En España no hay trabajo

Otro que iba al pueblo una semana de vacaciones... :D
 
Otro que iba al pueblo una semana de vacaciones... :D

Te has equivocado esta vez, yo he nacido en una aldea y vivo en ella a dia de hoy.

---------- Post added 08-sep-2013 at 09:03 ----------

¿Más honradez y humildad en los pueblos? je je

Pues si, muchisima mas. En las ciudades la gente tiene mala ostra, asi de claro. La gente que quiere hacerte daño lo hace pensando en como, el maximo posible y de la forma que menos puedas defenderte. Aunque parezca que te juzgan menos en las ciudades, en realidad lo que pasa es que lo hacen por detras o para uno mismo. La ropa que llevas, el peinado, la apariencia, cuanto ligas, la billetera... son cosas que a la hora de que una persona de pueblo trata contigo, son superfluas. Y luego esta el respeto... hijos que pegan a padres, falta de respeto a los mayores, no dar ayuda a quien la necesita... son cosas que en las ciudades se dan infinitamente mas frecuentemente que en un pueblo. En un pueblo nunca veras a un señor tirado en la calle y que nadie le pregunte que le pasa, en una ciudad pasa a todas horas. Y cosas como esta a montones.
El que siga pensando la misma clasica tonteria de que en los pueblos la gente es malisima entre ella etc. es que tiene el cerebro carcomido por esa cosa modernilla de que la ciudad es muy liberal, etc. En un pueblo si haces el ridiculo te lo van a decir, en una ciudad se reiran de ti y te aplaudiran para que sigas haciendolo. Y eso algunos lo han tomado como "es que en los pueblos te juzgan..."
 
Te has equivocado esta vez, yo he nacido en una aldea y vivo en ella a dia de hoy.

---------- Post added 08-sep-2013 at 09:03 ----------



Pues si, muchisima mas. En las ciudades la gente tiene mala ostra, asi de claro. La gente que quiere hacerte daño lo hace pensando en como, el maximo posible y de la forma que menos puedas defenderte. Aunque parezca que te juzgan menos en las ciudades, en realidad lo que pasa es que lo hacen por detras o para uno mismo. La ropa que llevas, el peinado, la apariencia, cuanto ligas, la billetera... son cosas que a la hora de que una persona de pueblo trata contigo, son superfluas. Y luego esta el respeto... hijos que pegan a padres, falta de respeto a los mayores, no dar ayuda a quien la necesita... son cosas que en las ciudades se dan infinitamente mas frecuentemente que en un pueblo. En un pueblo nunca veras a un señor tirado en la calle y que nadie le pregunte que le pasa, en una ciudad pasa a todas horas. Y cosas como esta a montones.
El que siga pensando la misma clasica tonteria de que en los pueblos la gente es malisima entre ella etc. es que tiene el cerebro carcomido por esa cosa modernilla de que la ciudad es muy liberal, etc. En un pueblo si haces el ridiculo te lo van a decir, en una ciudad se reiran de ti y te aplaudiran para que sigas haciendolo. Y eso algunos lo han tomado como "es que en los pueblos te juzgan..."

Tienes razón en lo que dices pero todo eso no te ocurre en un pueblo porque te conocen porque saben que eres "el de la..." y cosas así. No niego que haya más valores humanos pero solo porque hay parentesco o se conoce al individuo. Pero como vayan a por ti te van a jorobar bien.
Yo vivo en ciudad y soy feliz porque no tengo relaciones con casi nadie y paso de todo el mundo. No podría vivir en un pueblo como mucho aislado en una casa apartada pero echaría de menos ver gente por la calle.
 
En el pueblo es muy sencillo: si no quieres que se partan el pandero de tí, sé discreto en el triunfo y en el fracaso. Sé amable pero firme. No compres rumores ni vayas vendiéndolos. En realidad no tiene mucho más misterio, la película de los pueblerinos peleados todos entre sí es bastante evitable y no se produce en todos los sitios. La única diferencia con las disputas de la ciudad es que es más común que coincidas en los mismos sitios.

Lo que pasa en los pueblos es que mucha de la gente que se queja de que hablen de ellos son los primeros en soltar la liebre. Que si casa nueva, que si las notas de la nena, que si el crucerito, el nieto que se ha comprado un cochazo y es mu bueno, no como el de la Paca que fuma puerros de esos...Se dedican a presumir y dar detalles de su vida privada a diestro y siniestro mientras les va bien. Crean interés sobre sí mismos y luego lo rechazan, como los habitantes del papel couché.

Pero vamos, decir que en los pueblos la gente es especialmente cotilla...Es no conocer los barrios de los 50 a los 90, las pandillas de amigos, los institutos, los bares de parroquianos o cualquier esfera del ''mundillo alternativo''. En estos ámbitos tan característicamente urbanos, el cotilleo es un hábito.
 
Tienes razón en lo que dices pero todo eso no te ocurre en un pueblo porque te conocen porque saben que eres "el de la..." y cosas así. No niego que haya más valores humanos pero solo porque hay parentesco o se conoce al individuo. Pero como vayan a por ti te van a jorobar bien.
Yo vivo en ciudad y soy feliz porque no tengo relaciones con casi nadie y paso de todo el mundo. No podría vivir en un pueblo como mucho aislado en una casa apartada pero echaría de menos ver gente por la calle.

Me referia al espiritu, a la actitud en un pueblo. Si en un pueblo aparece alguien tirado en una calle, aunque no lo conozcan de nada le van a ir a preguntar que ha pasao o si necesita ayuda. En una ciudad ya puedes esperar...
Y si, si te quieren jorobar lo van a hacer bien, como en todas partes, la diferencia esta en que muy probablemente nadie te quiera jorobar.

Cada cual con sus gustos y sus maneras, pero creo que eso del "paso de todo el mundo" es el eterno mito de la utopica libertad. No hay nadie que pase de todo el mundo, de lo contrario no nos pondriamos los pantalones para abrirle al pizzero.

---------- Post added 09-sep-2013 at 04:23 ----------

En el pueblo es muy sencillo: si no quieres que se partan el pandero de tí, sé discreto en el triunfo y en el fracaso. Sé amable pero firme. No compres rumores ni vayas vendiéndolos. En realidad no tiene mucho más misterio, la película de los pueblerinos peleados todos entre sí es bastante evitable y no se produce en todos los sitios. La única diferencia con las disputas de la ciudad es que es más común que coincidas en los mismos sitios.

Lo que pasa en los pueblos es que mucha de la gente que se queja de que hablen de ellos son los primeros en soltar la liebre. Que si casa nueva, que si las notas de la nena, que si el crucerito, el nieto que se ha comprado un cochazo y es mu bueno, no como el de la Paca que fuma puerros de esos...Se dedican a presumir y dar detalles de su vida privada a diestro y siniestro mientras les va bien. Crean interés sobre sí mismos y luego lo rechazan, como los habitantes del papel couché.

Pero vamos, decir que en los pueblos la gente es especialmente cotilla...Es no conocer los barrios de los 50 a los 90, las pandillas de amigos, los institutos, los bares de parroquianos o cualquier esfera del ''mundillo alternativo''. En estos ámbitos tan característicamente urbanos, el cotilleo es un hábito.

Buenisimo xDD.

Cuando yo era pequeño no entendia como mi abuela podia conocer a todo el mundo en 20 aldeas a la redonda, saber quien era familiar de quien, hablar de quien se habia hecho la nueva casa en no se donde, o donde vivia ahora fulanito y que tal le iba. A medida que fui creciendo entendi lo que pasaba: esa gente eran sus amigos, sus vecinos y su familia, a gente con la que habia crecido, y para ella significaban lo mismo que para mi mi amigo el Pollo, el Chino, el Juanillo y mi primo David. Por tanto, en los pueblos hay "cotilleo" en la misma medida que en un instituto o un grupo de amigos se sabe casi todo de todo el mundo y se habla de las cosas de la gente. Pero luego compara el hijoputismo que hay en esos ambientes que mencionas y en un pueblo...
 
Última edición:
No es hazaña pequeña seguir conservando la serenidad en medio de una ocupación sombría y llena de responsabilidades. Y, sin embargo, ¿hay algo más necesario que la serenidad? Sin alegría ni orgullo no hay nada que salga bien. Sólo el exceso de fuerza constituyen la prueba de la fuerza.

La inversión de todos los valores, ese signo de interrogación tan neցro y tan enorme, que sume en la sombra a quien lo abre, esa misión tal que es un auténtico destino, impele en todo momento a correr hacia el sol, a quitarse de encima una seriedad pesada, una seriedad que se ha hecho demasiadopesada. Para esto, todo medio es bueno, todo «caso» es un caso afortunado, empezando por la guerra. La guerra ha sido siempre la gran sagacidad de todos los espíritus que se han vuelto demasiado interiores, demasiado profundos; hasta en la herida sigue habiendo un poder de curación. Mi lema viene siendo, desde hace ya mucho tiempo, una máxima, cuya procedencia voy a mantener oculta a la curiosidad de los eruditos: «Con la herida aumentan los ánimos y se robustece la fuerza.»


F. Nietzsche
 
Si bueno tienes razón con lo de "pasar de todo el mundo". Me refería a que paso bastante del estilo de vida que lleva la gente de la ciudad. Vestir bien, aparentar ante los amigos etc. Tener vida social implica mucho gasto y yo de eso tengo poco. Por eso estoy a gusto en la ciudad. Conmigo no va eso de que: "en la ciudad se gasta más que en el pueblo"
 
Si bueno tienes razón con lo de "pasar de todo el mundo". Me refería a que paso bastante del estilo de vida que lleva la gente de la ciudad. Vestir bien, aparentar ante los amigos etc. Tener vida social implica mucho gasto y yo de eso tengo poco. Por eso estoy a gusto en la ciudad. Conmigo no va eso de que: "en la ciudad se gasta más que en el pueblo"

Bueno en el campo haces actividades sanas
Yo suelo ir a un pueblo de Cáceres doy paseos, voy al parque, respiro aire puro
aquí en Madrid respirar ya cuesta dinero, sales a más sitios y tienes más tentaciones por gastar
 
Eso es cierto, lo que pasa que yo soy de Bilbao y esto es casi como un pueblo. En un momento estoy en el monte y en coche enseguida playa. No obstante me gusta el campo, pero con los vecinos mas próximos a 100 mts por lo menos.
 
Eso es cierto, lo que pasa que yo soy de Bilbao y esto es casi como un pueblo. En un momento estoy en el monte y en coche enseguida playa. No obstante me gusta el campo, pero con los vecinos mas próximos a 100 mts por lo menos.

yo donde vivo hay parques pero muy mal cuidados,el monte esta lejos sino tienes coche es difícil llegar
hay actividades q son gratis pero en Madrid tienes q pagar por todo
 
No es hazaña pequeña seguir conservando la serenidad en medio de una ocupación sombría y llena de responsabilidades. Y, sin embargo, ¿hay algo más necesario que la serenidad? Sin alegría ni orgullo no hay nada que salga bien. Sólo el exceso de fuerza constituyen la prueba de la fuerza.

La inversión de todos los valores, ese signo de interrogación tan neցro y tan enorme, que sume en la sombra a quien lo abre, esa misión tal que es un auténtico destino, impele en todo momento a correr hacia el sol, a quitarse de encima una seriedad pesada, una seriedad que se ha hecho demasiadopesada. Para esto, todo medio es bueno, todo «caso» es un caso afortunado, empezando por la guerra. La guerra ha sido siempre la gran sagacidad de todos los espíritus que se han vuelto demasiado interiores, demasiado profundos; hasta en la herida sigue habiendo un poder de curación. Mi lema viene siendo, desde hace ya mucho tiempo, una máxima, cuya procedencia voy a mantener oculta a la curiosidad de los eruditos: «Con la herida aumentan los ánimos y se robustece la fuerza.»


F. Nietzsche

Yo no me tomaría muy en serio a Nietzsche, y lo dice alguien que ha estado muy fascinado por él como por sus herederos (sobre todo Deleuze). Lo suyo es jovenlandesalista hasta el tuétano, cuando en principio afirma ser lo contrario. Pero da igual, no quería hablarte de esto.

Verás, al igual que tú soy arquitecto, pero bastante mayor que tú, 38 tortas cumplí este año, y quizás las cicatrices de estos años batallando me hacen ver las cosas muy cínicamente. En mi caso pasé mucho tiempo en primera linea de batalla (mucha teoría, colectivos, filosofía, aliento revolucionario, ecología... el pack completo) pero las fuerzas flaquean y ahora estoy atrincherado en un limbo personal problemático, pero ya no doloroso. Es difícil que los que no conocen de primera mano la desolación del mundo laboral de los arquitectos comprendan hasta qué punto lo nuestro es un caso de alerta roja. Muchos (casi todos), atónitos ante la cantidad de puertas que se cierran, están/estamos paralizados y sin mover ficha, como confiantes en que por pura estadística un día sonará el teléfono y nos dará alguna buena noticia inesperada de las que te cambian la vida. Personalmente he perdido total, absoluta y radicalmente cualquier forma de fe en que las cosas se solucionen y he entrado en un curioso estado existencial de "que sea lo que Dios quiera". Soy de los que pensó incluso en el suicidio, pero incluso dí esa opción por inaceptable al no encontrar un modo de que pareciese un accidente, y no quiero traicionar de ese modo a mi familia. Cuento esto sin dramatismo de ningún tipo, con absoluta frialdad, porque uno aprende a ser muy muy frío. El que no lo vive no sabe a qué me refiero.

Los arquitectos lo tenemos jodidísimo, aquí y en el extranjero. Punto pelota. Ni mariposear en Linkedin, ni doctorados, ni concursetes megafashion, ni Jornadas de Permacultura Bioclimática Smartcity dospuntocero. Lo único que abre puertas es un contacto con las alforjas llenas. Al menos eso es lo que constato a mi alrededor (gente brillantísima sin la más remota opción de construir o tener encargo alguno). Y cambiar de campo es prácticamente imposible sin al menos un par de años estudiando otra cosa.

En mi caso, también he especulado con la posibilidad de vivir en el campo, pero no es tan sencillo como parece: sin una inversión importante de inicio, es complicadísimo plantarse una vida lejos del infierno capitalista (no es el capitalismo el problema esencial, pero me sirve para concentrar en esa palabra todo lo que repruebo: alienación de oficina, seducciones culturales fofas para urbanitas que huyen de sí mismos, explotación, compraventa de la vida, ruido como forma de vida). Pero mi sueño sería poder vivir en y de la tierra, con poca gente a mi alrededor, tiempo para meditar sobre el ser y la nada, y la fidelidad inquebrantable de perros y gatos. Sin embargo probablemente estos años venideros me toque justo lo contrario: coger mis bártulos y plantarme el Londres a limpiar suelos y servir copas mientras busco un trabajo "de lo mío" (¡¡¡como si lo mío pudiese ofrecérmelo un empresario!!!). Me lo planteo como el último chute de adrenalina urbana: conocer el mundo de los expatriados y su solidaridad a la fuerza, no ser nadie durante un tiempo, conocer de primera mano la vida en B en el corazón del imperio. Y a poder ser, conocer gente que quiera iniciar conmigo el siguiente paso, que será sin duda la vida campesina.

Espero que no dejes de comentar tus próximos movimientos. Si te gusta mucho la arquitectura y puedes permitírtelo por ahora, yo seguiría en el estudio en el que estás ahora. Para lo demás ya habrá tiempo, eres muy joven. Basta con que no pierdas la perspectiva de lo que quieres, incluso si has de hacerlo en secreto. Son tiempos complicados para todos y conviene administrar muy bien los propios intereses, incluso egoistamente (te aconsejo que mantengas la capacidad crítica incluso con aquellos que quieran persuadirte con revoluciones de corto recorrido). Un saludo de alguien que entiende muy bien todo lo que comentas.
 
Sobre volver a las prácticas en el estudio tengo mis dudas mecanosfera y con quien tengo que resolverlas es con la familia y conmigo mismo antes de planteárselas al jefe.

Se lo que puedo esperar de ese sector y de ese entorno de trabajo. A todo lo más que aspiro allí, suponiendo que me llegase a contratar algún día, es a un contrato como falso autónomo. Es decir, a ganar unos míseros 400 euros al mes después de pagar mamandurrias, sin derecho laboral de ningún tipo y con un enorme palo metido por el pandero.

Conociendo a fondo lo pardoero que es ese trabajo, el reciclaje constante que requiere, los carros y carretas que te tienes que tragar y sobretodo la incomprensible responsabilidad que tienes al firmar papelitos y pisar las obras; la verdad, no siento dentro de mi alma ni un pequeño rastro de motivación. Ninguno. Lo que me siento es engañado.

Así que lo que me apetece realmente es cortar por lo sano. Para mí ese trabajo es un medio, nunca un fin. Cuando dejas de aspirar a un buen salario y a unas buenas condiciones ya no tiene sentido de ninguna clase. Si hay gente, que las hay, con la idea de aguantar en base a una vocación o al espiritu santo que aguanten, a ver si revientan.

Para mí el tiempo es oro y me resultaría imposible tragarme la sensación de que lo estoy desperdiciando. Que ya está bien...

Hay otros trabajos por lo que sí merecería la pena luchar como un objetivo en la vida. En este instante es lo que me apetece. Ir directo a lo que me interesa y no dar rodeos que no llevan a ninguna parte.

Seguir en las mismas por meses o años me parece una pérdida de tiempo y un desgaste personal inasumible para alguien con sangre en las venas.

Un saludo
 
Sobre volver a las prácticas en el estudio tengo mis dudas mecanosfera y con quien tengo que resolverlas es con la familia y conmigo mismo antes de planteárselas al jefe.

Se lo que puedo esperar de ese sector y de ese entorno de trabajo. A todo lo más que aspiro allí, suponiendo que me llegase a contratar algún día, es a un contrato como falso autónomo. Es decir, a ganar unos míseros 400 euros al mes después de pagar mamandurrias, sin derecho laboral de ningún tipo y con un enorme palo metido por el pandero.

Así que lo que me apetece realmente es cortar por lo sano. Para mí ese trabajo es un medio, nunca un fin. Cuando dejas de aspirar a un buen salario y a unas buenas condiciones ya no tiene sentido de ninguna clase. Si hay gente, que las hay, con la idea de aguantar en base a una vocación o al espiritu santo que aguanten, a ver si revientan.

Es exactamente lo mismo que pienso yo. Hace tiempo que me planteé que cambiaría completamente de dirección y que la arquitectura y todo ese rollo patatero que me contaron en la universidad no era para mí.

Muchas veces, muchas pensaba que continuando con aquello, solo estaba prolongando la agonía.
 
Si yo hace años me hubiese dejado guiar por lo que me decía mi estómago y mi corazón no estaría ahora donde estoy. Con eso es con lo que me tengo que quedar, pero no para castigarme sino para dedicar mi tiempo a cosas en las que poner las ganas de vivir.
 
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