Amoavé, que no es grasa de caballo (que eso es una leyenda urbana), que lo que es bueno para el cuero de los zapatos y sobre todo botas camperas, etc., es la manteca de lechón sin sal, que es mucho más barata y fácil de encontrar en cualquier super de barrio.
Se corta una pequeña rodaja de manteca y se le da al zapato una pequeñísima capa, ojo no os paseis que si le echais mucha no os queda bien.
Es el Gore-Tex del lonchafinista o cómo cuidá un zapato de toda la vida, pues de esta manera creamos una película casi impermeable y claro está: los zapatos nos durarán más.
Si sabré yo de trucos para buscarme la vida....ya contaré...ya contaré.
Suerte en la vida.