Proletario Blanco
ANARCO FASCISTA
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El progresismo es una religión
El progresismo es en realidad una religión, la religión del régimen. Sus seguidores la viven de la misma manera que los seguidores de las demás religiones viven las suyas. Incluso es una religión compatible con el cristianismo, o con una versión desnaturalizada y marxistoide del cristianismo (véase la “Teología de la Liberación”).
La causa del progresismo.
Una élite puede gobernar sobre una nación con una “religión nacional”, pero para gobernar sobre un espacio más amplio necesita una religión universalista, para todos, que sirva para unir, para unificar en un vínculo de identidad común (en este caso religioso) a la población gobernada. El cristianismo hizo ese papel durante mucho tiempo (en Europa), pero para gobernar sobre todo el planeta de la manera en que se está haciendo, no con las armas, o no sólo con las armas como en el pasado, sino con el dominio económico mercantilista, en donde todo se compre y se venda, es necesario una religión distinta, una religión materialista y terrenal: el progresismo.
Esta religión no se considera a sí misma, ni se presenta a ojos de sus seguidores como una religión, pero lo es. Es la religión del mercantilismo. Se comporta igual que cualquier otra religión, con el poder esforzándose con todas sus fuerzas para imponerla. El progresismo predica el establecimiento para toda la humanidad de una sociedad igualitaria, unida y fraternal disfrutando del progreso económico. Tiene dos partes:
Características del progresismo.
- La democracia de sufragio universal, (el igualitarismo en el voto), provoca la nefasta preponderancia de la cantidad sobre la calidad. No confundir democracia con libertad, como malintencionadamente se asocia.
- Propaganda mediática: Intensa y continua, por los medios de propaganda de la actualidad, (televisiones, radios y prensa), que sustituyen al sermón del sacerdote del pasado.
- Sistema educativo: Impregnado de progresismo, al que se suma la reciente asignatura en España de “Enseñanza para la ciudadanía”.
La auténtica fuerza del progresismo es, como religión de acompañamiento al sistema económico y monetario dominante, mantener un ambiente social hedonista que haga al individuo olvidar el problema de trascendencia con distracciones y entretenimientos variados y abundantes (deportes, cine, programas de TV, vídeojuegos, erotismo, prono), manteniéndolo hechizado en una hipnosis virtual continua, usando los conocimientos de psicología, sociología y adicciones acumulados a lo largo de la Historia (la TV es una adicción). Es un sistema de esclavitud mental “entretenido”. En la Edad Media, con las epidemias y las guerras, la vida era más dura y la religión más cercana al más allá que al más acá.
Pero el hecho de tratar de imponerse por la fuerza, más el de chocar con la realidad va provocando resistencias incrementadas en la población, aunque la molestia todavía no es lo suficientemente intensa para que se produzca una rebelión generalizada.
Es por tanto, una religión y mentalidad asociada al “Estado del bienestar” y al crecimiento económico. El fin de esto implica el fin de la religión progresista.
El progresismo es en realidad una religión, la religión del régimen. Sus seguidores la viven de la misma manera que los seguidores de las demás religiones viven las suyas. Incluso es una religión compatible con el cristianismo, o con una versión desnaturalizada y marxistoide del cristianismo (véase la “Teología de la Liberación”).
La causa del progresismo.
Una élite puede gobernar sobre una nación con una “religión nacional”, pero para gobernar sobre un espacio más amplio necesita una religión universalista, para todos, que sirva para unir, para unificar en un vínculo de identidad común (en este caso religioso) a la población gobernada. El cristianismo hizo ese papel durante mucho tiempo (en Europa), pero para gobernar sobre todo el planeta de la manera en que se está haciendo, no con las armas, o no sólo con las armas como en el pasado, sino con el dominio económico mercantilista, en donde todo se compre y se venda, es necesario una religión distinta, una religión materialista y terrenal: el progresismo.
Esta religión no se considera a sí misma, ni se presenta a ojos de sus seguidores como una religión, pero lo es. Es la religión del mercantilismo. Se comporta igual que cualquier otra religión, con el poder esforzándose con todas sus fuerzas para imponerla. El progresismo predica el establecimiento para toda la humanidad de una sociedad igualitaria, unida y fraternal disfrutando del progreso económico. Tiene dos partes:
- Material: Materialismo, economicismo, preponderancia de lo económico sobre lo espiritual y sobre los valores. El Consumismo es su principal ritual.
- Ideológica: jovenlandesalina igualitarista (igualdad racial, sensual, y en el voto).
Características del progresismo.
- Laica: A diferencia de religiones tradicionales como el cristianismo, que tienen por objeto responder a cuestiones trascendentales, el progresismo es una religión materialista, terrenal. Está así mucho más cerca del judaísmo que del cristianismo.
- Se cree en posesión de la verdad: Los progresistas se consideran a sí mismos en posesión de la verdad. A los miembros de las demás religiones los etiquetan como “anticuados”, “retrógrados”, “atrasados”, “subdesarrollados”, y otros calificativos en la misma línea, acusándolos de estar equivocados o incluso de ser tarados mentales.
- Rituales religiosos: Su catecismo son los “Derechos humanos”. Sus ritos, las elecciones democráticas. Sus sacerdotes, los políticos, periodistas y jerifaltes de ONG.
- Origen en la Revolución Francesa: Como muy bien afirmó Pedro Varela, (actualmente en prision por el horrendo crimen de vender libros), dueño de la Librería Europa, “la época actual ha sacralizado los valores de la Revolución Francesa”. Su lema: “liberté, egalité, fraternité”:
- Emparentado con el marxismo: El marxismo es vivido por sus seguidores de una manera religiosa, y así lo es su sucedáneo, el progresismo democrático. Como explicó Pío Moa, ex-comunista y ex-miembro del grupo terrorista comunista GRAPO, en una entrevista publicada el V05-11-2004 en La Revista de Libertad Digital:
- Autosemejanza: El progresismo comparte con los fractales la propiedad de la autosemejanza, que consiste en que sus partes tienen la misma forma o estructura que el todo. Así, extrayendo del progresismo subconjutos, sub-ideologías, se observa que dichos subconjuntos, subideologías son vividas de una manera religiosa por sus seguidores. Por ejemplo:
- La democracia de sufragio universal, (el igualitarismo en el voto), provoca la nefasta preponderancia de la cantidad sobre la calidad. No confundir democracia con libertad, como malintencionadamente se asocia.
- Falsa: Los axiomas del progresismo, como la igualdad racial, la igualdad sensual, la preponderancia de la cantidad sobre la calidad (democracia), el progreso/desarrollo económico indefinido, etc., son todos falsos. El sentido común, y no digamos la ciencia, lo desmonta con facilidad. La creencia en dichas ideas se produce por una motivación religiosa.
- Herramienta de control: La religión es una herramienta de control del rebaño de la población por el poder financiero, a través del poder mediático y con él, político.
- Dirigentes descreídos: Los dirigentes del progresismo, por supuesto, no creen en la religión, pues no es más que una herramienta a su servicio. Por eso, los dirigentes del progresismo son tan corruptos y sinvergüenzas.
- Impuesta a la fuerza: Igual que otras religiones han hecho en el pasado, mediante:
- Propaganda mediática: Intensa y continua, por los medios de propaganda de la actualidad, (televisiones, radios y prensa), que sustituyen al sermón del sacerdote del pasado.
- Sistema educativo: Impregnado de progresismo, al que se suma la reciente asignatura en España de “Enseñanza para la ciudadanía”.
- Debilidad: Las religiones tradicionales combaten el miedo y la preocupación que el problema de trascendencia provoca (si la fin es el fin del ser, del individuo y su conciencia). La respuesta definitiva al problema se obtiene al morir. Mientras tanto, en vida, la religión alivia el problema, y como el problema es un problema básico y fuerte como pocos, las religiones tradicionales han tenido por tanto una fuerza descomunal siempre históricamente y todavía en la actualidad.
La auténtica fuerza del progresismo es, como religión de acompañamiento al sistema económico y monetario dominante, mantener un ambiente social hedonista que haga al individuo olvidar el problema de trascendencia con distracciones y entretenimientos variados y abundantes (deportes, cine, programas de TV, vídeojuegos, erotismo, prono), manteniéndolo hechizado en una hipnosis virtual continua, usando los conocimientos de psicología, sociología y adicciones acumulados a lo largo de la Historia (la TV es una adicción). Es un sistema de esclavitud mental “entretenido”. En la Edad Media, con las epidemias y las guerras, la vida era más dura y la religión más cercana al más allá que al más acá.
Pero el hecho de tratar de imponerse por la fuerza, más el de chocar con la realidad va provocando resistencias incrementadas en la población, aunque la molestia todavía no es lo suficientemente intensa para que se produzca una rebelión generalizada.
Es por tanto, una religión y mentalidad asociada al “Estado del bienestar” y al crecimiento económico. El fin de esto implica el fin de la religión progresista.
- Agresiva contra otras religiones: El régimen ataca las demás religiones (como el cristianismo), para imponer el progresismo. Una herramienta para esto es crear un ambiente social de comodidad y hedonismo que facilite el incumplimiento de los preceptos religiosos de las religiones tradicionales. Por eso el régimen confía en asimilar a los fiel a la religión del amores en la sociedad consumista occidental, en des-islamizarlos como ha descristianizado a los occidentales. Si el ambiente social hedonista y la propaganda mediática no son suficientes, se pasa a la represión directa. Así, en países como Turquía intentan prohibir el partido islámico que está en el gobierno, que si está en el gobierno es porque le han votado. En estos casos, la democracia deja de ser sagrada, y es que, como dije, la democracia, como el cientifismo y el progresismo, son solamente ideologías para que crean en ellas los petulantes, no los dirigentes, que las desechan cuando no interesan.