MisterWhite
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En el año 324, Constantino I el Grande es proclamado emperador de Roma. Ante la creciente decadencia de esta ciudad, Constantino decide fundar una nueva capital para el Imperio Romano, más rica y próspera.
Para ello, se decanta por la ciudad tracia de Bizancio. Pocos lugares hay en todo el imperio más míticos y simbólicos que este. Una ciudad situada justamente en lo que entonces era el enclave de mayor importancia estratégica del planeta. Una bella ciudad en un entorno idílico, situada en un cabo puntiagudo, lleno de colinas. En el extremo oriental del continente europeo. Frente a ella, el Bósforo, un estrecho de mar, que a semejanza de un río, separa Europa de Asia Menor.
Entre el año 324 y el 330, Bizancio vive unas profundas obras de remodelación. Se construyen nuevos viales, plazas, obeliscos, esculturas, palacios, castillos, acueductos, edificios gubernamentales como el capitolio, el senado, o el foro.. un gran hipódromo con capacidad para 50.000 personas, grandes y sólidas murallas que rodeaban la ciudad en su totalidad, protegiéndola y embelleciéndola.
El 10 de mayo del 330, Constantino I inaugura flamantemente la nueva capital del Imperio Romano, que perdió su nombre de Bizancio, para ser rebautizada como NEA ROMA CONSTANTINOPOLIS.
Pronto se construyó en ella una de las primeras universidades de la historia, y el mayor templo cristiano del mundo, la Catedral de Santa Sofía. Constantinopla se había fundado para ser una ciudad clave, una ciudad simbólica, una ciudad universal. Una ciudad de una belleza incomparable, que se asemejaba al mismo tiempo tanto a Roma como a Venecia. Tanto es así, que un siglo después de su fundación, vivían en ella más de 1 millón de habitantes, siendo así la ciudad más grande del mundo.
En el año 395, el Imperio Romano se partió en 2 mitades, la latina y la griega:
- Imperio Romano de Occidente, (el latino), con capital en Roma.
- Imperio Romano de Oriente, (el griego), con capital en Constantinopla.
Mientras el imperio occidental se hundió y sucumbió ante los bárbaros germánicos pocas décadas después, el imperio de oriente, mas conocido como Imperio Bizantino, y que a la sazón lo que fue es el Imperio Griego. Un imperio que permaneció intacto (excepto un paréntesis que estuvo dominado por los cruzados), durante más de un milenio.
Constantinopla por tanto, fue capital de Roma durante 65 años, y capital de Grecia durante 1058 años.
En el año 1453, después de una larga decadencia del imperio griego, que perdió territorios en todos sus frentes... las hordas de turcos venidos del Asia Central que asediaron la ciudad en varias ocasiones, consiguieron finalmente romper su defensa y la que durante 1100 años fue la ciudad más importante del planeta, orgullo de la civilización occidental, cayo en manos túrquicas. La primera medida que tomó el sultán turco al tomar la ciudad, fue convertir la Catedral de Santa Sofía en mezquita.
Restos de la Muralla de Constantinopla hoy. El turco la tiene sometida a un estado pésimo de conservación, consintiendo patatales a su alrededor, y dejando que la maleza crezca sobre ella y alrededor de ella.
Tras la Caída de Constantinopla, entonces vinieron los lloros. Roma, que volvía a ser poderosa gracias al Vaticano, se arrepentía de no haber ayudado a los griegos por sus peleas católico-ortodoxas, pero lo hacía demasiado tarde. El turco avanzaba como una plaga por toda Europa y el Mediterráneo, hasta que se encontró con su mas firme opositor, el emperador Carlos, rey de España y Alemania. Carlos consiguió frenar el avance turco por mar, en la sangrienta Batalla de Lepanto, y logro repeler el asedio que sufría la capital alemana de facto: Viena.
En 1683, el Imperio Turco tenia ocupado todo el sureste europeo, y amenazaba continuamente con avanzar sobre Europa occidental. Viena sufría un nuevo asedio, y si caía el Imperio Alemán, sería la debacle para Europa. El Papa Inocencio XI no estaba dispuesto a que se repitiera el capitulo de Constantinopla, así que hizo una llamada para crear la Liga Santa. La liga contó con contribución de toda Europa (excepto Francia), pero fundamentalmente fueron 2, Alemania y la federación de Polonia-Lituania, quienes finalmente derrotaron a Mahoma en la Batalla de Kahlenberg.
El fin del asedio a Viena fue un revés para el turco. Desde entonces las naciones europeas le fueron reconquistando el territorio paulatinamente, incluso naciones como Grecia vuelven a recuperar su independencia, aunque esta vez con capital en Atenas. En 1918, tras la I Guerra Mundial, y haber perdido el turco todos sus territorios en los Balcanes... el caprichoso reparto de las fronteras consiente una aberración histórica, como es el consentimiento de que un trozo de suelo europeo, la región griega de Tracia oriental, siga estando bajo posesión turca, y con ella, Constantinopla.
El Reino de Grecia vive un momento fulgurante de reconstrucción nacional, y por entonces la obsesión política es La Gran Idea, que no es sino un proyecto para recuperar una parte de los territorios históricos griegos ocupados por el turco, básicamente Tracia, Jonia y Chipre, lo que permitiría reconquistar para los griegos 2 de sus mayores y míticas ciudades: Constantinopla y Esmirna.
Estalla así la Guerra Greco-Turca en 1919. Londres y Roma habian prometido apoyo total a Grecia, viendo como el imperio turco estaba en su momento más debil. Los griegos llegaron a conquistar buena parte de esos territorios, y se llegó a redactar el Tratado de Sevrés en 1920, por el que Grecia recibía Tracia y Esmirna, y Constantinopla se convertía en "zona internacional", tutelada por británicos.
Sin embargo el tratado no entra en vigor, porque entra en la escena un nuevo lider turco, el apodado Ataturk, y la guerra continúa. El Puerco Inglés comete una de las varias infames traiciones que cometió para con Europa a lo largo del siglo XX. Pactaron con Ataturk la retirada británica de la guerra a cambio de que el Imperio Otomano se disolviera como tal y le concediera al inglés los derechos de protectorado sobre territorios de Oriente Medio hasta entonces otomanos.
De este modo Grecia es súbitamente derrotada y expulsada de Esmirna y de toda la Anatolia. Pero aun peor, la traición de Londres obliga a Grecia, mediante el Tratado de Lausana de 1923, a renunciar a Constantinopla y a evacuar toda Tracia Oriental (un territorio de 23.764 km2) cediéndosela al turco. Londres se queda para sí, aun encima, la isla griega de Chipre. Una derrota conocida en Grecia como la Gran Tragedia, que produce un hundimiento como en España la Guerra de Cuba.
En 1923 desaparece el Imperio Otomano, y se proclama la República de Turquía. En 1924 Ataturk traslada la capital turca de Constantinopla hasta Ankara. En 1930, para colmo de los colmos, y cepillarse de un plumazo la historia griega y occidental, Ataturk saca una ley por la cual el solito como un campeon, se carga los 1600 años de historia de Constantinopla, y la renombra con un nombre inventado por él: Estambul.
La historia de la civilización occidental, tiene como base 3 ciudades: Roma, Atenas y Constantinopla. Es aberrante, ingominioso, dantesco, ver como uno de los 3 talismanes de nuestra civilización (además, ciudad santa del cristianismo ortodoxo), está aun a día de hoy ocupado bajo una nación extranjera NO-Europea, y peor aun: bajo manos de Mahoma.
Hay que recuperar como sea Tracia para Grecia, y que Constantinopla vuelva a ser de nuevo la milenaria capital griega. La orilla europea de la ciudad, que sea recuperada con el nombre de Constantinopla. La orilla asiatica, que el turco la llame Estambul, o como le salga de la entrepierna. Pero que la frontera entre Grecia y Turquía, es decir, la frontera entre Europa y Asia, sea la única respetable que debe de ser, que es el Bósforo.
Para ello, se decanta por la ciudad tracia de Bizancio. Pocos lugares hay en todo el imperio más míticos y simbólicos que este. Una ciudad situada justamente en lo que entonces era el enclave de mayor importancia estratégica del planeta. Una bella ciudad en un entorno idílico, situada en un cabo puntiagudo, lleno de colinas. En el extremo oriental del continente europeo. Frente a ella, el Bósforo, un estrecho de mar, que a semejanza de un río, separa Europa de Asia Menor.
Entre el año 324 y el 330, Bizancio vive unas profundas obras de remodelación. Se construyen nuevos viales, plazas, obeliscos, esculturas, palacios, castillos, acueductos, edificios gubernamentales como el capitolio, el senado, o el foro.. un gran hipódromo con capacidad para 50.000 personas, grandes y sólidas murallas que rodeaban la ciudad en su totalidad, protegiéndola y embelleciéndola.
El 10 de mayo del 330, Constantino I inaugura flamantemente la nueva capital del Imperio Romano, que perdió su nombre de Bizancio, para ser rebautizada como NEA ROMA CONSTANTINOPOLIS.
Pronto se construyó en ella una de las primeras universidades de la historia, y el mayor templo cristiano del mundo, la Catedral de Santa Sofía. Constantinopla se había fundado para ser una ciudad clave, una ciudad simbólica, una ciudad universal. Una ciudad de una belleza incomparable, que se asemejaba al mismo tiempo tanto a Roma como a Venecia. Tanto es así, que un siglo después de su fundación, vivían en ella más de 1 millón de habitantes, siendo así la ciudad más grande del mundo.
En el año 395, el Imperio Romano se partió en 2 mitades, la latina y la griega:
- Imperio Romano de Occidente, (el latino), con capital en Roma.
- Imperio Romano de Oriente, (el griego), con capital en Constantinopla.
Mientras el imperio occidental se hundió y sucumbió ante los bárbaros germánicos pocas décadas después, el imperio de oriente, mas conocido como Imperio Bizantino, y que a la sazón lo que fue es el Imperio Griego. Un imperio que permaneció intacto (excepto un paréntesis que estuvo dominado por los cruzados), durante más de un milenio.
Constantinopla por tanto, fue capital de Roma durante 65 años, y capital de Grecia durante 1058 años.
En el año 1453, después de una larga decadencia del imperio griego, que perdió territorios en todos sus frentes... las hordas de turcos venidos del Asia Central que asediaron la ciudad en varias ocasiones, consiguieron finalmente romper su defensa y la que durante 1100 años fue la ciudad más importante del planeta, orgullo de la civilización occidental, cayo en manos túrquicas. La primera medida que tomó el sultán turco al tomar la ciudad, fue convertir la Catedral de Santa Sofía en mezquita.
Restos de la Muralla de Constantinopla hoy. El turco la tiene sometida a un estado pésimo de conservación, consintiendo patatales a su alrededor, y dejando que la maleza crezca sobre ella y alrededor de ella.
Tras la Caída de Constantinopla, entonces vinieron los lloros. Roma, que volvía a ser poderosa gracias al Vaticano, se arrepentía de no haber ayudado a los griegos por sus peleas católico-ortodoxas, pero lo hacía demasiado tarde. El turco avanzaba como una plaga por toda Europa y el Mediterráneo, hasta que se encontró con su mas firme opositor, el emperador Carlos, rey de España y Alemania. Carlos consiguió frenar el avance turco por mar, en la sangrienta Batalla de Lepanto, y logro repeler el asedio que sufría la capital alemana de facto: Viena.
En 1683, el Imperio Turco tenia ocupado todo el sureste europeo, y amenazaba continuamente con avanzar sobre Europa occidental. Viena sufría un nuevo asedio, y si caía el Imperio Alemán, sería la debacle para Europa. El Papa Inocencio XI no estaba dispuesto a que se repitiera el capitulo de Constantinopla, así que hizo una llamada para crear la Liga Santa. La liga contó con contribución de toda Europa (excepto Francia), pero fundamentalmente fueron 2, Alemania y la federación de Polonia-Lituania, quienes finalmente derrotaron a Mahoma en la Batalla de Kahlenberg.
El fin del asedio a Viena fue un revés para el turco. Desde entonces las naciones europeas le fueron reconquistando el territorio paulatinamente, incluso naciones como Grecia vuelven a recuperar su independencia, aunque esta vez con capital en Atenas. En 1918, tras la I Guerra Mundial, y haber perdido el turco todos sus territorios en los Balcanes... el caprichoso reparto de las fronteras consiente una aberración histórica, como es el consentimiento de que un trozo de suelo europeo, la región griega de Tracia oriental, siga estando bajo posesión turca, y con ella, Constantinopla.
El Reino de Grecia vive un momento fulgurante de reconstrucción nacional, y por entonces la obsesión política es La Gran Idea, que no es sino un proyecto para recuperar una parte de los territorios históricos griegos ocupados por el turco, básicamente Tracia, Jonia y Chipre, lo que permitiría reconquistar para los griegos 2 de sus mayores y míticas ciudades: Constantinopla y Esmirna.
Estalla así la Guerra Greco-Turca en 1919. Londres y Roma habian prometido apoyo total a Grecia, viendo como el imperio turco estaba en su momento más debil. Los griegos llegaron a conquistar buena parte de esos territorios, y se llegó a redactar el Tratado de Sevrés en 1920, por el que Grecia recibía Tracia y Esmirna, y Constantinopla se convertía en "zona internacional", tutelada por británicos.
Sin embargo el tratado no entra en vigor, porque entra en la escena un nuevo lider turco, el apodado Ataturk, y la guerra continúa. El Puerco Inglés comete una de las varias infames traiciones que cometió para con Europa a lo largo del siglo XX. Pactaron con Ataturk la retirada británica de la guerra a cambio de que el Imperio Otomano se disolviera como tal y le concediera al inglés los derechos de protectorado sobre territorios de Oriente Medio hasta entonces otomanos.
De este modo Grecia es súbitamente derrotada y expulsada de Esmirna y de toda la Anatolia. Pero aun peor, la traición de Londres obliga a Grecia, mediante el Tratado de Lausana de 1923, a renunciar a Constantinopla y a evacuar toda Tracia Oriental (un territorio de 23.764 km2) cediéndosela al turco. Londres se queda para sí, aun encima, la isla griega de Chipre. Una derrota conocida en Grecia como la Gran Tragedia, que produce un hundimiento como en España la Guerra de Cuba.
En 1923 desaparece el Imperio Otomano, y se proclama la República de Turquía. En 1924 Ataturk traslada la capital turca de Constantinopla hasta Ankara. En 1930, para colmo de los colmos, y cepillarse de un plumazo la historia griega y occidental, Ataturk saca una ley por la cual el solito como un campeon, se carga los 1600 años de historia de Constantinopla, y la renombra con un nombre inventado por él: Estambul.
La historia de la civilización occidental, tiene como base 3 ciudades: Roma, Atenas y Constantinopla. Es aberrante, ingominioso, dantesco, ver como uno de los 3 talismanes de nuestra civilización (además, ciudad santa del cristianismo ortodoxo), está aun a día de hoy ocupado bajo una nación extranjera NO-Europea, y peor aun: bajo manos de Mahoma.
Hay que recuperar como sea Tracia para Grecia, y que Constantinopla vuelva a ser de nuevo la milenaria capital griega. La orilla europea de la ciudad, que sea recuperada con el nombre de Constantinopla. La orilla asiatica, que el turco la llame Estambul, o como le salga de la entrepierna. Pero que la frontera entre Grecia y Turquía, es decir, la frontera entre Europa y Asia, sea la única respetable que debe de ser, que es el Bósforo.
