Falso.
Váyase a las innumerables fuentes y obras de referencia antisemitas de la época que circulaban por Alemania para confirmar que el cristianismo pinta bien poco ahí.
Las raíces del cristianismo son precisamente judías. Es un hecho que el racismo biológico siempre fue condenado por la Iglesia. Ayer y hoy. El "antijudaísmo" que en determinados periodos históricos ha podido enarbolar el cristianismo fue siempre de caracter clerical, es decir, no racial. Un falso "antijudaísmo" que siempre fue denunciado por todos los teóricos del racismo y el antisemitismo.
No acaba de entender que este —el antisemitismo— se basa en criterios e interpretaciones raciales. Una postura que la Iglesia jamás ha mantenido. Al contrario, solo hay que leer la encíclica de 1937 del Papa Pio XI condenando el nazismo, "Con inmenso dolor", para confirmarlo y corroborarlo. Para los orates cristianos, con el bautismo quedaba relegado el peligro judío. Frente a esta falsa interpretación se levanto el culto a la sangre nórdica. Ya lo dijo Goebbels: "Un pueblo consciente de sus sangre jamás podrá ser dominado por el judío".
Esa fue la verdadera religión del nuevo estado. La única que podía reivindicar su legado y garantizar su supervivencia como pueblo.