forestal92
Madmaxista
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Otro que iba al pueblo una semana de vacaciones...
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Otro que iba al pueblo una semana de vacaciones...
¿Más honradez y humildad en los pueblos? je je
Te has equivocado esta vez, yo he nacido en una aldea y vivo en ella a dia de hoy.
---------- Post added 08-sep-2013 at 09:03 ----------
Pues si, muchisima mas. En las ciudades la gente tiene mala ostra, asi de claro. La gente que quiere hacerte daño lo hace pensando en como, el maximo posible y de la forma que menos puedas defenderte. Aunque parezca que te juzgan menos en las ciudades, en realidad lo que pasa es que lo hacen por detras o para uno mismo. La ropa que llevas, el peinado, la apariencia, cuanto ligas, la billetera... son cosas que a la hora de que una persona de pueblo trata contigo, son superfluas. Y luego esta el respeto... hijos que pegan a padres, falta de respeto a los mayores, no dar ayuda a quien la necesita... son cosas que en las ciudades se dan infinitamente mas frecuentemente que en un pueblo. En un pueblo nunca veras a un señor tirado en la calle y que nadie le pregunte que le pasa, en una ciudad pasa a todas horas. Y cosas como esta a montones.
El que siga pensando la misma clasica tonteria de que en los pueblos la gente es malisima entre ella etc. es que tiene el cerebro carcomido por esa cosa modernilla de que la ciudad es muy liberal, etc. En un pueblo si haces el ridiculo te lo van a decir, en una ciudad se reiran de ti y te aplaudiran para que sigas haciendolo. Y eso algunos lo han tomado como "es que en los pueblos te juzgan..."
Tienes razón en lo que dices pero todo eso no te ocurre en un pueblo porque te conocen porque saben que eres "el de la..." y cosas así. No niego que haya más valores humanos pero solo porque hay parentesco o se conoce al individuo. Pero como vayan a por ti te van a jorobar bien.
Yo vivo en ciudad y soy feliz porque no tengo relaciones con casi nadie y paso de todo el mundo. No podría vivir en un pueblo como mucho aislado en una casa apartada pero echaría de menos ver gente por la calle.
En el pueblo es muy sencillo: si no quieres que se partan el pandero de tí, sé discreto en el triunfo y en el fracaso. Sé amable pero firme. No compres rumores ni vayas vendiéndolos. En realidad no tiene mucho más misterio, la película de los pueblerinos peleados todos entre sí es bastante evitable y no se produce en todos los sitios. La única diferencia con las disputas de la ciudad es que es más común que coincidas en los mismos sitios.
Lo que pasa en los pueblos es que mucha de la gente que se queja de que hablen de ellos son los primeros en soltar la liebre. Que si casa nueva, que si las notas de la nena, que si el crucerito, el nieto que se ha comprado un cochazo y es mu bueno, no como el de la Paca que fuma puerros de esos...Se dedican a presumir y dar detalles de su vida privada a diestro y siniestro mientras les va bien. Crean interés sobre sí mismos y luego lo rechazan, como los habitantes del papel couché.
Pero vamos, decir que en los pueblos la gente es especialmente cotilla...Es no conocer los barrios de los 50 a los 90, las pandillas de amigos, los institutos, los bares de parroquianos o cualquier esfera del ''mundillo alternativo''. En estos ámbitos tan característicamente urbanos, el cotilleo es un hábito.
Si bueno tienes razón con lo de "pasar de todo el mundo". Me refería a que paso bastante del estilo de vida que lleva la gente de la ciudad. Vestir bien, aparentar ante los amigos etc. Tener vida social implica mucho gasto y yo de eso tengo poco. Por eso estoy a gusto en la ciudad. Conmigo no va eso de que: "en la ciudad se gasta más que en el pueblo"
Eso es cierto, lo que pasa que yo soy de Bilbao y esto es casi como un pueblo. En un momento estoy en el monte y en coche enseguida playa. No obstante me gusta el campo, pero con los vecinos mas próximos a 100 mts por lo menos.
No es hazaña pequeña seguir conservando la serenidad en medio de una ocupación sombría y llena de responsabilidades. Y, sin embargo, ¿hay algo más necesario que la serenidad? Sin alegría ni orgullo no hay nada que salga bien. Sólo el exceso de fuerza constituyen la prueba de la fuerza.
La inversión de todos los valores, ese signo de interrogación tan neցro y tan enorme, que sume en la sombra a quien lo abre, esa misión tal que es un auténtico destino, impele en todo momento a correr hacia el sol, a quitarse de encima una seriedad pesada, una seriedad que se ha hecho demasiadopesada. Para esto, todo medio es bueno, todo «caso» es un caso afortunado, empezando por la guerra. La guerra ha sido siempre la gran sagacidad de todos los espíritus que se han vuelto demasiado interiores, demasiado profundos; hasta en la herida sigue habiendo un poder de curación. Mi lema viene siendo, desde hace ya mucho tiempo, una máxima, cuya procedencia voy a mantener oculta a la curiosidad de los eruditos: «Con la herida aumentan los ánimos y se robustece la fuerza.»
F. Nietzsche
Sobre volver a las prácticas en el estudio tengo mis dudas mecanosfera y con quien tengo que resolverlas es con la familia y conmigo mismo antes de planteárselas al jefe.
Se lo que puedo esperar de ese sector y de ese entorno de trabajo. A todo lo más que aspiro allí, suponiendo que me llegase a contratar algún día, es a un contrato como falso autónomo. Es decir, a ganar unos míseros 400 euros al mes después de pagar mamandurrias, sin derecho laboral de ningún tipo y con un enorme palo metido por el pandero.
Así que lo que me apetece realmente es cortar por lo sano. Para mí ese trabajo es un medio, nunca un fin. Cuando dejas de aspirar a un buen salario y a unas buenas condiciones ya no tiene sentido de ninguna clase. Si hay gente, que las hay, con la idea de aguantar en base a una vocación o al espiritu santo que aguanten, a ver si revientan.