Muy interesante pero te has quedado a mitad de reflexión. Lo que me parece más importante es el análisis de las ayudas políticas. Cuáles sí, cuáles no. Porqué no funcionan. Qué propones.
No puedo darte una respuesta corta. Lo primero que tengo que dar es mi postura personal, y ésta es que no necesito al cine español en mi vida, el cine español ahora mismo me da exactamente igual. Iba a decir que lo siento, pero es que ni lo siento siquiera. Tengo mis motivos para no ir a ver películas españolas, y hace años que he dejado de ir. El primer motivo es que si quiero ver una película que me haga soñar, que me abra una ventana en la mente, hay industrias que lo hacen sobradamente bien, que tienen una oferta mucho mejor. Me basta con un puñado de películas americanas al año.
El segundo motivo es más importante, me siento molesto y hasta insultado en mis valores, por el cine español. Yo tengo unas convicciones y unos valores que son sistemáticamente desoídos u ofendidos por las películas españolas de este siglo XXI que he podido ver. Es que no hace falta verlas para sentirme molesto y tocapeloteado. Recuerdo una entrevista a José Sacristán en La Sexta en la que decía que estaba muy cabreado con la izquierda, porque él de la derecha no esperaba nada. El mismo Sacristán que se infló a hacer películas durante el franquismo. Si hacemos un recopilatorio de lo que dice la gente del cine en España, los Bardem, Verdú, Dolera, Candela Peña etc da la sensación de que se sienten hiperlegitimados. Por qué un intérprete de una industria subvencionada y deficitaria se cree que su opinión ha de ser más escuchada que la de un fabricante de tornillos, es algo que tienen que explicarnos. Algunos como Willy Toledo se han reducido a ser comodines de espacios televisivos. Pero siguen creyéndose hiperlegitimados.
El cine español es progre porque es una industria clientelar de un sistema partitocrático progre. Es así y quien no lo quiera ver allá él. Que los españoles como pueblo no seamos progres, o no lo seamos todos, no importa porque a quien tiene que rendir cuentas el cine español es a un espectro ideológico en el que se insertan todos los partidos sistémicos, incluidos los partidos católicos y de burguesías regionales (alucinante lo del PNV, que ha creado una ingsoc para tras*formar a los abertzales en SJW con vistas a que sean pacíficos con los peneuvistas si un día el País Vasco se segrega efectivamente, pero ése es otro tema). Si yo no voto a ninguno de esos partidos, no es extraño que tampoco "vote con ticket" a películas de similar espectro.
¿Qué visión tenemos del mundo, autárquica o global? Si uno es defensor de lo autárquico, querrá que España se provea con su propio trigo, su propia electricidad, sus propios coches, sus propios smartphones y sus propias películas. Es normal que un régimen autárquico como el franquista de los años 40 se interesase fuertemente por la producción nacional. Si uno tiene un punto de vista más global, puede pensar que es mejor comprarles los smartphones a los chinos y dedicar las energías nacionales a otro sector en el que podamos marcar la diferencia. Igual con el cine, si los americanos las hacen mejores nos podríamos abastecer de su cine y dedicar la creatividad artística española a otro sector en el que pueda ser desequilibrante. De lo contrario se corre el peligro típico de los regímenes autárquicos, la masa social sufragando con su dinero a sectores clientelares, ineficientes y muy débiles hasta el punto de que no pueden competir y hay que protegerlos con aranceles (una cuota de pantalla es un arancel en el fondo).
Yo tiendo más a lo segundo. Si los chinos hacen bien X, premiémosles y dediquemos nuestras energías a otro sector. Pero entiendo que hay sectores a los que hay que ayudar. La agricultura está subvencionada. Pero la agricultura cumple con su función, por lo menos, que es la de alimentarnos. Se apoya al sector, pero éste al menos nos aporta las proteínas y los almidones necesarios para seguir en la brecha.
El cine español no cumple con su función, que es la de alimentarnos espiritualmente. Por tanto, en mi opinión no está justificando el apoyo que se le da.
Yo no puedo hacer nada, salvo "votar con mi ticket". Y así estamos.
Ahora viene el qué hacer. Qué hacer, es complicado. Soy un poco fatalista, creo que sin aprendizaje en el cine mudo no puede haber una tradición sólida de juglares y bardos. Un cineasta es simplemente un bardo con medios industriales. Eso lo han entendido un Eastwood o un Mel Gibson (que no nos falten nunca estos dos, y si un día regresa John Milius a la dirección canto bingo). Y para ser bardo hay que aprender a narrar. Por tanto, apoyo lo que le decía Hitchcock a Truffaut: enseñar cine, pero enseñarlo desde Melies.
Enseñar a narrar con imágenes.
Si el cine quiere dejar de ser clientelar del sistema partitocrático progre y escuchar a la sociedad, tiene que dejar de depender directamente de él. Para eso es mejor
potenciar las ayudas indirectas. Ventajas fiscales, facilidades para rodar, acceso a locales y logística, facilidades para la promoción.
El cine español tiene que tender la mano al público. Han pecado de soberbia. Las galas Goya parecen charlas TED pero en podemita.
Hay que aceptar la diversidad del público español y que entre ese público hay gente como yo. Los burbujistas vamos al cine. Hay que enganchar al público, no meterse con él ni pretender adoctrinarle, porque el público no "vota con el ticket" para que le encasqueten una catilinaria.
El cine español tiene mucho mercado. Se puede consumir sin adaptación en Hispanoamérica. Sé que la cosa está jodida por el tema del acento y del "
regrésenos el oro pinchewey", no hay más que ver los comentarios de Youtube, pero que esté jodida no quiere decir que sea imposible. El cine argentino se estrena regularmente en España. Existe desde hace años un "subgénero Darín", por ejemplo. ¿Por qué no puede haber un "subgénero Mario Casas" para el mercado hispanoamericano?
El cine español tiene que centrarse en puntos donde puede ser eficaz. El cine español no está en condiciones de hacer un "
Avatar" o un "
Origen", pero sí un "
La habitación de Fermat" estupendamente.
Abarcar poco para apretar mucho. Para eso hace falta una política creativa de géneros.
El cine es principalmente cine de género. Y sin género no hay cine. El cine español ha tenido géneros muy suyos, como el infame de los toreros, pero también ha cultivado otros que estaban a la par con lo que se hacía en otros países. Mientras los americanos hacían cine neցro, los franceses
polar y los alemanes
Krimi, los españoles hacíamos buen cine policíaco. Ese género no muere, y ha dado buenas pelis al cine español en los últimos años. Hay que seleccionar tres o cuatro géneros, bien codificados, bien nítidos, y cultivarlos a fondo, sin preocuparse de la "originalidad" porque ésta llegará cuando tenga que llegar.
Stanley Kubrick es el ejemplo perfecto. Al principio se movía en los límites rígidos y estrictos de los géneros cinematográficos. Según iba creciendo como autor e iba teniendo más poder y sus películas funcionaban, comenzó a expandir esos límites, a ir más allá, llegando a donde no había llegado nadie. Y lo hizo a su ritmo. Por tanto, no preocuparse de ser originales sino de ser populares y reconocibles, para dar el salto de calidad cuando sea el momento.
Y que el público apoye cuando merezca la pena. "
Arrebato" es un clásico hoy pero en su momento estuvo tres días en salas. Casi nadie fue a verla. Y si es un clásico es porque los pocos que fueron a verla no la olvidaron.