"Cuando se nos ha invitado a la mesa de gente fina usaremos cuchillo, cuchara y tenedor según corresponda.
Evitaremos meter los dedos en la fuente y al seleccionar los pedazos con un tenedor, no tomaremos los mejores, pues eso es muy mal visto.
Si por desgracia uno, por atropellado se ha quemado, es preciso soportalo estoicamente sin hacer muecas ni alharaca y menos escupir el bocado ardiente, en todo caso si la cosa es insoportable, se cogerá el plato con disimulo y con rapidez se escupirá dentro el trozo nefasto, que es bueno ser civilizado, pero no suicida; en lo posible pediremos a un criado que nos cambie el plato, ya que no sería bien visto que reingirieramos lo previamente escupido.
Se evitará toquetear todas las viandas con los dedos, que eso es de gente rústica, además, los dedos engrasados obligarían a reiterados usos de la servilleta hasta dejarla como un trapo de cocina y además dariais ardor de estomago a quienes os vean limpiaros la boca con ella, tampoco es conveniente atrapar todos los panes de la mesa y despanzurrarlos para limpiaros con la miga.
Está de mas recordar que es de pésima educación limpiarse las manos embetunadas en el mantel y mucho menos ante la vista de la dueña de casa.
Llegado a esta incomodidad extrema de tener las manos llenas de salsa o grasa, introduciremos la mano sucia en un bolsillo, propio, y la refregaremos con disimulo, que es preferible arruinar un pantalón a que nos tilden de lechón glotón."
De Nouveau Traite de Civilité –
A.de Courtin