Buenas tardes Kovaliov,
Agradezco tu reflexión porque me hace reflexionar.
Al igual que el ser humano (ser pensante) no sabe qué es lo que realmente hay en el fondo de su corazón, es decir qué es lo que le mueve a hacer esto o aquello (él lo puede llamar generosidad cuando en el fondo resulta que es salvarse a si mismo o él lo puede llamar supervivencia cuando en realidad resulta que es codicia) las cabezas "pensantes" en estos tiempos tan extraños que nos han tocado vivir, tampoco saben qué es lo que en realidad va a ocurrir.
Los análisis se basan en un 99% en la fórmula de "a toro pasado", maquillada de vaticinio, prospección. Muy poca gente tiene las ideas suficientemente claras como para actuar como profetas. Ese don le es dado a muy pocos y, por cierto, cuando ocurre, las más de las veces, no les hace caso ni su familia a la hora de comer.
Es decir que aunque Laborda (por ejemplo) formula su o la solución, ésta nunca podrá llevarse a cabo por dos razones básicas (en mi opinión).
1. La codicia de los más pobres y la codicia de los más ricos es la misma codicia. No hay diferencia sino es en la "cantidad", en el "monto". El principio es el mismo (por supuesto, los daños colaterales, en proporción).
2. Como el sistema democrático está montado de manera que los más pobres (me refiero a todo el espectro que va desde la clase media a la clase más desfavorecida pasando por los transeúntes - una vez aquí, otra allá -) son los que lo mantienen, porque son legión, es muy probable que la cosa dure, antes de que se vaya al cuerno, un buen rato.
Merkel, el de la silla de ruedas, nuestro Mariano, el que llaman el "Mozart de las Finanzas" presidente de la République, el Pato Donald, el ex-agente , siempre en activo, de los servicios de inteligencia del Kremlin e incluso nuestro Amado Líder, yo creo que no recuerdan ni como se llaman los hijos e hijas de sus respectivos Ministros de Agricultura,¡como para acordarse de sus súbditos! (hasta la siguiente campaña electoral - por cierto, en Occidente las precampañas electorales son cada vez más largas - ) .
Las mal llamadas crisis, TODAS, son un producto de marketing (incluyendo guerras mundiales).
Es cierto que la gente sigue viviendo y no se le ve mal alimentada, o sí, porque cada vez hay más obesos pero, también es cierto que uno conoce lo que quiere conocer. Es decir que el ser humano, en general, tiene aversión a encontrarse con los que no son "inter pares". Eso es más viejo que la Tierra.
La realidad es que todos los días hay cosas terribles que ocurren de las que no se entera casi nadie. El dolor, la desesperación, el hambre (sí el hambre), el desasosiego que trae consigo la individualidad como religión suprema, están a la orden del día desde que el mundo es mundo y, todo esto, cada vez más ante la indiferencia total.
Por ejemplo.
Yemen
Guerra Civil inducida.
A fecha de hoy, medio millón de casos de cólera (la enfermedad). Por supuesto, las primeras víctimas los niños, esos seres que no entienden nada de nada más allá de darle una patada a un balón creyéndose Messi pero que lo padecen todo como si fueran responsables del desaguisado.
No hay solución, ni Labordiana ni nada, a menos que de una vez por todas el ser humano se haga cargo y respete su capacidad de ser "ser humano".
Conclusión
No hay nada que hacer. Los malos de la peli seguirán haciendo de malos y los buenos de la peli tratarán de seguir siendo buenos, por supuesto, a duras penas.
Hay una frase del evangelio que me resulta paradigmática.
Los seguidores de Jesús, que han entendido que el mal reina en el mundo, le preguntan a Jesús ¿vaya y porque no nos cargamos a los malos? Jesús contesta (parafraseo): cuando siembras trigo, el trigo crece junto a las malas hierbas. Si tratásemos de quitar las malas hierbas, correríamos el riesgo de también cargarnos el trigo. Dejemos que ambos crezcan y llegado el tiempo de la siega, ya separaremos la mala hierba del buen grano.
El ser humano en vez de seguir la máxima, fundó Monsanto.
Y así nos va.