Me alegro si te sirve. Sobre los convenios subjetivos humanos, los matemáticos y físicos , como tú y yo, tenemos un sesgo que no ayuda. Acostumbrados a verdades absolutas e independientes de nuestros deseos, como son los teoremas y las leyes de la Física, deducimos erróneamente que modas, convenios sociales y preferencias humanas son arbitrarias, precarias, y fácilmente eliminables, precarias al fin.
Pero no es así. Llevamos como Sapiens decenas de miles de años funcionando dentro de nuestros constructos mentales, pues somos animales principalmente sociales. En particular, el convenio del comercio y del uso de la moneda es muy persistente.
Los niños rata habituales, expresión amable e indulgente para lo que con más propiedad podríamos denominar tiesos de solemnidad, siempre fantasean con mad maxes terribles , con nula estructura social, todos a tiros, sin comida, todo el mundo corriendo en círculos y agitando los brazos entre ruinas humeantes y con todo el tejido tecnológico volatilizado. Y en octubre, por descontado.
Ese mecanismo, tejido para ocultar mediocridad y tiesez severa, presenta una realidad imposible, inexistente. Es como Alien. Ese bicho no puede existir, pues utiliza la trampa de energía infinita: no come durante eones, pero tiene una energía increíble para diezmar a la tripulación de la teniente Riley. ¿De dónde sale esa energía? Es imposible.
Del mismo modo, los constructos mentales del homo Sapiens le impiden llegar a los extremos imaginados por las mentes calenturientas de los foreros que imaginan un mundo destruido donde el jefe no les putea, la buenorra que no les hace caso súplica su protección entre sollozos, y los que viven mejor que ellos se rasgan las vestiduras entre las ruinas de sus casas en el centro de la ciudad en la que ellos no pueden pagar un piso.
No. Los humanos nos organizamos en sociedades desde hace decenas de miles de años, y tenemos mecanismos mentales para reconstruir dichas organizaciones de modo espontáneo una y otra vez. En particular siempre habrá comercio, siempre sociedad, siempre organización jerárquica, y siempre dinero.
Incluso en lo más cruento del mad max en Zimbawbe, un sitio lleno de hingenieros de lo más selecto, nunca dejó de usarse el oro, y de hecho se constituyó en el dinero por excelencia. No va a haber un bandazo repentino mediante el cual, de repente, se pasa del oro a polímeros de colores, por ejemplo.
Yo creo que los ricos viven tan bien, que antes de seguir imprimiendo a lo loco y provocar una revuelta global, guerras y demás, preferirán poner orden, imprimir menos, y aceptar el convenio de impresión proporcional a las reservas de oro. De lo contrario, el dinero va a cero, la gente muere de hambre ( pasó en Alemania tras Weimar), y acaba saliendo un Hitler o del estilo.