El diario “Le Figaro” ve como “responsable” de la Guerra Civil a la izquierda

El POUM, por otra parte, había surgido en 1935 como una clara alternativa al proceso de degeneración que estaban sufriendo los partidos comunistas y la propia Unión Soviética desde que Stalin se hizo con el control del poder. Su propia existencia, el hecho de que el POUM acogiera en su seno a muchos de los fundadores del comunismo en España, era, pues, una afrenta clara al estalinismo. Además, desde que se inició la guerra, en julio de 1936, el POUM no había renunciado a criticar a la URSS y a Stalin en todo aquello que consideraba criticable: desde su posicionamiento cuando se iniciaron los procesos de Moscú, que acabaron con la vieja guardia bolchevique, la actitud inicial soviética de firmar y cumplir escrupulosamente el Pacto de No Intervención en la guerra de España, el cambio de posición soviética, cuando empezó a enviar armas a la España republicana, que a su vez inició el intervencionismo político de Stalin en España, muchos fueron los elementos que permitieron al POUM ser crítico con la URSS. Por todo ello, muy pronto se habían iniciado también las réplicas por parte de los comunistas, que desde el primer momento rehusaron a llevar a cabo una discusión en el terreno de las estrategias y tácticas políticas que ambos defendían, y cayeron en el insulto, el ataque indiscriminado y la calumnia en la perspectiva de proceder a la eliminación, pura y simple, del disidente. En definitiva, se trataba de aplicar los mismos métodos que se estaban desarrollando en la URSS y desde el primer momento aparecieron las insinuaciones que pretendían relacionar el POUM -y, naturalmente, a los trotskistas- con el fascismo internacional. No es tampoco casual que el día 17 de diciembre de 1936, el mismo día en que se resolvía la crisis del gobierno catalán, con la exclusión definitiva del POUM, el periódico Pravda de Moscú, el órgano del Partido Comunista de la Unión Soviética, publicaba un aserto, que luego el consulado soviético de Barcelona negó en una parte -en la que se refería a los anarquistas- según el cual “en lo que concierne a Cataluña, la eliminación de trotskistas y anarquistas ha comenzado y continuará con la misma energía que en la URSS”. Era el punto de partida del segundo asalto que los estalinistas planteaban llevar a cabo contra el POUM : la campaña de calumnias, en la que se identificaba al POUM con el fascismo internacional se intensificó desde finales de 1936 y en los primeros meses de 1937, desde todos los ámbitos posibles con el objetivo de eliminar físicamente al partido: Mundo Obrero, Treball, Claridad, Ahora, Frente Rojo…, la totalidad de la prensa controlada por los estalinistas españoles participó activamente en la campaña.

Pero, a pesar de ello, los agentes enviados directamente desde Moscú, para dirigir la campaña contra el POUM, consideraron excesivamente moderada la actitud que tanto el PCE como el PSUC llevaron a cabo contra el POUM. Entre la multitud de informes, cartas, comunicaciones que los diferentes agentes estalinistas que operaban en España enviaron a Moscú, sorprenden aquellos que se referían al POUM, sobre todo por la importancia que Moscú concedió a la lucha contra este partido y contra los “trotskistas”. En una primera etapa -justamente la que lleva de diciembre de 1936, inicio de la campaña de calumnias, hasta los hechos de mayo de 1937- la obsesión de los agentes soviéticos pasaba por destacar los peligros que implicaba no desarrollar con contundencia un ataque sistemático contra el POUM que le apartase tanto de los cargos de responsabilidad política como de la relación que mantenía con el conjunto de las fuerzas del bloque antifascista, en especial de los anarquistas.
 
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