Se agradecen comentarios como los vuestros, Tmax y SinPrisas. Igual sale de este hilo una buena faena. Gulpiyuri, no soy yo el autor de tan magnífico artículo, echa un vistazo al enlace y encontrarás mucho más de varios entendidos de verdad.
Os lanzo un par de preguntas:
-¿Habéis tenido el enorme privilegio de ver torear en vivo al dios de piedra de Galapagar, tal y como él muchas veces desearía que la afición lo hiciese, en vez de televisado?
-Algunos entendidos sitúan la figura de JT como un matador único, último de una estirpe dentro del toreo clásico sin solución de continuidad, y otros consideran que ha abierto nuevas puertas para crear escuela, quizás marcada por una excesiva quietud, verticalidad impuesta, retazos de Manolete… y terminar de una vez por todas con el llamado toreo postmoderno, caracterizado por la lejanía al toro y a la afición por demasiados años ya. ¿Cuál es vuestra postura en esto?
Referente a una temida eventual prohibición, me gustaría daros ánimos: aunque pinten bastos económicamente y la situación no parezca demasiado halagüeña en lo social (mucho ruido de red social, más que otra cosa, en la calle son pocos), hay en marcha una estudiada propuesta conjunta de protección para presentarla ante la unesco y que la valoren por parte de España, Francia y varios países hispanoamericanos, mientras a nivel país -que yo sepa-, en México, Colombia y España oficialmente ya cuentan con calificación de Patrimonio Cultural, y la cría del toro de lidia otro tanto de lo mismo. Que es análoga a la de Patrimonio Medioambiental.
Gracias por tu comentario, Hontanares, y contesto a tus preguntas. Sí he visto a JT torear y te aseguro que, como aficionado, es una experiencia excepcional. Pero más allá de la afición de cada uno, supone un acontecimiento al que acuden muchas otras personas con sensibilidad cultural, conscientes de que asisten a algo más que la lidia de un toro: a una ceremonia muy especial oficiada por un artista singular.
Por lo que se refiere a su tauromaquia, en mi opinión ha resucitado el clasicismo (naturalidad, colocación, temple, remate, hondura), tan opuesto al antitoreo que hay practican casi todos los demás toreros. Y al clasicismo le ha añadido una enorme personalidad, un halo carismático que desprende ese concepto tan puro del toreo que, aunque es verdad que tiene cierta inspiración manoletista, nunca se sale de los cánones eternos del toreo grande.
Un saludo