendo. Una parte del Ejército de jovenlandia se había sublevado contra la II República. Entusiasmado Ezquerra se reunió con sus camaradas falangistas en el Café Universal de Huesca, donde celebraron el Golpe de Estado y entonaron el himno de Falange Española, el “Cara al Sol”, hasta altas horas de la noche. Al día siguiente, 19 de Julio, Zaragoaza se había declarado a favor de los sublevados. Sin dudarlo Ezquerra partió inmediatamente al centro de reclutamiento para alistarse. La Guerra Civil Española fue larga y cruel, durante todo ese tiempo Miguel Ezquerra luchó en los frentes de Aragón, Madrid, Extremadura y el frío Teruel, llegando a ascender a teniente provisional. Al terminar la contienda en 1939 fue destinado con una compañía a Málaga, donde recibió su licenciamiento.
A la vida civil regresó Ezquerra como maestro de escuela nacional. Inició una nueva vida con su mujer, con quién acababa de casarse y poco a poco formó una familia de la que tendría dos hijas.
Iniciada la Segunda Guerra Mundial se presentó en la embajada alemana de Madrid por si era preciso el poder ayudar en algo. Los embajadores germanos se lo agradecieron y tomaron nota diciéndole que quizá algún día necesitarían de sus servivios. Como no había posibilidad de hacer nada más, Ezquerra se inscribió en una escuela de Bayona en Francia para ejercer como profesor de español-francés. Su trabajo finalizó cuando los alemanes ocuparon el país galo en 1940 y se formó el gobierno títere de la Francia de Vichy.
Para alegría de Ezquerra, el 22 de Junio de 1941 la Unión Soviética fue invadida por Alemania y el Eje en la Operación Barbarroja. Aquel día el Ministro de Asuntos Exteriores español, Serrano Súñer, declaró la famosa frase de “Rusia es culpable”, por la cual miles de españoles partieron voluntarios en la División Azul. Para desgracia de Ezquerra no fue seleccionado en el primer contingente. Durante todo 1941 Ezquerra presionó a la embajada alemana para que le escogieran hasta que con los reelevos de finales de 1942 fue elegido con el grado de teniente.
Desde Logroño Ezquerra partió hacia Alemania y después al Grupo de Ejércitos Norte en el Frente del Este, concretamente en el área de Leningrado. El 7 de Octubre de 1943 el Generalísimo Francisco Franco dió la orden de regresar a España a la Divisón Azul y Ezquerra volvió con ésta tras distinguirse heroicamente.
Inquieto en España, Ezquerra deseaba poder regresar al frente en Europa para continuar la lucha contra el comunismo, sin embargo la España Nacional de Franco había prohibido cruzar la frontera con Francia. Miguel Ezquerra se enteró de que el propio Adolf Hitler quería formar unidades de españoles voluntarios para combatir de nuevo contra la URSS, aunque en un principio deshechó la idea. Durante 1943 y parte de 1944 pasó el tiempo en compañía de su esposa y dos hijas, dedicándose plenamente a la vida familiar, para poco después se trasladaron a Sevilla.
Muy convencido, el 2 de Abril de 1944 Ezquerra eligió que su destino debía ser luchar por Europa. Por ello dejó tristemente a su esposa recién operada y dos hijas en Sevilla. A continuación se trasladó a la capital y de allí cogió un tren Madrid-Irún hasta la estación de Miranda de Ebro. La decisión que había tomado era una de las más difíciles de su vida, traicionar una orden de Franco por Europa.
Miguel Ezquerra, líder de la Unidad SS Española “Ezquerra” de las Waffen-SS que combatió en batallas como las Ardenas y Berlín en la lucha final contra el comunismo.
En Irún Ezquerra se reunió con antiguos miembros de la División Azul y del Frente de Juventudes de la Falange que intentaban llegar como él a Francia. Para no levantar sospechas de las autoridades se dividieron por la ciudad. Una mañana se dirigieron hacia la frontera francesa, donde Ezquerra encañonó con su pistola a un Guardia Civil mientras sus compañeros cruzaban al suelo francés a través de la montaña. Cuando Ezquerra dejó de apuntar al centinela salió corriendo y ascendió por la colina, acto seguido disparó tres veces al aire para ahuyentar a la Guardia Civil y atrajo la atención de los soldados alemanes desde el otro lado que empezaron a apuntar. Los españoles ya en suelo francés tiraron las armas y levantaron los brazos hacia los soldados alemanes, estos les capturaron y los llevaron a un cuartel de la Gestapo cercano. Desgraciadamente muchos viejos divisionarios quedaron atrás en suelo español, siendo apresados por los centinelas. Interrogados en el cuartel, Ezquerra y sus compañeros exiliados expusieron la verdadera razón por haber desertado de España, alegando que si no luchaban por Europa, esta caería en manos del comunismo, y eso incluía a la Península Ibérica también. Convencidos los alemanes, todos fueron trasladados a Burdeos y luego en tren a París, aunque posteriormente se separó a los españoles y Ezquerra fue enviado a Versalles a la espera de órdenes. Diez días después de la huída de España, Ezquerra fue escogido en el Ejército Alemán, su nuevo destino sería Prusia Oriental.
Nada más llegar a Prusia Oriental, Ezquerra se instaló en Königsberg, integrándose como oficial en un regimiento de 400 españoles. Sin embargo, tras tener una serie de percances con unos hispanos fue enviado a París con una misión especial de la Gestapo. La misión consistía en ir a Burdeos e intentar hacer pasar a todos los españoles posibles que quisieran luchar en filas alemamas a la frontera francesa. Así lo hizo y durante muchas semanas Ezquerra ayudó a cruzar a muchos españoles tras la demarcación que se fueron encuadrando en el Ejército Alemán. Una vez cumplida la misión, Miguel regresó a París, aunque el viaje en coche hasta la capital francesa casi le costó la vida debido a que la aviación nortemericana provocó un accidente al vehículo donde viajaba, del que por suerte salió ileso.
Largo fue el tiempo que Ezquerra estuvo en París. En la capital francesa se reunió con españoles conocidos que simpatizaban con la causa o bien pasaban de política, mientras tanto los Aliados avanzaban por Normandía.
Por fin en el verano de 1944, llegó el momento tan esperado para Ezquerra al ser solicitado para el Frente Occidental. Ezquerra partió a 300 kilómetros al oeste de París, en Normandía, para enfrentarse a los estadounidenses junto con la 1ª División SS “Leibstandarte Adolf Hitler” y la 2ª División SS “Das Reich” de las Waffen-SS. Pero el resultado de la batalla fue un desastre, pues tras sufrir el 65% de bajas en la batalla tuvieron que retirarse de nuevo a la capital gala. A los pocos días de regresar a París, Ezquerra fue testigo una noche del caos que se apoderó de la ciudad cuando Adolf Hitler sufrió el atantado del 20 de Julio, en ese mismo instante Miguel se declaró a favor del Führer y no de los traidores que habían intentado acabar con el nacionalsocialismo, algo que le hizo ganar confianza entre sus jefes.
El 24 de Agosto de 1944 la ciudad de París se sumió en la revuelta popular contra los alemanes. Ezquerra en un coche junto a otros compañeros participó en la evacuación de la ciudad. Curiosamente cuando el vehículo llegó a la altura de la Ópera y la Plaza de la Concordia, empezó a recibir disparos de la Resistencia Francesa que reventaron los neúmaticos, por lo que abandonaron el coche abatiendo un francés por el camino. Tras una aventura a través de toda capital vieron como los tanques de republicanos españoles exiliados de la 9ª Compañía “La Nueve” entraban en la ciudad. Una vez más Ezquerra se encontró de nuevo con sus viejos enemigos, pero no pudo quedarse a combatir ya que había órdenes de salir de allí cuanto antes.
Después de París el nuevo destino de Ezquerra fue Estrasburgo. Las Waffen-SS formaron entonces la Unidad SS Española “Ezquerra”, compuesta por 37 españoles, incluyendo a Miguel, además de dos sargentos, cinco cabos y el resto soldados. Fue encuadrada dentro de la 28ª Division SS Belga Valona “Wallonien” de las Waffen-SS al mando del líder del Partido Rexista León Degrelle. La nueva bandera de los españoles en las Waffen-SS fue la Cruz de San Andrés, exactamente la de los antiguos Tercios del Imperio de Carlos I de España y V de Alemania. Una vez más los Tercios lucharían por Europa, esta vez en el siglo XX.
Sobre las Ardenas la gran ofensiva comenzó el 16 de Diciembre de 1944. La Unidad SS Española “Ezquerra” junto al resto del Ejército Alemán se extendió por el todo el este de la nevada Bélgica con el fin de llegar al Río Mosa. La misma noche de la ofensiva los españoles localizaron en el bosque de las Ardenas infantería estadounidense con artillería. Ezquerra dividió a sus hombres en dos grupos y se lanzó al asalto. El primer contingente voló por sorpresa las municiones americanas, lo que causó desconcierto; mientras que el segundo grupo atacó las tiendas de campaña. A medida que salían los americanos de los escondites los españoles iban abatiéndolos y aniquilándolos, así hasta acabar con prácticamente casi todos. La valiente acción de Ezquerra costó a la unidad 3 muertos y 2 heridos, pero los americanos sufrieron 300 bajas, la mayoría prisioneros, y la grave pérdida de un parque de municionamiento para una división entera.
Durante los días siguientes la ofensiva fue un fracaso, Ezquerra por una bota mal atada enfermó de una congelación de pié que se le infectó, por lo que fue trasladado a Wiesbaden en Alemania, en donde se le sometió a una operación que le hizo perder dos falanges en tres dedos del pie. Una vez recuperado, Ezquerra fue enviado al que sería su destino final: Berlín.
Contra Alemania la última ofensiva soviética se lanzaba en un momento en que Miguel tenía que reclutar más gente para su fuerza de españoles que iba a encargarse de la defensa de la capital alemana. Tras pasearse de Berlín a Postdam y viceversa consiguió hacerse en su unidad con españoles miembros de la Falange FET de las JONS, la Organización Todt, veteranos de la División Azul, miembros de la Guardia Civil e incluso trabajadores hispanos residentes en Alemania. No sólo españoles reclutó Ezquerra, sino que también 17 franceses del filofascista Partido Popular Francés de Jaques Doriot, 4 belgas valones rexistas, así como un suboficial de Letonia.
La primera misión de Ezquerra en Berlín fue la de llegar a la Plaza Moritz Platz cerca del Ministerio de Propaganda. La Unidad SS Española “Ezquerra” tuvo que ir ocultándose entre los portales de las casas para llegar a la Moritz Platz, aunque antes de eso corrieron hacia un puente de la zona donde un sólo niño de las Juventudes Hitlerianas lo defendía mal armado, indicándoles el muchacho hacia unos esqueletos de edificios donde había más Waffen-SS. Los hombres de Ezquerra fueron hasta aquellos esqueletos de edificios para reunirse con alemanes de las Waffen-SS que les reforzarían, sorprendentemente allí encontraron a un español que se unió también a su grupo. Pero al llegar a la Mortiz Platz los rusos habían montado barricadas y los españoles tuvieron que esconderse. Ezquerra fue avanzando por los portales y a punto estuvo de caer a un sótano en llamas, por suerte sus compañeros le ayudaron, aunque un trozo de metralla se incrustó en su pierna. Ezquerra cedió el mando momentáneamente, aunque no tuvo tiempo porque los soviéticos atacaron y hubo de organizar la defensa. Su maniobra fue magistral, pues mientras los belgas valones bajo su mando distraían a los rusos con disparos, los españoles con Panzerfaust volaron 4 tanques soviéticos por los aires. Tras la destrucción de los cuatro blindados, los rusos acobardados se retiraron y los españoles tomaron la Moritz Platz anotándose una gran victoria.
La Unidad SS Española “Ezquerra” pasó la noche en el Hotel Excelsior mientras Miguel se curaba la herida de la pierna. A la mañana siguiente los españoles, con Ezquerra ya recuperado, se dirigieron al Hotel Kaiserhof que estaba siendo asaltado por tanques e infantería rusa. La Unidad Ezquerra se ocultó en el interior del Kaiserhof y en bocas de fuego de la calle, escondites desde los cuales destruyeron a 5 tanques rusos, 3 de los cuales fueron convertidos en chatarra por un solo español. Nada más terminar la lucha en el Hotel Kaiserhof el suboficial letón trajo órdenes a Ezquerra de trasladarse a través de la Plaza Postdam Platz. Mientras los españoles avanzaban por la Postdam Platz se ocultaron en unos escombros al oír cadenas de tanques, llegando a contar hasta 15 T-34 rusos. Ezquerra apuntó con su Panzerfaust al primer tanque y disparó envolviéndolo en llamas, acto seguido una lluvia de balas y proyectiles cayó sobre los T-34 convirtiendo la zona en una trampa mortal. Los españoles de las Waffen-SS tuvieron su mejor victoria de la guerra en la Postdam Platz, pues destruyeron un total de 15 tanques T-34 rusos.
Adolf Hitler se enteró de la victoria española en la Postdam Platz e hizo llamar a Miguel Ezquerra. El zaragozano se presentó en el búnker de Hitler y el Führer le condecoró en persona con la Cruz de Caballero. Las palabras de Hitler a Ezquerra fueron: “Enterado del bravo comportamiento de su unidad, le he concedido a usted la Cruz de Caballero, y además la nacionalidad alemana”. La sorprendente respuesta de Ezquerra respecto a la nacionalidad alemana fue: “Continuaré siendo español mientras viva”.
Cuando Ezquerra regresó del búnker al Hotel Kaiserhof vió que estaba siendo atacado otra vez por los rusos. En el Kaisehoff Miguel salvó a una mujer alemana que unos rusos estaban intentando violar, luego disparó cargadores de balas contra las hordas soviéticas y se retiró hasta posiciones seguras. En uno de los cuarteles generales de Berlín, Ezquerra se reunió con el general Hans Krebs. Krebs hizo ir a Ezquerra con él y a un teniente coronel, todos con bandera blanca, a las líneas rusas. Tanto Krebs como Ezquerra se reunieron con un general soviético con el que negociaron, desgracidamente el diálogo no fue muy bien y se retiraron a sus posiciones sin haber conseguido el próposito perseguido, el cual Ezquerra nunca supo cuál fue.
Días después, cuando Ezquerra se reunió con su unidad, fueron destinados a la Plaza Wilhelmplatz. Al llegar a la zona, concretamente en la estación, los españoles se desplegaron al recibir fuego de los soldados y tanques rusos. Ezquerra desde un balcón consiguió eliminar a tres soldados soviéticos con un solo cargador. Desgraciadamente cayeron dos españoles y el suboficial letón. Ante la superioridad del feroz ataque ruso, los españoles tuvieron que retirarse por la Calle Friedrichstrasse o bien a través del metro.
El 30 de Abril de 1945 Adolf Hitler se suicidó en el búnker. Poco después se enteró Ezquerra en la Cancillería por un conocido teniente coronel alemán. Aquel teniente coronel invitó a Ezquerra y a otro español de su unidad a su casa para cenar, la cual estaba junto a la Cancillería. Una vez en su casa los invitados se acomodaron, pero nada más llegar escucharon voces de rusos subir por la escalera. Advertido Ezquerra cogió su metralleta y acribilló a los soviéticos que cayeron rodando muertos por las escalas. Rápidamente todos se dispusieron a huír en un sidecar, pero el alemán que lo conducía fue alcanzado por una bala rusa que lo mató. Esa fue la última vez que Ezquerra estuvo con alguien de su unidad, pues el español que le acompañaba se separó del grupo y lo mataron poco después.
Sin saber dónde ir, Ezquerra regresó al búnker del ya fallecido Hitler, donde conoció al jefe del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes (NSDAP), Martin Borman, aunque no le reconoció hasta mucho después cuando supo que iba vestido de paisano para huír de la ciudad. Para su mala fortuna, su amigo el teniente coronel, le comunicó que tenían la orden de rendirse al enemigo. Antes de eso, tanto él como Ezquerra estuvieron bebiendo en el búnker hasta que llegaron los rusos y los sacaron a todos con las manos en alto.
Marchando al cautiverio, Ezquerra ya había tomado una decisión, morir o regresar a España, pero no tenía intención de ir a Rusia. Por el camino lleno de prisioneros Ezquerra se reunió con dos españoles y dos franceses de la 33ª División SS Francesa “Carlomagno”, los cuales también habían decidido escapar. Un comisario soviético, el cual era judío, comunicó que todos los extranjeros se apartaran del grupo para ser repatriados a sus países, un alemán comunicó a Ezquerra y a sus amigos que no lo hicieran, pues era una trampa. Tras presentarse numerosos muchachos de nacionalidades distintas, los rusos se los llevaron a campo abierto y los asesinaron salvajemente.
Días después de ser capturados, llegaron a Polonia donde fueron internados en un campo de concentración abandonado. Ezquerra, los dos españoles y los dos franceses robaron una mochila de víveres a un oficial alemán prisionero y se hicieron con una lima que afilaron. Al caer la noche Ezquerra se presentó a un único centinela ruso que vigilaba para hablar con él, en ese instante uno de los franceses lo apuñaló con la lima y lo asfixió al mismo tiempo colocándole una bolsa en la cabeza. Los cinco se evadieron del campo y quedaron libres en pleno territorio enemigo.
Libres en Polonia, Ezquerra y sus compañeros se encontraron por el camino a miles de prisioneros liberados por los rusos. Allí conocieron a un judío víctima del Holocausto que había estado cautivo en un campo de concentración alemán, el cual se unió al grupo e incluso les consiguió comida, aunque nunca supo que sus misteriosos acompañantes eran Waffen-SS. En una aldea al llegar a Alemania, Ezquerra y el resto despistaron al judío y huyeron sin decirle nada, ya que se había convertido en un peligro para ellos si les descubría. De nuevo en otro camino se encontraron a soldados franceses que habían sido prisioneros de los alemanes; por eso mismo los dos galos que acompañaban a Ezquerra mintieron diciendo que ellos también fueron prisioneros, al igual que sus acompañantes. Los franceses sin ni siquiera sospechar que eran Waffen-SS los alimentaron y los llevaron en su camión para que no tuvieran que andar a pié. Cerca de Berlín, el grupo de fugados se separó para siempre, los dos franceses consiguieron un pase para regresar a Francia, mientras que los dos españoles decidieron seguir por su propio camino y Miguel Ezquerra en solitario.
Berlín de nuevo fue el siguiente destino de Ezquerra, aunque esta vez no para combatir, sino para esconderse. Tenía a un amigo español de Falange en la ciudad berlinesa que había combatido en la 33ª División Francesa SS Charlemagne “Carlomagno”, el cual residía en Berlín junto a dos chicas españolas, queriendo los tres regresar a España. Sin embargo el plan se fue al traste cuando su amigo fue descubierto por unos vecinos y tuvo que huír a España, abandonando a Ezquerra y a las españolas que continuaron su vida en Berlín. Días después un oficial ruso detuvo a Miguel y a una de las españolas, por suerte el soviético les confundió con argentinos y les entregó papeles de libre circulación como ciudadanos alemanes por la capital. Más tarde, Miguel se encontró con un viejo camarada español de la Unidad SS Española “Ezquerra”, el cual también se les unió al grupo y consiguió papeles argentinos.
A finales de Mayo, Ezquerra y sus compañeros fueron traslados a Magdeburgo en camiones rusos para ser supuestamente repatriados a Argentina. En la frontera de la zona soviética con la británica, unos soldados ingleses prohibieron pasar a los de nacionalidad argentina, sin embargo unos ex-prisioneros británicos que se habían hecho amigos de Ezquerra intervinieron por él y finalmente le permitieron pasar. Casualmente en Magdeburgo unos periodistas americanos preguntaron a los españoles si conocían a un tal Miguel Ezquerra, héroe de Berlín, por lo cual, temiendo que fuese una trampa, Ezquerra se calló y dijo que no lo conocía. El siguiente destino de Ezquerra fue Bruselas en Bélgica, allí se separó de sus compañeros e hizo otros nuevos, exactamente unos republicanos españoles descontentos con el comunismo y que se habían pasado no hacía mucho al franquismo. Ezquerra fue a la embajada de Argentina a contar su situación, luego a la de España, pero ni una ni otra le ayudaron mucho, aunque le consiguieron nueva identidad como español republicano liberado de un campo de concentración.
Uno de los días que pasó en Bruselas, unos comunistas españoles entraron en el restaurante donde estaba y se pusieron a gritar en alto que allí se encontraba Miguel Ezquerra. Ante tal espectáculo, no tuvo más remedio que salir corriendo, abandonar Bélgica e irse a Francia hasta llegar a París. En París la suerte le acompañó mejor y unos amigos de la antigua Unidad SS Española “Ezquerra”, así como sus dos amigos ex-republicanos, le aportaron una tarjeta de libre paso por toda Francia. Ezquerra entonces decidió dar su último paso. Cogió un tren y fue hasta Burdeos, cerca de la frontera española.
Burdeos fue una fatal sorpresa para Ezquerra, pues ya se habían dado cuenta en Francia de su presencia y su foto estaba la primera en la lista de captura. Un sacerdote ayudó a Miguel que durmió en un granero destartalado, a la mañana siguiente se fue de Burdeos y tomó la suicida decisión de ir a España caminando. Durante varios días Miguel avanzó por las cunetas de las carreteras y los bosques ocultándose cada vez que veía camiones aliados, soportando lluvias torrenciales y durmiendo bajo árboles hasta lograr atravesar hectáreas de los Pirineos franceses. A punto estuvo de caer muerto por el cansancio, por suerte unos aldeanos de un pueblo cercano le ayudaron y alimentaron durante unos días. Cuando Ezquerra recuperó las fuerzas robó una bicicleta y siguió su marcha. Pedaleó casi hasta la frontera con Hendaya, pero allí soldados senegaleses le estaban buscando, por lo que tuvo que evadirlos y escalar a pie las montañas de los Pirineos. Tras tener el cuerpo destrozado después de ascender y descender montañas pirenaicas y sin fuerzas para continuar, Ezquerra vió una caseta y una línea divisoria con hombres que llevaban uniformes familiares y tricornios. Era la Guardia Civil. Sin dudarlo, los Guardia Civiles salieron corriendo a socorrerle y le ayudaron a entrar en su país. Por fin, Miguel Ezquerra había llegado a España.
Miguel Ezquerra fue el autor del libro Berlín a Vida a fin. Se saben pocos datos sobre él respecto a su nacimiento, vida posterior a la guerra y fin. Pero en lo que se está de acuerdo es que fue uno de los más grandes españoles de la Segunda Guerra Mundial.
Murió en Madrid en 1984. Fue enterrado en el Panteón a los Caídos de la División Azul del Cementerio de la Almudena en 1995.
Miguel Ezquerra | Eurasia1945