Siempre he pensado que lo que verdaderamente hubiese inclinado la balanza hubiese sido darle migajas a las minorías.
Si Alemania hubiese creado países títeres con gobiernos sumisos, banderitas ridículas y ejércitos dependientes de tus suministros, adiestrados por tus oficiales y siguiendo tus órdenes, hubiesen llegado muchísimo más lejos. Es una táctica que se aplicó ya en la primera guerra mundial, que les permitió plantarse practicamente en Bakú.
Tienes a unos ejércitos títeres y fieles que te hacen las labores de guarnición, limpian las líneas de suministro y se ganan el repruebo de la población rusa o comunista.
Pero claro, la Guerra en el Este fue un horror de ideologías y de lucha contra pueblos. No luchó Alemania, sino el nazismo, y no se buscaba conseguir objetivos, sino exterminar al pueblo ruso.
Así acabaron, con el país aplanado y dividido, y una generación enetera de mujeres forzadas. Todo por ser tan orgullosos.