El concepto de que todos eran españoles no nació hasta la Constitución de Cadiz (con el imperio ya muriendo). Antes de eso se hacía una clara diferencia y los indios no eran españoles.
Ser Súbditos de la Corona les convertía de facto en eso, súbditos, al igual que los peninsulares, y después ciudadanos, que es lo mismo pero suena más mejor. La diferencia está en depender de una Corona o de un Estado.
Si hoy Méjico se lanzara a la conquista de algún territorio y asumiera la responsabilidad de la vida y hacienda de los conquistados, pondría al mando a mejicanos por la sencilla razón de que interpretarían mejor los planes, y como naturales de su cosmovisión mejicana interpretarían mucho mejor el proceso de culturización mejicana. Con el tiempo, tal vez, pondrían en lugares relevantes del gobierno y la administración a los naturales conquistados una vez han manifestado su lealtad y, sobre todo, su adaptación a los nuevos modos. De esa manera se consigue que se infiltre en la cosmovisión conquistadora aquellos elementos indígenas "fuertes" que no colisionan con las nuevas doctrinas. Al final se obtiene un ecosistema cultural del que no se han excluido a los indígenas de cada zona y ese es también parte del mestizaje, que ya no sería solamente biológico sino también cultural. Espiritual si prefiere.
De ahí nacen las repúblicas cada cual con sus particularidades. Si la imposición española hubiera sido completa no se hubiera dado ese mestizaje no solo biológico sino tampoco cultural. Habría mayor homogeneidad más allá del idioma. Hoy el mundo hispánico puede presumir -dolor de muelas para indigenistas y racistas en general- de una diversidad compleja que al mismo tiempo se reconoce entre sí. Resulta paradójico que sea la diversidad un concepto esencial en el mundo actual posmoderno y no sepamos valorar la diversidad existente en los territorios del antiguo Imperio Español. Como ocurre con los acentos y las particularidades lingüísticas de cada región que no impiden una comunicación fluida, sus músicas, como expresión popular del alma hispánica mestiza, son queridas y valoradas en todos los territorios.
España se desbordó en América y lo hispano se enriqueció de todas su fuentes. Ese "hecho" no tiene parangón en ninguno de los procesos imperiales de su época, que es lo racional al afrontar estas cuestiones. Es injusto y menso juzgar aquello con los ojos actuales y además paradójico, porque se hace asumiendo completamente una cosmovisión occidental que además ha resultado la triunfadora en su lucha actual contra las brasas de lo que queda de aquel imperio.
El indigenismo, el comunismo, el fascismo, el liberalismo... son corrientes de pensamiento europeas y todas son secuelas directas e indirectas de la revolución protestante, justamente aquella que justificaba a los pueblos elegidos por Dios en su misión profética de la tierra prometida y las riquezas como testimonio de la alianza de Dios con ellos.
El indigenismo es un fenómeno que tiene sentido casi en exclusiva en Hispanoamérica. La razón es simple: encuentra descendientes de sus originales vivos en personas que al mismo tiempo que quieren luchar contra la herencia española se ponen en las manos doctrinales de los enemigos de aquella España que no dejaron en sus territorios coloniales -de colonia- a nadie que pudiera enarbolar esa arma ideológica contra sus intereses.