Lord Yavestruc
Técnico del servidor de querido líder.
Un japonés consigue el trabajo soñado
Cómo ganar 60.000 euros al año por no hacer nada
Shoji Morimoto se alquila como acompañante con una sola condición: que no le pidan que haga nada que pueda considerarse un trabajo. A sus 39 años y con más de un millón de seguidores en redes, este japonés ha conseguido sacar adelante a su familia y convertirse en una estrella... sin dar ni palo.
No entabla una conversación más allá de respuestas cortas y anodinas, no da consejos y, por supuesto, no practica lo que ahora se conoce como ‘escucha activa’. Vamos, que no siempre atiende cuando le hablan porque requeriría un esfuerzo y esa ya es otra ventanilla. Shoji Morimoto se limita a acompañar a sus clientes haciendo lo que mejor se le da: nada. Y le funciona.
Desde 2018, este 'emprendedor' japonés se alquila para ofrecer su presencia física a 80 euros la hora por cosas como acompañar a alguien a comer, ir a la estación de tren para despedirse de una persona que se muda de ciudad o escuchar (sin intervenir) a un trabajador que está agotado mentalmente. «Me dicen que es liberador poder hablarle a alguien de cosas que no son capaces de contar a su familia o amigos», asegura.
Morimoto estudió Física en la Universidad de Osaka e hizo un posgrado especializado en terremotos. Tras pasar por varios trabajos en los que sus jefes y compañeros lo acusaban de «falta de ambición», nuestro protagonista supo que aquello no era un insulto, sino más bien una realidad. «Ni siquiera podía acostumbrarme a hacer una simple llamada telefónica», confiesa en The Times. «No era bueno en nada». Tenía 34 años y no era feliz.
Fue entonces cuando decidió poner manos a la obra (si es que esta frase se le puede atribuir a semejante fan de la dolce far niente) y publicó el tuit que le cambió la vida: «Estoy disponible para cualquier ocasión en la que necesites que una persona esté allí. Tal vez hay un restaurante al que quieres ir, pero te sientes incómodo yendo solo. Tal vez un juego al que quieras jugar, pero te falta una persona…». Resaltó que no aceptaría ningún trabajo que le exigiera tener su propia iniciativa o tomar decisiones, ni siquiera entablar una conversación más allá de respuestas simples como: «¿De verdad?» o «Ya veo».
Llamó a su negocio Do-Nothing Rental y a los pocos días ya tenía su primer cliente: un estudiante que le preguntó si podía ir a la estación de Kokubunji, en Tokio, y pasar un par de horas sujetando un globo. El joven tenía que hacer fotos para un proyecto escolar y Morimoto aceptó. Eso sí, los gastos de tras*porte correrían por parte del cliente. Aquello ocurrió en 2018 y, a partir de ahí, su vida dio un giro radical.
Entre las peticiones que recibe hay cosas tan surrealistas como el hombre que lo contrató para que lo esperara en la meta de una carrera y poder ver así una cara familiar al terminar su maratón o el cliente que le pagó para que lo acompañara a un cirugía de hemorroides. Incluso llegaron a confesarle un crimen. «Cuando era adolescente estuve en una institución para delincuentes juveniles», le dijo. «¿Oh sí?», contestó Morimoto. «Bueno, sí, en realidad yo... er... maté a alguien», terminó el cliente.
Ahora ‘el tipo que no hace nada’ se ha convertido en una celebrity. Atiende a uno o dos clientes al día, gana lo suficiente para mantener a su hijo y tiene un millón de seguidores en redes sociales. Además, su excentricidad ha servido de inspiración para un cómic y su vida se ha adaptado a una serie de televisión, sale en las noticias de todo el planeta y está a punto de publicar sus memorias (que, por supuesto y como se encarga de recalcar en cada entrevista, no ha escrito él mismo).
Cómo ganar 60.000 euros al año por no hacer nada
Shoji Morimoto se alquila como acompañante con una sola condición: que no le pidan que haga nada que pueda considerarse un trabajo. A sus 39 años y con más de un millón de seguidores en redes, este japonés ha conseguido sacar adelante a su familia y convertirse en una estrella... sin dar ni palo.
No entabla una conversación más allá de respuestas cortas y anodinas, no da consejos y, por supuesto, no practica lo que ahora se conoce como ‘escucha activa’. Vamos, que no siempre atiende cuando le hablan porque requeriría un esfuerzo y esa ya es otra ventanilla. Shoji Morimoto se limita a acompañar a sus clientes haciendo lo que mejor se le da: nada. Y le funciona.
Desde 2018, este 'emprendedor' japonés se alquila para ofrecer su presencia física a 80 euros la hora por cosas como acompañar a alguien a comer, ir a la estación de tren para despedirse de una persona que se muda de ciudad o escuchar (sin intervenir) a un trabajador que está agotado mentalmente. «Me dicen que es liberador poder hablarle a alguien de cosas que no son capaces de contar a su familia o amigos», asegura.
Morimoto estudió Física en la Universidad de Osaka e hizo un posgrado especializado en terremotos. Tras pasar por varios trabajos en los que sus jefes y compañeros lo acusaban de «falta de ambición», nuestro protagonista supo que aquello no era un insulto, sino más bien una realidad. «Ni siquiera podía acostumbrarme a hacer una simple llamada telefónica», confiesa en The Times. «No era bueno en nada». Tenía 34 años y no era feliz.
Fue entonces cuando decidió poner manos a la obra (si es que esta frase se le puede atribuir a semejante fan de la dolce far niente) y publicó el tuit que le cambió la vida: «Estoy disponible para cualquier ocasión en la que necesites que una persona esté allí. Tal vez hay un restaurante al que quieres ir, pero te sientes incómodo yendo solo. Tal vez un juego al que quieras jugar, pero te falta una persona…». Resaltó que no aceptaría ningún trabajo que le exigiera tener su propia iniciativa o tomar decisiones, ni siquiera entablar una conversación más allá de respuestas simples como: «¿De verdad?» o «Ya veo».
Llamó a su negocio Do-Nothing Rental y a los pocos días ya tenía su primer cliente: un estudiante que le preguntó si podía ir a la estación de Kokubunji, en Tokio, y pasar un par de horas sujetando un globo. El joven tenía que hacer fotos para un proyecto escolar y Morimoto aceptó. Eso sí, los gastos de tras*porte correrían por parte del cliente. Aquello ocurrió en 2018 y, a partir de ahí, su vida dio un giro radical.
Entre las peticiones que recibe hay cosas tan surrealistas como el hombre que lo contrató para que lo esperara en la meta de una carrera y poder ver así una cara familiar al terminar su maratón o el cliente que le pagó para que lo acompañara a un cirugía de hemorroides. Incluso llegaron a confesarle un crimen. «Cuando era adolescente estuve en una institución para delincuentes juveniles», le dijo. «¿Oh sí?», contestó Morimoto. «Bueno, sí, en realidad yo... er... maté a alguien», terminó el cliente.
Ahora ‘el tipo que no hace nada’ se ha convertido en una celebrity. Atiende a uno o dos clientes al día, gana lo suficiente para mantener a su hijo y tiene un millón de seguidores en redes sociales. Además, su excentricidad ha servido de inspiración para un cómic y su vida se ha adaptado a una serie de televisión, sale en las noticias de todo el planeta y está a punto de publicar sus memorias (que, por supuesto y como se encarga de recalcar en cada entrevista, no ha escrito él mismo).