Jose Tomás y la ética del samurai

Un malo que maltrata, hiere y asesina a un animal hervíboro.

Los carnívoros dan el pasaporte herbívoros, no carnívoros.

---------- Post added 08-dic-2014 at 22:58 ----------

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Umstrittene EU-Agrar-Subvention: Millionen für den Stierkampf - taz.de



EU-Millionen für blutige Stierkämpfe in Spanien | DasErste.de

EU-Subventionen für Stierkämpfe: Rechtfertigung der SPD greift zu kurz – Grüner Antrag hätte Ausstieg aus subventionierter Tierquälerei eingeleitet | Sven Giegold - Mitglied der Grünen Fraktion im Europaparlament

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Como habéis dicho, Ponce es un privilegiado desde el punto de vista técnico y como dominador. Es de esos toreros que desde que sale el toro sabe lo que hay que hacerle y realiza las suertes con una soltura impresionante. Como pasaba con Manzanares, tiene todas las facultades para haber sido una figura del toreo importante, pero desde hace años se ha convertido en una sombra de lo que pudo ser. Amparado en un falso esteticismo se ha permitido cada vez más ventajas frente al toro, hasta el punto que ha vaciado su toreo de toda verdad. La última corrida que toreó en Madrid es un ejemplo del ventajismo en el que lleva tanto tiempo instalado: distancias vergonzosas con el toro, remates fuera, afectación. Eso sí, sigue encandilando al público no aficionado (al que torea muy bien) sacando la cadera después del embroque y teatralizando sus actuaciones.
Por desgracia, es la antítesis del toreo a "calzón quitado" de Tomás y a mi, como aficionado, debo decir que Ponce hace mucho me dejó de interesar.
 
Que puñetero ardor de estomago de animalistas, que gente mas ridicula--
 
El eterno meollo de la cuestión, es que una plaza, solo un 5% y creo que me paso son aficionados y el resto público. Ojo, muy respetable porque paga su entrada. Siempre ha sido así. No hay mas que releer por ejemplo una crónica de Corrochano de los años 30.

Ser aficionado no es fácil. Toca leer mucho, escuchar mucho, aprender de los mayores, soltar pasta para pagar las entradas, llevarte muchísimos disgustos y sinsabores, y tener asumido, que por mucho que leas, veas, escuches, debatas y aprendas durante tu vida, de toros no saben ni las vacas.

Esa es la magia de esta bendita afición, que nunca acabas de aprender. Y al final, lo único que queda es cuando un lance te cruje el alma y te sale de dentro un "olé" o un "bién" ronco y seco. Ese instante, vale por todo lo anterior. Y lo puedes sentir viendo a Tomás, o viendo a unos becerristas en un bolsín.

Suscribo todo lo que dices. La afición a los toros es una extraña sabiduría que requiere una larga y paciente travesía. Mucha observación, mucha finura y mucha ilusión para volver a admirarse con el milagro del toreo donde menos te lo esperas.
Da gusto encontrarse aquí tan buenos aficionados.
 
José Tomás quiere ser mas grande que Joselito El Gallo o Manolete.

Pero eso sólo le alcanza si muere en el ruedo.

Y a eso vá, en mi humilde opiniòn.
 
Última edición:
Como no he leído todos los hilos no sé si alguien ya lo ha mencionado.

Vaya por delante que no soy un gran conocedor del toreo. En realidad no forma parte del entorno cultural del que procedo pero, por otro lado, es un arte hispánico con lo cual la conexión por uno u otro lado es inevitable.

Se ha mencionado a Belmonte en el mensaje de apertura. Pues bien, según tengo entendido, el ámbito del toreo es el único del mundo occidental que ha captado la atención de los maestros zen. El relato del referido mensaje al "trance taurino" de aquel torero es puesto por el erudito zen Suzuki como análogo al de los satoris japoneses. Otoshi Oshima confirma a su manera esta idea.

Llegan a decir que si Belmonte hubiera tenido un adiestramiento zen, habría llegado en ese momento a la visión de la Prajna inmutable.

En cualquier caso, es de verraco el empeño en que el toreo no es más que un espectáculo en el que un público primitivo disfruta viendo cómo un individuo ridículo maltrata a un animal.

En cuanto a José Tomás, es que no hay palabras para definir lo que hace. Creo que pasa las barreras de lo imaginable. No parece que en esa actitud haya sólo una avidez por ganar dinero. Hay algo más que cuesta definir pero que lo percibe todo aquel que observa sus faenas.
 
Como no he leído todos los hilos no sé si alguien ya lo ha mencionado.

Vaya por delante que no soy un gran conocedor del toreo. En realidad no forma parte del entorno cultural del que procedo pero, por otro lado, es un arte hispánico con lo cual la conexión por uno u otro lado es inevitable.

Se ha mencionado a Belmonte en el mensaje de apertura. Pues bien, según tengo entendido, el ámbito del toreo es el único del mundo occidental que ha captado la atención de los maestros zen. El relato del referido mensaje al "trance taurino" de aquel torero es puesto por el erudito zen Suzuki como análogo al de los satoris japoneses. Otoshi Oshima confirma a su manera esta idea.

Llegan a decir que si Belmonte hubiera tenido un adiestramiento zen, habría llegado en ese momento a la visión de la Prajna inmutable.

En cualquier caso, es de verraco el empeño en que el toreo no es más que un espectáculo en el que un público primitivo disfruta viendo cómo un individuo ridículo maltrata a un animal.

En cuanto a José Tomás, es que no hay palabras para definir lo que hace. Creo que pasa las barreras de lo imaginable. No parece que en esa actitud haya sólo una avidez por ganar dinero. Hay algo más que cuesta definir pero que lo percibe todo aquel que observa sus faenas.

Muy interesante tu aportación. Ignoro los textos que citas, pero es verdad que el temple, la distancia y la quietud que imprimió Belmonte a su toreo tienen algo de misticismo. En ese sentido, el propio Belmonte dio una bellísima definición de este arte como "un ejercicio del espíritu". Al igual que el toreo de Tomás, sin duda, es un ejercicio del espíritu.
 
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