Todos tienen un sistema de democracia liberal. Bien es verdad que los liberales recalcitrantes, cuando la realidad del liberalismo se aleja de la propaganda y utopías que sólo existen en sus mentes, dicen que eso no es liberalismo (lo mismo que hace su engendro y cómplice, los marxistas, respecto al marxismo); pero lo cierto es que:
"La intención y resultado de la doctrina, el verdadero fin del liberalismo no es, pues, ni la libertad política, ni la libertad de contratación, ni la liberación de las guerras, ni la libertad del poseer y del comerciar, ni la libertad de jovenlandesal, de conciencia y de religión. El fin del liberalismo es la Riqueza. Esas ansia de libertad son, pues, sólo el medio para logra la riqueza. De ahí que la libertad, una vez proclamada como aparente fin, vaya unida a la pugna por el poder, o a la fuerza, para lograr primero, y asegurar después, la plácida posesión libre de la riqueza. He aquí su paradoja. Vino el liberalismo contra el absolutismo político, religioso, jurídico y económico, o mercantilismo; mas sus frutos son otros absolutismos: el monopolio económico y la oligo o monocracia política y social.”
Román Perpiñá, La crisis de la economía liberal. Del ethos económico al de seguridad.