La cultura no se puede usar para disculpar estupideces. La guerra es un asunto industrial y de números, de empleo eficiente de los recursos. Eso quedó demostrado una y otra vez a lo largo de la historia, y los japoneses leían historia militar, lo sabían, no se puede decir "es que es su cultura". Un militar que pone la estética y la ideología por delante de la operatividad merece estar limpiando letrinas, ahora, en el Japón de los 40 o en la Roma imperial.
Cumplir órdenes estúpidas sin rechistar le convierte en otro fulastre.
Las defensas hasta el final tienen sentido, como he dicho, cuando tienen un objetivo, algo que compense la perdida.
En este caso, no lo hay. Cualquiera con dos dedos de frente en 1945 sabía que Japón estaba muerto, les habían hundido la flota, no tenían pilotos, les destruían en cada batalla, tenían una hambruna, falta de todo.
Rendirse era lo sensato, como hicieron muchos mandos alemanes tras las Ardenas. Nadie lo iba a condenar después.