Las subvenciones son un esquema (uno más...) legal para coger la pasta de todos y extraerla a la vista de todos.
El porcentaje de la pasta que se gasta en el reparto y la burocracia es acojonante. El porcentaje de la pasta que va a la propia administración es acojonante. O a empresas públicas, o empresas con el suficiente enchufe. El porcentaje del gasto que se desvía hacia tramitadores sospechosos es acojonante.
Sin contar con que, a poco que tengáis ojos en la cara, veréis que detrás de cada político hay 'casualmente' empresas a nombre de padres, hermanos, novias, amantes, amigos, cuya actividad empresarial se multiplica justo cuando ese político llega al poder. No suele terminar en condena, porque muchas veces es perfectamente legal. Basta con que esa empresa tenga la información privilegiada suficiente para evitarse probelmas.
La subvención es perversa en sí misma, es un concepto aceptado y asumido, pero que conceptualizamos adecuadamente, nos escandalizaríamos.
Porque es, ni más ni menos, que la entrega de un dinero saqueado mediante impuestos, a una empresa o persona que el poder elige bajo sus propios criterios. Vamos, es 100% arbitrariedad. Te quito lo que me sale de los huevones y se lo doy a quien me sale de los huevones. Y con una perversidad aún mayor; una empresa X beneficiada puede estar haciendo la competencia de forma poco ética a una empresa Y con el dinero que le han extraído a esta última. Cualquier empresa muy beneficiada por una subvención puede romper el mercado, destrozar los precios, etc, expulsando a las que lo están haciendo bien.
Y lo más estropeado, la cantidad de pasta que se mueve es dificilísima de controlar, y seguramente tras pensiones y sueldos públicos es la partida más numerosa. Pero está tan absolutamente difuminada entre distintos estratos de la administración (nacional, autonómico, diputaciones, local...), tan dividida entre ministerios e instituciones, que nunca se ha sabido a ciencia cierta cuanto mueve. Pero cuando alguien ha intentado hacer cálculos, los resultados son espeluznantes.
Eso sin contar con que crean un tejido empresarial extractivo, empresas y organizaciones, incluso departamentos dentro de grandes empresas, cuya única finalidad es captar esas subvenciones. Vamos, una especialización profesional que consiste en apresar una parte del botín.
La Bego de Sánchez hacía eso precisamente. Con dopaje, obviamente, pero es que hay muchísimas empresas que lo hacen de forma 'legal'.
Simplemente, deberían desaparecer. TODAS.
