gentlemanio
Madmaxista
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Muy cierto. En este hilo el tal gentlemanio no ha parado de insultar desde el principio.
(...)
Porque lo que hizo Einstein fue dar un empujón a algo que ya estaba maduro, que era generalizar la relatividad clásica y la mecánica clásica para adaptarla al electromagnetismo de Maxwell. La fama de Einstein es exagerada, por ser judío, promocionado por el control judío de los medios de propaganda. En la historia de la ciencia, me parecen más importantes Maxwell y Planck, por ejemplo. Maxwell sí que fue el que produjo un salto cualitativo en la Física.
Muy fina tenéis la piel.
Yo veo dos insultos:
El primero un insulto a la inteligencia, pasar por notable una crítica de nivel discutible y técnicamente equivocada a una teoría que todo el mundo aceptaba ya en 1911, simplemente porque el pánfilo de turno supone que Palacios era falangista, sin conocer ni jota de Palacios, ni de dónde viene ni a quién dio clases, ni qué había en las cátedras de España durante el franquismo.
Mire usted, si no sabe nada de física y menos de historia de la física española, no se meta en camisas de once varas, se le ve el cartón.
El segundo, el insulto odioso antisemita de siempre. Este foro es uno de los lugares públicos de la vergüenza de este país. Donde cobardes semianalfabetos, que no se atreven a soltar las burradas impresentables que piensan en público, dan rienda suelta a sus odios y complejos más rastreros en plan masturbatorio.
Me metí con Palacios, porque su actitud en este aspecto no fue buena. Suficiente para despertar comportamientos pasivo-agresivos varios y ataques personales.
Burbuja hiede a nancys, a racistas, a orates misóginos, a sociópatas amargados... y sobre todo hiede a mediocridad putrefacta.
Pero amilanáis cero.
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
A la vuelta de su misión cultural en Argentina y Uruguay durante el verano de 1939, invitado por la Institución Cultural Española de Buenos Aires, Palacios se encontró que esa «nueva España» prescindía de él y lo iba apartado de todos los puestos relevantes. El comienzo de la carta que envía al Ministro de Educación Nacional, José Ibáñez Martín, el 6 de abril de 1940, constituye una descripción certera de la realidad que le tocaba vivir. Escribía a «mi querido y distinguido amigo»:
Al despedirme de Vd. después de la última y larga entrevista que tuvo la amabilidad de concederme, pronunció Vd. una frase que me impresionó profundamente. Me dijo: «recuerde Vd. que ahora gobernamos sus amigos». Confieso que, desde mi regreso de Buenos Aires, han sido tantos los desaires y disgustos que he sufrido, que hubo momentos en que pasó por mi mente la idea de que ocurría todo lo contrario.
Reintegrado y militante en Renovación Española, el Régimen lo va apartando de todos sus puestos de dirección e intenta buscarle una salida. En enero de 1944, el todavía respetado Palacios es enviado a Portugal en misión cultural, en un intento de destruir la «leyenda de color» que pesaba sobre ambos países por su supuesta incapacidad para la investigación científica. Pero en marzo de 1944 se pondrá punto y final a su colaboración en la tarea de reconstrucción nacional de la que había ido siendo apartado tras su vuelta de Argentina.
Efectivamente, en unos momentos en los que la derrota de Hitler se avizora como inevitable, Don Juan de Borbón comienza a mover sus fichas confiando en una restauración de la Monarquía en España, y hace público el «Manifiesto de Lausanne». Palacios, que estaba a punto de leer su discurso de ingreso en la Real Academia Nacional de Medicina, se adhiere al manifiesto junto con otros intelectuales monárquicos (Alfonso García Valdecasas, Juan José López Ibor, Jesús Pavón, etc.). De manera fulminante, se le destierra y confina en Almansa (Albacete) y se le destituye de los cargos que le quedaban (por ejemplo, el de Vicerrector de la Universidad de Madrid, el 23 de marzo).
Readmitido a finales de 1944, su vida se dirigirá hacia un semiexilio en Lisboa, consentido por unas autoridades franquistas que no lo pueden castigar más. Pero su presencia, su compromiso con la justicia, su rectitud y honradez incomoda a un régimen que sigue organizándose ocupando con los más dóciles y afines todas las esferas de la Universidad.
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