Hace tiempo que tengo la sensación, no sé si equivocada o no, de que tanto el aceite de oliva virgen extra como los productos de lechón con la denominación de ibéricos han sido capaces de montar dos de las mejores campañas publicitarias de la historia de este país. Parece que cualquier aceite que no sea el virgen extra es poco menos que veneno para la salud, que los productos no ibéricos sean subproductos.
En mi caso, consumo aceite de oliva de 1º, lo que ahora llaman intenso, Koipe Sabor, La Masía o Carbonell, dependiendo de dónde lo compre. Me parece el más equilibrado en olor y sabor, ni tan soso como el 0,4 ni tan "aceitazo" como el virgen extra. En muchas comidas, el virgen extra llega incluso a desagradarme, por ejemplo, mahonesa o fritos.
En el caso de los ibéricos, pues tampoco pasa nada por comer un jamón de Teruel, o de cualquier pueblo del Pirineo en el que todavía queden cerdos.
Otra cosa sería que en el caso del aceite los demás fueran perjudiciales para la salud, habría que replanteárselo, y parece no ser el caso. En mi opinión, son campañas muy bien llevadas, que sin falsear que son productos sanos o de alta calidad, se ponen a una distancia de los demás que no es la real.
Lo dicho, es una opinión, no me vayáis a crucificar.
Por cierto, a la OCU, desde que empezaron a regalar calculadoras de los chinos y linternas mágicas por hacerte socio, como que la miro de otra manera...