En mi caso he tenido varias experiencias digamos de difícil explicación. Voy a narrar una que me ocurrió a mí durante toda mi infancia y otra que le ocurrió a un familiar muy cercano.
En mi caso, de niño vivíamos en una casa que daba muy mal rollo, un edificio céntrico pero antiguo. Compartía habitación de aquella con mi hermano, una habitación de dos camas, con una puerta al pasillo en el lado opuesto a la mía. Durante el día todo era perfectamente normal, pero al apagar la luz de la casa en la noche, y con la escasa luz que había en el pasillo, comenzaba un desfile de siluetas de gente caminando por el pasillo de izquierda a derecha. Gente muy variopinta. Siluetas de una mujer corriendo, animales que se arrastraban, un monje altísimo que caminaba muy despacio, hombres a paso normal. Toda la noche era una romería de personas en bucle pasando. Las pocas veces que me atreví a levantarme (nunca a salir al pasillo sin encender la luz), y me acercaba a la cama de mi hermano, veía cómo la perspectiva de la gente cambiaba, es decir, iban realmente hacia el final del pasillo. Eso duró años. Mi mayor temor es que alguno entrase en la habitación, pero nunca pasó. Entre otras cosas porque desde aquella época duermo con la puerta de la habitación cerrada sea invierno o verano.
En cuanto a mi familiar, mujer, vive temporadas en una casa de pueblo, donde vivían su progenitora y su hermano, ya fallecidos. Sostiene que sus familiares la ayudan y la protegen cuando está, y vive tranquila en una casa enorme. El caso es que en una de sus temporadas allí perdió unos pendientes valiosos y se hartó de buscarlos en aquella casa, sin éxito.
Hasta que un día llegó a su habitación, y el armario estaba abierto de par en par. Del armario salía un cajón enorme y muy pesado que estaba medio salido del armario y apoyado en el suelo. Cuando movió el cajón, los pendientes aparecieron juntos perfectamente alineados en el suelo debajo.
Simplemente dio las gracias en voz alta a su hermano y a su progenitora y siguió con lo suyo.