Isabel II de España

Redbull Vol. II

Madmaxista
Desde
26 Abr 2013
Mensajes
6.239
Reputación
9.914
Isabel II nació el 10 de Octubre de 1830 en el palacio de Oriente de Madrid, hija de Fernando VII y de su cuarta esposa y sobrina María Cristina de Borbón.


427px-Fernando_VII_-_Vicente_L%C3%B3pez.jpg
463px-Mar%C3%ADa_Cristina_de_Borb%C3%B3n-Dos_Sicilias,_reina_de_Espa%C3%B1a.jpg



Su nacimiento originaria un lío sucesorio que acabaría en guerra.

En Marzo de 1830 Fernando VII publico la Pragmática Sanción que había sido aprobada en 1789 pero no publicada. La Pragmática Sanción anula la ley Salica vigente desde tiempos de Felipe V y anulaba la preferencia masculina, en consecuencia fuese niño a niña el hijo de los reyes heredaría el trono, cuando en Octubre nace Isabel su tío Carlos y los sectores que le apoyan ve peligrar sus opciones al trono.

A mediados de 1832 Fernando VII que descansaba en el palacio de La Granja con su familia enferma gravemente de gota temiéndose por su vida, su hermano había manifestado su intención de no acatar la pragmática sanción.

El rey se hallaba enfermo postrado en su lecho. Su lamentable estado propició que algunos prohombres de la corte considerasen casi seguro un inminente fallecimiento. Esa circunstancia obligaba a ejercer una presión inmediata a fin de revertir el orden establecido a favor de la niña Isabel y su hermanita bebé Luisa Fernanda. El ministro de Gracia y Justicia, Francisco Tadeo Calomarde, era un tipo sorprendentemente ilustrado, pero al estilo despotismo ilustrado; un conservador reaccionario. Aprovechando la debilidad física y la poca claridad mental del monarca, Calomarde le puso delante, para que estampase su real garabato, una ley que abolía la Pragmática, devolviendo vigencia a la ley Salica.

Cuando el triunfante Calomarde salió de la alcoba enarbolando el papel, se encontró de frente con la infanta Luisa Carlota, que había viajado desde Sevilla dónde residía hasta Madrid para apoyar a hermana María Cristina. Luisa Carlota tenía un fuerte carácter, no se dejaba amilanar ante nada ni ante nadie y no iba a empezar a hacerlo a aquellas alturas del juego, cuando estaba en peligro la herencia de su sobrina Isabel y eso que no sabia que con el tiempo su hijo se casaria con ella. Enfrentándose a Calomarde, le arranca el decreto para hacerlo pedazos y quemarlo y en plena discusión no duda en cruzarle la cara al ministro de una bofetada. Calomarde, dentro de lo que cabe, reaccionó con extrema caballerosidad: mirando a la infanta, pronunció la famosa frase que pasó a la historia "Manos blancas no ofenden".

Recuperado de la crisis Fernando VII anulo el decreto derogatorio y ceso al gobierno

Estos sucesos marcaron las dos tendencias que se habían de enfrentar en el futuro. El 6 de Diciembre de 1832 Fernando VII habilita a su esposa como gobernadora mientras dure su enfermedad mientras Don Carlos es expulsado a Portugal, el 29 de Septiembre de 1833 fallece Fernando VII es el inicio de la guerra carlista y el reinado de Isabel II bajo la regencia de su progenitora.

Apoyando a María Cristina y a la niña Isabel estaban la mayoría de los militares y los sectores liberales, no porque María Cristina fuese liberal ni por las desconocidas ideas de Isabel lo hacían para oponerse a las ideas absolutistas de don Carlos, más que una guerra dinástica fue una guerra ideológica.

Trato de gobernar con la formula moderada del Estatuto Real de 1834 (una especie de carta otorgada) redactado por Martínez de la Rosa, pero los insurrección de la Granja le impuso la vuelta al constitucionalismo con el texto de 1837, una corrección de la de 1812. Este hecho provoco la división de los liberales en moderados (los defensores del texto) y progresistas

A escasos tres meses del fallecimiento de su marido (que se debio revolver en su tumba) la regente se caso con un guapo capitán de la guardia Agustín Fernando Muñoz, el matrimonio fue secreto pues si se casaba estaba obligada a dejar la regencia, los partidarios de Isabel prefirieron mirar para otro lado, posiblemente para no abrir el melón de la regencia y crear divisiones en el bando liberal, prefirieron dejar a María Cristina como regente.

De ese matrimonio nacieron cuatro hijos durante la regencia y cuatro mas posteriormente, que eran enviados a Francia para su cuidado y apartarlos de la corte, por no hacer el asunto demasiado escandaloso. Pero María Cristina había cavado su propia tumba, acabada la guerra carlista, Espartero el nuevo hombre fuerte fuerza su exilio a Paris y asume la regencia.

Isabel y su hermana quedan solas en Madrid eso si arropadas por el cariño del pueblo, aun María Cristina desde Paris auspicio una rebelión militar con la intención de recuperar a sus hijas pero el intento fracaso y su cabecilla Diego de León lo pago con la vida.

En 1843 se produce la caída de Espartero y no sabiendo a quien nombrar regente se opta por el atajo de decretar la mayoría de edad de Isabel II, antes de tener 14 años jura la constitución de 1837 e inicia su reinado personal


isabelx.jpg




Fuente Isabel II lio sucesorio e infancia - cueez - tu web de respuestas
 
Una fruta hija de un cabrón. Que arda en el Infierno.
 
Cuando Isabel II asumió la corona era una jovencita con poca preparación, sus estudios eran poco profundos, ninguno de sus preceptores se preocupo en demasía por ella, solo destaco en las clases de piano y canto, tenia una muy bella y educada voz de soprano.

Como tampoco se preocuparon de cuidar su alimentación que junto con su tendencia al sobrepeso lo que unido a sus once embarazos ocasiono su rotunda figura, más rotunda de lo que los pintores de corte nos presentan

c51.jpg


Ella misma dijo a Galdos.

« ¿Qué había de hacer yo, jovencilla, reina a los catorce años, sin ningún freno a mi voluntad, con todo el dinero a mano para mis antojos y para darme el gusto de favorecer a los necesitados, no viendo al lado mío más que personas que se doblaban como cañas, ni oyendo más que voces de adulación que me aturdían ¿Qué había de hacer yo?... Póngase en mi caso...» («La reina Isabel», en Memoranda, p. 22)

Posiblemente eso fuese deliberado para poder así influir mas fácilmente en ella como ejemplo la actitud de Salustiano Olózaga, jefe del Partido Progresista que, acusado de haber forzado a la reina niña para que firmase la disolución de las Cortes contra su voluntad, era destituido a los nueve días.

Isabel fue una reina muy querida por el pueblo, y lo fue hasta los últimos días de su reinado, hasta sus oponente coinciden que era extremadamente generosa y desprendida en lo económico, parecía no tener consciencia de lo que era el dinero, algunos quisieron acusarla de enriquecerse con las concesiones ferroviarias pero eso es falso, el afán de acumular riqueza le era ajeno, si que lo hizo su progenitora y su padrastro a quien ella ennobleció nombrándole Marques de Riansares que se asocio con el Marques de Salamanca en los negocios de la época.

Como muestra esta carta remitida a O Donell

Isabel+II+carta+a+O%2527Donnell+23.10.1865.jpg


"O'Donnell
No pudiendo compartir en estas tristes circunstancias, porque así lo ha considerado conveniente el Gobierno, los riesgos que corren muchos de mis súbditos con motivo de la epidemia reinante, te envío un millón de reales de mi patrimonio para que le remedien con ellos todas las desgracias que sean posibles y en la forma que juzgue oportuna el Gobierno; sintiendo mucho no poder disponer de más actualmente para aplicarlo á este objeto.
Isabel"


Era una mujer tan sumamente desprendida, que cuando no tenia dinero para entregar a quien se lo pedía, le daba las joyas que en ese momento portase, ocasionado que las damas que la acompañasen se lanzaran sobre el que las recibía ansiosas por comprarla sabedoras de su valor, fue una gran compradora de joyas.

Se cuenta que ya mayor en su exilio parisino una tarde de otoño salio sola a pasear por el parque y que una rama de engancho en la aparatosa falda que entonces se usaban, como era subida de peso y torpona una mendiga se la desengancho, miro en su bolso y como había salido sin dinero sin pensarlo dos veces se soltó el grueso collar de oro que portaba y se lo entrego a la asombrada mujer, sobre su exilio hablare mas adelante

4182182903_135b01232c_b.jpg


Gracias también a su generosidad hoy los españoles podemos estar orgullosos del Museo del Prado, casi todo lo que en el esta era propiedad privada suya, y sin recibir nada a cambio lo dono a la nación

Lo que marco profundamente su reinado fue la boda impuesta con Francisco de Asís a los 16 años, de todos los candidatos se le eligió por ser el que no suscitaba ningún problema ni inconveniente ni a los políticos ni a las potencias extranjeras, pero la verdad es que tampoco tenia ninguna virtud, y sobre todo era totalmente opuesto a lo que la reina necesitaba, Francisco de Asís era un hombre blandengue y poco viril justo lo contrario a los gustos de Isabel

Al respecto se dice que Cuando en 1860, el general O, Donell fue a despedirse de Isabel II antes de irse a la guerra de África, la reina le dijo cariñosamente que si ella fuera hombre iría con él. Francisco de Asís, que estaba presente, añadió: "Lo mismo te digo, O, Donell, lo mismo te digo".


Isabel era una muchacha alegre y cariñosa en el trato con todo el mundo y con ganas de vivir, y pronto encontró otros hombres que le daban lo que su marido no podía o quería. Le gustaban los hombre viriles y los militares valientes y su marido no era nada de eso, en toda la guerra carlista no piso un frente de batalla.

Eso genero lo que se llamo la “cuestión de palacio” que seria usada por sus adversarios de la época para desprestigiarla pero parece que el tema interesaba más a los políticos que al pueblo que directamente la amaba, y así se lo demostró siempre en sus frecuentes viajes por toda España, y ella le correspondía dejando generosas donaciones para los necesitados en cada una de las localidades que visitaba.

Tampoco la “cuestión de palacio” fue algo que influyese en los temas del gobierno, pasar por la cama de la reina no proporcionaba un ministerio ni mucho menos, y al respeto cuando era bien aconsejada sabia hacer lo correcto.

Por ejemplo en el caso de Enrique Puigmolto al que casi todos los historiadores creen padre de Alfonso XII, su pretensión de ascenderlo encontró la oposición de Narváez y su gobierno, ante el escándalo el padre Claret su confesor le dijo que no era bueno que el padre del heredero estuviese cerca de su hijo por el bien de la nación y la corona, cuando nació Alfonso XII su supuesto padre ya estaba destinado en la embajada Londres como agregado militar.

Su reinado fue una época de gobiernos cambiantes no por que Isabel los cambiase a su capricho como algunos parece quieren hacer creer, mas de 50 gobiernos se sucedieron entre 1833 y1868, producto ello de las divisiones entre moderados y progresistas y dentro de cada partido entre las diversas tendencias.

Isabel II careció durante todo su reinado de alguien que la aconsejara de manera verdaderamente leal, desinteresada y apartidista, incluso su progenitora la intenta manipular en beneficio de sus propios intereses, la acusación de que personajes como sor Patrocinio y su confesor el padre Claret influían en las decisiones políticas es mas fruto de las novelas que de la realidad, Isabel siempre intento hacer lo que considero mejor para España, muestra de ello es su firma en leyes desamortizadoras de propiedades eclesiásticas que firmo en contra de su conciencia siendo ella ferviente católica.

Visto desde la perspectiva actual su reinado fue fecundo y supuso un cambio radical para España, entre los logros de su reinado esta la creación de una red de ferrocarriles que modernizo España, también se promulgo la primera ley de universalización de la educación “la Ley Moyano” se asentó un sistema político parlamentario y los partidos políticos, todo ello en un clima de continua inestabilidad política.

De época isabelina es también el auge de la prensa escrita que tan mal la trato por cierto

De su preocupación por Madrid saben bien los madrileños que en los recibos del agua aun hoy en día leen su nombre, el canal de Isabel II fue una gran obra que suplió un problema crónico del Madrid de la época, la escasez de agua de calidad, esa obra se puede decir que tambien la pago ella de su bolsillo personal, un año antes del inicio de las obras perdono al estado 90 millones de reales que le adeudaba de atrasos de su asignacion economica, el coste de la obra fue de 80 millones de reales

También se produjo un cambio social muy importante, en el régimen anterior se llegaba al poder político y económico por los éxitos en el campo de batalla, como por ejemplo Serrano o Prim, gente de cuna humilde que por los éxitos de las armas llegaron al poder político, en el reinado de Isabel nació un nuevo tipo de ascenso social. ejemplificado por gente como el Marques de Salamanca o el Marques de San Luis, gente también de cuna humilde que llegaron a la nobleza y el poder político a través de la riqueza obtenida en los negocios.

Antes de Isabel II la riqueza se obtenía a través de los títulos obtenidos por las armas y esos títulos con las rentas asociadas eran los que te hacían rico, en la sociedad isabelina, primero te hacías rico y después obtenías los títulos.

Se puede alegar que los cambios deberían ser mas profundos, pero no se debe perder de vista que un sector de la población era muy conservadora, y el antiguo régimen tenia seguidores dispuestos a secundar los levantamientos carlistas si los cambios avanzaban demasiado rápido.

«El reinado de Isabel se irá borrando de la memoria, y los males que trajo, así como los bienes que produjo, pasarán sin dejar rastro. La pobre Reina, tan fervorosamente amada en su niñez, esperanza y alegría del pueblo, emblema de la libertad, después hollada, escarnecida y arrojada del reino, baja al sepulcro sin que su fin avive los entusiasmos ni los odios de otros días. Se juzgará su reinado con crítica severa: en él se verá el origen y el embrión de no pocos vicios de nuestra política; pero nadie niega ni desconoce la inmensa ternura de aquella alma ingenua, indolente, fácil a la piedad, al perdón, a la caridad, como incapaz de toda resolución tenaz y vigorosa. Doña Isabel vivió en perpetua infancia, y el mayor de sus infortunios fue haber nacido Reina y llevar en su mano la dirección jovenlandesal de un pueblo, pesada obligación para tan tierna mano»
.

Este texto lo escribió Galdos, tras su fin, para mi gusto Galdos y Valle Inclan en sus novelas crea una imagen distorsionada de su reinado, aunque claro siendo novelista y no historiador es lógico que sucumba a la tentación de dar protagonismo a personajes tan jugosos y pintorescos como sor Patrocinio.

Sobre todo se equivoca cuando dice que su reinado pasara sin dejar rastro, la España de hoy es hija de la España isabelina sin ella no se puede explicar el siglo XIX ni el XX

Ella si que podría decir aquello de “Otros vendrán que buena me harán” tras ella vino Amadeo de Saboya, que pese a estar mas preparado fracaso lamentablemente, por no hablar del fracaso de la posterior republica.


Fuente Isabel II. Reinado - cueez - tu web de respuestas

---------- Post added 15-dic-2013 at 19:17 ----------

Una fruta hija de un cabrón. Que arda en el Infierno.

Quizas deberia leer mas historia y menos novelas.

Edito. de todas formas gracias por su post que me permite separar los mios :D

---------- Post added 15-dic-2013 at 19:23 ----------

Queen_Isabella_II_of_Spain_by_Franz_Xavier_Winterhalter,_1852.jpg
 
Última edición:
En 1868 se produjo la llamada “revolución gloriosa” que supuso el Exilio de Isabel II las causas de la revolución son motivo de discusión entre los historiadores.

Una síntesis del relativo consenso que se ha alcanzado en la
actualidad en el debate sobre las causas de la revolución de 1868 la
podemos encontrar en dos libros publicados en 2006 y 2007. En el
segundo de ellos Juan Francisco Fuentes resume así el estado de la
cuestión:
Conviene descartar, pues, interpretaciones simplistas del
final de la Monarquía isabelina basadas en una relación causa-efecto
entre la crisis económica y la Revolución de 1868, en la que tanto
protagonismo tuvieron algunos políticos y generales directamente
afectados por la situación de las empresas financieras y ferroviarias.
Pero tampoco se puede ignorar la importancia que aquella gran crisis
del capitalismo español iniciada en 1864 tuvo en la percepción general
de las élites políticas y económicas: el convencimiento de que el
régimen isabelino, reducido finalmente a una pequeña camarilla
político-clerical, se había aislado por completo de la realidad
nacional. A los ojos de una buena parte de la sociedad española,
aquello era el final de una época. Una grave crisis de subsistencias
en los años 1867-1868 acabaría de generalizar esa sensación de
catástrofe nacional que se apodera del país en la última etapa del
reinado de Isabel II

El caso es que la fin de Narváez y O’Donnell dejo a Isabel sin apoyos, los opositores a Isabel acordaron el pacto de Ostende que costaba de dos puntos.

1º, destruir lo existente en las altas esferas del poder;
2º, nombramiento de una asamblea constituyente, bajo la dirección de un
Gobierno provisorio, la cual decidiría la suerte del país, cuya
soberanía era la ley que representase, siendo elegida por sufragio
universal directo

Curiosa revolución que pretende quitar un régimen sin tener claro cual otro poner en su lugar, el lo único que estaban de acuerdo los revolucionarios era en el grito “Viva España con honra” se supone que por el manido “asunto de palacio” España debía ser un país maravilloso puesto que su principal problema era que el jefe de estado amaba mucho.....

Isabel II intento pactar con Prim pero el acuerdo fue imposible pues era condición innegociable para Prim la salida de Isabel.

Finamente el 18 de Septiembre tiene lugar el levantamiento, la reina desde Lekeitio donde estaba veraneando, desde niña padecía psoriasis que se le aliviaba con baños de mar que ella puso de moda. Intenta regresar a Madrid, pero no es posible por el sabotaje de la línea férrea y ante la falta de apoyos de Isabel la revolución triunfa e Isabel abandona España,

Se traslada a Paris donde es recibida con afecto por Napoleón III y se instala primero en el castillo de Pau y después compra el palacio Castilla en Paris que será su residencia hasta su fin.

Palacio Castilla

SALONISABELII.jpg


DESPACHOISABELII.jpg


PALACIOCASTILLA.jpg


Por iniciativa de Francisco de Asís se divorcian, en Paris seria siempre muy bien tratada, primero por la emperatriz y después por los presidentes de la republica.

Mientras tanto en España se elegía como rey a Amadeo de Saboya, un reinado corto y poco exitoso, y Canovas del Castillo aglutina las fuerzas de lo que seria la restauración, pero la época de Isabel había pasado, finalmente en 25 de Junio de 1870 abdica en su hijo Alfonso para que la restauración borbónica sea posible.

Isabel no cometió con su hijo el error que cometieron con ella y Alfonso recibió una excelente educación primero en Viena y después en la academia militar de Sandhurst en Inglaterra, donde tuvo contacto con Cabrera.

Tras Amadeo vino la Republica que fue una época convulsa con guerra carlista en el norte, levantamientos cantonalistas en levante y conflictos en Cuba.

Finalmente en diciembre de 1874 en Sagunto Martínez Campos proclama rey a Alfonso XII, el pueblo harto del desgobierno lo apoya con decision, los Borbones habían sido restaurados 6 años después, pero la coronación de su hijo no supuso el anhelado retorno de Isabel, tanto Canovas como su hijo preferían tenerla lejos para que su presencia no se entendiese como una vuelta al pasado.

Tras una grave enfermedad de Isabel finalmente Canovas consintió su regreso, con la condición de que no se instalara en Madrid, escogió Sevilla como destino, paso discretamente por Madrid que la acogió con cordialidad, en Sevilla se dio cuenta de que tampoco era su sitio, en ella Vivian los Montpensier, y aunque ella intento un acercamiento los viejas heridas no se habían cerrado, el noviazgo de su hijo con María de las Mercedes (hija de Montpensier) fue un duro golpe para ella, su hijo se casaba con la hija de quien había financiado la revolución que la destrono, no asistio a la boda y se regreso a Paris, solo volvió a España en cortas vistas de veraneo y para la segunda boda de su hijo con María Cristina de Habsburgo, que si era de su agrado, siendo aclamada por el pueblo de Madrid que no la había olvidado.

Vivió en Paris alejada de la política hasta su fin, recibiendo la visita de los que la conocieron y apreciaron, entre ellos el General Serrano al que de joven llamaba el “general bonito”, y que después participo en la revolución que la derroco, es conocido el recibimiento que ella siempre tan franca y natural le dio “!! Pero que viejo estas Serrano, que viejo estas!!” le dijo, en los últimos años recupero de alguna forma la relación con Francisco de Asís, a quien nunca amo, pero si se puede decir que fueron amigos al final de la vida, sintió mucho su fin dos años antes de la suya propia.

Al respecto esto dice su hija Eulalia en un libro sobre ella.

Pero como todo no es perfecto en esta vida, mamá me esperaba con una noticia triste y desgradable. El rey Francisco empeoraba día a día y se temía por su supervivencia. Mi progenitora había acudido a verle al palacio de Epinay, el pobre hombre estaba ya muy delgado. La sospecha del postrer invierno había invadido definitivamente su voluntad. Se sentía sólo y sin ganas de vivir. Ella, como siempre, no pudo reprimir su propio pensamiento:
-Caray, Paco, que estropeado estás - le soltó al verle.
Mi padre, que nunca había sido un hombre valeroso, se desmoronó. Mamá le cogió la mano, delicada y frágil como su dueño. Nunca le quiso, pero le respetó a su modo. El sonrió y entre silbidos asmáticos producidos por la pulmonía le dijo a la que había sido su esposa:
-Gracias por venir, Isabelita, pero os voy a hacer un ruego... dejadme morir tranquilo- y cerró los ojos, agotado por la fiebre y el cansancio.
Me lo contaba mamá sin tan siquiera haberse quitado el abrigo, ofuscada por la actitud de aquel hombrecillo que trataba de hacerle la puñeta incluso en el lecho de fin."

Al hilo de la vida.
Eulalia de Borbón la indómita.
Jordi Siracusa



El 9 de Abril de 1904 a los 74 años fallecía, en su testamento dejo escrito.

Encargo a mi muy querido nieto el rey don Alfonso XIII que tenga por
la nación española el gran cariño que siempre le profeso su abuela y
que haga toda clase de esfuerzos para desarrollar la fe, y alcanzar la
gloria y grandeza del país, que rinda siempre culto a la justicia y
que haga saber a España, después de mi fallecimiento, que muero
amándola, y que si Dios me admite en su presencia intercederé siempre
por su prosperidad

IsabelIImadurez.jpg



Fuente Isabel II Exilio - cueez - tu web de respuestas
 
Última edición:
Hablando de Isabel II es inevitable tocar el tema de la "cuestion de palacio" vamos su vida sensual para hablar claro.

Es un tema que genera mucha curiosidad e interes, tanto que eclipsa toda su labor de gobierno, pareciera que lo unico que hizo en su vida fue amar.

Isabel II no hizo nada que no hicieran antes su padre y todos sus ascendientes y despues de ella Amadeo quien en dos años tuvo mas amantes que Isabel en toda su vida, y lo mismo puede decirse de su hijo y su nieto, pero esta claro que su condicion de mujer hace que se le perdone mucho menos.

La reina se caso a los 16 años y lo hizo con su primo Francisco de Asis por razones politicas, y en contra de su voluntad, ella misma dijo “que se puede esperar de un hombre que en la noche de bodas vestía mas encajes que yo” no esta claro que fuese gays como se rumoreaba, tuvo amantes femeninas en España como la condesa de Campo Alange y ya en el exilio se relaciono con la cantante de opera Hortensia Schneider, pero aun sin serlo era poco hombre para tanta mujer, y la reina encontro otros hombres que la satisficieran, no solo en el plano sensual, tambien en el afectivo, su relacion con su marido siempre fue de rivales, el era practicamente carlista y conspiro repetidas veces en contra de los intereses de su mujer, su ambicion era gobernar, pero a pesar de las acusaciones de debilidad Isabel II tuvo el suficiente caracter para resistir sus presiones todo su reinado.

No es que fuese una mujer especialmete romantica, pero nadie puede vivir indefinidamente en la soledad afectiva en que su marido la tenia.

pic.aspx


Tenia mas porte militar ella que el :D

isabeliipasandorevistam.png


Haremos un repaso de los hombres más conocidos que pasaron por su vida

Tras la boda su primer amante conocido fue el general Francisco Serrano a quien la reina llamaba “el general bonito” algunos historiadores le atribuyen la paternidad de un hijo malogrado.

Tras Serrano, fue Manuel Lorenzo de Acuña marques de Bedmar el favorito de la reina, bailes, cenas en “Lhardy”, y diversiones unieron a los dos jóvenes, se le adjudican en tres hijos que no lograron sobrevivir.

Se atribuye al comandante José María Ruiz de Arana, conde de Sevilla la paternidad de su primera hija Isabel Francisca de Asís que seria conocida como la chata.

Arana perdió el favor de la reina en 1856 siendo sustituido por Enrique Puigmolto, Conde de Peñafiel, un joven y guapo capitán de ingenieros, naciendo en 1857 el futuro Alfonso XII a quien las malas lenguas llamaban el “Puigmontejo”.

Tras la marcha forzosa de Puigmolto, Isabel II se refugio en los brazos del abogado, poeta y periodista Miguel Tenorio de Castilla, a quien nombro su secretario particular como consecuencia de esa relación nacieron sus tres hijas menores Pilar, Paz y Eulalia.

La reina aun tuvo un embarazo más un hijo que no sobrevivió y del que se desconoce la paternidad aunque se baraja la hipótesis con poco sustento de Tirso de Obregón barítono de éxito

A la reina se le adjudican muchos otros amantes, pero eso entra en el apartado de maledicencias, practicamente no podia tener una relacion afectuosa con un hombre sin que se dijese que era su amante, como el profesor de canto Francisco Frontera Laserra o el apuesto barítono José Mirall.

Isabel era una mujer piadosa y sufría cargos de conciencia pero su ardiente naturaleza se acababa imponiendo, de ella el Papa decía “frutana…. ma pia”

Tras la salida de España se separo de su marido y se instalo con Carlos Mafori en Paris, al que siguio algun otro.

Su desordenada vida personal fue el principal reproche que se le puede hacer,siendo por lo demás una mujer generosa y de buen corazón y una reina nada autoritaria y muy alejada de la falsedad y crueldad de su padre, tambien es de reseñar que la relacion con la reina no significaba obtener cargo politico alguno, solo Carlos Marfori fue ministro, pero lo fue con anterioridad a la relacion y por ser sobrino de Narvaez, al relacionarse con la reina dejo de ser ministros y paso a ser intendente de Palacio.

Curiosamente la vida privada de Isabel era un arma politica en España, mientras que su contemporanea Victoria de Inglaterra gozaba de una clase politica que tapaba su relacion con el Sr. Brown un guardabosques, o con criados indues, es mas se la presenta como modelo de virtud y jovenlandesalidad, es el clasico ejercicio de ipocresia de los ingleses, para eso en España tenemos un dicho "dime de que presumes y te dire de que careces" que le viena al pelo a Victoria de Inglaterra, eso si Victoria era mas "democrata" en sus gustos por los hombres, mientras Isabel gustaba de nobles y militares Victoria de relacionaba con criados.



Fuente Isabel II, frutana... ma pia - cueez - tu web de respuestas



Y para los que esperan por la peli ya se la pongo yo :D:D

Un documental con opiniones de historiadores sobre su reinado.


Mujeres en la historia - Isabel II, Mujeres en la historia - RTVE.es A la Carta




.
 
Última edición:
Cuando Isabel II asumió la corona era una jovencita con muy poca preparación, sus estudios eran muy poco profundos, ninguno de sus preceptores se preocupo en demasía por ella, solo destaco en las clases de piano y canto, tenia una muy bella y educada voz de soprano.

Ya se encargaro la camarilla y los espadones de gobernar por ella ,no fuera a sufrir la criatura
Isabel fue una reina muy querida por el pueblo, y lo fue hasta los últimos días de su reinado, hasta sus oponente coinciden que era extremadamente generosa y desprendida en lo económico, parecía no tener consciencia de lo que era el dinero, algunos quisieron acusarla de enriquecerse con las concesiones ferroviarias pero eso es falso, el afán de acumular riqueza le era ajeno, si que lo hizo su progenitora y su padrastro a quien ella ennobleció nombrándole Marques de Riansares que se asocio con el Marques de Salamanca en los negocios de la época.

Gracias también a su generosidad hoy los españoles podemos estar orgullosos del Museo del Prado, casi todo lo que en el esta era propiedad privada suya, y sin recibir nada a cambio lo dono a la nación

Fue un periodo de mamandurria non stop ,termino de vender el pais junto a su progenitora a las potencias extranjeras , Rotschild & cia ,terminando la labor de su padre y progenitora .El pueblo la queria tanto que no les falto tiempo para defenderla en los dos levantamientos que hubo en su reinado


Isabel era una muchacha alegre cariñosa en el trato con todo el mundo y con ganas de vivir, y pronto encontró otros hombres que le daban lo que su marido no podía o quería. Le gustaban los hombre viriles y los militares valientes y su marido no era nada de eso, en toda la guerra carlista no piso un frente de batalla.

:XX::XX: . Fue un periodo de máxima rivalidad entre los alfa de españa : Narvaez,O Donell y el general bonito para ganarse los favores de la reina

Isabel II careció durante todo su reinado de alguien que la aconsejara de manera verdaderamente leal, desinteresada y apartidista, incluso su progenitora la intenta manipular en beneficio de sus propios intereses, la acusación de que personajes como sor Patrocinio y su confesor influían en las decisiones políticas es mas fruto de las novelas que de la realidad, Isabel siempre intento hacer lo que considero mejor para España, muestra de ello es su firma en leyes desamortizadoras de propiedades eclesiásticas que firmo en contra de su conciencia siendo ella ferviente católica.
Aka Mendizabal y los liberales no dejaron a su progenitora Maria Cristina que la Iglesia financiara a sus enemigos carlistas e impidieron que le abrieran las puertas cuando los carlistas llegaron a Madrid .El Concordato posterior tb lo firmo en contra de su conciencia

Visto desde la perspectiva actual su reinado fue fecundo y supuso un cambio radical para España, entre los logros de su reinado esta la creación de una red de ferrocarriles que modernizo España, también se promulgo la primera ley de universalización de la educación “la Ley Moyano” se asentó un sistema político parlamentario y los partidos políticos, todo ello en un clima de continua inestabilidad política.

Como dije antes ferrocarriles+ Isabel II = Mamandurria ,vender España al extranjero .
La educación en esa época :XX::XX:
De época isabelina es también el auge de la prensa escrita que tan mal la trato por cierto

Leyes que cambiaba en cuanto el sector conservador recuperaba el poder .Masacrar estudiantes no estaba bien visto por la prensa tampoco.Estos progres de la época que quejicas eran

De su preocupación por Madrid saben bien los madrileños que en los recibos del agua aun hoy en día leen su nombre, el canal de Isabel II fue una gran obra que suplió un problema crónico del Madrid de la época, la escasez de agua de calidad.
pero la de alimentos y medicinas no


También se produjo un cambio social muy importante, en el régimen anterior se llegaba al poder político y económico por los éxitos en el campo de batalla, como por ejemplo Serrano o Prim, gente de cuna humilde que por los éxitos de las armas llegaron al poder político, en el reinado de Isabel nació un nuevo tipo de ascenso social. ejemplificado por gente como el Marques de Salamanca o el Marques de San Luis, gente también de cuna humilde que llegaron a la nobleza y el poder político a través de la riqueza obtenida en los negocios.

Antes de Isabel II la riqueza se obtenía a través de los títulos obtenidos por las armas y esos títulos con las rentas asociadas eran los que te hacían rico, en la sociedad isabelina, primero te hacías rico y después obtenías los títulos.

Ser miembro de la Casta o llevarte bien con el cacique de turno ,viniendo de un estado estamental no esta mal .Algun militar ascendia dando golpes de estado,pero ya el la época de su padre se podia ascender a oficial 'superior' siendo miembro de baja cuna (Espartero,Narvaez)

Se puede alegar que los cambios deberían ser mas profundos, pero no se debe perder de vista que un sector de la población era muy conservadora, y el antiguo régimen tenia seguidores dispuestos a secundar los levantamientos carlistas si los cambios avanzaban demasiado rápido.

Por eso los liberales y progresistas tenian que hacer todos los cambios a cañonazos ,para que el pueblo no protestara .Estos ultimos estaban tan contentos que siempre salian a su defensa

Sobre todo se equivoca cuando dice que su reinado pasara sin dejar rastro, la España de hoy es hija de la España isabelina sin ella no se puede explicar el siglo XIX ni el XX

De como los liberales y militares en contra de la Casta medieval y a rastras consiguieran (?)que españa dejara de ser un pais medieval a un pais corrupto semimoderno (?)

Ella si que podría decir aquello de “Otros vendrán que buena me harán” tras ella vino Amadeo de Saboya, que pese a estar mas preparado fracaso lamentablemente, por no hablar del fracaso de la posterior republica,

La Casta vio que con Amadeo se acababa el cachondeo y la mamandurria,la I Republica fue un cachondeo a la altura de este reinado
 
Última edición:
Isabel II fue una paleta ninfómana que usó el poder para beneficiar a quien se la beneficiase; corrupta y vil (fiel hija de su padre), fue tan "amada" por su pueblo que cuando se restaura la monarquía, su hijo Alfonso XII vuelve a España pero ella permanece en su exilio parisino para que no se líe parda si pone pie en España.

Tan cariñosa y desprendida que estuvo conspirando CONTRA SU PROPIO HIJO para que éste no obtuviese la corona española (si al final aceptó fue porque el otro posible candidato era un Montpensier, rama familiar a la que odiaba con toda su alma), pretendiendo volver ella como reina a España (se conserva correspondencia entre ella y el Papa intentando atraer a éste a su bando, y en la que muy ladinamente el Sumo Pontífice le da largas).

Borbona típica: "ni aprende ni olvida".
 
Ya se encargaro la camarilla y los espadones de gobernar por ella ,no fuera a sufrir la criatura

De la deficiente educacion recibida no se la puede hacer responsable a ella

Fue un periodo de mamandurria non stop ,termino de vender el pais junto a su progenitora a las potencias extranjeras , Rotschild & cia ,terminando la labor de su padre y progenitora .El pueblo la queria tanto que no les falto tiempo para defenderla en los dos levantamientos que hubo en su reinado

Nunca se pudo probar que la reina se beneficiase de ningun negocio turbio, su progenitora ya es otra cosa, en la vicalvarada se incendia las casa del marques de Salamanca, el marques de San luis (su socio) y la de la reina progenitora parece que el pueblo tenia claro cuales eran los problemas, y no lo era la reina, el asunto se resuelve con la expulsion de Maria Cristina


:XX::XX: . Fue un periodo de máxima rivalidad entre los alfa de españa : Narvaez,O Donell y el general bonito para ganarse los favores de la reina

Ni Narvaez ni O´Donell gozaron de esos favores de la reina

Aka Mendizabal y los liberales no dejaron a su progenitora Maria Cristina que la Iglesia financiara a sus enemigos carlistas e impidieron que le abrieran las puertas cuando los carlistas llegaron a Madrid

Esto es un poco confuso, ¿Maria Cristina financiaba a los carlistas?? Cuando los carlistas llegaron a las puertas de Madrid se estaba negociando el matrimonio de Isabel con el conde de Montemolin, fue Espartero el que no quiso una solucion negociada a la guerra que hubiese ahorrado las otras tres guerras carlistas

Como dije antes ferrocarriles+ Isabel II = Mamandurria ,vender España al extranjero .
La educación en esa época :XX::XX:

Quien se hizo de oro con el negocio ferroviario fue el marques de Salamanca que era español

Leyes que cambiaba en cuanto el sector conservador recuperaba el poder .Masacrar estudiantes no estaba bien visto por la prensa tampoco.Estos progres de la época que quejicas eran

¿Sera culpa de Isabel que los conservadores tuviesen tanta fuerza en España?

pero la de alimentos y medicinas no

Aun siendo muy rica no estaba a su alcance alimentar a toda la poblacion de España

Ser miembro de la Casta o llevarte bien con el cacique de turno ,de un estado estamental no esta mal .Algun militar ascendia dando golpes de estado,pero ya el la época de su padre se podia ascender a oficial 'superior' siendo miembro de baja cuna (Espartero,Narvaez)

Eso es lo que intento decir, con su padre la unica via de ascenso social eran las armas, en el periodo isabelino eso cambio

Por eso los liberales y progresistas tenian que hacer todos los cambios a cañonazos ,para que el pueblo no protestara .Estos ultimos estaban tan contentos que siempre salian a su defensa

Los levantamiento no eran en su contra, como lo demuestran 25 años de reinado personal

De como los liberales y militares en contra de la Casta medieval y a rastras consiguieran (?)que españa dejara de ser un pais medieval a un pais corrupto semimoderno (?)

Esos tambien miraban por sus propios interes si Espartero y otros apoyaron la revolucion del 68 fue por que vieron peligrar sus intereses en el sector ferroviario por la crisis, en realidad era un quitate tu para ponerme yo, como se demuestra por la falta de proyecto alternativo

La Casta vio que con Amadeo se acababa el cachondeo y la mamandurria,la I Republica fue un cachondeo a la altura de este reinado

Amadeo era un hombre de Prim y sin Prim nadie lo apoyaba ni el pueblo ni la elite de los negocios.

---------- Post added 15-dic-2013 at 21:01 ----------

Isabel II fue una paleta ninfómana que usó el poder para beneficiar a quien se la beneficiase; corrupta y vil (fiel hija de su padre), fue tan "amada" por su pueblo que cuando se restaura la monarquía, su hijo Alfonso XII vuelve a España pero ella permanece en su exilio parisino para que no se líe parda si pone pie en España.

Tan cariñosa y desprendida que estuvo conspirando CONTRA SU PROPIO HIJO para que éste no obtuviese la corona española (si al final aceptó fue porque el otro posible candidato era un Montpensier, rama familiar a la que odiaba con toda su alma), pretendiendo volver ella como reina a España (se conserva correspondencia entre ella y el Papa intentando atraer a éste a su bando, y en la que muy ladinamente el Sumo Pontífice le da largas).

Borbona típica: "ni aprende ni olvida".



Un buen lector de Valle Inclan, no cabe duda.
 
Última edición:
Curiosa revolución que pretende quitar un régimen sin tener claro cual otro poner en su lugar, el lo único que estaban de acuerdo los revolucionarios era en el grito “Viva España con honra” se supone que por el manido “asunto de palacio” España debía ser un país maravilloso puesto que su principal problema era que el jefe de estado amaba mucho.....

Isabel II intento pactar con Prim pero el acuerdo fue imposible pues era condición innegociable para Prim la salida de Isabel.
" Españoles: La ciudad de Cádiz puesta en armas con toda su provincia (...) niega su obediencia al gobierno que reside en Madrid, segura de que es leal intérprete de los ciudadanos (...) y resuelta a no deponer las armas hasta que la Nación recobre su soberanía, manifieste su voluntad y se cumpla. (...) Hollada la ley fundamental (...), corrompido el sufragio por la amenaza y el soborno, (...) muerto el Municipio; pasto la Administración y la Hacienda de la inmoralidad; tiranizada la enseñanza; muda la prensa (...). Tal es la España de hoy. Españoles, ¿quién la aborrece tanto que no se atreva a exclamar: "Así ha de ser siempre"? (...) Queremos que una legalidad común por todos creada tenga implícito y constante el respeto de todos. (...) Queremos que un Gobierno provisional que represente todas las fuerzas vivas del país asegure el orden, en tanto que el sufragio universal echa los cimientos de nuestra regeneración social y politica. Contamos para realizar nuestro inquebrantable propósito con el concurso de todos los liberales, unánimes y compactos ante el común peligro; con el apoyo de las clases acomodadas, que no querrán que el fruto de sus sudores siga enriqueciendo la interminable serie de agiotistas y favoritos; con los amantes del orden, si quieren ver lo establecido sobre las firmísimas bases de la jovenlandesalidad y del derecho; con los ardientes partidarios de las libertades individuales, cuyas aspiraciones pondremos bajo el amparo de la ley; con el apoyo de los ministros del altar, interesados antes que nadie en cegar en su origen las fuentes del vicio y del ejemplo; con el pueblo todo y con la aprobación, en fin, de la Europa entera, pues no es posible que en el consejo de las naciones se haya decretado ni decrete que España ha de vivir envilecida. (...) Españoles: acudid todos a las armas, único medio de economizar la efusión de sangre (...), no con el impulso del encono, siempre funesto, no con la furia de la ira, sino con la solemne y poderosa serenidad con que la justicia empuña su espada. ! Viva España con honra!

Tan encarnizada fue la resistencia de los partidarios de la reina que huyo tras perder una batalla :XX:

---------- Post added 15-dic-2013 at 21:34 ----------

Respondiendo mas o menos a lo anterior :
1) de acuerdo .Era una reina florero,se dejo llevar por los que mandaban,estaba hablando de 'su reinado ' .Solo se dejo manipular por la camarilla o los espadones ,como persona individual no la voy a judgar ,como reina Sí
2)O bien no se quiere enterar o no intenta hacer nada ,Reina horrible en ambos casos.Mas facil estar calladitos y que te llegue la mamandurria
3)Ni se puede demostrar eso ni lo contrario, a saber lo que ocurria en la alcoba,pero ok
4)Maria Cristina jugaba a dos bandas: Liberales y Carlistas.Por un lado gobierno de su hija y por otro privilegios estamentales de la realeza .Destituyo a Mendizabal tras la amortizacion y este recupero el poder por las armas.Le interesaba una monarquia autoritaria ,con los valores carlistas pero sin El Pretendiente dando por ojo ciego .La Regente dejo a la Iglesia que campara a sus anchas , tanto que era descarado lo que hacian financiando a los carlistas con fondos isabelinos
5)Y los bancos extranjeros,franceses ,ingleses ,la camarilla y gente afin a la casta
6)Solia presionar para que los conservadores estuvieran en el poder ,ya que eran más afines que los otros a la monaqrquia autoritaria .Era normal por otra parte
7)Solo era la reina de España,la persona con más poder en el reino .Pero claro,el dinero mejor para las mamandurrias y los empresarios ingleses que habia que devolver favores
8)ok.Tenias que tener buenos contactos,pero alguno entre millones del pueblo llano lo conseguiria
9)Mas facil mantenerla como reina titere para no enfadar a los otros partidos ,pero al final vieron que la camarilla no salia ni con agua hirviendo .Solucion: apiolar al perro para apiolar a las garrapatas
10)Ok. Era otra casta y tanto Espartero como Prim traicionaron a los suyos ,pero al menos introducian cosas como la pseudo libertad de prensa y algunas mejoras en la calidad de vida ,como la pseudolibertad de cultos ,opinion ,mejorar la vida de los obreros .....

Añado: Muy currao el post ,aunque ve distribuyendo un poco mejor los tochos para la siguiente ,please
 
Última edición:
A mí no me pareció mala reina, la verdad. Intentó el todo por el todo modernizar España pero no la dejaron. Los intereses de los acaudalados, conservadores e Iglesia no la veían con buenos ojos.

Era muy fruta, su marido muy lgtb, (decían las malas lenguas que llevaba más encaje interior que todas las damas de la reina), pero intentó convertir a los súbditos en ciudadanos, creó la Guardia Civil, promovió la desamortización de la Iglesia (con poco éxito, la verdad), e introdujo el Ferrocarriel en España, más concretamente, el primer ferrocarril que viajó en España fue en...Cuba!!, tan española para nosotros como Las Canarias. Luego siguió en la península el Barcelona-Mataró.

Comparada con lo que hubo en el Siglo XIX, el convulso siglo español, no fue mala reina.
 
El texto completo de Galdos del cual se han extraido algunas citas.


""La primera vez que tuve el honor de visitar en el palacio de la Avenida de Kléber á la reina doña Isabel, me impuso la presencia de esta señora un alelado respeto, pues no es lo mismo tratar con majestades en las páginas de un libro ó en los cuadros de un Museo, que verlas y oírlas, y tener que decirles algo, dando uno la cara, en visitas de carne y hueso, sujetas á inflexibles reglas ceremoniosas. Por mi gusto, me habría limitado á las fórmulas de cortesía y homenaje, tomando á renglón seguido la puerta, sin intentar siquiera exponer el objeto de mi visita, el cual no era otro que solicitar de la majestad que se dignase contar cosas y menudencias de su reinado, haciendo la historia que suena después de haber hecho la que palpita… Pero el embajador de España, amigo mío de la infancia, que era mi introductor y fiador mío en tal empresa, hombre muy hecho al trato de personas altas, me sacó de aquella turbación, y fácilmente expresó á la reina el gusto que tendríamos de oír de sus labios memorias dulces y tristes de su tiempo azaroso. Con exquisita bondad acogió Isabel II la pretensión, y tratándome como á persona suya, que por suyos tuve siempre á todos los españoles, me dijo: << -- Te contaré muchas cosas, muchas, unas para que las escribas…, otras para que las sepas. >>

A los diez minutos de conversación, ya se había roto, no diré el hielo, porque no lo había, sino el macizo de mi perplejidad ante la grandeza jerárquica de aquella señora, que más grande me parecía por desgraciada que por reina. Me aventuraba yo á formular preguntas acerca de su infancia, y ella con vena jovial refería los incidentes cómicos, los patéticos con sencillez grave; á lo mejor su voz se entorpecía, su palabra buscaba un giro delicado que dejaba entrever agravios prescritos, ya borrados por el perdón. Hablaba doña Isabel un lenguaje claro y castizo, usando con frecuencia los modismos más fluidos y corrientes del castellano viejo, sin asomos de acento extranjero, y sin que ninguna idea extranjera asomase por entre el tejido espeso de españolas ideas. Es su lenguaje, propiamente burgués y rancio, sin arcaísmo, el idioma que hablaron las señoras bien educadas en la primera mitad del siglo anterior: bien educadas, digo, pero no aristócratas. Se formó, sin duda, el habla de la reina en el círculo de señoras, mestizas de nobleza y servidumbre, que debieron componer su habitual tertulia y trato en la infancia y en los comienzos del reinado. Eran sus ademanes nobles, sin la estirada distinción de la aristocracia modernizada, poco española, de rigidez inglesa, importadora de nuevas maneras, y de nuevos estilos elegantes de no hacer nada y de menospreciar todas las cosas de esta tierra. La amabilidad de Isabel II tenía mucho de doméstica. La Nación era para ella una familia, propiamente la familia grande, que por su propia ilimitación permite que se le den y se le tomen todas las confianzas. En el trato con los españoles no acentuaba sino muy discretamente la diferencia de categorías, como si obligada se creyese á extender la majestad suya y dar con ella cierto agasajo á todos los de la casa nacional.

Contó pasajes saladísimos de su infancia, marcando el contraste entre sus travesuras y la bondadosa austeridad de Quintana y Argüelles. Graciosos diálogos con Narváez contó sobre cuál de los dos tenía peor ortografía. Indudablemente, el general quedaba vencido en estas disputas, y así lo demostraba la reina con textos que conservaba en su memoria y que repetía marcando las incorrecciones. En el curso de la conversación, para ella tan grata como para los que la escuchábamos, hacía cuatro rasgos y una sencilla anécdota los retratos de Narváez, O’Donnell ó Espartero, figuras para ella tan familiares, que á veces le bastaba un calificativo para pintarlas magistralmente… Le oí referir su impresión, el 2 de febrero del 52, al ver aproximarse á ella la terrible figura del clérigo Merino, impresión más de sorpresa que de espanto, y su inconsciencia de la trágica escena por el desvanecimiento que sufrió, efecto, más que de la herida, del griterío que estalló en torno suyo y del terror de los cortesanos. Algo dijo de la famosa escena con Olózaga en la cámara real, en 1844; mas no con la puntualización de hechos y claridad descriptiva que habrían sido tan gratas á quien enfilaba el oído para no perder nada de tan amenas historias… Empleó más tiempo del preciso en describir los dulces que dio á D. Salustiano para su hija la linda bolsa de seda que los contenía. Resultaba la historia un tanto caprichosa, clara en los pormenores y precedentes, obscura en el caso esencia y concreto, dejando entrever una versión distinta de las dos que corrieron, favorable la una, adversa la otra á la pobrecita reina, que en la edad de las muñecas se veía en trancas tan duras del juego político y constitucional, regidora de todo un pueblo, entre partidos fieros, implacables, y pasiones desbordadas.

Cuatro palabras acerca del Ministerio Relámpago habrían sido el más rico manjar de aquel festín de Historia viva; pero no se presentó la narradora en este singular caso tan bien dispuesta á la confianza como en otros. Más generosa que sincera, amparó con ardientes elogios la memoria de la monja Patrocinio. << Era una mujer muy buena –nos dijo-; era una santa y no se metía en política ni en cosas del Gobierno. Intervino, sí, en asuntos de mi familia, para que mi nacido y yo hiciéramos las paces, pero nada más. La gente desocupada inventó mil catálogos, que han corrido por toda Europa y por todo el mundo… Cierto que aquel cambio de ministerio fue una equivocación, pero al siguiente día quedó todo arreglado… Yo tenía entonces diecinueve años… Este me aconsejaba una cosa, aquél otra, y luego venía un tercero que me decía: ni aquello ni esto debes hacer, sino lo de más allá… Pónganse ustedes en mi caso. Diecinueve años y metida en un laberinto, por el cual tenía que andar palpando las paredes, pues no había luz que me guiara. Si alguno me encendía una luz, venía otro y me la apagaba…>> Gustosa de tratar este tema, no se recató para decirnos cuán difíciles fueron para ella los comienzos de su reinado, expuesto á mil tropiezos por no tener á nadie que desinteresadamente la guiara y aconsejara. <<Los que podían hacerlo no sabían una palabra de arte de Gobierno constitucional, eran cortesanos que sólo entendían de etiqueta, y como se tratara de política, no había quien les sacara del absolutismo. Los que eran ilustrados y sabían de constituciones y de todas estas cosas, no me aleccionaban sino en los casos que pudieran serles favorables, dejándome á obscuras si se traba de algo en que mi buen conocimiento pudiera favorecer al contrario. ¿Qué había de hacer yo, tan jovencilla, reina á los catorce años, sin ningún freno en mi voluntad, con todo el dinero á mano para mis antojos y para darme el gusto de favorecer á los necesitados, no viendo á mi lado más que personas que se doblaban como cañas, ni oyendo más que voces de adulación que me aturdían? ¿Qué había de hacer yo?... Pónganse en mi caso…>>.

Puestos en su caso mentalmente, fácilmente llegábamos á la conclusión de que sólo siendo doña Isabel criatura sobrenatural, habría triunfado de tales obstáculos. Si yo hubiera tenido confianza y autoridad, habríame quizás atrevido á decirle: <<¿Verdad, señora, que en tal mente de vuestra majestad no entró jamás la idea del Estado? Entró, sí, la realeza, idea fácilmente adquirida en la propia cuna; pero el Estado, el invisible ser político de la nación, expresado con forma de lenguaje antes que por pomposas galas que habían exclusivamente á los ojos, rondaba el entendimiento de vuestra majestad, sin decidirse á entrar en él. ¿Verdad que criaron á vuestra majestad en la persuasión de que hacer podía cuánto se le antojara, y quitar y poner gobernantes como si cambiase de ropa? ¿No confió vuestra majestad demasiado en el amor de su pueblo y en la protección divina, dos cosas ¡ay! sujetas á inesperadas y lastimosas quimeras? Porque los pueblos aman, y Dios protege, pero siempre con su cuenta y razón. El amor de los pueblos es siempre más egoísta que el de los hombres, y han menester los reyes de una constante atención sobre las vidas y sobre los intereses de la familia nacional para que ésta se mantenga firme en sus cariños y no se revuelva cuando se ve burlada y convertida en rebaño. El favor del cielo debió vuestra majestad esperarlo como sanción de sus acciones y de su fiel cumplimiento de las leyes, y no vislumbrando tras de las milagrerías y enredos con que alucinaban a la pobre niña y reina los (...) en piedad, y cambiantes de almas por intereses y de intereses por almas. Muchos ingratos vio la reina en su largo camino desde la coronación al destierro, y á no pocos hubo de perdonar el mal que le hicieron á trueque de tantos beneficios: pero hombres de entereza y de gran virtud halló también en ese camino y no supo valerse de ellos. De los ingratos y de los que no lo eran, de la ambición de los revoltosos y del padecer de los políticos, del resentimiento de muchos y del derecho de todos, se formó la gran justicia del 68, ardua, inevitable sentencia que nadie puede condenar analizando sus orígenes obscuros, sus medios desunidos, porque los pueblos, cuando se juega la vida por la vida, ponen en el lance todo lo que poseen.

Claro que esto fue pensado, y antes moriría yo que decirlo en la visita. Aun el pensarlo allí era gran impertinencia, por lo cual es lo más probable que lo pensé después. En la visita, yo no hacía más que recrearme oyendo el encantado murmullo de la Historia viva, fresca, brotando de su nativo manantial. La reina Isabel, animándose con el renovar de añejas memorias, á cada instante tomaba más gusto á sus cuentos por el sabor propio de ellos y por la conciencia que tenía la narradora de gracioso contar. Verdad que de los asuntos que iban saliendo, ella escogía los de su conveniencia y mayor agrado, desechando los que la enfadaban, ó los que por tener espinas no podían pasar sin dolor por sus labios. Al fin, sintetizando ya todos aquellos pasajes alegres y dolorosos que había contado, y como queriendo engarzar con un hilo de oro las buenas y malas venturas, dijo estas palabras que en mi mente conservo bien grabadas: <<Yo tengo todos los defectos de mi raza, lo reconozco; pero también algunas de sus virtudes.>>


Otro día nos dio más noticias interesantes de cosas y personas, y esclareció algún suceso desvirtuado por la pasión. Inclinado su pensamiento al pesimismo, vimos nublarse su rostro y empeñarse el azul de sus ojos. <<Sé que lo he hecho muy mal; no quiero ni debo rebelarme contra las críticas acerbas de mi reinado… Pero no ha sido mía toda la culpa; no ha sido mía…>> Acudió León y Castillo á dar consuelo al espíritu de la reina con la fina lisonja que le dietaban su cortesía y cariñosa adhesión. Ponderó los progresos del reinado de Isabel II, el desarrollo de la riqueza, la difusión de la cultura, el aumento del bienestar; señaló las puras glorias de la guerra de África, las victorias logradas en el terreno del arte y las letras; los ferrocarriles, y tantas cosas que la reina no encontró el día de su advenimiento y dejó el día de su fin político. Pero, aun teniendo estas cosas en boca del embajador toda la verdad del mundo, no convencían á la reina de la fecundidad de su reinado. <<Pero hay más, mucho más –decía- que pudo hacerse y no se hizo; ha faltado tiempo, ha faltado espacio… Yo quiero, he querido siempre el bien del pueblo español. El querer lo tiene una en el corazón; pero, ¿el poder, dónde está?... Sólo Dios manda el poder cuando más conviene… Yo he querido… ¿El no poder, ha consistido en mí ó en los demás? Esta es mi duda.>>

Llegó el momento de la despedida. La reina, que deseaba moverse y andar, salió al salón, apoyada en su báculo. Fue aquélla mi postrera visita y la última vez que la vi. Vestía un traje holgado de terciopelo azul; su paso era lento y trabajoso. En el salón nos despidió, repitiendo las fórmulas tiernas de amistad que prodigaba con singular encanto. Su rostro vulnerable, su mirada dulce y afectuosa persistieron largo tiempo en mi memoria.

Recordando después, lejos ya del palacio de Castilla, las últimas expresiones de desaliento que oímos á la reina Isabel, y aquella otra declaración que en anterior visita hizo, referente á los defectos y virtudes castizas que reconoce en sí, vine á pensar que sus virtudes pueden pertenecer al número y calidad de las elementales y nativas, y que los defectos, como producto de la mala educación y de la indisciplina, pudieron ser corregidos, si en la infancia, hubiera tenido Isabel á su lado persona de inflexible poder educativo, y si en las épocas de formación jovenlandesal tuviese un corrector dulce, un maestro de voluntad, que la enseñase las funciones de reina y fortificara su conciencia vacilante y sin aplomo. No se apartaba de mi mente la imagen de la reina bondadosa, tal como en sus floridos años nos la presentan las pinturas de la época, y pensando en ella hacía lo que hacemos todos cuando leemos páginas tristes de un desastre histórico y de las ruinas y desolación de los reinos. Nos complacemos en desbaratar todo aquel catafalco de verdades y en edificarlo de nuevo á nuestro gusto. Yo reconstruía el reinado de Isabel desde sus cimientos, y á mi gusto lo levantaba después hasta la cúspide ó bóveda más alta, poniendo la fortaleza donde estuvo la debilidad, la prudencia en vez de la temeridad, el sereno (…) de las cosas donde jovenlandesaron (…) pasiones, la superstición y el miedo. Y en esta reconstrucción empezaría, como he dicho, por el fundamento y lo primero que enmendaba era el enorme desacierto de las bodas reales.

Sin ofender á nadie, y por puro pasatiempo imaginativo, puede uno dedicar sus ratos de meditación á ejercer de Providencia que vela por los pueblos. Yo reformaba la Historia, y hacía del reinado de Isabel, con la misma Isabel, no con otra, un reinado de bienandanzas. Las bellas cualidades de la soberana las dejaba como eran y han sido hasta el día de su fin, y los defectos reducíalos á lo más mínimo, casi á nada, bajo la acción dulce de un matrimonio dictado por la razón y fortificado por el mutuo cariño. Casaba yo á la reina de España con un príncipe ideal, escogido entre los mejores de Europa, y como esto que digo es imaginación ó más bien sueño, no estoy obligado á decir el nombre, y lo designaba sólo con la socorrida fórmula teórica de Equis. Equis daba su mano á Isabel, á despecho de Palmerston y de Guizor, y casados se quedaban, quisiéranlo ó no las entrometidas matronas Inglaterra y Francia… Pero ahora faltaba otra cosa en el restaurado edificio histórico. Para que Isabel ejerciera noblemente su soberanía constitucional, alego yo entre todos los hombres políticos que hemos tenido desde aquellas (...), á D. Antonio Cánovas, no como era el (...), un mozuelo sin experiencia, sino como fue después en la madurez de su vida política. Con el Cánovas de 1876, puesto treinta años atrás en la serie histórica, tras*mutación admisible en la ley del ensueño, no había miedo de que á espaldas de los Gobiernos visibles trabajasen en las sombras palatinas las camarillas enmascaradas, apartando de su dirección recta las resoluciones de gobierno. Cánovas (y quien sueña Cánovas puede soñar Prim ó Sagasta, aunque éstos habrían sido más útiles en días posteriores del reinado), hubiera hecho de la servidumbre de Palacio lo que debía ser, habría cortado toda comunicación con monjitas extáticas y capellanes traviesos, suprimiendo con sólo un gesto la milagrería y embusteras santidades que así desdorasan el trono como el altar… Pues este ideal estadista, que he llamado Cánovas porque los talentos y el rigor de este hombre de nuestro tiempo parécenme los más adecuados para inaugurar en aquéllos un reinado eficaz, es otra Equis que, con la del rey, completa la existencia privada y política de Isabel II.

Pero quién nos asegura que estos dos (...) ó signos, puesta la Equis política á la izquierda de la reina, á la derecha la Equis marital, ¿habrían podido contener el empuje de las acciones y hacer frente á los efectos de la cruenta guerra, defenderse del conspirar continuo y atajar los pronunciamientos? No habrían hecho todo esto; pero sí algo, más que algo, casi lo bastante para que el reinado se desenvolviera entre suaves discordias, empalmando al fin semipacíficamente con otro reinado en que la mayor cultura facilitara la acción gobernante. Y á esta paz relativa, alivio más que remedio de tantas guerras, hubieran llegado las dos Equis con sólo abstenerse del gran error de aquel tiempo, que fue la desheredación de los progresistas. Invitados éstos al juegos constitucional, y sacadas sus ánimas del Purgatorio del ayuno crónico, habrían dado á la patria grandes hombres, y, sin duda alguna, nueva Equis de esclarecido brillo en nuestra historia.

Mas todo esto es sueño, y sólo en sueños han existido estos Equis, correctores del Destino y de la adversidad humana.

En un consuelo aceptable, á falta de otros, el rectificar en sueños nuestras desdichas y las ajenas. ¿Quién asegura que este mismo sueño del rey Equis y del ministro Equis, no lo tuvo en sus tristes días la desgraciada doña Isabel? ¿Y quién asegura que no lo tiene ahora?


¡Cómo ha de ser! Por no haber agregado á la inocente Isabel las dos Equis, todo se lo llevó la trampa, y las buenas cualidades de la reina, ineficaces para la salud de la Patria, sólo han servido para que algunos, quizás muchos ciudadanos agradecidos, puedan enaltecer su memoria. La bondad generosa, el fácil arranque para las dádivas y mercedes, el corazón abierto á los cariños y cerrado á los rencores, quedaron obscurecidos y ahogados por insubstancial beatería, por la volubilidad y sinrazón que presidían sus caminos de gobierno, por el olvido del principio de libertad, razón primera de su jerarquía, y aliento de los héroes que dieron la vida por ganara para ella la corona. ¡Y ella se quejaba de los ingratos, sin darse cuenta de la monstruosa ingratitud de la suya!

Comparemos. Poniendo los tiempos de Isabel junto á los tiempos siguientes, para si estas generaciones valen más ó menos que aquéllas, vemos que si en algunos órdenes la diferencia es favorables á nosotros, en otros hemos perdido mucho. Entonces era mayor la ignorancia; pero las voluntades más firmes. Entonces hacían los hombres algo bueno, algo, y quizás algos, perteneciente al reino de la maldad; ahora los hombre han descubierto y practican el fácil oficio de no hacer nada. Entonces había más fe, ideales luminosos, mayores arresto para todo; hoy tenemos mayor cultura, conocimientos de mayor extensión; se sabe el nombre de las cosas, de las subcosas, y toda derivación de la materia ó del pensamiento tiene su estudio; mas reina en las almas el orgullo del saber ó el desdén de lo que se ignora, (...) ambos en la blanca pereza de las acciones.

¿Proceden estos males de los males de marras? Así debe ser, como nuestra relativa cultura tuvo por maestra la pedantería de aquellos tiempos y el poquito saber que entonces se acumuló en escuela y talleres. Y es indudable que el ejemplo más pernicioso que nos legó aquel reinado, fue un nuevo mandamiento e novísima ley que entonces empezó á tener franco uso: <<Hagamos todo lo que se nos antoje, y cada cual observe la ley de su propio gusto.>> El cumplimiento del deber, desde aquellas décadas, rige sólo para los orates, y de éstos, rodando años y días, van quedando muy pocos. En cambio, acrece prodigiosamente el número de hombres agudos, chistosos y neciamente prácticos, maestros en la sutil corruptela de hacer cada uno lo que quiere, revistiendo el desafuero de formas hipócritas, y pagando á la ley un tributo externo por medio de trampas hechas con figurados resortes y pintados mecanismos que imitan los de la ley. Este mal viene de allá, de los enmarañados tiempos en que difícilmente se veía la relación entre los efectos y las causas. Su inicial impulso nadie sabe dónde estuvo; pero de allá procede, sin duda, esta facilidad para erigir en norma de la vida los propios gustos, como este amaneramiento social de tomarlo todo á broma y el hablarlo todo con chistes, ocultando la desvergüenza con módulos de lenguaje á veces ingeniosos, signo de marca indudable de nuestra decadencia.

¿Y cómo dudar que de allá nos vino el caciquismo, ahora más terrible y devastador que en sus orígenes, porque lo hemos cultivado con esmero, al aire libre y en estufa, y dándole más fuerza y extensión para que nos atormente á todos por igual y sin que ningún nacido se escape? Finalmente, en descargo de aquella edad, reconozcamos como obra exclusiva de la nuestra este mal inmenso metido en lo más hondo de nuestra naturaleza, al cual llamamos crudamente y sin atenuación ninguna la frescura nacional. La imagen de esta generación, principalmente en la parte de ella que había en las grandes ciudades, se nos representa alzando los hombres y alargando el labio interior para expresar el supremo desdén de todas las cosas. ¿Se nos van las provincias de América y Oceanía? Bueno. ¿Se estanca la riqueza, pierde la mitad casi de su valor nuestra moneda, nos cierran las naciones modernas el cambio de África, inundadas en el vergonzoso abandono de nuestra política internacional? Bien: todo está bien… Vivimos y vegetamos sin prever el fin de nuestras desdichas, heredadas las unas, de creación reciente las otras.

Faltas anejas, faltas recientes, nos han traído á esta situación. Debilitado el ideal patrio, debilitada la fe en la monarquía, la fe en la República, queda tan sólo la esperanza en una nueva fe, que surja del fondo social acabando con la indiferencia y el caciquismo, con el autonomismo personal, y con la caterva depravada de frescos y chistosos. Los problemas que enardecían á los hombres en otro tiempo, pasaron y desvanecieron ó resueltos ó á medio resolver, perdido el gran interés que á los hombres movía a favor de ellos. Resta el problema nuevo que avanza sobre tanto escombro, el problema de vivir, de la distribución equitativa del bienestar humano, y de las vindicaciones que, apenas intentadas, difunden por todo el mundo la desconfianza y el pavor. Todo esto viene, y ante esta intensa aspiración general de incontrastable poder, la historia de ayer quedará reducida á cuentos vanos, y la figuras que fueron grandes ó que lo parecieron, mermarán hasta llegar á ser apenas perceptibles. El reinado de Isabel se irá borrando de la memoria, y los males que trajo, así como los bienes que produjo, pasarán sin dejar rastro. La pobre reina, tan fervorosamente amada en su niñez, esperanza y alegría del pueblo, emblema de libertad, después hollada, escarnecida y arrojada del reino, baja del sepulcro sin que su fin avive los entusiasmos ni los odios de otros días. Se juzgará su reinado con crítica severa; en él se verá el origen y embrión de no pocos vicios de nuestra política: pero nadie niega ni desconoce la inmensa ternura de aquella alma ingenua, indolente, fácil a la piedad, al perdón, á la caridad, como incapaz de toda resolución tenaz y vigorosa. Doña Isabel vivió en perpetua infancia, y el mayor de sus infortunios fue haber nacido reina y llevar en su mano la dirección jovenlandesal de un pueblo, grande obligación para tan tierna mano.

Fue generosa, olvidó las injurias, hizo todo el bien que pudo en la concesión de mercedes y beneficios materiales; se reveló por un altruismo desenfrenado, y llevaba en el fondo de su espíritu un germen de compasión impulsiva en cierto modo relacionado con la idea socialista, porque de él procedía su afán de distribuir todos los bienes de que podía disponer, y de acudir á donde quiera que una necesidad grande ó pequeña la llamaba. Era una gran revolucionaria inconsciente, que hubiera repartido los tesoros del mundo, si en su mano los tuviera, buscando una equidad soñada y una justicia que aún se esconde en las vaguedades del tiempo futuro. En sus días tristes soñaba con las dos Equis, que hubieran hecho de ella una reina burguesa y correctísima. Tal vez en los días alegres soñó con una tercera Equis, que la guiaba al reino inmenso, misterioso, de la nivelación social, donde todos los humanos disfrutan por igual del cielo y de la tierra.

Descanse y sueñe en paz.""
 
Decía Reverter en una entrevista, que Galdós estaba pasado de moda. Convenía que era un monstruo de la Literatura, al que él no podía acercarse, pero que era cosa pasada.

No lo creo. Sólo me leí de los Episodios Nacionales a Zumalacárregui, y te explicaba con toda crudeza, incluso gore, por decirlo de alguna manera, la brutalidad de la guerra, en este caso carlista.


Isabel II, por circunstancias primero, y luego por convicción, abrazó el espíritu liberal. Antifueros, anticaciquismo, intentó de verdad preservar el espíritu de Cádiz en 1812, modernizar España, convertir en ciudadanos a los súbditos, crear una nación moderna. Pero le fue imposible. Los intereses de la propia nobleza traicionaban sus aspiraciones. No pudo ni supo poner autoridad en una España fragmentada por el analfabetismo, el cantonalismo ibérico y la falsa tradición medieval encarnada por catalanes y vascos, tan carlistas y patriotas españoles antes, tan nacionalistas y traidores ahora.
 
Volver