anduriña
Madmaxista
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De enero a abril se compraron 36.000 modelos usados y solo 7.700 a estrenar
¿Qué coche me compro? La pregunta es ya un tópico inevitable, desde que el diésel cayó en desgracia y mientras el eléctrico no acaba de arrancar. El mercado ofrece muchas posibilidades. Pero en Galicia hay una que gana contra todo pronóstico: la segunda mano. Los expertos del motor hablan de una edad de oro del vehículo usado, pero ¿cuánto hay de incertidumbre, de dudas sobre la decisión a tomar; cuánto de preocupación por las emisiones y cuánto, en realidad, de no tener el dinero o la seguridad laboral suficiente para poder pagar un modelo nuevo?
«Todo influye» dice el sector. Cómo si no explicar que el 78 % de los vehículos que se compran en Galicia son de segunda mano y que esta sea la comunidad con el tercer mayor mercado de modelos de ocasión.
Entre enero y abril, en Galicia se vendieron 36.026 unidades de segunda mano, y solo 7.729 coches a estrenar. En proporción, por cada modelo nuevo despachado se comercializaron cinco usados, con las consecuencias que esto tiene para el envejecimiento del parque móvil gallego -uno de los más antiguos de España, con casi 14 años de media de edad- tanto desde el punto de vista de las emisiones de gases contaminantes como de la seguridad vial.
Incertidumbre y esa época en el 2020 de la que yo le hablo
Así lo advierte Ganvam, la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios. Los datos de la patronal de la distribución muestran que los más demandados fueron el año pasado los modelos de entre tres y cinco años, procedentes en su mayoría de flotas de alquiler paradas por la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, con una subida de ventas del 4,5 % al cierre del año. «Estos vehículos se convirtieron en la opción de buena parte de los compradores que, en tiempos de incertidumbre económica, decidieron no invertir en un modelo nuevo», aseguran en Ganvam.
Dice el sector de la distribución que la incertidumbre que ha habido en cuanto a planes de ayudas, y a las diferentes tecnologías que empiezan a dar relevo a los tradicionales modelos de combustión han desviado el interés del consumidor hacia modelos económicos y que esto también ha influido en el fuerte descenso de las matriculaciones de coches nuevos, en favor de la venta de segunda mano. Por otra parte, el miedo al contagio por cobi19 ha llevado a una parte de la población española a abandonar el tras*porte público para utilizar medios privados en sus desplazamientos diarios. «El coche particular se ha presentado como una alternativa, pero en un contexto de crisis económica e incerteza laboral resulta difícil para muchas familias afrontar la adquisición de uno nuevo», dicen fuentes de la red comercial. De ahí que muchos consumidores se hayan decantado por la opción más barata.
Un parque polarizado
«El parque español de vehículos ya estaba polarizado entre coches nuevos y muy viejos, y el el bichito está acentuando la tendencia dadas las connotaciones sociales y económicas de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. Aquellas personas que quieren un vehículo lo necesitan para trabajar, sin pensar en desplazamientos por ocio y vacaciones, por lo que optan por soluciones muy económicas y hasta que el coche dure», sostiene Nicolás Cantaert, director general de Sumauto.
Conductores jóvenes
Según datos de MSI para Sumauto, especialista en portales verticales de automoción que agrupa a Autocasión y AutoScout24, entre otros, los conductores jóvenes con bajo poder adquisitivo y el impacto del el bichito han impulsado la demanda del vehículo usado de alta edad, más asequible.
Un parque de vehículos añejo que se resiste a rejuvenecer
En este escenario geriátrico del automóvil, Galicia se sitúa prácticamente a la cabeza, con los coches más viejos de España. La media de edad del parque móvil gallego es de 13,7 años, solo superado en la península por los 13,8 de Castilla y León.
En contra de Galicia, además del impacto de la crisis sanitaria y económica; y de la propia incertidumbre que genera el confuso mercado del automóvil, juega el factor añadido del envejecimiento endémico de la flota de vehículos que circula por las carreteras de la comunidad desde hace bastantes décadas. De ahí que fabricantes, concesionarios y la propia DGT adviertan de que los coches de segunda mano son un mercado de alto riesgo por varios motivos.
Porque se trata de modelos que no disponen de las últimas tecnologías de seguridad, como el control de velocidad de crucero, los asistentes de mantenimiento de carril, la frenada de emergencia o simplemente los airbags, obligatorios desde el año 2006 y, sin embargo, ausentes en millones de turismos.
El exceso de contaminación es la otra cara del mismo problema. Un estudio de la asociación de concesionarios Faconauto, con cifras del 2019, define bien las características del parque gallego de automóviles. Un 31,7 % de los turismos y todoterrenos carecen de distintivo medioambiental, por lo que son modelos de gasolina anteriores al año 2000 o diésel matriculados antes del 2006. Y un 34,3 % disponen de la etiqueta B, la peor de la clasificación actual de la DGT: coches de gasolina de entre el 2000 y el 2005 o diésel de entre el 2006 y el 2013. En el mejor de los casos, tienen ocho años de antigüedad. Como dato representativo, un diésel homologado según la normativa Euro 1 (1992) emite 8 veces más partículas de dióxido de carbono que uno que cumpla la Euro 6, de septiembre del 2015. Ganvam, refrenda esta idea: «Una verdadera movilidad sostenible requiere de un plan que tenga como prioridad eliminar de la circulación los coches de más de diez años, que emiten hasta un 98 % más de partículas y un 10 % más de CO2, y duplican el riesgo de accidentes», afirma la patronal de los vendedores de coches.
El coche de segunda mano arrasa en Galicia con casi el 80 % de las ventas
De enero a abril se compraron 36.000 modelos usados y solo 7.700 a estrenar
www.lavozdegalicia.es
Me quedo con este comentario que hace alguien de la noticia:
"Varias cosas En una región bastante rural como es Galicia, el asunto de las etiquetas ambientales no es prioritario. Puede serlo en las 2 ciudades más grandes, Vigo y Coruña, y quizás a medio plazo en las otras 4. Pero para un ciudadano del rural, que se desplaza únicamente a su cabecera de comarca, que es una villa, y esporádicamente a hacer la compra a un centro comercial de la ciudad más próxima, aparcando en parking, la etiqueta medioambiental carece de importancia práctica, más allá de su consideración ecológica. Por otra parte, vehículos más antiguos, más sencillos de reparar en talleres de toda la vida, en un híbrido moderno, de momento prácticamente se hay que casar con el concesionario, no se puede hacer una inversión de ese monto y dejar una avería en manos de un mecánico sin experiencia en esas tecnologías. Las etiquetas medioambientales deberían guardar relación con las emisiones reales homologadas del vehículo, al margen del año de matriculación, de la norma euro, etc., así como considerar la idoneidad peso/potencia. No puede tener etiqueta eco un Audi de 500 cv por ser Mildhybrid, que en la práctica no deja de ser un poco trampa. El parque móvil antiguo sólo se renovará cuando para vehículos de edad superior a X años sólo se permita su entrega para achatarrar o un impuesto suficientemente disuasorio en caso de tras*ferencia, para desincentivar su venta de ocasión. El propietario, si el coche tiene 20 años ya lo tendrá de sobra amortizado, valor residual, por tanto o lo da de baja, lo sigue usando hasta que no pueda más, o si decide venderlo será con un impuesto que no lo hará competitivo frente a vehículos más modernos, por lo que únicamente será interesante en casos de modelos destinados a ser clásico de colección".