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Madmaxista
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Descubierto el “lugar de La Mancha” de Don Quijote del que Cervantes no quiso acordarse
Plaza Mayor and San Andres church. Villanueva de los Infantes. La Mancha. Spain (Miguel Ángel Muñoz - © Miguel Ángel Muñoz)
Confirmado. “En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme! es...¡Villanueva de los Infantes!, una preciosa localidad de Ciudad Real (5.800 habitantes), capital del Campo de Montiel. Cuatro siglos después de que Miguel de Cervantes escribiera El Quijote , la ciencia ha conseguido desvelar cuál era el lugar escogido por el escritor alcalaíno para iniciar las andanzas del hidalgo caballero y su escudero, Sancho, y que con tanto ahínco ocultó.
Los catedráticos Francisco Parra Luna y Manuel Fernández Nieto, en su libro El Lugar de La Mancha, dan por concluido el misterio. El volumen es el broche final a una trilogía en la que un estudio multidisciplinar concluye que el famoso lugar de la Mancha es Villanueva de los Infantes y no Argamasilla de Alba, como se creía desde el siglo XVIII, cuando el cura postuló a la localidad como la jovenlandesada del hidalgo caballero.
Un equipo científico de la Universidad Complutense de Madrid, e integrado por más de veinte expertos en Geografía, Historia, Filología, Sociología, Matemáticas y Ciencias de la Información, dirigido por Parra Luna, catedrático de Sociología; Santiago Petschen, de Relaciones Internacionales, y Manuel Fernández Nieto, de Literatura, ha tratado durante una década de hallar la respuesta. Y aseguran que Infantes es, definitivamente, el lugar.
Desde un punto de vista literario, Nieto reconoce que esa primera frase de Cervantes podría no ser más que “el principio de una narración, como la de un cuento infantil, un principio indeterminado”. También podría ser parte del juego literario, teniendo en cuenta que El Quijote es una parodia de los libros de caballería, “y en estos siempre se deja muy claro el escenario de la acción”. Sin embargo, según Nieto, “en Cervantes nos sorprende que siempre da detalles que se corresponden con la realidad”. Por ejemplo, la sociedad que se muestra en el libro e incluso la flora de la que se habla es reflejo exacto de lo que había en
La Mancha en ese periodo histórico.
El filólogo asegura que la veintena de investigadores involucrados en este trabajo durante más de diez años coinciden en que “los caminos y tiempos de Cervantes son reales y no simple ficción”. Precisamente esos tiempos entre lugar y lugar fueron los que originaron el estudio inicial. Aplicando diversas metodologías matemáticas, entre ellas la velocidad que despliega el asno Rucio en su recorrido habitual, se llegó a fijar la mítica jovenlandesada de Don Quijote en Villanueva de los Infantes.
Las investigaciones y su posterior conclusión han levantado ampollas en los municipios que optaban por ser el misterioso lugar. E incluso entre investigadores y escritores manchegos que creen que las hipótesis con las que han trabajado los expertos o no son las correctas o son imposible de contrastar, lo que invalida en cierta manera la conclusión. Estas polémicas se han mantenido durante estos años hasta tal punto que Parra llegó a organizar un congreso en Infantes con reconocidos expertos cervantistas mundiales a rebatir los “doce hechos verificables” que este es “el lugar de La Mancha”.
La ciudad que acoge los restos de Quevedo
Villanueva de los Infantes puede presumir de una larga historia. En sus entornos hubo asentamientos prehistóricos; fue ciudad romana y luego árabe, con el nombre de Jamila. Cayó en manos cristianas en tiempos del rey Alfonso VIII, y ya en el siglo XIII figura vinculada a la Orden de Santiago. En el siglo XVI fue considerada como capital del Campo de Montiel, y en el final del XIX recibió el título de ciudad. Este municipio de unos 5.800 habitantes es un enclave turístico, por sus magníficos edificios de piedra, en los que se retiene el pasado. Por estas calles pasearon Cervantes o el propio Francisco de Quevedo. De hecho, este se encuentra enterrado allí. En Villanueva de los Infantes se encuentra también el casal histórico Diego de Miranda, conocido como el caballero del verde gabán, al que acudió Don Quijote.
Plaza Mayor and San Andres church. Villanueva de los Infantes. La Mancha. Spain (Miguel Ángel Muñoz - © Miguel Ángel Muñoz)
Confirmado. “En un lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme! es...¡Villanueva de los Infantes!, una preciosa localidad de Ciudad Real (5.800 habitantes), capital del Campo de Montiel. Cuatro siglos después de que Miguel de Cervantes escribiera El Quijote , la ciencia ha conseguido desvelar cuál era el lugar escogido por el escritor alcalaíno para iniciar las andanzas del hidalgo caballero y su escudero, Sancho, y que con tanto ahínco ocultó.
Los catedráticos Francisco Parra Luna y Manuel Fernández Nieto, en su libro El Lugar de La Mancha, dan por concluido el misterio. El volumen es el broche final a una trilogía en la que un estudio multidisciplinar concluye que el famoso lugar de la Mancha es Villanueva de los Infantes y no Argamasilla de Alba, como se creía desde el siglo XVIII, cuando el cura postuló a la localidad como la jovenlandesada del hidalgo caballero.
Un equipo científico de la Universidad Complutense de Madrid, e integrado por más de veinte expertos en Geografía, Historia, Filología, Sociología, Matemáticas y Ciencias de la Información, dirigido por Parra Luna, catedrático de Sociología; Santiago Petschen, de Relaciones Internacionales, y Manuel Fernández Nieto, de Literatura, ha tratado durante una década de hallar la respuesta. Y aseguran que Infantes es, definitivamente, el lugar.
Desde un punto de vista literario, Nieto reconoce que esa primera frase de Cervantes podría no ser más que “el principio de una narración, como la de un cuento infantil, un principio indeterminado”. También podría ser parte del juego literario, teniendo en cuenta que El Quijote es una parodia de los libros de caballería, “y en estos siempre se deja muy claro el escenario de la acción”. Sin embargo, según Nieto, “en Cervantes nos sorprende que siempre da detalles que se corresponden con la realidad”. Por ejemplo, la sociedad que se muestra en el libro e incluso la flora de la que se habla es reflejo exacto de lo que había en
La Mancha en ese periodo histórico.
El filólogo asegura que la veintena de investigadores involucrados en este trabajo durante más de diez años coinciden en que “los caminos y tiempos de Cervantes son reales y no simple ficción”. Precisamente esos tiempos entre lugar y lugar fueron los que originaron el estudio inicial. Aplicando diversas metodologías matemáticas, entre ellas la velocidad que despliega el asno Rucio en su recorrido habitual, se llegó a fijar la mítica jovenlandesada de Don Quijote en Villanueva de los Infantes.
Las investigaciones y su posterior conclusión han levantado ampollas en los municipios que optaban por ser el misterioso lugar. E incluso entre investigadores y escritores manchegos que creen que las hipótesis con las que han trabajado los expertos o no son las correctas o son imposible de contrastar, lo que invalida en cierta manera la conclusión. Estas polémicas se han mantenido durante estos años hasta tal punto que Parra llegó a organizar un congreso en Infantes con reconocidos expertos cervantistas mundiales a rebatir los “doce hechos verificables” que este es “el lugar de La Mancha”.
La ciudad que acoge los restos de Quevedo
Villanueva de los Infantes puede presumir de una larga historia. En sus entornos hubo asentamientos prehistóricos; fue ciudad romana y luego árabe, con el nombre de Jamila. Cayó en manos cristianas en tiempos del rey Alfonso VIII, y ya en el siglo XIII figura vinculada a la Orden de Santiago. En el siglo XVI fue considerada como capital del Campo de Montiel, y en el final del XIX recibió el título de ciudad. Este municipio de unos 5.800 habitantes es un enclave turístico, por sus magníficos edificios de piedra, en los que se retiene el pasado. Por estas calles pasearon Cervantes o el propio Francisco de Quevedo. De hecho, este se encuentra enterrado allí. En Villanueva de los Infantes se encuentra también el casal histórico Diego de Miranda, conocido como el caballero del verde gabán, al que acudió Don Quijote.