En una residencia de estudiantes. Gente de diversos puntos de Euskadi, aseverando esto.
Tal cual. Las sacan del paquete y hale, al plato de la pasta.
Para mi sorpresa, sí calientan la salsa de tomate, en el microondas.
Les he comentado que la salsa de tomate no hace falta calentarla y uno me ha dicho "Y si si comes comida de perros igual te gusta, pero comer comida de humanos está mejor".
O sea, me ha soltado eso pese a que prefieren no cocer las salchichas sacadas del paquete y se las comen frías, sin hinchar, sin que se enternezca la carne.
Les he explicado que echar la salsa de tomate fría consigue rebajar la temperatura del plato y hacerlo comestible de inmediato sin esperar a que se enfríe un poco, y que la salsa se calienta así ella sola, sin necesidad de microondas, al echársela a la pasta caliente, logrando al mezclarse pasta y salsa una temperatura adecuada para la ingesta de inmediato, templada y perfecta. Que lo comprueben y verán el resultado. Ni caso me han hecho, contradecía lo que estaban habituados a hacer y han evitado mecánicamente escuchar lo que les comentaba.
No son un espacio muestral significativo, pero sí variado, de diversos puntos de Euskadi, así que mis disculpas por la aparente generalización del título y demás, dado que no conozco a todos los euskaldunos y no se puede juzgar a todos por unos pocos.
Tal cual. Las sacan del paquete y hale, al plato de la pasta.
Para mi sorpresa, sí calientan la salsa de tomate, en el microondas.
Les he comentado que la salsa de tomate no hace falta calentarla y uno me ha dicho "Y si si comes comida de perros igual te gusta, pero comer comida de humanos está mejor".
O sea, me ha soltado eso pese a que prefieren no cocer las salchichas sacadas del paquete y se las comen frías, sin hinchar, sin que se enternezca la carne.
Les he explicado que echar la salsa de tomate fría consigue rebajar la temperatura del plato y hacerlo comestible de inmediato sin esperar a que se enfríe un poco, y que la salsa se calienta así ella sola, sin necesidad de microondas, al echársela a la pasta caliente, logrando al mezclarse pasta y salsa una temperatura adecuada para la ingesta de inmediato, templada y perfecta. Que lo comprueben y verán el resultado. Ni caso me han hecho, contradecía lo que estaban habituados a hacer y han evitado mecánicamente escuchar lo que les comentaba.
No son un espacio muestral significativo, pero sí variado, de diversos puntos de Euskadi, así que mis disculpas por la aparente generalización del título y demás, dado que no conozco a todos los euskaldunos y no se puede juzgar a todos por unos pocos.