La revuelta de Aizón (826-827): la primera guerra civil catalana

Calahan

Sí pero, y su ojo ciego?
Desde
11 Jun 2015
Mensajes
15.277
Reputación
10.621
La revuelta de Aizón (826-827): la primera guerra civil catalana
Aquella guerra civil sentó las bases políticas e ideológicas para una futura independencia
Marc Pons
Foto: Rollo de Poblet
Barcelona. Sábado, 14 de octubre de 2023. 05:30
Tiempo de lectura: 5 minutos
La revuelta de Aizón (826-827): la primera guerra civil catalana

Barcelona, primavera de 826. Hace 1.197 años. Un grupo de magnates del país —descendientes de los hispanovisigodos exiliados desde la conquista árabe (717-723) al reino de los francos y que habían acompañado al ejército de Carlomagno en la recuperación del país (754-801)— se sublevaban contra la administración carolingia del país. Este grupo oligárquico y sus extensas masas clientelares (mayorales, aparceros, jornaleros, esclavos), liderado por Aizón y participado por la familia de Bera (el primer conde carolingio de Barcelona), se enfrentaron a las élites militares palatinas (los segundones de la corte de Aquisgrán que estaban en el extremo sur del Imperio en busca de fortuna). Aquel conflicto (826-827) devastó los condados carolingios catalanes, pero tuvo una importancia primordial en los acontecimientos futuros, hasta el punto de que no se explica la formación de Catalunya sin la revuelta de Aizón.
El inicio de la recuperación
Los magnates de origen visigodo que combatieron con el ejército de Carlomagno en la recuperación de la Narbonense —actual Languedoc— y el extremo nordoriental de la Tarraconense —actual Catalunya Vella— (757-801) se implicaron en aquella empresa porque se sustentaba sobre una ideología del retorno (a las viejas propiedades rurales de sus bisabuelos o tatarabuelos abandonadas con el exilio) y, por lo tanto, aquel grupo enseguida se postuló como el de los indígenas, claramente diferenciados de los funcionarios civiles y militares procedentes de la corte carolingia de Aquisgrán. Esta diferenciación comportaba el reconocimiento de unos derechos y es claramente manifiesta en la documentación coetánea, que relata la incorporación de las ciudades del territorio: Nimes (757), Narbona y Carcasona (759), Elna (774), Urgell, Llívia y Girona (785), y Barcelona (801).
Mapa de la Marca de Gotia (siglo IX). Fuente Universidad de Barcelona

Mapa de la Marca de Gotia (siglo IX) / Fuente: Universitat de BarcelonaLa Catalunya de Carlomagno
Pero aquellos indígenas originarios del exilio no eran el único cuerpo social que ostentaba esa condición. Los contingentes de población autóctona que no se habían exiliado y que estaban emplazados, sobre todo, en los núcleos urbanos también defendían su condición de indígenas y se erigían en los verdaderos guardianes de la ortodoxia litúrgica y jurídica ancestrales, sensiblemente diferente a la de la masa originaria de la diáspora, que —tras varias generaciones de exilio— estaba muy influida por la cultura franca. Y si bien es cierto que, en las grandes operaciones de aquella empresa (tomas de Carcasona, Narbona, Barcelona), las huestes de Carlomagno se vieron obligadas a pactar con aquellas comunidades indígenas locales su colaboración en la expulsión de los árabes, también lo es que, una vez incorporada la plaza, el poder se lo repartían los conquistadores.
El reparto del poder
Bera sería el primer conde carolingio de Barcelona (801-820), y el ejemplo más paradigmático del equilibrio de poderes entre los francos y los descendientes del exilio. Bera era de origen visigodo. Había nacido, muy probablemente, en Tolosa hacia 775, y era hijo de una familia, en parte, originaria del exilio, que se había emparentado con la estirpe imperial y había hecho carrera en la administración carolingia. Guillermo, el padre de Bera, era duque de Aquitania y conde de Tolosa, dos de los dominios más ricos y poblados del reino de los francos. Bera, conde de Barcelona; Rostán, conde de Girona; y Bellón, conde de Carcasona y antepasado de Wifredo el Velloso; serían la representación del poder indígena en el territorio. Una representación que explica, entre otras cosas, el grado de implicación de aquellas oligarquías indígenas en el proceso de recuperación del territorio.
Mapa del Imperio carolingio y de su troceo en tres partes (siglo IX). Fuente Enciclopedia

Mapa del Imperio carolingio y de su troceo en tres partes (siglo IX) / Fuente: EnciclopediaEl conflicto
Aquella situación de relativo equilibrio (tanto los descendientes del exilio como los segundones francos ambicionaban ocupar la totalidad del poder), se deterioró rápidamente a partir de la fracasada operación de conquista de Tortosa (804). Durante siglos, los árabes habían intensificado su dominio en el valle del Ebro, y la empresa de Tortosa resultó de una dificultad que, hasta entonces, no habían encontrado nunca. La empresa de Tortosa se saldó con un fracaso estrepitoso, con centenares —posiblemente miles— de muertos y ninguna recompensa al esfuerzo, y aquella malograda operación, que venía precedida de anteriores decepciones en Zaragoza y Roncesvalles (778), abrió la caja de los truenos. Las oligarquías indígenas, interesadas en consolidar el dominio sobre el territorio ganado, y a restaurar su aparato productivo, se postulaban a favor de una paz larga con los árabes.
Los segundones cortesanos
Pero, en cambio, los segundones de la corte carolingia, que habían abandonado Aquisgrán en busca de una carrera militar que les debía proporcionar patrimonio y prestigio, no estaban dispuestos a abandonar su propósito aventurero. Según las fuentes documentales, entre 804 y 820, la espiral de tensión se disparó; pero mientras Carlomagno estuvo en el trono, nadie se atrevió a dar el paso decisivo. Muerto el emperador (814), y durante el reinado de su hijo y sucesor Luis el Piadoso, la situación se complicó terriblemente. Entraron en escena una serie de personajes —tanto dirigentes francos (como Gaucelmo, conde de Rosselló) como elementos secundarios del mundo indígena a su servicio (como Sanila, un mayoral de Gaucelmo)— con el propósito de imponer una cultura de la guerra a satisfacción de los segundones carolingios deseosos de aventuras y de botín.
La primera guerra civil catalana
Aquella lucha se cobró muchas víctimas por el camino. La más ilustre sería el conde Bera, falsamente acusado de traición. Bera, apartado del poder y desterrado a la Normandía, fue relevado por el franco Rampón (820), nombrado por la corte de Aquisgrán, pero sin ninguna implicación, hasta entonces, en el conflicto catalán. Seis años después moría Rampón, y la corte nombraba al franco Bernardo (826), hermanastro de Bera pero sin ninguna relación con la rama visigótica de la familia, pero representante de la facción más radical del partido belicista. Era el cuarto de vuelta necesario para provocar la definitiva explosión del conflicto. Aizón, un magnate descendiente del exilio, lideraría una revuelta, en la que sería parte activa la familia del depuesto Bera, que devastaría los condados catalanes, en un episodio histórico que podríamos denominar "La primera guerra civil catalana (826-827)".
El resultado de la guerra
Aquella guerra (826-827), que enfrentó dos modelos de gobierno más que dos etnias (el papel del visigodo Sanila, que provocaría la caída y el descrédito de Bera, es muy revelador), se saldó con la victoria, momentánea, del partido belicista. Bernardo de Septimania salió muy reforzado, y solo su desbocada ambición (después de derrotar a la gente de Aizón sin la ayuda del poder central, se quiso proclamar soberano independiente de la Gotia) sepultó su poder. En el año 844, después de diecisiete años de confusión y violencia, el rey Carlos II (en el año anterior el Imperio carolingio había sido troceado entre los nietos de Carlomagno, y los condados catalanes habían sido para el reino de Francia), capturó y decapitó a Bernardo. En su lugar, situó a Sunifredo, de la familia de Bellón de Carcasona, originarios del exilio visigótico, pero leales a la corte carolingia.
Sunifredo, Wilfredo y Borrell
La elección de Sunifredo tenía el propósito de ser un bálsamo. Sunifredo venía para relevar al secesionista Bernardo, pero, también, para enterrar en el olvido a Aizón, que en el tras*curso de aquella guerra civil había maniobrado para romper las relaciones políticas con Aquisgrán y convertir Barcelona en un estado independiente bajo la protección del califato andalusí. Sunifredo, hijo de Bellón y padre de Wilfredo, devolvió los condados catalanes a la obediencia de Aquisgrán. Pero su hijo Guifré, nombrado un cuarto de siglo después (870), convertiría el cargo en hereditario y sería el fundador de la estirpe Bellónida, que gobernó Catalunya durante más de cinco siglos (870-1410). Y su bisnieto, Borrell II (947-992), recogería y sumaría la tradición de personajes tan contrapuestos como Aizón, Bernardo y Wilfredo y se convertiría en el primer conde independiente de Barcelona (987).
Mapa del reino de Francia, resultando del troceo del Imperio carolingio. Fuente Cartas Históricas de France

Mapa del reino de Francia, resultando del troceo del Imperio carolingio / Fuente: Cartes Historiques de France






 
Veo bien y justo que esos hispanos quisieran liberarse del yugo franco
 
Para los que no lo sepan, cuando habeis leido "pais" se refiere a Cataluña.

Un grupo de magnates del país...
se sublevaban contra la administración carolingia del país


Vamos, que el pais ya existia cuando lo conquistaron los francos.

Y una cosa que me llama la atención, España entonces no existía, dicen, porque era solo Asturias/León, con casi toda la península en manos sarracenas pero siendo reino independiente. Sin embargo Cataluña eso sí, existía ya entonces, aunque "el pais" estuviera un trozo en manos francas y el resto en manos sarracenas, siendo los gobernantes del "pais" funcionarios carolingios.

Reescribiendo la historia es poco para lo que hacen aquí, es manipulación e invención.
 
Para los que no lo sepan, cuando habeis leido "pais" se refiere a Cataluña.

Un grupo de magnates del país...
se sublevaban contra la administración carolingia del país


Vamos, que el pais ya existia cuando lo conquistaron los francos.

Y una cosa que me llama la atención, España entonces no existía, dicen, porque era solo Asturias/León, con casi toda la península en manos sarracenas pero siendo reino independiente. Sin embargo Cataluña eso sí, existía ya entonces, aunque "el pais" estuviera un trozo en manos francas y el resto en manos sarracenas, siendo los gobernantes del "pais" funcionarios carolingios.

Reescribiendo la historia es poco para lo que hacen aquí, es manipulación e invención.

Es peor, es reconocer de facto que cuando hablan de España mienten, manipulan e inventan a sabiendas. Los mismos criterios que le niegan a los demás son los que ellos usan sin el menor rubor.
 
La revuelta de Aizón (826-827): la primera guerra civil catalana
Aquella guerra civil sentó las bases políticas e ideológicas para una futura independencia
Marc Pons
Foto: Rollo de Poblet
Barcelona. Sábado, 14 de octubre de 2023. 05:30
Tiempo de lectura: 5 minutos
La revuelta de Aizón (826-827): la primera guerra civil catalana

Barcelona, primavera de 826. Hace 1.197 años. Un grupo de magnates del país —descendientes de los hispanovisigodos exiliados desde la conquista árabe (717-723) al reino de los francos y que habían acompañado al ejército de Carlomagno en la recuperación del país (754-801)— se sublevaban contra la administración carolingia del país. Este grupo oligárquico y sus extensas masas clientelares (mayorales, aparceros, jornaleros, esclavos), liderado por Aizón y participado por la familia de Bera (el primer conde carolingio de Barcelona), se enfrentaron a las élites militares palatinas (los segundones de la corte de Aquisgrán que estaban en el extremo sur del Imperio en busca de fortuna). Aquel conflicto (826-827) devastó los condados carolingios catalanes, pero tuvo una importancia primordial en los acontecimientos futuros, hasta el punto de que no se explica la formación de Catalunya sin la revuelta de Aizón.
El inicio de la recuperación
Los magnates de origen visigodo que combatieron con el ejército de Carlomagno en la recuperación de la Narbonense —actual Languedoc— y el extremo nordoriental de la Tarraconense —actual Catalunya Vella— (757-801) se implicaron en aquella empresa porque se sustentaba sobre una ideología del retorno (a las viejas propiedades rurales de sus bisabuelos o tatarabuelos abandonadas con el exilio) y, por lo tanto, aquel grupo enseguida se postuló como el de los indígenas, claramente diferenciados de los funcionarios civiles y militares procedentes de la corte carolingia de Aquisgrán. Esta diferenciación comportaba el reconocimiento de unos derechos y es claramente manifiesta en la documentación coetánea, que relata la incorporación de las ciudades del territorio: Nimes (757), Narbona y Carcasona (759), Elna (774), Urgell, Llívia y Girona (785), y Barcelona (801).
Mapa de la Marca de Gotia (siglo IX). Fuente Universidad de Barcelona

Mapa de la Marca de Gotia (siglo IX) / Fuente: Universitat de BarcelonaLa Catalunya de Carlomagno
Pero aquellos indígenas originarios del exilio no eran el único cuerpo social que ostentaba esa condición. Los contingentes de población autóctona que no se habían exiliado y que estaban emplazados, sobre todo, en los núcleos urbanos también defendían su condición de indígenas y se erigían en los verdaderos guardianes de la ortodoxia litúrgica y jurídica ancestrales, sensiblemente diferente a la de la masa originaria de la diáspora, que —tras varias generaciones de exilio— estaba muy influida por la cultura franca. Y si bien es cierto que, en las grandes operaciones de aquella empresa (tomas de Carcasona, Narbona, Barcelona), las huestes de Carlomagno se vieron obligadas a pactar con aquellas comunidades indígenas locales su colaboración en la expulsión de los árabes, también lo es que, una vez incorporada la plaza, el poder se lo repartían los conquistadores.
El reparto del poder
Bera sería el primer conde carolingio de Barcelona (801-820), y el ejemplo más paradigmático del equilibrio de poderes entre los francos y los descendientes del exilio. Bera era de origen visigodo. Había nacido, muy probablemente, en Tolosa hacia 775, y era hijo de una familia, en parte, originaria del exilio, que se había emparentado con la estirpe imperial y había hecho carrera en la administración carolingia. Guillermo, el padre de Bera, era duque de Aquitania y conde de Tolosa, dos de los dominios más ricos y poblados del reino de los francos. Bera, conde de Barcelona; Rostán, conde de Girona; y Bellón, conde de Carcasona y antepasado de Wifredo el Velloso; serían la representación del poder indígena en el territorio. Una representación que explica, entre otras cosas, el grado de implicación de aquellas oligarquías indígenas en el proceso de recuperación del territorio.
Mapa del Imperio carolingio y de su troceo en tres partes (siglo IX). Fuente Enciclopedia

Mapa del Imperio carolingio y de su troceo en tres partes (siglo IX) / Fuente: EnciclopediaEl conflicto
Aquella situación de relativo equilibrio (tanto los descendientes del exilio como los segundones francos ambicionaban ocupar la totalidad del poder), se deterioró rápidamente a partir de la fracasada operación de conquista de Tortosa (804). Durante siglos, los árabes habían intensificado su dominio en el valle del Ebro, y la empresa de Tortosa resultó de una dificultad que, hasta entonces, no habían encontrado nunca. La empresa de Tortosa se saldó con un fracaso estrepitoso, con centenares —posiblemente miles— de muertos y ninguna recompensa al esfuerzo, y aquella malograda operación, que venía precedida de anteriores decepciones en Zaragoza y Roncesvalles (778), abrió la caja de los truenos. Las oligarquías indígenas, interesadas en consolidar el dominio sobre el territorio ganado, y a restaurar su aparato productivo, se postulaban a favor de una paz larga con los árabes.
Los segundones cortesanos
Pero, en cambio, los segundones de la corte carolingia, que habían abandonado Aquisgrán en busca de una carrera militar que les debía proporcionar patrimonio y prestigio, no estaban dispuestos a abandonar su propósito aventurero. Según las fuentes documentales, entre 804 y 820, la espiral de tensión se disparó; pero mientras Carlomagno estuvo en el trono, nadie se atrevió a dar el paso decisivo. Muerto el emperador (814), y durante el reinado de su hijo y sucesor Luis el Piadoso, la situación se complicó terriblemente. Entraron en escena una serie de personajes —tanto dirigentes francos (como Gaucelmo, conde de Rosselló) como elementos secundarios del mundo indígena a su servicio (como Sanila, un mayoral de Gaucelmo)— con el propósito de imponer una cultura de la guerra a satisfacción de los segundones carolingios deseosos de aventuras y de botín.
La primera guerra civil catalana
Aquella lucha se cobró muchas víctimas por el camino. La más ilustre sería el conde Bera, falsamente acusado de traición. Bera, apartado del poder y desterrado a la Normandía, fue relevado por el franco Rampón (820), nombrado por la corte de Aquisgrán, pero sin ninguna implicación, hasta entonces, en el conflicto catalán. Seis años después moría Rampón, y la corte nombraba al franco Bernardo (826), hermanastro de Bera pero sin ninguna relación con la rama visigótica de la familia, pero representante de la facción más radical del partido belicista. Era el cuarto de vuelta necesario para provocar la definitiva explosión del conflicto. Aizón, un magnate descendiente del exilio, lideraría una revuelta, en la que sería parte activa la familia del depuesto Bera, que devastaría los condados catalanes, en un episodio histórico que podríamos denominar "La primera guerra civil catalana (826-827)".
El resultado de la guerra
Aquella guerra (826-827), que enfrentó dos modelos de gobierno más que dos etnias (el papel del visigodo Sanila, que provocaría la caída y el descrédito de Bera, es muy revelador), se saldó con la victoria, momentánea, del partido belicista. Bernardo de Septimania salió muy reforzado, y solo su desbocada ambición (después de derrotar a la gente de Aizón sin la ayuda del poder central, se quiso proclamar soberano independiente de la Gotia) sepultó su poder. En el año 844, después de diecisiete años de confusión y violencia, el rey Carlos II (en el año anterior el Imperio carolingio había sido troceado entre los nietos de Carlomagno, y los condados catalanes habían sido para el reino de Francia), capturó y decapitó a Bernardo. En su lugar, situó a Sunifredo, de la familia de Bellón de Carcasona, originarios del exilio visigótico, pero leales a la corte carolingia.
Sunifredo, Wilfredo y Borrell
La elección de Sunifredo tenía el propósito de ser un bálsamo. Sunifredo venía para relevar al secesionista Bernardo, pero, también, para enterrar en el olvido a Aizón, que en el tras*curso de aquella guerra civil había maniobrado para romper las relaciones políticas con Aquisgrán y convertir Barcelona en un estado independiente bajo la protección del califato andalusí. Sunifredo, hijo de Bellón y padre de Wilfredo, devolvió los condados catalanes a la obediencia de Aquisgrán. Pero su hijo Guifré, nombrado un cuarto de siglo después (870), convertiría el cargo en hereditario y sería el fundador de la estirpe Bellónida, que gobernó Catalunya durante más de cinco siglos (870-1410). Y su bisnieto, Borrell II (947-992), recogería y sumaría la tradición de personajes tan contrapuestos como Aizón, Bernardo y Wilfredo y se convertiría en el primer conde independiente de Barcelona (987).
Mapa del reino de Francia, resultando del troceo del Imperio carolingio. Fuente Cartas Históricas de France

Mapa del reino de Francia, resultando del troceo del Imperio carolingio / Fuente: Cartes Historiques de France






MENUDO PANFLETO, INSTITUTO DE NOVA HISTORIA, TU ERES COMO LAS MUJERES CREES EN EL HORÓSCOPO.
 
Para los que no lo sepan, cuando habeis leido "pais" se refiere a Cataluña.

Un grupo de magnates del país...
se sublevaban contra la administración carolingia del país


Vamos, que el pais ya existia cuando lo conquistaron los francos.

Y una cosa que me llama la atención, España entonces no existía, dicen, porque era solo Asturias/León, con casi toda la península en manos sarracenas pero siendo reino independiente. Sin embargo Cataluña eso sí, existía ya entonces, aunque "el pais" estuviera un trozo en manos francas y el resto en manos sarracenas, siendo los gobernantes del "pais" funcionarios carolingios.

Reescribiendo la historia es poco para lo que hacen aquí, es manipulación e invención.
Otro cateto.
 
Cateto. Ahora resulta que este tío es del INH.
Mira que eres estulto.
SI QUE LO ES SUS ARTÍCULOS ESTÁN EN LA WEB DEL INSTITUTO DE NOVA HISTORIA, NO TIENEN VALIDEZ CIENTÍFICA NINGUNA, NO PASA LA TESIS DOCTORAL DELANTE DE UN JURADO DE HISTORIADORES DE RECONOCIDO PRESTIGIO, PERO COMO A TI TE PONE CACHONDO QUE TE MIENTA, EN EL SIGLO IX NO EXISTIA CATALUÑA.
 
¿Esos son tus argumentos?

Aquí no hay acomplejados con eso, esos están todos en Barcelona.

Venga va, seguro que te apellidas Gutierrez o Rodriguez viviendo en Cataluña. Los charnegazos sois lo más acomplejado y verdaderamente GARRULO de todo el planeta.
 
¿Esos son tus argumentos?

Aquí no hay acomplejados con eso, esos están todos en Barcelona.

Venga va, seguro que te apellidas Gutierrez o Rodriguez viviendo en Cataluña. Los charnegazos sois lo más acomplejado y verdaderamente GARRULO de todo el planeta.

Para qué argumentar cuando el otro lado odiará igual.
Haters gonna hate.
Busca en el diccionario "país".
 
Volver