Supremacía
Madmaxista
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Cuando el presidente James Knox Polk llegó al poder en 1845, se puso como meta extender las fronteras de Estados Unidos hacia el Pacífico. Uno de los territorios adquiridos durante su periodo presidencial fue el Oregón, que se disputaba con Inglaterra. Aunque Polk quería que la frontera noroeste de Estados Unidos llegara hasta los 54° 40’, para lo cual estaba dispuesto a entrar en guerra con los ingleses, los límites definitivos se fijaron en el paralelo 49°, por lo cual la isla de Vancouver se quedó del lado canadiense. Polk tuvo más éxito en el sur, ya que logró la anexión a Estados Unidos de Texas hasta el río Bravo y de Nuevo México y California, territorio este último que era muy deseado por su extenso frente al Pacífico y por sus excelentes puertos como San Francisco y San Diego, además de sus enormes riquezas naturales.
James Knox Polk.
No obstante, la ambición de Polk no quedó satisfecha con tan inmensas adquisiciones, ya que tan pronto fue aprobado por el Senado estadounidense el Tratado Guadalupe Hidalgo en 1848, con el que se adquirían Texas, Nuevo México y California, pensó en comprar Cuba, por la que estaba dispuesto a pagar $100 000 000 de dólares. Es de resaltar este hecho, pues mientras que por Nuevo México y California sólo estuvo dispuesto a pagar un máximo de $30 000 000, por la isla antillana aumentó enormemente la cifra, lo que demuestra la importancia que para él tenía Cuba, a la que quería convertir en un estado esclavista. Pero en este caso Polk no tuvo éxito. En 1849 terminó su mandato y fue sustituido en la presidencia por el general Zachary Taylor, héroe de la guerra contra México.
Zachary Taylor.
Taylor gobernó de marzo de 1849 a julio de 1850, debido a que una enfermedad se lo llevó a la tumba ese año. El vicepresidente Millard Fillmore se convirtió en su sucesor. Durante los gobiernos de Taylor y Fillmore se apaciguó el ardiente expansionismo que había impulsado Polk, por lo que no hubo nuevas adquisiciones territoriales por parte de Estados Unidos. A pesar de esto, tuvieron lugar varios episodios de filibusterismo protagonizados por Narciso López, un venezolano exiliado en Estados Unidos que pretendía lograr la independencia de Cuba para anexarla a aquel país.
Millard Fillmore.
López reclutó un ejército de centenares de aventureros, incluidos exiliados cubanos, y pensó en Jefferson Davis —quien años después sería presidente de la Confederación— para dirigir su expedición de conquista. Davis no aceptó, pero sugirió para ese cargo al futuro general confederado Robert E. Lee, quien consideró la oferta y terminó rechazándola igualmente. Por lo tanto, López decidió que él sería quien estaría al frente de dicha expedición. Desafortunadamente para él, sus planes se vieron frustrados cuando, en septiembre de 1849, el gobierno de Taylor impidió su partida en Nueva York.
Narciso López.
López planeó una nueva expedición, aunque esta vez la organizaría en Nueva Orleáns, hacia donde se dirigió. De camino se detuvo en Misisipi, a cuyo gobernador, John Quitman, le pidió que fuera a la cabeza de la segunda expedición. Quitman también declinó la oferta, pero ayudó a López a reclutar hombres y a conseguir dinero para comprar armas. En mayo de 1850 partió de Nueva Orleáns, desembarcó en la costa noroeste de Cuba y se apoderó del pueblo de Cárdenas. La respuesta por parte de las fuerzas armadas de la isla obligó a los filibusteros a reembarcarse y retirarse hasta Key West, donde la expedición se disolvió. Pese a su fracaso, López fue recibido como un héroe en el Sur, donde se le organizaron brindis, banquetes y desfiles.
John Quitman.
Tras dos intentos fallidos, López llevó a cabo un tercero, que resultó fatídico para él y los cientos de hombres que lo acompañaron. El 3 de agosto de 1851 salió nuevamente desde Nueva Orleáns una expedición, conformada por 420 hombres. Esta vez, sin embargo, los españoles estaban preparados y a la espera de los filibusteros. Tras una serie de combates, 200 de ellos resultaron muertos, mientras que el resto cayeron prisioneros. De ésos, 160 fueron enviados a España, otros 50 fueron fusilados y López, creador de la bandera cubana, fue ejecutado por medio del garrote vil. Aunque la noticia de las ejecuciones enardeció a los habitantes de Nueva Orleáns, que querían venganza por la sangre derramada, el gobierno de Fillmore se limitó a hacer las paces con España y a buscar la liberación de los prisioneros.
***
En marzo de 1853 llegó al poder en Estados Unidos Franklin Pierce, un demócrata con amplias miras expansionistas, al igual que Polk. Cuba, lógicamente, seguía siendo una presa muy codiciada por su estratégica ubicación en el golfo de México. Las miras de Pierce estaban puestas también en el norte de México y en Centroamérica. Asimismo, Quitman, que ya no era gobernador de Misisipi, tenía planeado apoderarse de la isla por medio de otro ataque filibustero. Su plan era apoyado por varios políticos de renombre, incluido el ya mencionado Jefferson Davis. Aunque no se sabe cuál era la opinión de Pierce con respecto al proyecto de Quitman, es fácil creer que estaba a favor de él.
Franklin Pierce.
En este contexto de ambición expansionista y de peligro filibustero, el 28 de febrero de 1854 tuvo lugar un incidente entre el buque de vapor estadounidense Black Warrior y las autoridades de Cuba. Antes del incidente, el Black Warrior había hecho más de 30 viajes de manera frecuente desde Mobile (Alabama) hasta Nueva York, con escala en La Habana, donde dejaba mercancía y pasajeros. Aquella mercancía que no estaba destinada a Cuba no se declaraba, aunque las leyes cubanas decían que toda, sin importar su destino, debía ser declarada. Así pues, cuando un inspector de nombre Jaime de Santiago descubrió que el Black Warrior llevaba de 900 a 1 000 balas de algodón —cuyo destino era Nueva York— que el capitán del barco, James D. Bullock, no había reportado a las autoridades, Juan de la Pezuela, capitán general de Cuba, confiscó el barco y arrestó a Bullock.
Juan de la Pezuela.
Este hecho indignó a Estados Unidos, pero le puso en bandeja de plata una excusa perfecta para hacerle la guerra a España y apoderarse finalmente de Cuba. Washington pretendía exigir a España $300 000 dólares de indemnización y Pierce consideró declarar la guerra; pero como Cuba, en caso de apropiársela, se habría convertido en un estado esclavista, los antiesclavistas norteños se opusieron a ella. El rechazo del Norte a la adquisición de más territorio esclavista resultó ser un factor muy importante para que el hecho no fuera a más. De igual forma, el plan de Quitman tampoco se realizó y el asunto se fue enfriando. Ante la oposición manifestada contra la guerra de conquista, Pierce decidió, al igual que Polk, comprar la isla, por la que pagaría $130 000 000 de dólares. Finalmente, ni la guerra ni la compra tuvieron lugar. El asunto del Black Warrior se resolvió una vez que España liberó el barco y reembolsó a los propietarios el monto de la multa que les había impuesto. Los ambiciosos sueños expansionistas de Pierce se limitaron a la adquisición de La Mesilla, un territorio de menos de 80 000 kilómetros cuadrados ubicado al sur de Arizona y Nuevo México, el cual permitió que el ferrocarril pudiera llegar de forma directa del Este al Pacífico.
James Knox Polk.
No obstante, la ambición de Polk no quedó satisfecha con tan inmensas adquisiciones, ya que tan pronto fue aprobado por el Senado estadounidense el Tratado Guadalupe Hidalgo en 1848, con el que se adquirían Texas, Nuevo México y California, pensó en comprar Cuba, por la que estaba dispuesto a pagar $100 000 000 de dólares. Es de resaltar este hecho, pues mientras que por Nuevo México y California sólo estuvo dispuesto a pagar un máximo de $30 000 000, por la isla antillana aumentó enormemente la cifra, lo que demuestra la importancia que para él tenía Cuba, a la que quería convertir en un estado esclavista. Pero en este caso Polk no tuvo éxito. En 1849 terminó su mandato y fue sustituido en la presidencia por el general Zachary Taylor, héroe de la guerra contra México.
Zachary Taylor.
Taylor gobernó de marzo de 1849 a julio de 1850, debido a que una enfermedad se lo llevó a la tumba ese año. El vicepresidente Millard Fillmore se convirtió en su sucesor. Durante los gobiernos de Taylor y Fillmore se apaciguó el ardiente expansionismo que había impulsado Polk, por lo que no hubo nuevas adquisiciones territoriales por parte de Estados Unidos. A pesar de esto, tuvieron lugar varios episodios de filibusterismo protagonizados por Narciso López, un venezolano exiliado en Estados Unidos que pretendía lograr la independencia de Cuba para anexarla a aquel país.
Millard Fillmore.
López reclutó un ejército de centenares de aventureros, incluidos exiliados cubanos, y pensó en Jefferson Davis —quien años después sería presidente de la Confederación— para dirigir su expedición de conquista. Davis no aceptó, pero sugirió para ese cargo al futuro general confederado Robert E. Lee, quien consideró la oferta y terminó rechazándola igualmente. Por lo tanto, López decidió que él sería quien estaría al frente de dicha expedición. Desafortunadamente para él, sus planes se vieron frustrados cuando, en septiembre de 1849, el gobierno de Taylor impidió su partida en Nueva York.
Narciso López.
López planeó una nueva expedición, aunque esta vez la organizaría en Nueva Orleáns, hacia donde se dirigió. De camino se detuvo en Misisipi, a cuyo gobernador, John Quitman, le pidió que fuera a la cabeza de la segunda expedición. Quitman también declinó la oferta, pero ayudó a López a reclutar hombres y a conseguir dinero para comprar armas. En mayo de 1850 partió de Nueva Orleáns, desembarcó en la costa noroeste de Cuba y se apoderó del pueblo de Cárdenas. La respuesta por parte de las fuerzas armadas de la isla obligó a los filibusteros a reembarcarse y retirarse hasta Key West, donde la expedición se disolvió. Pese a su fracaso, López fue recibido como un héroe en el Sur, donde se le organizaron brindis, banquetes y desfiles.
John Quitman.
Tras dos intentos fallidos, López llevó a cabo un tercero, que resultó fatídico para él y los cientos de hombres que lo acompañaron. El 3 de agosto de 1851 salió nuevamente desde Nueva Orleáns una expedición, conformada por 420 hombres. Esta vez, sin embargo, los españoles estaban preparados y a la espera de los filibusteros. Tras una serie de combates, 200 de ellos resultaron muertos, mientras que el resto cayeron prisioneros. De ésos, 160 fueron enviados a España, otros 50 fueron fusilados y López, creador de la bandera cubana, fue ejecutado por medio del garrote vil. Aunque la noticia de las ejecuciones enardeció a los habitantes de Nueva Orleáns, que querían venganza por la sangre derramada, el gobierno de Fillmore se limitó a hacer las paces con España y a buscar la liberación de los prisioneros.
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En marzo de 1853 llegó al poder en Estados Unidos Franklin Pierce, un demócrata con amplias miras expansionistas, al igual que Polk. Cuba, lógicamente, seguía siendo una presa muy codiciada por su estratégica ubicación en el golfo de México. Las miras de Pierce estaban puestas también en el norte de México y en Centroamérica. Asimismo, Quitman, que ya no era gobernador de Misisipi, tenía planeado apoderarse de la isla por medio de otro ataque filibustero. Su plan era apoyado por varios políticos de renombre, incluido el ya mencionado Jefferson Davis. Aunque no se sabe cuál era la opinión de Pierce con respecto al proyecto de Quitman, es fácil creer que estaba a favor de él.
Franklin Pierce.
En este contexto de ambición expansionista y de peligro filibustero, el 28 de febrero de 1854 tuvo lugar un incidente entre el buque de vapor estadounidense Black Warrior y las autoridades de Cuba. Antes del incidente, el Black Warrior había hecho más de 30 viajes de manera frecuente desde Mobile (Alabama) hasta Nueva York, con escala en La Habana, donde dejaba mercancía y pasajeros. Aquella mercancía que no estaba destinada a Cuba no se declaraba, aunque las leyes cubanas decían que toda, sin importar su destino, debía ser declarada. Así pues, cuando un inspector de nombre Jaime de Santiago descubrió que el Black Warrior llevaba de 900 a 1 000 balas de algodón —cuyo destino era Nueva York— que el capitán del barco, James D. Bullock, no había reportado a las autoridades, Juan de la Pezuela, capitán general de Cuba, confiscó el barco y arrestó a Bullock.
Juan de la Pezuela.
Este hecho indignó a Estados Unidos, pero le puso en bandeja de plata una excusa perfecta para hacerle la guerra a España y apoderarse finalmente de Cuba. Washington pretendía exigir a España $300 000 dólares de indemnización y Pierce consideró declarar la guerra; pero como Cuba, en caso de apropiársela, se habría convertido en un estado esclavista, los antiesclavistas norteños se opusieron a ella. El rechazo del Norte a la adquisición de más territorio esclavista resultó ser un factor muy importante para que el hecho no fuera a más. De igual forma, el plan de Quitman tampoco se realizó y el asunto se fue enfriando. Ante la oposición manifestada contra la guerra de conquista, Pierce decidió, al igual que Polk, comprar la isla, por la que pagaría $130 000 000 de dólares. Finalmente, ni la guerra ni la compra tuvieron lugar. El asunto del Black Warrior se resolvió una vez que España liberó el barco y reembolsó a los propietarios el monto de la multa que les había impuesto. Los ambiciosos sueños expansionistas de Pierce se limitaron a la adquisición de La Mesilla, un territorio de menos de 80 000 kilómetros cuadrados ubicado al sur de Arizona y Nuevo México, el cual permitió que el ferrocarril pudiera llegar de forma directa del Este al Pacífico.