Hilo oficial: desmontando la patraña del "galleguismo".

Masonerias, alubio*s, por todos lados por supuesto. Despues ya si eso de que Paco fue financiado por sefarditas del norte de Africa o conto con el apoyo de la masoneria inglesa para dar su golpe de estado lo obviamos y tiramos para adelante sin mirar atras.
 
Cuales son tus fuentes aparte de la Cibeles?

El que le puso el avion? Fuentes? EL dinero de los alubio*s? Si lo tienes todo a mano en google en articulos mismo del abc que nada tiene de pro-rojo en la gc

Podria escribir tambien tochos como el del OP haciendo conjeturas continuas sobre lois, castelao o risco ya ves tu. Todo pillado con pinzas.
 
El que le puso el avion? Fuentes? EL dinero de los alubio*s? Si lo tienes todo a mano en google en articulos mismo del abc que nada tiene de pro-rojo en la gc

Podria escribir tambien tochos como el del OP haciendo conjeturas continuas sobre lois, castelao o risco ya ves tu. Todo pillado con pinzas.
en google hay de todo, también fuentes que aseguran que las Pirámides las construyeron reptilianos.
 
Podria escribir tambien tochos como el del OP haciendo conjeturas continuas sobre lois, castelao o risco ya ves tu. Todo pillado con pinzas.
No son "conjeturas", toda la narrativa de los textos está avalada y apoyada en HECHOS probados y documentados. Las fuentes son casi todas de parte, para que no quepa ninguna duda o se me acuse de parcialidad. El problema, es que hasta el momento no se había efectuado un trabajo de características similares.
Cuales son tus fuentes aparte de la Cibeles?
Sobre el tema de Franco se ha escrito mucho. Historiadores como Ricardo de la Cierva y José Antonio Lisbona, ambos ****ófilos declarados y convictos, lo han hecho en diversas obras.
El caso más conocido es la figura del banquero mallorquín Juan March Ordinas, de origen chueta, masón y agente británico desde la primera guerra mundial. En cualquiera de sus múltiples biografías encontrarás información sobre su actuación en aquellos años. El pagó la adquisición del Dragon Rapide y se estima que puso e invirtió parte de su fortuna para avalar la sublevación militar (mil millones de pesetas de entonces).
El mismo se definió como "el último pirata del Mediterráneo".
 
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8. Fogar de JEHOWA.


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La Masonería es una sociedad secreta (o «discreta», según la coqueta definición con la que de sí mismos gustan presentarse los hermanos del mandil), que ha tenido siempre una fuerte implantación en Galicia y que, al menos oficialmente, tiene a sus espaldas una tradición de dos siglos. Su «edad de oro», aseguran sus apologistas, tuvo lugar entre los años 1868 y 1898. Durante esa etapa dorada de su historia «la masonería gallega dominará la clase media del momento, entiéndase por tal a los oficiales del ejército, a los comerciantes, a los propietarios, a los profesionales liberales, a los funcionarios, etc»[1].

Ese periodo de esplendor de la masonería gallega se producirá oficialmente recién se inaugure en España el llamado Sexenio Democrático, que daría comienzo en septiembre de 1868 tras la formación de un Gobierno Provisional, el cual unas semanas más tarde promulgará un decreto, firmado por el marrano Práxedes Mateo Sagasta, a la sazón ministro de Gobernación de dicho Gobierno Provisional, por el que quedaba legalizado el derecho de asociación. «Y es aquí, en sus confusos inicios de los últimos días de aquel septiembre del 68, cuando vamos a descubrir entre los más destacados y ardorosos personajes de aquellos convulsos momentos, tanto en las algaradas callejeras como en las constituciones de sus primeras Juntas Revolucionarias, a todo un selecto elenco de lo que es o va a ser la flor y nata del segundo período de la historia de la masonería gallega» que ejerció «un fuerte ascendiente dentro de los círculos políticos y culturales de la Galicia urbana de ese crucial periodo»[2].

Un estudio histórico detallado sobre el tupido entramado tejido por la masonería en esta comunidad desde la primera mitad del siglo XIX, nos permite llegar a la inevitable conclusión de que, efectivamente, ha sido ésta el poderoso foco irradiador que posibilitará la subversión demoliberal, además de articular los movimientos republicanos y fomentar la penetración del primigenio obrerismo marxista y libertario. Finalmente, la estrategia conspirativa de la secta, tras ampliar su círculo de influencia, estará encaminada a favorecer abiertamente el nacimiento y desarrollo del nacionalismo gallego, ya sea en su versión regionalista (pretendiendo para Galicia una autonomía plena similar a la concedida a Cuba), o simplemente acaudillando, como anteriormente había hecho en Latinoamérica, las aspiraciones independentistas del «país gallego», que desde el medioveo han estado sostenidas «con el apoyo judío o contaron con sus fuentes de financiación»[3]. Ellos mismos lo confiesan ya sin pudor: «El galleguismo y la corriente nacionalista gallega no se entenderían sin la aportación de los masones», revela Antonio Carro[4], quien ostenta el cargo de Muy Sabio Maestro del Soberano Capítulo de la Rosa Cruz «Antonio Romero Ortiz» 317.

Todas estas celebridades de ideas librepensadoras, republicanas, federalistas y regionalistas, se encuentran entre los grandes impulsores de las letras gallegas y entre los próceres del actual Gobierno autonómico, cuyo despropósito únicamente encuentra razón en el desarme y desmantelamiento de la unidad de España junto con sus características raciales (eje central de la agenda mundialista), y hunde sus raíces en la tradición esotérica, teosófica, esperantista, enciclopedista, ocultista y cabalista, que por aquellos años, finales del siglo XIX y principios del XX, había conscientemente arraigado entre las personalidades más cultas de la Galicia decimonónica[5], dando lugar a un tupido entramado que acabaría tejiendo fraternales vasos comunicantes con la Institución Libre de Enseñanza (ILE) y las logias masónicas, antesalas de la sinagoga.

Así se pronunciaba el conocidísimo masón y anticlerical Curros Enríquez, «venerado en la actualidad en todas las logias gallegas como uno de sus más nobles figuras» (declara una fuente masona[6]) y uno de los grandes protectores de los que gozó Murguía, de quien era «amigo íntimo», durante el acto de inauguración del Centro Gallego de Madrid que tuvo lugar en el Teatro de la Comedia el 27/03/1893 y que presidió D. Manuel Becerra Bermúdez, ministro de la Corona y máxima jefatura de la masonería española:

«Afóganme as bagoas! Que non é para menos,
Ver aquí o meu pobo, ¡pobo d’Israel!,
Porque como él cruza desertos estensos,
Porque como él ceiba doloridos trenos,
Porque como él sofre, porque é bon como él».

A través de exaltación del victimismo y las pasiones tribales, de la demagogia política y los movimientos antiestatales —junto con las reivindicaciones democráticas— encontrará siempre el galleguismo el trampolín imprescindible y necesario para la consecución de las metas y ansias hegemónicas ―el cual, al igual que ocurre con el vasquismo, el catalanismo, etc, es objetivamente separatista—, pues éste arranca de un proceso histórico revolucionario fruto de una vasta y solapada conspiración contra nuestra Patria que en su origen y en su naturaleza es radicalmente opuesto a la unidad política y racial de los españoles, puesto que, como señalaba el anarquista judío Rudolf Kayser, «la idea de Estado es una noción no judía»[7].

Solo a través de la destrucción de los Estados nacionales y de la raza blanca —sumergida en el más abominable mestizaje― puede encontrar acomodo el mundialismo y la globalización, es decir, el dominio universal del gobierno mesiánico judío —que incluye sus expresiones laicas, bolcheviques y anarquistas―, pronosticado por los profetas de Israel. «Sión es la roca fundamental, el lecho y la base del edificio mesiánico de la humanidad», declaraba el célebre filósofo y editor judío Martin Buber[8]. Para llegar a la era mesiánica había que abolir el Estado de los «goyim», tarea en la cual los judíos ―en virtud de su milenario desarraigo, debido a su condición de pueblo apátrida e internacional—, como a través de la Masonería y de sus múltiples colaterales, Club de los Rotarios, Club de los Leones, Sociedades Económicas, Sociedades Patrióticas, Ligas de los Derechos del Hombre, etc ―a las cuales pertenecían los impulsores más destacados del galleguismo—, desempeñarán un papel de primera magnitud. Otro prohombre del judaísmo, Najum Goldmann, quien presidió simultáneamente la Organización Sionista Mundial y el Congreso Judío Mundial, lo manifestó abiertamente: «Soy un adversario enardecido de la noción de Estado y, sobre todo, de su concepción moderna […] el ideal judaico debería ponerse a la cabeza de aquellos que luchan contra el Estado. Ese me parece ser el gran movimiento revolucionario de mañana»[9].

No puede resultar extraño que toda la trayectoria político-cultural del denominado nacionalismo gallego, políticamente democrático, económicamente capitalista y culturalmente marxista ―que incluye la imposición de la multicultural más degradante, de ahí su peligrosidad, lo que a la postre se traducirá en la destrucción de la base genética y las características raciales de dicha población—, se haya manifestado siempre y en todo momento, como así lo ha reflejado toda su actividad vital a lo largo del tiempo, completamente favorable a la victoria del judaísmo internacional en 1945 por medio de la alianza demoplutocrática-soviética. Con razón declaraba el masón y galleguista Eduardo Blanco Amor, periodista snob y afrancesado ―quien en una absurda pirueta se definía como «izquierdista sin comunismo y galleguista sin separatismo»—, que frente a las aspiraciones que exigían un «autogobierno» para Galicia (que no estuviese «controlado e interferido por partidos nacionales manipulados desde Madrid»)[10], «se opone hoy un solo enemigo universal de todo espíritu: el nancy-fascismo. Contra él hay que centrar toda la fuerza de nuestra acción»[11].

Por lo tanto, el galleguismo no es más que el medio por el cual los poderes fácticos —Judaísmo y Masonería― se valen en la actualidad para allanar en dicha comunidad el camino hacia el mundialismo. La musiquilla podrá ser oficialmente en muchas ocasiones «nacionalista», «identitaria», «populista», etc, sin embargo, la letra es siempre mundialista y globalizadora, puesto que, «el nacionalismo gallego debe ser esencialmente democrático, ampliamente liberal y profundamente antidogmático ―declaraba en cierta ocasión el abogado y político socialista Xoán Xesús González—. Yo no concebiría un nacionalismo gallego que no participara de estos tres principios […]»[12].

En líneas similares se manifestó el hasta hace poco presidente de la Xunta de Galicia y obviamente masón Núñez Feijóo ―recientemente galardonado con el Premio Paul Harris por el Club Rotario—, cuando, el 29/06/2017, durante la entrega de las Medallas Castelao, aprovechó para reivindicar una «galleguidad sin muros» tras rechazar «levantar nuevas fronteras». Durante su discurso Feijóo hizo una defensa de «la globalización» y del actual Estatuto autonómico ―que «puede y debe ser perfeccionado», aseguró―, y describió a los agraciados con dicho galardón como «claros ejemplos del “pueblo global” que hoy es Galicia», a la que definió como «nacionalidad histórica», dentro del más puro pensamiento murguiniano.

El 18 de octubre de 1991 se celebraba en la ciudad orensana de Rivadavia el Congreso Internacional de Xudeus e Conversos na Historia siendo clausurado por el entonces presidente de la Xunta de Galicia Manuel Fraga Iribarne, instrumento fundamental de la conjura judía y masónica dentro de nuestro país (ver I, II, III), quien consideró el evento como «una importante realización cultural dentro de nuestra Galicia autonómica». El 30 de abril del 2003, en esa misma localidad, Fraga visitaba, a raíz de su creación, el Centro de Cultura Sefardí, del que expresó, que «saber de dónde venimos es la mejor forma de conocer el camino que nos queda por andar». No deja de ser también significativo el hecho de que en el segundo

Bajo horizontes tan estimulantes hizo su entrada en escena la criptojudía Asociación de Amizade Galiza-Israel (AGAI), nacida en diciembre de 2006, una de cuyas primeras medidas fue pedir una declaración en el Parlamento gallego en memoria de las víctimas del Holocausto, que se aprobó en enero de 2007. Las redes tejidas desde entonces por dicha asociación, a cuyo acto de presentación asistió el consejero de la Embajada de Israel Edwin Yabo, se han introducido en los más variados sectores de la sociedad gallega, incluyendo los acuerdos bilaterales de colaboración e intercambio empresarial entre la Xunta de Galicia y el Estado hebreo, quien, a través de uno de sus portavoces, Alona Fischer Kamm, embajadora en funciones de Israel en España, ha resaltado además el hecho de «que las ****rías gallegas pueden ser un “buen reclamo” para el turista israelí»[13].

Figuran respectivamente como presidente y secretario general de AGAI (FOTO), el portavoz en Vigo de Esquerda Nacionalista (integrada en el BNG) Pedro Gómez-Valadés y el periodista José Miguel Alonso Boó, ex presidente de la Asociación de la Prensa de Santiago y ex presidente de la CRTVG, el máximo órgano rector de los medios de comunicación públicos, en este caso autonómicos. Sobre el primero, algunas fuentes indican que incluso realizó el servicio militar en Israel, según declaraciones del millonario palestino afincado en Galicia Ghaleb Jaber Ibrahim, recogidas en la revista “Novas de Galiza” (15 Mayo/Abril 2008), nº 64, pág. 05. Pero, al margen de ambos personajes, AGAI está compuesta por «una nutrida representación» del Bloque Nacionalista Galego (BNG)[14], obviamente en su mayor parte conversos, así como también diversos dirigentes y cargos públicos del PSOE y el PP, «aunque eluden dar sus nombres»[15].

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No obstante, se conocen algunos de sus nombres, como pueden ser los casos del concejal del BNG, Abel García López, la abogada Natalia Costas Alonso, ex miembro de la ejecutiva comarcal del BNG en Vigo y el historiador Alfonso Vázquez-Monxardín. Este último, él mismo reconoce con orgullo sus raíces judías en el nº 1 de la publicación “De Compostela a Ierushalain” (1, sep. 2010) editada por la susodicha asociación proisraelí No han faltado las acusaciones que imputan a varios de sus componentes de estar en relación con el Mossad. El historiador projudío Xoán Bernárdez Vilar, histórico militante galleguista, es también socio de AGAI y miembro de la Real Academia Galega, financiada generosamente con dinero público. En cuanto a la masonería, actualmente esta «hermandad» sigue contando en Galicia con «muy buenos masones», explica Jesús Soriano, Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33. Entre ellos se encuentran «políticos e incluso sacerdotes», asegura el mismo autor en una crónica periodística, sobre los cuales «un pacto de silencio preserva el anonimato de los hermanos»[16].



Estos tres factores, judaísmo, masonería y separatismo, que forman las tres puntas del triángulo sectario, son los que han contribuido a la paulatina y constante desespañolización de la región, que, como ocurre con el nacionalismo vasco o el gallego (más los otros «ismos» que como un cáncer se han ido desarrollando a lo largo de toda la geografía al calor de la descomposición nacional), ha encontrado en el repruebo a España el único combustible con el que ir pasando los días y justificar el mantenimiento de los privilegios de la burguesía regional con el fin de malversar impunemente bajo la cobertura del modelo de autonomías diseñado por la masonería, o lo que es lo mismo, una especie de federación o república de «naciones ibéricas» a imitación de lo propuesto por Sebastiao Magalháes Lima (1850-1928), Gran Maestre que fue del masonismo lusitano en su voluminoso libro La Fédération Ibérique publicado en 1892 y en la que también figuraría Portugal[17]. Y el federalismo, según el politólogo hebreo y profesor de la Universidad de Bar-Llan (Israel) Daniel Judah Elazar (1934-1999), es una «invención judía».

La imposición del federalismo a las naciones enemigas del Judaísmo es una constante estrategia política destinada a debilitar las restricciones internas y fragmentar las fuerzas jovenlandesales con la finalidad de evitar la concentración y la unificación de poder entre los gentiles. Paralelamente, se fomenta la inmi gración no blanca, entre ella la islámica. El judío es un experto en manipular conciencias y en adulterar banderas. Con esta desmembración del territorio nacional, el consorcio judío y masónico corona su obra separatista y criminal, iniciada por el ilustrado Juan Mariano Picornell ―acusado de masón, miembro de la Sociedad Económica Matritense y «alma» de la conspiración republicana de San Blas (1795)― en tiempos del inepto Carlos IV. ¡Y siempre recibiendo alientos y protecciones veladas del Gobierno masónico de Madrid!

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[1] Masonería Universal, op. cit., p. 108.
[2] Valín, op. cit., pp. 72 y 79.
[3] Onega, op. cit., p. 163.
[4] “EL PAIS”, Ibídem.
[5] Félix Francisco Castro Vicente, Ocultismo y teosofía en Galicia: Enediel Shaiah, Vicente Risco y el grupo teosófico Marco Aurelio (trabajo de investigación, inédito). Cit. Carlos Villanueva, 2015: 138. También la obra citada, Carlos Pereira Martínez, A Galicia Heterodoxa, Espiral Maior, 2010.
[6] http://triangulomasonicoauriense.blogspot.com.es
[7] R. Kayser, Der Neue Bund, Der ****, Berlín, 1918-1919, vol. III, pp. 524-526; cit. Michael Löwy, Redención y Utopía. El judaísmo libertario en Europa Central, El Cielo por Asalto, Buenos Aires, 1997, p. 164.
[8] M. Buber, Sionismo verdadero y falso, en Escritos escogidos, vol. II, 1978, 2ª (ed), p. 282.
[9] Najum Goldmann, La paradoja judía, Losada, Buenos Aires, 1979, pp. 118-122.
[10] “La Voz de Galicia”, 18 de octubre de 1979.
[11] «Pensar en Galicia» (“Galicia”, 18 de mayo de 1943).
[12] “El Pueblo Gallego”, 15-02-1924.
[13] «Acuerdan intensificar las relaciones comerciales, culturales y turísticas entre Israel y Galicia» (Europa Press, 15-07-2005).
[14] «50 militantes del BNG son socios del grupo proisraelí AGAI» (“EL PAIS”, 20-03-2007).
[15] «Miembros de los tres partidos se integran en un grupo proisraelí» (“EL PAIS”, 29-01-2007).
[16] «La masonería gallega entra en primera división» (“EL PAIS”, 30-11-2013).
[17] Concuerda esto perfectamente con la línea de actuación claramente formulada en la Conferencia masónica de Lisboa celebrada el 13 de mayo de 1917 y presidida por Magalháes Lima, donde se acordó que «la victoria de los Aliados debe ser el triunfo de los principios masónicos», como así sucedió, despedazando a los imperios centrales, con la salvedad de que el judaísmo, instigadora de la primera guerra mundial no pudo arrastrar a España a la contienda, lo que le costó la vida al presidente del gobierno Eduardo Dato a manos de unos anarquistas, perpetuo brazo ejecutor en nuestra patria de consignas internacionales más elevadas.
 
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9. La perniciosa Institución Libre de Enseñanza en Galicia

Dos de los principales animadores de la Institución Libre de Enseñanza, los catedráticos y librepensadores Francisco Giner de los Ríos (1839-1915), homenajeado por Google en el 175 aniversario de su nacimiento, y Manuel Bartolomé Cossío (1857-1935), judío el primero y casi con toda seguridad el segundo (pues, como veremos, estaban emparentados), tuvieron un contacto directo con Galicia donde intervinieron culturalmente. Ambos veraneaban en la localidad de San Victorio, en Bergondo (La Coruña), en el Pazo de la esposa de Cossío, Carmen López-Cortón y Viqueira (1866-1938), hija del comerciante indiano José Pascual López Cortón (1817-1878), enriquecido en Puerto Rico junto con su tío Andrés Cortón Quintana de Pomares, entre otras cosas, con la compraventa de esclavos, según la profesora Carmen Campos Esteve.

Tras su regreso de las Américas José Pascual se casó con Julia Viqueira y Flores-Calderón. Este personaje fue el organizador y mecenas, junto con la condesa de Espoz y Mina, Juana de la Vega Martínez (viuda del general y conocido masón Francisco Espoz y Mina), de los primeros Juegos Florales de Galicia, celebrados en julio de 1861 en el Teatro Rosalía de Castro de La Coruña, el mismo año en que editó el Álbun de la Caridad, considerado la primera antología de la poesía gallega. En su índice figuraban los tenidos por precursores de las «letras gallegas»: Juan Manuel Pintos, Nicomedes Pastor, Murguía, Arenal, Curros, Pondal, etc. «Su mansión de Bergondo —escribe “La Voz” (12/07/2015)― se convirtió en foco de ilustración y referencia de la intelectualidad gallega y española».

Se da la circunstancia de que Carmen y Cossío (nombrado por la II República Ciudadano de Honor), guardaban lazos sanguíneos de parentesco, puesto que el padre del segundo se llamaba Patricio Bartolomé y Flores-Calderón, familiar del político liberal Manuel Flores Calderón (1775-1831), fusilado en Málaga el 11 de diciembre de 1831 después de sublevarse con el general Torrijos, otro venerable masón, tras su intento de restablecer la Constitución de Cádiz. No solo eso, sino que Bartolomé Cossío era sobrino de Carmen Cossío de León, cuyo marido, Manuel Giner de la Fuente, era precisamente tío de Francisco Giner de los Ríos. Que se trata, pues, en el caso del primero, también de un converso, no me cabe la menor duda. Carmen Cossío de León, era de hecho, por su rama materna, descendiente directa de la mística abulense ****oconversa Santa Teresa de Jesús (1515-1582), en realidad Teresa de Cepeda y Ahumada.

Otro hecho igualmente revelador es que Julia Viqueira y Flores-Calderón tenía un hermano llamado Vicente, que residió en Madrid durante los años revolucionarios, que acabó casándose con su propia sobrina Luisa López-Cortón y Viqueira. Visto el cuadro genealógico establecido en su conjunto, me hace llegar a la razonable conclusión de que los Cortón podrían ser también cristianos nuevos, pues los reiterados enlaces entre parientes son uno de los rasgos más definitorios de la endogamia practicada históricamente por los marranos y criptojudíos.

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La quema de la enseña nacional. El aquelarre masónico de rigor. La funesta herencia y el perverso legado que han recogido los herederos de la ILE, Murguía, Castelao y la Xunta de Galicia.

Un hijo del último matrimonio, el catedrático Juan Vicente Viqueira Cortón (1886-1924), sobrino político, por tanto, de Cossío, y discípulo aventajado de Bergson y de Giner ―su «insuperable maestro […] siempre presente en su pensamiento» (Ramón Regueira, 1992: 30, 9)—, fue considerado por Unamuno como la esencia del liberalismo. De hecho, Viqueira le debió a la ILE, «junto con los cimientos de su formación científica, […] los indomables anhelos de libertad que le eran propios, y también sus hondas preocupaciones pedagógicas» (Porto Ucha, 1986: 328). A través de Viqueira —escribe de nuevo P. Ucha, p. 333― se consigue «la aproximación del institucionismo al socialismo y al galleguismo». Xoán Vicente Viqueira, fue, probablemente, el primer institucionista que en 1887 defendió la presencia de una lengua no castellana en el proceso educativo. Militante nacionalista gallego desde 1916, llegó a ser presidente de una institución cultural paramasónica de raíces ácratas denominada La Antorcha Galaica del Librepensamiento (González López, 1974: 12) así como de las Irmandades da Fala de La Coruña (1920), colaborando en “A Nosa Terra”, portavoz de las mismas, donde en 1918 publicó un artículo «Pol-a reforma da ortografía», que está considerado por algunos como el nacimiento del «reintegracionismo». En 1974 fue homenajeado en el Día das Letras Galegas. Un alumno de la Institución, el poeta converso Antonio Machado Ruiz (cuya prima María Machado Ugarte era novia y prometida de Giner), le dedicó tres poemas en la revista coruñesa “Alfar”, con motivo de su fin (septiembre, 1924).

Juan Vicente se había casado por lo civil en 1917 con Jacinta Landa Vázquez-Coronado (portuguesa por su rama materna), cuyo hermano Rubén era el marido de una hermana del primero, llamada María Luisa Viqueira Cortón, profesora de la Institución. Tanto Jacinta (casada en segundas nupcias con el empresario Casimiro Mahou Olmeda, familia propietaria de la conocida marca de cervezas con importantes nexos masónicos) como su hermana Matilde (icono del movimiento feminista y antifranquista), militantes del PCE y el Socorro Rojo Internacional, no habían sido bautizadas y sus progenitores, estrechamente vinculados a la ILE, habían contraído matrimonio civil en 1886, algo muy infrecuente por entonces, lo que levanta más suspicacias aun sobre su verdadera condición racial. El padre de ambas, concretamente, Rubén Landa Coronado, había sido masón de la logia “Pax Augusta” de Badajoz donde fue iniciado en 1882 con el nombre simbólico de “Kant”. El entierro igualmente civil de su hijo Juan Vicente Viqueira generó en su tiempo problemas sociales, jurídicos y religiosos.

Por otro lado, algunos institucionistas como Giner, Cossío y Rafael Salillas, fueron miembros del jurado que premió los trabajos sobre Concepción Arenal en el certamen convocado por el Círculo de Artesanos de La Coruña, en cuya velada pronunció un discurso el republicano Gumersindo de Azcárate y Menéndez (1840-1917), otro masón de élite que participó en las Cortes de la Primera República y en la creación de la ILE, tío de Pablo de Azcárate Diz, secretario general adjunto de la Sociedad de Naciones en Ginebra y más tarde embajador de la II República en Londres.

Conviene señalar, que, el primer grupo esperantista de La Coruña se constituyó el 24 de noviembre de 1905 en una reunión celebrada en los locales del Círculo de Artesanos, de la que el periodista Andrés Martínez Salazar era bibliotecario. Salazar y el también periodista Juan Fernández Latorre, propietario de “La Voz de Galicia”, habían fundado en 1885 a Biblioteca Gallega, de carácter regionalista destinada a la publicación de obras de autores gallegos escritas tanto en castellano como en lengua gallega. Los libros se imprimieron inicialmente en el establecimiento tipográfico de “La Voz”. El primero vio la luz pública en 1886. Se trataba de Los precursores, de Manuel Martínez Murguía (1833-1923), intelectual tenido por el primer «teórico» de la «nación gallega». A ésta le seguiría Queixumes dos pinos, de Eduardo Pondal. «La Biblioteca Gallega fue en suma una empresa editorial de corte galleguista» (Mercedes Román: 1997, 69).

Como es notoriamente conocido, dicha lengua internacional y artificial -el esperanto- fue creada en el último tercio del siglo XIX por el judío y masón polaco Lazaro Zamenhof (1859-1917), activo sionista fundador en la capital polaca del círculo de los Jovevé Sión (Amantes de Sión). Entre los primeros difusores del esperanto se hallan los hebreos y también los masones. Efectivamente, «en los talleres masónicos nació el esperanto» (Alcalá Brazón, cit. Rivanera Carlés, La masonería y el judaísmo: ¿una relación inexistente?, p. 157), de ahí la inusitada celeridad con el que se extendió por todo el mundo. El grupo esperantista coruñés llegó a contar con el decidido concurso de numerosos simpatizantes de todos los ámbitos de la sociedad herculina, comerciantes, militares, funcionarios, etc, destacando muchos de ellos en la masonería. Cabe la posibilidad que Salazar y Latorre lo fuesen también. El primero fue, de hecho, miembro de una influyente institución criptomasónica de enorme prestigio como la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago, sobre la que nos extenderemos en otra ocasión, puesto que puede ayudar a esclarecer o documentar satisfactoriamente algunas zonas oscuras de nuestro pasado más reciente así como el ímpetu adquirido por la conjura antiespañola en dicha comunidad.

Entre las muchas instituciones oficiales que básicamente dependían de la ILE, convendría citar a la Junta de Ampliación de Estudios (1907-1936), JAE en adelante, inspirada en los principios progresistas que se extendían por toda Europa, la Residencia de Estudiantes (1910-1936), el Instituto Nacional de Física y Química, generosamente financiado por la Fundación Rockefeller, y las Colonias Escolares. La función de la JAE fue promover la investigación y la educación científica en España a través del intercambio académico y la política de concesión de bolsas de formación en países tecnológicamente más avanzados, hasta que el gobierno de Burgos decretó su disolución en mayo de 1938. El primer presidente de la JAE fue Santiago Ramón y Cajal (de 1907 a 1934), miembro de la logia «Caballeros de la Noche, nº 68» de Zaragoza (X. F. Pardo Teijeiro, 2010: 195), y contó como vocales a personajes como Ramón Menéndez Pidal, Gumersindo de Azcárate, José Echegaray, Leonardo Torres Quevedo (cuyo cuadro genealógico resulta sospechoso) y el considerado «padre» de la Neurología, Luís Simarro Lacabra (del que fue destacado discípulo Juan Vicente Viqueira), conocido masón como los tres anteriores (X. F. Pardo Teijeiro, 2010: 195-196). Médico, catedrático de la Universidad Central de Madrid y Gran Maestre del Gran Oriente de España, el doctor Simarro (m. 1921) llegó a presidir un organismo completamente al servicio del ideal masónico como la Liga Española para la Defensa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, constituida en Madrid el 23 de noviembre de 1913.

El «favoritismo» y el «enchufismo» fue uno de los temas más debatidos en la política de bolsas de la JAE. Entre los gallegos becados con la ampliación de estudios en diferentes instituciones de Europa y América gracias a los buenos oficios de la JAE y la ILE, se podrían citar nombres como los de Isidro Parga Pondal, Domingo García-Sabell, Roberto Nóvoa Santos, José Gil Casares, Gabriel Martín Cardoso (cuyo último apellido es bien conocido entre los conversos), Rof Carballo, Fernández Armesto, Juan Vicente Viqueira, Sánchez Cantón, Casares Gil, Castelao, Risco, Bouza Brey, Osorio-Tafall o Juan López Suárez, muchos de ellos vinculados al Seminario de Estudios Gallegos. López Suárez, por ejemplo, casado con una hermana de José Castillejo, discípulo de Giner de los Ríos y secretario de la JAE, estuvo en 1916 pensionado en los Estados Unidos, siendo contratado por el Instituto Rockefeller hasta 1918.

La Residencia de Estudiantes, por su parte, que desarrollaría una intensa actividad docente (en 1923 recibiría la visita de Albert Einstein), abrió sus puertas en Madrid en 1910, siendo ministro de Instrucción Pública Romanones. Su primer director fue el profesor y pedagogo malagueño Alberto Jiménez Fraud (1883-1964), quien, casualmente, se encontraba casado con Natalia Cossío López-Cortón (1894-1979), hija del catedrático krausista Manuel Bartolomé Cossío, citado en líneas iniciales. Manuel Jiménez Cossío (1918-1978), hijo del matrimonio anterior, que llegó a ser inspector general de la recién creada Unesco, se había casado en una segunda ocasión con la hija de un judío llamado Samuel Rosenbaum. La Residencia de Estudiantes, que había nacido «sobre los supuestos espirituales inspirados en la labor educadora de Giner y Cossío», llegó por primera vez a Galicia en junio de 1928, gracias a la labor de Alejandro Rodríguez Cadarso, Rector y Catedrático de Medicina de la Universidad de Santiago y, al parecer, de ascendencia judía (“Gran Enciclopedia Gallega”, Carlos Deaño Gamallo, 1974, t. XVIII, p. 122) que había echado sobre sus hombros la empresa de convertir esta idea en realidad.

La Residencia contó con un Patronato del que fueron vocales José Ortega y Gasset, Juan Uña Sarthou o Lepoldo Palacios Morini (1876-1952), otro emparentado con Giner, pues aquél era suegro del abogado Manuel Troyano de los Ríos. Morini, nombrado en 1923 subsecretario de Hacienda y representante en España de la Sociedad de Naciones, fue uno de los impulsores de las reformas educativas y sociales demoliberales de ámbito nacional proyectadas durante el primer tercio del siglo XX. En cuanto a las Colonias Escolares, éstas se crearon en España en 1887 por iniciativa nuevamente del director del Museo Pedagógico Nacional, Manuel Bartolomé Cossío. En Galicia las primeras colonias fueron organizadas en 1893 contando con el concurso decidido de una organización criptomasónica como la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago de Compostela.

En la ciudad de La Coruña, las Colonias tuvieron como presidenta durante toda su existencia a Dª Evi Zacharías von der Meden, esposa del banquero Ricardo Rodríguez Pastor, primo hermano de Pedro Barrie Pastor, padre de Pedro Barrie de a Maza. Un hijo de primer matrimonio, Antonio Pastor Zacharías de la Meden, fue agregado cultural de a embajada española en Londres con el Duque de Alba, miembro de la Real Academia Gallega y consejero de Fenosa y el Banco Pastor. La escritora y masona Emilia Pardo Bazán desempeñó la presidencia honorífica del patronato. También la compositora Eugenia Osterberger, miembro de la burguesía ilustrada coruñesa, figuró entre las primeras directoras de dicha institución caritativa, así como la académica y pedagoga republicana María Barbeito (hija de un masón, el escritor Avelino Barbeito Hermosilla, contertulio del cenáculo de la Cova Céltica), miembro correspondiente de la Real Academia Gallega. En mayo de 1913 participaría en un homenaje en el Círculo de Artesanos a Manuel Murguía en su ochenta aniversario. Sobre la relación de la ILE con la sociedad de la Escuadra y el Compás, E. Herrera Oria, «El origen masónico de la Institución Libre», Historia de la educación española desde el Renacimiento, Madrid, Veritas, 1941, p. 302 y ss; pero especialmente el extenso cuadro de accionistas masones de la ILE reproducido por Pedro F. Alvarez Lázaro y José Manuel Vázquez-Romero, Krause, Giner y la Institución Libre de Enseñanza, Universidad Pontificia de Comillas, 2005, pp. 166-169.

Lógicamente, la Institución Libre de Enseñanza fue una de las primeras entidades en ocuparse de los sefardíes y en reivindicar la herencia judía. Muchos de los catedráticos, periodistas e intelectuales que pertenecieron a la misma, como Juan Uña Gómez (director de Enseñanza Nacional), Beltrán de Rozpide (abogado de la Cámara de Comercio de Madrid) o Eduardo Balsega (diputado a Cortes), estuvieron vinculados al Centro Nacional de inmi gración Israelita constituído oficialmente el 30 de diciembre de 1886 y cuyo presidente honorario era el judío británico de origen español Haim Guedalla. Además, el Boletín que difundía la Institución y que llevaba su mismo nombre, de gran difusión y prestigio, fue utilizado por diversos profesores sefarditas de diversos países balcánicos y algunas prestigiosas figuras de la Institución como Rafael Altamira o Nicolás Salmerón, para promover una corriente de simpatía hacia los judíos en el seno de la sociedad española a la que se adhirieron muchos de los más relevantes y destacados intelectuales y personalidades de la época, en gran parte masones, como Emilia Pardo Bazán, Menéndez Pidal, Antonio Maura, Ramón y Cajal, Emilio Castelar, Galdós, Echegaray, Pulido, etc, etc, así como el propio monarca Alfonso XIII.

Recordemos que Nicolás Salmerón, presidente de la Primera República, era amigo personal del dirigente sionista Max Nordau, de quien había traducido muchas de sus obras. Conocido por gestar el denominado Plan Nordau, la inmi gración masiva de judíos a Palestina, fue uno de los organizadores en 1897 del Congreso Sionista de Basilea, junto con Theodor Herzl, descendiente directo de Isaac Abrabanel. En 1914 Nordau se instalaría en España, junto con su esposa Anna y su hija Maxa, país en el que residirá durante cinco años.
 
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10. Subversión y Revolución.
Antolín Faraldo y el nacimiento del «galleguismo».

Probablemente la figura capital y verdadero ideólogo del movimiento provincialista gallego, que expuso, exaltadamente, en las páginas de los periódicos y en las intervenciones en las Juntas Revolucionarias, instrumento de la masonería que acabaría con el reinado de Isabel II, fue la de Antolín Faraldo Asorey (1822-1853), periodista y militante progresista radical homenajeado en septiembre de 2022 por el Consello da Cultura de Galicia con motivo de su bicentenario. Vicente Risco escribe que Faraldo «fue el primero que llevó la idea regional a la política» (1), mientras que Manuel Murguía lo describió como “el primero y el mejor” de los precursores del llamado Rexurdimento.

Pero si por algo se le recuerda, es por su papel protagonista en la fracasada revolución o intento de golpe de estado de abril de 1846 contra el presidente moderado Narváez, también conocido como el Levantamiento de Solís o los Mártires de Carral, la primera revuelta contemporánea sucedida en Galicia, y que fue la base para muchas reivindicaciones posteriores. Aunque sus protagonistas no eran de Carral, ni mártires en sentido estricto. El suceso es una de las abundantes tergiversaciones de la historia que suelen difundir los nacionalistas y separatistas para tratar de legitimar su discurso.

A raíz de levantamiento, el 15 de ese mismo mes —abril— se constituía en Santiago de Compostela una nueva corporación denominada Junta Superior de Gobierno de Galicia, con Antolín Faraldo, como secretario, y Pío Rodríguez Terrazo, como presidente. Este último llegó a formar parte en el pasado de todas las Juntas Revolucionarias que se constituyeron en los distintos pronunciamientos, levantamientos, insurrecciones y revoluciones: 1840, 1843 y, finalmente, 1846. Con fama de prestamista y usurero, Terrazo se había constituido en líder indiscutible del progresismo compostelano formado por diversos comerciantes santiagueses. Como anécdota complementaria, señalar que un bisnieto suyo no es otro que el conocido y polifacético artista de izquierdas Antón Reixa (nacido Antón Rodríguez Reija), exdirector de la SGAE.

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Monumentos, calles, honores y homenajes a los agentes y golpistas del complot masónico antiespañol concedidos por el establishment y el institucionismo oficial.

La Junta Superior, que rompió sus relaciones con el Gobierno central de Madrid y las estableció curiosamente por el contrario con Inglaterra, desarrolló una breve pero intensa actividad y contó como órgano oficial con el periódico “La Revolución”, reclamando para Galicia las tan manidas «libertades», esgrimidas siempre por los demagogos y agentes de la subversión criptomasónica y criptohebraica. El boletín “A Nosa Terra” (órgano de las Irmandades da Fala), publicaba a mediados de abril de 1917 un laudatorio homenaje a los «Mártires del Carral», donde bajo el epígrafe «¡Remémber!», escribía lo siguiente: «Las revoluciones gallegas de los siglos XV y XIX, se complementan: las dos perseguían la misma pureza de ideas y de principios: Democracia y Libertad». Es decir, los principios masónicos.

El historiador don Vicente de la Fuente afirma categóricamente que los revolucionarios gallegos de 1846 persiguieron, conforme al dictado de las logias de Oporto y Vigo, la formación de una República Ibérica (2). De hecho, los miembros de las juntas superior y locales embarcarían tras su derrota en el puerto de Vigo con dirección a Portugal. No obstante, Antolín Faraldo y todos los implicados en la conspiración se beneficiaron de una amnistía otorgada por Real Decreto el 17 de octubre de 1847.

La figura de este golpista no solo sería exaltada por sus contemporáneos, sino por las generaciones sucesivas de galleguistas, especialmente los hombres que integraron las Irmandades da Fala y la Generación Nós, contribuyendo a revitalizar la figura precursora de Faraldo (3). Como escritor y periodista colaboró en los principales periódicos compostelanos de su época, especialmente “El Idólatra de Galicia”, donde firmaba con el pseudónimo de Aben Humeya (antiguo jefe morisco de la Alpujarra). Posteriormente sería el responsable del primer periódico anarquista aparecido en España, “El Porvenir”, editado en Santiago a partir de 1845 bajo el lema «Abajo las reglas, escuelas y maestros», que destacó entre otras cosas por su decidida defensa del autonomismo gallego frente al poder central. Ambas publicaciones fueron los portavoces de prensa que tiempo después habrían de inspirar el espíritu de la revolución del 46.

Dirigida por Faraldo, “El Porvenir” contó como animadores a dos personajes que participaron activamente en los preparativos del Levantamiento de Solís: Antonio Romero Ortiz (1822-1884), «ardiente adalid de la doctrina liberal», y Ramón de la Sagra Peris (1798-1871), introductor del krausismo en España (antes del masón Julián Sanz de Río, cofundador de la Institución Libre de Enseñanza, sobre la cual ya hemos hablado) y miembro de la Real Sociedad Económica Gaditana de Amigos del País. Su hermano Joaquín de la Sagra fue uno de los artífices de la independencia de Uruguay. Todos ellos fueron activos francmasones, con la posible excepción de Faraldo (?). Miembro de una familia de la burguesía mercantil coruñesa enriquecida con el comercio indiano, Ramón de la Sagra se afilia desde muy joven a la masonería en Santiago de Compostela, participando activamente en la conspiración contra el absolutismo protagonizada por el capitán Aldea, que fracasó, siendo denunciado a la Inquisición, motivo por lo cual desaparece de Galicia en 1818, regresando 1837 al ser elegido diputado por a Coruña. Su hermano Joaquín de la Sagra perteneció desde 1842, junto con Garibaldi, a la logia masónica de Montevideo «Les Amis de la Patrie» (4).

Romero Ortiz, por su parte, llegó a alcanzar la máxima categoría en el Gran Oriente de España (GOE). Fue además fundador en 1858 de “La Península”, periódico de la Unión Liberal. En 1868 fue nombrado ministro de Gracia y Justicia tras el triunfo de la Revolución de Septiembre (“La Gloriosa”), decretando la supresión de la Compañía de Jesús y las asignaciones económicas que venían percibiendo los seminarios conciliares, medidas que le granjearon una merecida fama de anticlerical. En 1874 era nombrado socio de honor de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago (otra evidencia impugnable de la interconexión de dicha institución con la masonería). Ese mismo año es designado ministro de Ultramar durante el gabinete del criptojudío Sagasta. Tras abandonar el cargo, aceptó ser nombrado en 1881 nada menos que Gobernador del Banco de España, puesto privilegiado que desempeñó hasta 1883. Durante ese periodo tomó posesión de los más altos cargos masónicos, siendo elegido Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo el 10 de mayo de 1881, tras la renuncia irrevocable de Sagasta de sus cargos en el GOE.

Su entierro fue todo un acontecimiento político, masónico y librepensador. Asistieron muchas representaciones masónicas. El Boletín de la obediencia, el 30 de enero de 1884, dedica 15 páginas al suceso. El periódico “El Liberal” (21-1-1884), menciona un cortejo de 1.000 personas, entre las que estaban Juan Utor (representando a la masonería), Núñez de Arce, Sagasta, Castelar... En otros periódicos se mencionaba que una de las cintas la portaba el viejo francmasón coruñés Juan Montero Telinge, en representación de Galicia.

Convendría profundizar en su genealogía. Su último apellido era en realidad García. Añadir finalmente como dato complementario, que en una propiedad de los abuelos de Romero Ortiz, en Santiago de Compostela, en el Camiño Novo, vería la luz Rosalía de Castro, fruto de amores ocultos. Su progenitora, doña María Teresa de la Cruz de Castro y Abadía, soltera y embarazada, fue acogida por la familia Romero. El hecho de que Rosalía llevase también el nombre de Rita, como la progenitora de Romero Ortiz y otras muchas mujeres de la familia, ha hecho pensar en un posible parentesco, o en un alto grado de amistad entre las dos familias.

Concluida a guerra civil española, un grupo de exiliados republicanos gallegos crean en Argentina la logia “Antolín Faraldo”, que desempeñó una labor importante en el trabajo cultural y editorial. Entre sus miembros destacaron Arturo Cuadrado, Luís Seoane, Bermúdez Abente, Elpidio Villaverde, Rey Baltar, Isaac Díaz Pardo, Gumersindo Sánchez Guisande (médico que atendió a Castelao) (5) y Eduardo Blanco Amor (6). La logia progenitora de la «Antolín Faraldo» fue la logia «Prometeo», del Gran Oriente Federal Argentino (7). Este mismo autor aporta también los nombres de Antonio Baltar Domínguez (cuya esposa Mireia, era sobrina de Rafael Dieste) y Lázaro de la Merced (que suena a converso), como integrantes igualmente de la «Antolín Faraldo».


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(1) Vicente Risco, Historia de Galicia, Galaxia, 1952, p. 173.
(2) Vicente de la Fuente, Historia de las sociedades secretas, antiguas y modernas en España, y especialmente de la francmasonería, Lugo, 1871.
(3) Ver al respecto, Xosé Ramón Barreiro, El levantamiento de 1846 y el nacimiento del galleguismo, Editorial Pico Sacro, 1997.
(4) Gran Enciclopedia Galega, t. 39, pp. 135-136.
(5) Estaba casado con Elisa Fernández de la Vega Lombán (1895-1933), con quien había contraído matrimonio en 1925. Elisa era tía de la socialista María Teresa Fernández de la Vega, ex vicepresidente del Gobierno español, cuya genealogía está sumida en el manto de la sospecha.
(6) Fernández Palomo, op. cit., p. 175. También perteneció a ella su pariente, Juan Manuel Amor Pereira, que dentro de la logia «Auria» figuraba con el pseudónimo de «Ashii» («Os masóns, con todo detalle», “La Región”, Orense, 21-02-2012). Periodista y poeta galleguista, Blanco Amor fue siempre consciente de su gaysidad. Su progenitora se casaría en segundas nupcias con un maragato.
(7) Carlos Pereira, A Galicia heterodoxa, 2010, p. 72.
 
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Pues así es. Sagasta es tío bisabuelo del primer ministro de Economía del PSOE tras las elecciones de 1982, Miguel Boyer Salvador. Su hija confirmó el origen netamente judío de su familia en unas declaraciones que ya insertaré en algún momento.

PD. Debes de ser de los pocos que se leen por aquí los textos. =D>
 
La "cultura" vasca, gallega, catalana, etc, la están aniquilando ustedes mismos. Todos esos "ismos", fomentados intencionadamente por el sistema, son los peores enemigos de las referidas taifas. Ahora ya no tienen la excusa del "centralismo", ni del franquismo. El problema lo tiene ustec en su cerebro ENVENENADO con toda esa propaganda insidiosa, artificial y antiespañola, por eso su hipócrita y contradictoria actitud con respecto a este tema.
Ni le tragan los suyos, ni le tragan los nuestros.

Léase con paciencia el hilo, haga el favor, que seguro que aprenderá algo, pues la patraña del galleguismo está perfectamente refutada.
No se preocupe, que aun falta mucho por publicar, algo que se irá haciendo con exacta puntualidad.

Y no insista con lo del Franco judío, pues a mi no me molesta lo más mínimo. Pero ya que alude la cuestión judía (para lo que le interesa, naturalmente), acuérdese de los suyos, del entremado ****omasónico que ha articulado históricamente el regionalismo-secesionismo en esa comunidad.
Magnífica respuesta.
Así se habla. nosomosdignos:nosomosdignos:=D>=D>
 
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