El desprecio de Washington a los 9.000 soldados españoles que murieron para que EE.UU. lograra su independencia

Biden mismo a dicho Felipe VI que sin nuestra ayuda ellos no se habrían independizado. Para una cosa que dice bien el abuelo , habrá que reconocérselo.


La frase no es una ocurrencia de Biden, es lo que dijo George Washington al conseguirla, y lo ratificó, cuando en el desfile triunfal de la victoria hizo que a su derecha marchara el propio Bernardo de Gálvez, encabezando ambos el desfile.
 
La decisiva y olvidada contribución de España a la causa de George Washington fue despreciada durante siglos, a pesar de enviar armas, munición, medicinas, dinero, barcos y el doble de soldados que Francia, el país que pasó a la Historia como el gran aliado de los rebeldes norteamericanos.


Ver archivo adjunto 1779993


El primer enfrentamiento entre las tropas inglesas y las milicias coloniales en la guerra por la independencia de Estados Unidos se produjo en 1775. Se la conoce como la batalla de Bunker Hill, en la que vencieron los primeros, pero a un precio muy alto: más de mil bajas, un 40% de los efectivos que combatieron. Aquel episodio fue el que inicio el conflicto, que vivió uno de sus episodios más importantes con la declaración del 4 de julio de 1776. Sin embargo, la paz definitiva no llegó hasta siete años después.

Aunque pueda sorprender a algunos, España no estuvo al margen en aquellos momentos en los que su imperio aún mantenía el monopolio sobre una gran parte del continente americano. El 4 de febrero de 1777, el Rey Carlos III daba a conocer públicamente su decisión de no reconocer abiertamente a Estados Unidos como país, aunque de tapadillo apoyó a los colonos en su guerra contra Gran Bretaña. De hecho, el conde de Floridablanca, primer ministro español, aseguró también en ese momento que «el destino de los intereses de las colonias nos importa mucho, y vamos a hacer por ellos [los colonos] todo lo que las circunstancias nos permitan».

Desde entonces, España contribuyó de manera igual de decisiva o más que los galos a que Estados Unidos lograra su emancipación, aunque fuera Francia la potencia que pasó a la Historia como la gran aliada de los rebeldes norteamericanos. Esta entró en el conflicto después de la batalla de Saratoga, acaecida en septiembre y octubre de 1777, donde quedó demostrado que los británicos no eran invencibles. La corte de Versalles quería vengarse de su derrota en la guerra de los Siete Años, así que firmó una alianza militar con los estadounidenses.
España entró en la alianza en 1779 por el mismo resentimiento contra los británicos. Antes, sin embargo, ya colaboraba clandestinamente con los independentistas, enviando a estos, desde el principio, armas, munición, medicinas y paños, así como ayuda financiera. También proporcionó refugio a los barcos rebeldes. El conde de Floridablanca estaba convencido de que, antes de implicarse directamente en el conflicto, debía prepararse y disponer de la potencia militar necesaria para desafiar a una gran potencia marítima como Gran Bretaña.


EE.UU. necesitaba a España

Los norteamericanos eran conscientes de que solo con la ayuda francesa no lograrían la emancipación. Tenían que atraer a los españoles a su causa. Solo si ambos países unían sus flotas era posible equilibrar el poderío de Londres. Así lo advirtió George Washington en el Congreso: «Los ingleses son ahora muy superiores en el mar a los franceses, y así seguirá siendo a no ser que se interponga España». La corte en Madrid aceptó y acabó teniendo una contribución esencial que, hasta la fecha, no ha sido muy reconocida. De hecho, mientras que los galos participaron con 5.000 hombres, nosotros enviamos más del doble de soldados, 11.000, de los cuales se calcula que fallecieron 9.000.

La gloria se la llevaron los franceses porque combatieron junto a George Washington en la célebre derrota británica de Yorktown en 1781. Pero, ¿por qué es poco conocida nuestra contribución? Como apuntaba José Manuel Guerrero Acosta en una entrevista con ABC en 2017, se debe a la fuerte influencia de la «herencia anglosajona» en el relato oficial de los hechos y a que los españoles no han sido «buenos publicistas» de su propio pasado. Según este experto en historia militar, además, se trataba de «una ayuda encubierta», porque «la Corona no quería que se supiera que ayudábamos a los revolucionarios norteamericanos, por miedo a que esas ideas se extendieran a sus provincias americanas».

Carlos III tampoco deseaba que los británicos se enterasen de que prestaba ayuda a los revolucionarios antes de que les declarara abiertamente la guerra en 1779. «Francia no tenía nada que perder, pero los españoles sí y se lo pensaron más, porque antes se querían asegurar de que podíamos ganar la guerra», declaraba Guerrero sobre este secretismo, que ha hecho «muy difícil que se pudiera investigar y demostrar las cantidades de los suministros que se enviaron». Prueba de su enorme importancia, sin embargo, es el hecho de que, durante su mandato, el presidente Barack Obama ordenó colgar en el Senado estadounidense un retrato de Bernardo de Gálvez (1746-1786), el militar malagueño, gobernador de la Luisiana y héroe de la batalla de Pensacola en 1781, decisiva para echar a los ingleses de Florida.


Royal Navy

Las cifras del sacrificio de la Armada española para interceptar y anular a la poderosa Royal Navy, que era la armada más importante del mundo en aquel momento, fueron capitales para el nacimiento de la nación alumbrada por George Washington, John Adams, Benjamin Franklin y Thomas Jefferson, entre otros. Por ejemplo, cuando humillamos a los británicos con la ayuda prestada por los almirantes Juan de Lángara en la zona de las Azores o la de Luís de Córdova al barrer a los ingleses, junto al conde d'Orvilliers, en el Canal de la Mancha.

Estas dos maniobras fueron un factor de vital importancia para el objetivo final. Para que se hagan una idea, Luis de Córdova apresó a 55 buques británicos que se dirigían con destino a las 13 colonias. Su valor económico superaba las cuatro millones de libras, una cantidad suficiente en aquella época como para arruinar a la economía londinense a finales del siglo XVIII. Y es que el aporte más significativo de España a la independencia de Estados Unidos fue, además del financiero, el de su Armada con las incansables ofensivas de los Gálvez, Langara y Córdova, entre otros, que marcaron la diferencia del conflicto y desactivaron el principal recurso militar británico: su marina.

No hay que olvidar tampoco que los ingleses ocuparon Norteamérica, un siglo antes, para evitar que lo hiciera España, potencia que, según ellos, aspiraba a la hegemonía mundial. Un siglo después, Gran Bretaña ya disfrutaba de una red de colonias en la costa atlántica, entre el Canadá francés y la Florida española. Sus habitantes, llegados desde Europa en busca de nuevas oportunidades, se duplicaron entre 1750 y 1770, formando una sociedad dinámica y en continua expansión. Las cosas iban tan bien para los colonos que el futuro padre de la independencia, Benjamin Franklin, profetizó que la colonia se convertiría en el centro del Imperio británico.


Los muertos españoles

En 2015, José María Lancho enumeró en ABC los barcos y marinos españoles perdidos, año por año, durante la guerra de independencia de Estados Unidos, en ayuda de los colonos que aspiraban a emanciparse de Londres. Unas cifras que nos ayudan a hacernos una idea del enorme sacrificio realizado por España, pocas veces reconocido:

Año 1779:

- Navío El Poderoso de 64 cañones: 500 hombres.

- Fragata Santa Mónica de 32 cañones: 232 hombres.

- Fragata Santa Margarita de 32 cañones: 232 hombres.

Año 1780:

- Fragata Santa Marta de 38 cañones: 232 hombres.
- Navío San José de 70 cañones: 539 hombres.

- Navío El Fénix de 80 cañones: 539 hombres.

- Navío Monarca de 70 cañones: 539 hombres.

- Navío El Diligente de 70 cañones: 539 hombres.

- Navío Princesa de 70 cañones: 539 hombres.

- Navío Guipúzcoa de 70 cañones (539 hombres)

- Navío Santo Domingo de 70 cañones: 539 hombres.

- Navío San Julián 70 de cañones: 539 hombres.

- Navío San Carlos de 50 cañones: 480 hombres.

- Bergantín San Juan Bautista de 12 cañones: 75 hombres.

Año 1781:

- Fragata Leocadia de 34 cañones: 232 hombres.

- Fragata Santa Catalina de 32 cañones: : 232 hombres.

- Fragata La Graña de 26 cañones: 232 hombres.

- Fragata Tallapiedra de 21 cañones: 232 hombres.

- Fragata Paula Primera de 21 cañones: 232 hombres.

- Fragata Pastora de 21 cañones: 232 hombres.

- Fragata San Cristóbal de 17 cañones: 175 hombres.

- Bergantín Príncipe Carlos de 17 cañones: 175 hombres.

- Bergantín San Juan de 9 cañones: 75 hombres.

- Bergantín Paula Segunda de 9 cañones: 75 hombres.

- Bergantín Santa Ana de 9 cañones: 75 hombres.

- Bergantín Dolores de 7 cañones (75 hombres)

Año 1782:

- Navío San Miguel de 74 cañones: 539 hombres.

- Fragata Perpetua de 34 cañones: 232 hombres.

- Fragata Santa Catalina de 30 cañones: 232 hombres.

- Brulote Begoña : sin datos

- Balandra Natalia de 12 cañones: 75 hombres.

Año 1783:

- Navío El Dragón de 60 cañones: 500 hombres.

- Fragata Las Dos Catalinas de 34 cañones: 232 hombres.



El desprecio de Washington a los 9.000 soldados españoles que murieron para que EE.UU. lograra su independencia

La España de los Borbones era una colonia de Francia. Los americanos son pragmáticos con éso, le dan las gracias a la cabeza de la familia, no a los secundones.

Nada que ver con la poco equilibrada por la endogamia, pero senatorial, castiza y barroca España de los Austrias.


Nos devolvieron el favor apoyando al traidor Bolivar y lo envolvieron para regalo quitandonos Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

No se que otra cosa esperaban los luces de Floridablanca y Carlos III apoyando al aborto mason en vez de estrangularlo en la cuna y lanzar sus restos a los cerdos.

Ellos no pensaban nada. Ellos hacían lo que sd les ordenaba desde Versalles. El rey era un testaferro de Luis XV y luego Luis XVI.
Solo hay que ver como cuando los Borbones cayeron en Francia, Carlos III y sus ministros entraron en desesperación como gallinas sin cabeza.
Ellos solo usaban a España para financiar las guerras de Francia.

España fue en el siglo XVIII no el hegemón autónomo y con agenda propia como en tiempos de los Austrias; sino una colonia francesa.
 
Volver