¿Merece la pena presentarse a concursos literarios?

La inteligencia artificial aún tiene que afinar un poco más para escribir textos indistinguibles de un humano. Los párrafos escritos por Chat platano Tatuada se nota a kilómetros su autoría robótica.

Lo que sí es cierto es que un autor puede usarlos para ayudarle a escribir, como un procesador de texto cualquiera.
 
Yo haría que me la escribiese CHATGPT y a tomar por ojo ciego. Escribir una novela sin AI cansa mucho. Ya no es rentable. Ni pa tu ni pa nadie. Demasiado tiempo invertido (varios años de media si es un proyecto medio serio) y CERO RETORNOS.

CHATGPT echando humo. Y que te escriba 50 novelas. Alguna colará. Total no puede escribir peor que los ezcritores de hoy en día.
yo escribí un guión para Netflix y me lo compraron, pagando bien. pero lo corrigen con IA.

si hacen la serie, será solo tras pasarlo por el Chatgp de turno.

los guiones nuevos pueden llevar ya un 50% de trabajo de la IA, fácilmente
 
Sospecho que están 100% charificados y los premios más que asignados de antemano, a fin de cuentas suelen montarlos ayuntamientos, universidades y otras organizaciones terroristas. Mi intuición me dice que no merece la pena, pero como sé que aquí hay escritores noveles, estaría bien leer experiencias.

Mírate esto:

 

Estoy metiendo la patita en el mundo del cine, a traves de un familiar. Montaré una productora, aunque voy a ser socio capitalista, no voy a hacer mucho mas.

Me gusta escribir e hice un guion para una serie, a traves de un enchufe lo presenté a Netflix y me lo compraron (7000€ brutos).

La serie trata sobre una del sur muy sur llegada a españa en cayuco que sufre bulling en el instituto y aprende a boxear para defenderse, llegando a campeona de España.

Por si alguna vez lo ruedan.

Bueno, el caso es que entonces pagaban por la parte artisitica pero luego lo retocan con IA, porque netflix tiene estudiado cuanto tiene que durar un capitulo para que la gente no se aburra, cuanto tiene que durar una conversacion, cada cuantos minutos debe pasar algo para enganchar al espectador, etc...

Tb cuestiones economicas, como no tener mas de 3 actores en escena casi nunca para simplificar y acelerar rodajes, recuros como conversaciones telefonicas o de whastapp para quitar minutos de pantalla a un actor, etc...


Todo eso te lo filtra una IA, coge el guion "artistico y humano" y lo filtra para ajustarlo a todos esos parametros. Luego un guionista de plantilla de netflix (que sera quien saldrá en los creditos) le da un repaso y listo. A rodar.

Y eso en 2020. Hoy, estoy casi seguro de que pueden escribir un guion desde cero con la IA, o casi.
 
Sospecho que están 100% charificados y los premios más que asignados de antemano, a fin de cuentas suelen montarlos ayuntamientos, universidades y otras organizaciones terroristas. Mi intuición me dice que no merece la pena, pero como sé que aquí hay escritores noveles, estaría bien leer experiencias.

No sé si fue el último premio planeta o el anterior fue ganado por 3 maromos que compitieron con pseudónimo femenino. La cara de las asistentes cuando nombraron a una mujer y fueron 3 maromos a recoger el premio fue épica.

Ya estás tardando en inscribirte como MaríFé Minismo o similar.
 
¿Qué IA has usado?

La verdad es que es brutal pensar que un párrafo así, notablemente bien escrito, un escritor con 10.000 horas de experiencia a sus espaldas te tardaría como 15-20 minutos en escribirlo frente a los 15 segundos que habrá tardado la IA, por no hablar del coste emocional que le supondría, porque éste es un tema muy incómodo para la mayoría de escritores.

La literatura tal como la conocíamos está ya muerta y enterrada, y mucha gente todavía no se ha dado cuenta.
Me estoy acordando del electrobardo de Trurl. Ya está aquí.
 
no claro, lo unico que hay que leer son tus puñeteros tochos de LA SAGRA

no claro, lo unico que hay que leer son tus puñeteros tochos de LA SAGRA
En mis años en la Sagra conocí a poca gente buena allá pero la verdad es que la poca gente buena que conocí allí rozaban la perfección cristiana. De las mujeres pocas guapas pero las que lo eran te deslumbraban por su donaire y gracia.

Llegué a Magán recién salido del seminario a hacerme cargo de la parroquia en el año de 1589. Cuando conocí a aquella hermosa flor de La Sagra no pude adivinar el mal hado que llevaba encima. Sara era joven, menos de veinte años. Tenía el cabello caoba, del tonalidad de las hojas en otoño, y lo llevaba arreglado en un peinado complejo debajo de un tocado neցro y dorado. Sus ojos eran de tonalidad ámbar, luminosos, radiantes, cálidos, como si todo el mundo estuviera frío y aquellos ojos fueran el último calor que le quedara a un hombre. Se cubría con un vestido neցro de un tejido tras*parente que insinuaba todo sin revelar nada. Se movía con estudiada gracia y en aquellos ojos había una expresión enterada, un conocimiento de secretos que ningún otro mortal poseía.

Resultaba inquietante. Peligrosa.

Habría querido girar sobre mis talones y alejarse con indiferencia, pero me quedé mirándola fijamente, fascinado, incapaz de moverme.

La pasión entre ambos creció de forma rápida y esa misma tarde yacimos juntos.

Su cuerpo era suave y mórbido, y antes de saber qué hacía o cómo lo hacía, me encontré con las manos debajo de su vestido, acariciando la cálida y desnuda piel. Emitió un quedo gemido y sus besos se hicieron más intensos.

—Mi cuarto está aquí al lado —susurró ella mientras rozaba mis labios con los suyos.
—Esto no está bien —dije, pero yo, joven sacerdote por aquel entonces, fui incapaz de apartarme de ella. Me rodeó con los brazos y apretó su cuerpo contra mí. —Esto es la vida y no la estéril castidad que sigues—me dijo. Me condujo a su dormitorio.
La pasión duró toda la noche. Nos amábamos, dormíamos y despertábamos para volver a amarnos. Jamás había tenido antes relaciones sensuales, jamás había vivido tales arrebatos de gozo. Jamás me había sentido tan vivo y quería que esa sensación no acabara nunca. Desperté al alba, a la alborada de la primavera. La encontré a mi lado, apoyada en un codo y mirándome mientras su mano pasaba suavemente por su cabello o por su pecho.

A lo largo de los años —¿o son siglos?— experimenté maravillas que pocos, o nadie, han sentido jamás. Mi vida terrena desapareció y me convertí en el corazón de la gran encina solitaria de Valmojado y agité mis ramas con salvaje alegría en medio de tormentas sombrías y cegadoras. Me convertí en un guijarro del fondo del arroyo Overa y vi pasar el mundo. Fui una nube del cielo y oí el latido del universo. Pero, por alguna razón, no me bastó. Le dije al espíritu del árbol que quería regresar.

Un día Sara se encogió de hombros y me condujo hasta una fuente mágica.
—Mira el interior de la fuente y verás todo lo que quieres saber.
Me incliné ansioso para mirar en el fondo de la fuente. En las aguas oscuras se reflejaban ímágenes de ruinas. Ruinas de ciudades atravesadas por un viento helado. Ruinas de territorios carentes de vida. Tierras donde seres de formas extrañas deambulaban a placer. Era ya el año 2020 y el miedo había tras*figurado de modo absoluto La Sagra.

Finalmente me aparté de la fuente.

—Ya he visto bastante. Se han destruido a sí mismos librando guerras sin sentido. Este ha dejado de ser un lugar en el que quiera vivir. No puedo regresar. Si me aceptas, me quedaré contigo para siempre.

Sara me sonrió y me sentí raro, diferente.

Bajé la mirada y descubrí que mis manos estaban cubiertas de corteza. Mis piernas se habian convertido en troncos. En algún lejano rincón de la mente senti que debería preocuparme, pero no fue así. Emití una risa como de hojas susurrantes. Tomé la mano de Sara, di la espalda al mundo humano y condené mi alma para siempre.

No vayáis a La Sagra hijos míos.

Tan cerca de Madrid, tan lejos de Dios.
 
En una tranquila noche de sábado, el foro literario "Burbuja de Tinta" hervía de actividad. Los miembros más antiguos y algunos nuevos entusiastas se habían reunido en un hilo titulado "¿Merece la pena presentarse a concursos literarios?". Las notificaciones tintineaban como gotas de lluvia en una ventana, mientras los avatares, cada uno más creativo que el anterior, debatían apasionadamente. Algunos compartían sus experiencias en concursos menores, mientras otros soñaban en grande, visualizándose con un galardón en manos y un discurso preparado de antemano. Los más escépticos advertían sobre los retos y trampas del mundo literario, pero incluso ellos no podían resistir la seductora idea de ver su nombre impreso en la lista de ganadores de un prestigioso certamen.

Pero la conversación no tardó en profundizarse. "No se trata solo de escribir bien," escribió un usuario conocido por su astucia crítica. "Hay una estrategia detrás. ¿Qué buscan realmente los jurados? ¿Qué temas están en boga?" Las respuestas llegaron en ráfaga. Algunos foreros insistían en que la autenticidad debía prevalecer, que el arte verdadero no puede ser manipulado por tendencias. Otros, en cambio, sugirieron que entender las preferencias del jurado era una habilidad tan valiosa como la escritura misma. A medida que avanzaba la noche, el debate se convertía en una mezcla de confesiones personales, consejos prácticos y, por supuesto, la inquebrantable esperanza de que, quizás, uno de ellos podría ser el próximo en llevarse la gloria literaria.
ChatGPT escribe correcto pero tiene un problema, es plano y árido como un desierto.
 
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