Un partido nada fiable
La mejor definición posible de los socialistas catalanes es que no son un partido fiable. Confiable, en el español de Miami y de Chacón. No es solo una característica catalana. En la historia de la política española los socialistas no fueron nunca fiables ni para anarquistas ni para comunistas ni tampoco para Adolfo Suárez. Esta característica, prácticamente genética, opera con perfecta independencia del acierto jovenlandesal que incluya. Quiero decir que tanto opera frente al bien (Suárez) que frente al mal (Mas). El ya francamente patético presidente de la Generalitat había confiado a los socialistas catalanes la centralidad de su propuesta independentista, una vez la había perdido él mismo. La participación socialista en los planes pestilentes habría servido no solo socialmente, sino también de un modo eficazmente partidista, porque actuaría como el cinturón que habría de contener la tentación disidente de Duran Lleida. Pero los socialistas no son fiables. Parece mentira que el consejero Fernando Mascarell no hubiese advertido, en su momento, al presidente. Él, que tan bien, y tan prácticamente, conoce el paño.
La mejor definición posible de los socialistas catalanes es que no son un partido fiable. Confiable, en el español de Miami y de Chacón. No es solo una característica catalana. En la historia de la política española los socialistas no fueron nunca fiables ni para anarquistas ni para comunistas ni tampoco para Adolfo Suárez. Esta característica, prácticamente genética, opera con perfecta independencia del acierto jovenlandesal que incluya. Quiero decir que tanto opera frente al bien (Suárez) que frente al mal (Mas). El ya francamente patético presidente de la Generalitat había confiado a los socialistas catalanes la centralidad de su propuesta independentista, una vez la había perdido él mismo. La participación socialista en los planes pestilentes habría servido no solo socialmente, sino también de un modo eficazmente partidista, porque actuaría como el cinturón que habría de contener la tentación disidente de Duran Lleida. Pero los socialistas no son fiables. Parece mentira que el consejero Fernando Mascarell no hubiese advertido, en su momento, al presidente. Él, que tan bien, y tan prácticamente, conoce el paño.