Sobre Gerald Ford poco sé, pero sobre Himmler creo que sé lo suficiente para poder escribir que NUNCA fue un soldado. Fue un MAGO.
Me dá igual lo que penséis, pero la II GM también fue una guerra de magos (¿acaso no luchó a favor de los aliados
aleister crowley?
Aleister Crowley - Wikipedia, la enciclopedia libre
---------- Post added 11-ago-2014 at 20:44 ----------
La II GM, también, fue una guerra de ENERGÍAS ("magia de color" y tal).
---------- Post added 11-ago-2014 at 20:50 ----------
Nazis en busca de la Atlántida
Una de las mayores obsesiones de algunos líderes nazis, principalmente de Heinrich Himmler, fue hallar pruebas de la existencia de un continente o una isla perdida que corroborara la delirante teoría de que la raza aria tenía un origen divino que la convertía en superior al resto de los mortales.
1 de julio de 1935. Cinco eruditos alemanes se reúnen con Heinrich Himmler en un espacioso despacho del cuartel general de la Orden de color, en la Prinz-Albrecht-Strasse de Berlín. Aquellos cinco estudiosos representaban a Walter Darré, dirigente de la Oficina de Raza y Reasentamiento (RuSHA) y entonces Ministro de Alimentación y Agricultura del Reich, cuyas ideas paganistas tenían en el líder de las SSa un auténtico devoto.
El Reichsführer Heinrich Himmler.
El Reichsführer ya había levantado en Wewelsburg, en Westfalia, el centro espiritual y místico de su Orden, pero ahora pretendía crear un instituto de investigación que recuperase, como digo, las huellas del pasado “glorioso” de Alemania, recordando con nostalgia sus años de infancia en compañía de su padre, Gebhard Himmler, buscando monedas y objetos antiguos en yacimientos arqueológicos de la vieja Baviera.
Darré compartía su entusiasmo en la creación de dicho centro (precisamente su importante cargo al frente del Ministerio de Agricultura haría que pudiese desviar importantes fondos para sus proyectos) y a la siniestra y hasta relativamente poco tiempo secreta reunión, había sido invitado otro extraño personaje: Herman Wirth, uno de los prehistoriadores más célebres de toda Alemania cuyas heterodoxas teorías comulgaban a la perfección con las ideas extravagantes de Himmler.
Tras varias horas de intenso y apasionado debate, aquellos hombres decidieron fundar la Ahnenerbe; Wirth sería su presidente y el Reichsführer asumiría el cargo de superintendente y el control del Consejo de Administración. Su objetivo aparente: “fomentar la ciencia de la antigua historia intelectual”. Su verdadero objetivo: la creación de mitos que apoyasen los postulados del nacionalsocialismo y finalmente el exterminio en pos del fortalecimiento y expansión de la “nación aria”.
Himmler convirtió al instituto en parte integrante de la Orden de color y a finales del otoño de 1935 la Ahnenerbe ya poseía su propia sede en una lujosa villa sita en uno de los barrios más ricos de Berlín, y sus oficinas en una de las calles más antiguas de la parte histórica de la ciudad, la Brüderstrasse (ocupaba los números 29 y 30), calle que se remontaba al siglo XIII. Pronto el instituto tendría sus propias bibliotecas, talleres y museos –algunos, como verá más adelante el lector, grotescos- y Himmler lo dotaría de amplios fondos para la investigación en el extranjero. El discreto líder SS, siempre a la sombra del Führer, llevaba tiempo queriendo hacerse notar y amén que lo estaba consiguiendo.