Ejquelosfajsistassonellos
Resignado ante la victoria de los malvados en Esp.
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Pues bueno, foreros, este es mi último hilo del año, y os deseo a todos Feliz Navidad y Feliz Año.
Ya que los "historiadores" de hoy día no tienen mucho interés en exponer que ocurrió o dejó de ocurrir en la IIGM, con el ánimo de ayudar a aquellos que tengan interés, aquí pongo citas extraidas de artículos que Goebbels escribió contra ingleses y contra judíos. Únicamente que tengan una de estas 2 temáticas, por lo desconocido del asunto (no es conocido el repruebo de las autoridades nacionalsocialistas a los ingleses, y aunque sí a los judíos, nunca se da en la opinión pública las razones que alegaban en el Tercer Reich, tanto si son verdaderas, erróneas o falsas. En todo caso aquí tienes un recopilatorio que te puede interesar si quieres saber del tema.
Los artículos fueron escritos por Goebbels en Der Angriff (El ataque) o Das Reich.
Goebbels fue un antisemita mucho más agresivo que Hitler, tanto en discursos, como puedes escuchar aquí un breve fragmento (el primer trozo no sé de donde es, el segundo. a partir de cuando dice: "cuando ves a nuestros enemigos..." es de un discurso de mediados de 1943.
Aquí teneis una selección de citas. Hago un post largo, con lo cual son los mensajes 1 al 3 del hilo
¡Que Dios bendiga a todo el mundo! ¡ A cristianos, a gentiles no convertidos y a judíos!
Grafitti de lavabo 7.1.1929
Primero intentaron matarnos con el silencio, luego nos atacaron con el terror rojo, luego prohibieron nuestras organizaciones y nuestra prensa, y cuando todo eso fracasó, ¿qué le quedó al judío además del arte de mentir y calumniar, del que es maestro? ? Se da cuenta de que algo siempre se queda. Con sus dedos sucios hurga en un montón de vulgaridades y el buen ciudadano piensa: “Tal vez no todo sea cierto, pero algo de eso debe serlo. Nadie puede decir mentiras tan escandalosas”. Bueno, el judío miente de una manera tan escandalosa. Abarca desde la supuesta novia judía de Hitler hasta una pequeña calumnia contra el más mínimo funcionario del partido. ¿Deberíamos defendernos de ello, intentando cada semana corregir los últimos absurdos? ¡A los hebreos les encantaría eso! Nos pondría a la defensiva y podríamos cambiar el nombre de nuestro periódico de lucha Der Angriff a El Defensor. ¿Creen que somos tan estúpidos?
Nosotros decidimos cómo vamos a luchar, no un hebreo anónimo.
El judío 21.1.1929
En Alemania todo se discute abiertamente y los muy alemanes reivindican el derecho a opinar sobre todas las cuestiones. Uno es católico, el otro protestante, uno empleado, el otro empresario, capitalista, socialista, demócrata, aristócrata. No hay nada deshonroso en elegir un lado o el otro de una cuestión. Las discusiones ocurren en público y cuando los asuntos no están claros o son confusos, se resuelve mediante argumentos y contraargumentos. Pero hay un problema que no se discute públicamente y que resulta delicado incluso mencionar: la cuestión judía. Es un tabú en nuestra república.
El judío está inmunizado contra todos los peligros: se le puede llamar zascandil, parásito, estafador, especulador, todo se le resbala como el agua de un impermeable. Pero llámalo judío y te sorprenderás de cómo retrocede, de lo herido que está, de cómo de repente retrocede: “Me han descubierto”.
Uno no puede defenderse del judío. Ataca a la velocidad del rayo desde su posición segura y usa sus habilidades para aplastar cualquier intento de defensa.
Rápidamente le devuelve las acusaciones del atacante y el atacante se convierte en el mentiroso, el alborotador y el terrorista. Nada podría ser más equivocado que defenderse. Eso es exactamente lo que quiere el judío. Puede inventar una nueva mentira cada día para que el enemigo responda, y el resultado es que el enemigo pasa tanto tiempo defendiéndose que no tiene tiempo para hacer lo que el judío realmente teme: atacar. El acusado se ha convertido en acusador y lo empuja ruidosamente al banquillo. Así siempre fue en el pasado cuando una persona o un movimiento lucharon contra los judíos.
¿Qué quiere realmente América? 21.1.1939
Los judíos aplauden cada vez que se ataca a Alemania. Los judíos odian el nacionalsocialismo por razones que no es necesario mencionar. Los judíos son nuestro enemigo, deberían ser nuestro enemigo, deben ser nuestro enemigo. La cuestión es si el pueblo estadounidense quiere hacer felices a los judíos enfrascándose en un conflicto infructuoso con el Reich alemán y el pueblo alemán. Contra eso protestamos. Eso no es necesario ni útil.
La jovenlandesal del rico 25.3.1939
Los ingleses hablan mucho de jovenlandesalidad política. Tienen todo lo que necesitan. Establecieron un imperio mundial en una época en la que la política no se preocupaba tanto por la jovenlandesalidad. Ahora defienden su imperio con tópicos jovenlandesales.
Ni siquiera piensan en robar comida ya que no tienen hambre. Tienen suficiente comida cuando la quieren. Pueden bromear sobre nuestro Plan Cuatrienal ya que tienen a su disposición la enorme riqueza de su imperio. Las fronteras de su vida nacional pueden ser muy laxas, por no decir democráticas, ya que no enfrentan ninguna amenaza a su existencia nacional.
Para nosotros, los alemanes, no es tan fácil. Hemos sido una nación completamente unificada sólo durante los últimos seis años. Todavía somos jóvenes y llevamos las cicatrices de nuestras discordias anteriores. Tenemos que ser cautelosos, a veces incluso estrictos, para que no se vuelvan a abrir viejas heridas.
Los ingleses pueden permitirse el lujo de la llamada libertad de opinión. No les cuesta nada. La unidad del imperio no corre peligro. Todo el pueblo inglés está unido en una sola nación. No necesitan acciones sorprendentes ni “hechos consumados”, ya que tienen todo lo que necesitan o incluso pueden desear.
A los ingleses nunca se les ocurriría contribuir a su nación, ya que el pueblo inglés ha estado unido durante siglos.
Nosotros, sin embargo, nos vimos obligados a hacer tales cosas. No teníamos elección. No lo hacemos porque nos sintamos superiores, sino porque debemos hacerlo para sobrevivir. Esto no tiene nada que ver con la jovenlandesalidad ni del lado inglés ni del alemán
---
Lo notable es que a veces los ingleses realmente creen lo que dicen. Saben ser tan insolentes y descaradamente engañosos que uno no sabe qué decir. Se aferran a sus mentiras con tanta fuerza, incluso cuando se demuestra que son falsas, que alguien que no comprenda esa mentalidad podría fácilmente creer que han caído en sus propias mentiras. Ese no es el caso. Es sólo una prueba de la notable disciplina nacional que mantiene la prensa inglesa, a pesar de todo lo que se habla sobre la libertad de opinión.
---
En la actualidad, toda Europa se rebela ante el hecho de que Inglaterra actúe como su tía jovenlandesal, sentada en el sofá de su imperio, segura de su propia riqueza, quejándose de los demás. Europa ha cambiado desde la guerra. Las naciones pobres son también las naciones jóvenes. Quieren vivir. Vivirán. El arzobispo de Canterbury no los detendrá. Han visto a través de los ricos. Inglaterra ya no puede desestimar las demandas de los desposeídos con frases piadosas. Su imitación ya no funcionará.
Se debería aconsejar a John Bull que se quite la máscara para que Europa pueda ver qué hay detrás de la niebla de frases que Inglaterra utiliza para confundir a la opinión mundial. Su imperio se construyó a través de la guerra, la opresión, los campos de concentración, el hambre y la sangre.
A los alemanes nos alegra escuchar consejos jovenlandesales, pero sólo de aquellos que tienen derecho a darlos. Inglaterra no. Cuando la gente habla de jovenlandesalidad política, es mejor que el Imperio guarde silencio. Tenemos algunos consejos amistosos para Londres. No grites tan fuerte. Usted no está solo. El mundo entero se ríe a carcajadas de las piadosas conversaciones sobre jovenlandesalidad de aquellos que apestan a sangre.
Niños con las manos amputadas 24.6.39
Los ingleses son bien conocidos en todo el mundo por su falta de escrúpulos políticos. Son expertos en el arte de ocultar sus fechorías tras una de derechasda de virtud. Lo han estado haciendo durante siglos y se ha convertido en una parte tal de su naturaleza que ya casi no lo notan. Se comportan con una expresión tan piadosa y una seriedad mortal que incluso se convencen a sí mismos de que son ejemplos de virtud política. No admiten ante sí mismos su hipocresía. Nunca sucede que un inglés le diga a otro con un guiño o una
"No queremos engañarnos, ¿verdad?". No sólo se comportan como si fueran el modelo de piedad y virtud: realmente creen que lo son. Esto es a la vez divertido y peligroso.
Hay que estar alerta cuando se trata de ellos. Lograron conquistar el mundo porque nunca encontraron un oponente digno. En los últimos tres siglos nosotros, los alemanes, a menudo tuvimos una fuerza comparable en Europa, pero por lo general éramos muy inferiores a la hora de explotar las oportunidades nacionales e internacionales. Los ingleses tenían una confianza inquebrantable en su creencia de que la dominación mundial de Gran Bretaña era un signo de la divina providencia.
---
Entonces Inglaterra se puso en marcha. La propaganda inglesa puso al mundo entero en nuestra contra. No se los había creído capaces de ello. Los expertos consideraron brillante su planificación y ejecución. La propaganda inglesa se limitó a unos pocos lemas poderosos. Con diabólica depravación, se difundieron sistemáticamente por todo el mundo y se introdujeron en los cerebros de millones de personas. Al final, fueron víctimas indefensas de la hipnosis colectiva.
En realidad fueron sólo unos pocos lemas los que los ingleses difundieron por el mundo. Hablaron de manos cortadas a niños, ojos sacados, mujeres forzadas y ancianos torturados.
Largos años de campaña de propaganda antialemana persuadieron al mundo entero de que Alemania era una nación de bárbaros, incivilizada e inhumana, y que era obligación jovenlandesal y cultural del resto de la tierra destruir Alemania y quebrar su poder. Sólo entonces el mundo podrá conocer la paz y la amistad. Eso facilitó que el resto del mundo se uniera a Inglaterra en la lucha contra Alemania.
----
El presidente estadounidense Wilson proclamó sus conocidos Catorce Puntos. En resumen, anunciaron que los aliados no querían imponer la paz a los alemanes, que ninguno de los países en conflicto debería tener que pagar reparaciones, ni sufrir ningún daño, ni perder honor o territorio nacional. La única exigencia de los aliados era reemplazar al Káiser por una república, tras lo cual vendría la paz con honor para todos.
Estas estúpidas mentiras fueron elaboradas por los ingleses. Wilson era simplemente el altavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores. Y la buena y vieja Alemania creyó lo que Inglaterra hizo decir a los estadounidenses. Caímos en la trampa. Hicimos todo lo que Inglaterra quería y al final tuvimos que pagar la factura.
----
La nueva versión de la acusación de cortar las manos a los niños ya no funcionará con el pueblo alemán ni convencerá a la mayor parte del resto del mundo. La gente ve a través de John Bull. La gente del mundo sabe lo que está pasando. Inglaterra puede buscar aliados donde quiera, pero no los encontrará en Alemania. Allí no encontrará más que risas atronadoras. Nuestro consejo a los expertos en propaganda del Ministerio de Asuntos Exteriores es que se deshagan de sus viejas mentiras y encuentren otras mejores con las que valga la pena abordarlas.
Si los ingleses quieren pelear con Alemania, no lucharán contra el Führer ni contra un pequeño círculo gobernante, sino contra una nación unida de 80 millones de alemanes. Quizás quieran encontrar una solución distinta al conflicto armado. Esto no tendría perspectivas de éxito y, de hecho, presentaría a Inglaterra el peligro real de perder su Imperio. Se le hace un favor a Londres al alentarla a ser realista, a tener una comprensión clara de Alemania y a detener las amenazas grandilocuentes y vacías. Debe afrontar los hechos duros e inmutables.
La fábrica de mentiras de Churchill 12.1.1941
Lo sorprendente es que el señor Churchill, un auténtico John Bull, se aferra a sus mentiras y, de hecho, las repite hasta que él mismo las cree. Ése es un viejo truco inglés. Churchill no necesita perfeccionarla, ya que es una de las tácticas familiares de la política británica, conocida en todo el mundo.
Winston Churchill 2.2.1941
“Sólo hay una forma de romper la resistencia de los bóers: la represión más severa. En otras palabras, debemos apiolar a los padres para enseñarles a los niños a respetarnos”.
Así escribió el corresponsal del periódico inglés Morning Post durante la Guerra de los Bóers. Era el mismo hombre que informó sobre una expedición de castigo inglesa al valle de Mamund: “Íbamos sistemáticamente de pueblo en pueblo, destruyendo las casas, arruinando los pozos, rompiendo las torres, talando los árboles más grandes que daban sombra, quemando la cosecha, y destruyendo los depósitos de agua. . . Después de catorce días el valle era un desierto y nuestro honor quedó satisfecho”.
Según Lady Asquith, esposa del entonces Primer Ministro inglés, este reportero de guerra, que entretanto había ascendido a Primer Lord del Almirantazgo, reaccionó al estallido de la Guerra Mundial con alegres risas. Durante un discurso en Dundee, una mujer de la galería gritó: “Nunca has dicho la verdad. La verdad te resulta desconocida”. Introdujo al mundo la frase “inexactitud terminológica”, una forma discreta de evitar la palabra bastante cruda “mentira”. Recurre regularmente a la frase cuando se ve sorprendido en una falsedad. Sus estafas son mundialmente conocidas. El acorazado inglés "Audacious" fue hundido el 27 de octubre de 1914. No sólo negó el hecho, sino que incluso publicó fotografías falsificadas de un barco hermano del "Audacious" con esta leyenda: "El 'Audacious' regresa a la flota". Ya en 1900 escribió en uno de sus libros: “Entonces no tenía idea del papel importante e indudablemente útil que desempeña el engaño en la vida de aquellas naciones que disfrutan de libertad democrática”.
El lector ya habrá adivinado de quién estamos hablando. Es Sr. Winston Churchill, W.C. en corto, actualmente el primer ministro inglés y el primer violín del concierto infernal que todo el mundo demo-plutocrático está tocando contra las potencias del Eje.
---
La primavera pasada, por ejemplo, Churchill tuvo la loca idea de ocupar Noruega. El Führer se le adelantó por un pelo, lo que no le ha impedido proclamar un éxito brillante. El ejército alemán expulsó a las tropas británicas de Noruega en una gloriosa victoria. No obstante, Churchill pronunció un discurso ante los supervivientes de los destructores británicos "Hardy" y "Ellipse" en el que dijo: "Ustedes son la vanguardia del ejército que utilizaremos durante el verano para limpiar Noruega de los terribles la inmundicia de la tiranía nancy”.
Todo el mundo sabe lo que realmente pasó. Inglaterra tuvo que contentarse con salvar de Europa occidental los últimos restos de sus divisiones derrotadas. Dejó de hablar de una renovada ocupación de Noruega. Pero eso no preocupó a Churchill. Lo había pasado durante la Guerra Mundial con su desastrosa oleada turística de Gallipoli.
Ya que los "historiadores" de hoy día no tienen mucho interés en exponer que ocurrió o dejó de ocurrir en la IIGM, con el ánimo de ayudar a aquellos que tengan interés, aquí pongo citas extraidas de artículos que Goebbels escribió contra ingleses y contra judíos. Únicamente que tengan una de estas 2 temáticas, por lo desconocido del asunto (no es conocido el repruebo de las autoridades nacionalsocialistas a los ingleses, y aunque sí a los judíos, nunca se da en la opinión pública las razones que alegaban en el Tercer Reich, tanto si son verdaderas, erróneas o falsas. En todo caso aquí tienes un recopilatorio que te puede interesar si quieres saber del tema.
Los artículos fueron escritos por Goebbels en Der Angriff (El ataque) o Das Reich.
Goebbels fue un antisemita mucho más agresivo que Hitler, tanto en discursos, como puedes escuchar aquí un breve fragmento (el primer trozo no sé de donde es, el segundo. a partir de cuando dice: "cuando ves a nuestros enemigos..." es de un discurso de mediados de 1943.
Aquí teneis una selección de citas. Hago un post largo, con lo cual son los mensajes 1 al 3 del hilo
¡Que Dios bendiga a todo el mundo! ¡ A cristianos, a gentiles no convertidos y a judíos!
Grafitti de lavabo 7.1.1929
Primero intentaron matarnos con el silencio, luego nos atacaron con el terror rojo, luego prohibieron nuestras organizaciones y nuestra prensa, y cuando todo eso fracasó, ¿qué le quedó al judío además del arte de mentir y calumniar, del que es maestro? ? Se da cuenta de que algo siempre se queda. Con sus dedos sucios hurga en un montón de vulgaridades y el buen ciudadano piensa: “Tal vez no todo sea cierto, pero algo de eso debe serlo. Nadie puede decir mentiras tan escandalosas”. Bueno, el judío miente de una manera tan escandalosa. Abarca desde la supuesta novia judía de Hitler hasta una pequeña calumnia contra el más mínimo funcionario del partido. ¿Deberíamos defendernos de ello, intentando cada semana corregir los últimos absurdos? ¡A los hebreos les encantaría eso! Nos pondría a la defensiva y podríamos cambiar el nombre de nuestro periódico de lucha Der Angriff a El Defensor. ¿Creen que somos tan estúpidos?
Nosotros decidimos cómo vamos a luchar, no un hebreo anónimo.
El judío 21.1.1929
En Alemania todo se discute abiertamente y los muy alemanes reivindican el derecho a opinar sobre todas las cuestiones. Uno es católico, el otro protestante, uno empleado, el otro empresario, capitalista, socialista, demócrata, aristócrata. No hay nada deshonroso en elegir un lado o el otro de una cuestión. Las discusiones ocurren en público y cuando los asuntos no están claros o son confusos, se resuelve mediante argumentos y contraargumentos. Pero hay un problema que no se discute públicamente y que resulta delicado incluso mencionar: la cuestión judía. Es un tabú en nuestra república.
El judío está inmunizado contra todos los peligros: se le puede llamar zascandil, parásito, estafador, especulador, todo se le resbala como el agua de un impermeable. Pero llámalo judío y te sorprenderás de cómo retrocede, de lo herido que está, de cómo de repente retrocede: “Me han descubierto”.
Uno no puede defenderse del judío. Ataca a la velocidad del rayo desde su posición segura y usa sus habilidades para aplastar cualquier intento de defensa.
Rápidamente le devuelve las acusaciones del atacante y el atacante se convierte en el mentiroso, el alborotador y el terrorista. Nada podría ser más equivocado que defenderse. Eso es exactamente lo que quiere el judío. Puede inventar una nueva mentira cada día para que el enemigo responda, y el resultado es que el enemigo pasa tanto tiempo defendiéndose que no tiene tiempo para hacer lo que el judío realmente teme: atacar. El acusado se ha convertido en acusador y lo empuja ruidosamente al banquillo. Así siempre fue en el pasado cuando una persona o un movimiento lucharon contra los judíos.
¿Qué quiere realmente América? 21.1.1939
Los judíos aplauden cada vez que se ataca a Alemania. Los judíos odian el nacionalsocialismo por razones que no es necesario mencionar. Los judíos son nuestro enemigo, deberían ser nuestro enemigo, deben ser nuestro enemigo. La cuestión es si el pueblo estadounidense quiere hacer felices a los judíos enfrascándose en un conflicto infructuoso con el Reich alemán y el pueblo alemán. Contra eso protestamos. Eso no es necesario ni útil.
La jovenlandesal del rico 25.3.1939
Los ingleses hablan mucho de jovenlandesalidad política. Tienen todo lo que necesitan. Establecieron un imperio mundial en una época en la que la política no se preocupaba tanto por la jovenlandesalidad. Ahora defienden su imperio con tópicos jovenlandesales.
Ni siquiera piensan en robar comida ya que no tienen hambre. Tienen suficiente comida cuando la quieren. Pueden bromear sobre nuestro Plan Cuatrienal ya que tienen a su disposición la enorme riqueza de su imperio. Las fronteras de su vida nacional pueden ser muy laxas, por no decir democráticas, ya que no enfrentan ninguna amenaza a su existencia nacional.
Para nosotros, los alemanes, no es tan fácil. Hemos sido una nación completamente unificada sólo durante los últimos seis años. Todavía somos jóvenes y llevamos las cicatrices de nuestras discordias anteriores. Tenemos que ser cautelosos, a veces incluso estrictos, para que no se vuelvan a abrir viejas heridas.
Los ingleses pueden permitirse el lujo de la llamada libertad de opinión. No les cuesta nada. La unidad del imperio no corre peligro. Todo el pueblo inglés está unido en una sola nación. No necesitan acciones sorprendentes ni “hechos consumados”, ya que tienen todo lo que necesitan o incluso pueden desear.
A los ingleses nunca se les ocurriría contribuir a su nación, ya que el pueblo inglés ha estado unido durante siglos.
Nosotros, sin embargo, nos vimos obligados a hacer tales cosas. No teníamos elección. No lo hacemos porque nos sintamos superiores, sino porque debemos hacerlo para sobrevivir. Esto no tiene nada que ver con la jovenlandesalidad ni del lado inglés ni del alemán
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Lo notable es que a veces los ingleses realmente creen lo que dicen. Saben ser tan insolentes y descaradamente engañosos que uno no sabe qué decir. Se aferran a sus mentiras con tanta fuerza, incluso cuando se demuestra que son falsas, que alguien que no comprenda esa mentalidad podría fácilmente creer que han caído en sus propias mentiras. Ese no es el caso. Es sólo una prueba de la notable disciplina nacional que mantiene la prensa inglesa, a pesar de todo lo que se habla sobre la libertad de opinión.
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En la actualidad, toda Europa se rebela ante el hecho de que Inglaterra actúe como su tía jovenlandesal, sentada en el sofá de su imperio, segura de su propia riqueza, quejándose de los demás. Europa ha cambiado desde la guerra. Las naciones pobres son también las naciones jóvenes. Quieren vivir. Vivirán. El arzobispo de Canterbury no los detendrá. Han visto a través de los ricos. Inglaterra ya no puede desestimar las demandas de los desposeídos con frases piadosas. Su imitación ya no funcionará.
Se debería aconsejar a John Bull que se quite la máscara para que Europa pueda ver qué hay detrás de la niebla de frases que Inglaterra utiliza para confundir a la opinión mundial. Su imperio se construyó a través de la guerra, la opresión, los campos de concentración, el hambre y la sangre.
A los alemanes nos alegra escuchar consejos jovenlandesales, pero sólo de aquellos que tienen derecho a darlos. Inglaterra no. Cuando la gente habla de jovenlandesalidad política, es mejor que el Imperio guarde silencio. Tenemos algunos consejos amistosos para Londres. No grites tan fuerte. Usted no está solo. El mundo entero se ríe a carcajadas de las piadosas conversaciones sobre jovenlandesalidad de aquellos que apestan a sangre.
Niños con las manos amputadas 24.6.39
Los ingleses son bien conocidos en todo el mundo por su falta de escrúpulos políticos. Son expertos en el arte de ocultar sus fechorías tras una de derechasda de virtud. Lo han estado haciendo durante siglos y se ha convertido en una parte tal de su naturaleza que ya casi no lo notan. Se comportan con una expresión tan piadosa y una seriedad mortal que incluso se convencen a sí mismos de que son ejemplos de virtud política. No admiten ante sí mismos su hipocresía. Nunca sucede que un inglés le diga a otro con un guiño o una
"No queremos engañarnos, ¿verdad?". No sólo se comportan como si fueran el modelo de piedad y virtud: realmente creen que lo son. Esto es a la vez divertido y peligroso.Hay que estar alerta cuando se trata de ellos. Lograron conquistar el mundo porque nunca encontraron un oponente digno. En los últimos tres siglos nosotros, los alemanes, a menudo tuvimos una fuerza comparable en Europa, pero por lo general éramos muy inferiores a la hora de explotar las oportunidades nacionales e internacionales. Los ingleses tenían una confianza inquebrantable en su creencia de que la dominación mundial de Gran Bretaña era un signo de la divina providencia.
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Entonces Inglaterra se puso en marcha. La propaganda inglesa puso al mundo entero en nuestra contra. No se los había creído capaces de ello. Los expertos consideraron brillante su planificación y ejecución. La propaganda inglesa se limitó a unos pocos lemas poderosos. Con diabólica depravación, se difundieron sistemáticamente por todo el mundo y se introdujeron en los cerebros de millones de personas. Al final, fueron víctimas indefensas de la hipnosis colectiva.
En realidad fueron sólo unos pocos lemas los que los ingleses difundieron por el mundo. Hablaron de manos cortadas a niños, ojos sacados, mujeres forzadas y ancianos torturados.
Largos años de campaña de propaganda antialemana persuadieron al mundo entero de que Alemania era una nación de bárbaros, incivilizada e inhumana, y que era obligación jovenlandesal y cultural del resto de la tierra destruir Alemania y quebrar su poder. Sólo entonces el mundo podrá conocer la paz y la amistad. Eso facilitó que el resto del mundo se uniera a Inglaterra en la lucha contra Alemania.
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El presidente estadounidense Wilson proclamó sus conocidos Catorce Puntos. En resumen, anunciaron que los aliados no querían imponer la paz a los alemanes, que ninguno de los países en conflicto debería tener que pagar reparaciones, ni sufrir ningún daño, ni perder honor o territorio nacional. La única exigencia de los aliados era reemplazar al Káiser por una república, tras lo cual vendría la paz con honor para todos.
Estas estúpidas mentiras fueron elaboradas por los ingleses. Wilson era simplemente el altavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores. Y la buena y vieja Alemania creyó lo que Inglaterra hizo decir a los estadounidenses. Caímos en la trampa. Hicimos todo lo que Inglaterra quería y al final tuvimos que pagar la factura.
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La nueva versión de la acusación de cortar las manos a los niños ya no funcionará con el pueblo alemán ni convencerá a la mayor parte del resto del mundo. La gente ve a través de John Bull. La gente del mundo sabe lo que está pasando. Inglaterra puede buscar aliados donde quiera, pero no los encontrará en Alemania. Allí no encontrará más que risas atronadoras. Nuestro consejo a los expertos en propaganda del Ministerio de Asuntos Exteriores es que se deshagan de sus viejas mentiras y encuentren otras mejores con las que valga la pena abordarlas.
Si los ingleses quieren pelear con Alemania, no lucharán contra el Führer ni contra un pequeño círculo gobernante, sino contra una nación unida de 80 millones de alemanes. Quizás quieran encontrar una solución distinta al conflicto armado. Esto no tendría perspectivas de éxito y, de hecho, presentaría a Inglaterra el peligro real de perder su Imperio. Se le hace un favor a Londres al alentarla a ser realista, a tener una comprensión clara de Alemania y a detener las amenazas grandilocuentes y vacías. Debe afrontar los hechos duros e inmutables.
La fábrica de mentiras de Churchill 12.1.1941
Lo sorprendente es que el señor Churchill, un auténtico John Bull, se aferra a sus mentiras y, de hecho, las repite hasta que él mismo las cree. Ése es un viejo truco inglés. Churchill no necesita perfeccionarla, ya que es una de las tácticas familiares de la política británica, conocida en todo el mundo.
Winston Churchill 2.2.1941
“Sólo hay una forma de romper la resistencia de los bóers: la represión más severa. En otras palabras, debemos apiolar a los padres para enseñarles a los niños a respetarnos”.
Así escribió el corresponsal del periódico inglés Morning Post durante la Guerra de los Bóers. Era el mismo hombre que informó sobre una expedición de castigo inglesa al valle de Mamund: “Íbamos sistemáticamente de pueblo en pueblo, destruyendo las casas, arruinando los pozos, rompiendo las torres, talando los árboles más grandes que daban sombra, quemando la cosecha, y destruyendo los depósitos de agua. . . Después de catorce días el valle era un desierto y nuestro honor quedó satisfecho”.
Según Lady Asquith, esposa del entonces Primer Ministro inglés, este reportero de guerra, que entretanto había ascendido a Primer Lord del Almirantazgo, reaccionó al estallido de la Guerra Mundial con alegres risas. Durante un discurso en Dundee, una mujer de la galería gritó: “Nunca has dicho la verdad. La verdad te resulta desconocida”. Introdujo al mundo la frase “inexactitud terminológica”, una forma discreta de evitar la palabra bastante cruda “mentira”. Recurre regularmente a la frase cuando se ve sorprendido en una falsedad. Sus estafas son mundialmente conocidas. El acorazado inglés "Audacious" fue hundido el 27 de octubre de 1914. No sólo negó el hecho, sino que incluso publicó fotografías falsificadas de un barco hermano del "Audacious" con esta leyenda: "El 'Audacious' regresa a la flota". Ya en 1900 escribió en uno de sus libros: “Entonces no tenía idea del papel importante e indudablemente útil que desempeña el engaño en la vida de aquellas naciones que disfrutan de libertad democrática”.
El lector ya habrá adivinado de quién estamos hablando. Es Sr. Winston Churchill, W.C. en corto, actualmente el primer ministro inglés y el primer violín del concierto infernal que todo el mundo demo-plutocrático está tocando contra las potencias del Eje.
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La primavera pasada, por ejemplo, Churchill tuvo la loca idea de ocupar Noruega. El Führer se le adelantó por un pelo, lo que no le ha impedido proclamar un éxito brillante. El ejército alemán expulsó a las tropas británicas de Noruega en una gloriosa victoria. No obstante, Churchill pronunció un discurso ante los supervivientes de los destructores británicos "Hardy" y "Ellipse" en el que dijo: "Ustedes son la vanguardia del ejército que utilizaremos durante el verano para limpiar Noruega de los terribles la inmundicia de la tiranía nancy”.
Todo el mundo sabe lo que realmente pasó. Inglaterra tuvo que contentarse con salvar de Europa occidental los últimos restos de sus divisiones derrotadas. Dejó de hablar de una renovada ocupación de Noruega. Pero eso no preocupó a Churchill. Lo había pasado durante la Guerra Mundial con su desastrosa oleada turística de Gallipoli.
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