nelsoncito
Será en Octubre
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Tema interesante y complejísimo.
Las ingenierías antiguas, tristemente famosas por su dureza artificial, efectivamente eran un auténtico timo porque el docente daba prestigio a su asignatura elevando insensatamente la dificultad de los contenidos. Esto provocaba, además de un alto fracaso académico, la pérdida de la tras*misión del conocimiento porque el estudiante se especializaba básicamente en explotar exámenes. Y no solo eso, sino que aparecía el arquetipo de estudiante-monje, desconectado del mundo, pero que se dedicaba a estudiar como si fuera un opositor profesional.
Es decir, un esquema viciado de estudio, engendrado también por una pirámide demográfica abundantísima en la juventud y un profesor funcionario orate, conseguía un perfil de estudiante que aprobaba, pero sin fomentar ni su curiosidad, ni su creatividad, ni siquiera sus dotes sociales, comerciales u oratorias, cosas muy importantes para un correcto desarrollo laboral posterior, sobre todo si en un futuro ocupase un rol de directivo o empresario.
Para acabar de rematar la faena nos encontramos ante una España desindustrializada donde no se hace ingeniería de verdad y el técnico se enfrenta a un mercado laboral precario y empobrecido. No me extraña que los chavales se saquen ahora su grado (pues sí, cuanto más fácil mejor, para no perder tiempo y dinero), estudien inglés por Internet y se larguen a países con mejores oportunidades laborales.
Y no, no sobran ingenieros porque eso es sencillamente imposible. ¿Cómo va a sobrar el conocimiento? ¿Cómo va a sobrar el conocimiento técnico? Os hablo de conocimiento que nos permite crear una tecnología española propia y exportarla a cualquier rincón del mundo.
Yo creo que la culpa del desaguisado es la mentalidad cateta cutre-socialista española que todo lo que toca lo convierte en M, por supuesto incluidas las ingenierías.
Las ingenierías antiguas, tristemente famosas por su dureza artificial, efectivamente eran un auténtico timo porque el docente daba prestigio a su asignatura elevando insensatamente la dificultad de los contenidos. Esto provocaba, además de un alto fracaso académico, la pérdida de la tras*misión del conocimiento porque el estudiante se especializaba básicamente en explotar exámenes. Y no solo eso, sino que aparecía el arquetipo de estudiante-monje, desconectado del mundo, pero que se dedicaba a estudiar como si fuera un opositor profesional.
Es decir, un esquema viciado de estudio, engendrado también por una pirámide demográfica abundantísima en la juventud y un profesor funcionario orate, conseguía un perfil de estudiante que aprobaba, pero sin fomentar ni su curiosidad, ni su creatividad, ni siquiera sus dotes sociales, comerciales u oratorias, cosas muy importantes para un correcto desarrollo laboral posterior, sobre todo si en un futuro ocupase un rol de directivo o empresario.
Para acabar de rematar la faena nos encontramos ante una España desindustrializada donde no se hace ingeniería de verdad y el técnico se enfrenta a un mercado laboral precario y empobrecido. No me extraña que los chavales se saquen ahora su grado (pues sí, cuanto más fácil mejor, para no perder tiempo y dinero), estudien inglés por Internet y se larguen a países con mejores oportunidades laborales.
Y no, no sobran ingenieros porque eso es sencillamente imposible. ¿Cómo va a sobrar el conocimiento? ¿Cómo va a sobrar el conocimiento técnico? Os hablo de conocimiento que nos permite crear una tecnología española propia y exportarla a cualquier rincón del mundo.
Yo creo que la culpa del desaguisado es la mentalidad cateta cutre-socialista española que todo lo que toca lo convierte en M, por supuesto incluidas las ingenierías.