800 aniversario de la batalla de Las Navas de Tolosa. "No nobis, Domine, nos nobis, sed nomine tuo d

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Como esto no encaja muy bien en otro subforo, lo abro en guarderia. Con un poco de suerte entrarán los interesados en el tema.

[He ido añadiendo imágenes y vídeos nuevos]

El próximo 16 de julio se cumplirá el 800 aniversario de, en mi opinión, la batalla mas importante y relevante de todo el periodo medieval hispánico: Navas de Tolosa (1212-2012).

"No nobis, Domine, nos nobis, sed nomine tuo da gloriam" (No a nosotros, señor, no a nosotros, sino a tu nombre dá gloria")

batalla-navas-de-tolosa.jpg

Oración de los miembros de las Órdenes militares tras la victoria

[YOUTUBE]1ND28IDZGOI[/YOUTUBE]

Vídeo-relato del programa rediofónico La rosa de los vientos (pasajes de la historia):

[YOUTUBE]pN4gXTiwC6w[/YOUTUBE]

Excelente programa de audio dedicado a la batalla (2h), con infinidad de detalles sobre los antecedentes, los prolegómenos y el contexto histórico:

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Aquel lunes 16 de julio, La bruma de la mañana comenzaba a disolverse y dejaba adivinar ya a un nutrido ejército encabezado por los Reyes Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra. Frente a ellos un inmenso ejército de guerreros del Al-Andalus y norteafricanos agrupados bajo el estandarte del Califa almohade Abu Abd-Allah Muhammad al-Nasir. Se supone que el número total de guerreros allí reunidos estaría en torno a los doscientos mil hombres (120.000 según cifras mas recientes), quizá el ejército más numeroso que nunca se había reunido en la Península Ibérica, se vaticinaba por tanto un enorme choque, brutal y sangriento que iba a decidir el futuro de los reinos que componían España.

[YOUTUBE]HOvBn-DZEOU[/YOUTUBE]

Precedentes

El imperio Almohade se extendía por el norte de Africa y controlaba la mayor parte de la Península Ibérica, era un enemigo muy poderoso, con un ejército devastador y que tenía en jaque a los pequeños reinos cristianos del resto de España, ninguno de ellos (Castilla, León, Aragón, Navarra y Portugal) por separado hubiera osado plantarle cara a semejante fuerza, el futuro por tanto pasaba por la unión o la desaparición paulatina bajo las garras almohades de todos ellos.

Los Almohades se sustentaban en el fanatismo religioso, tenían una interpretación rigurosísima del Islam y un ejército capaz de difundir la nueva doctrina, controlaban gran parte del norte de Africa y habían incorporado Al-Andalus bajo su órbita. En este contexto, los monarcas cristianos de la Península evitaron a toda costa los choques frontales, más aún después de la terrible derrota que sufrieron en Alarcos.

La catástrofe de Alarcos

Durante la segunda mitad del siglo XII, los reinos cristianos pasaban por una grave crisis, la tradicional coalición y amistad que los unia siempre que estuvieran frente al enemigo común, se había diluido debido a rencillas internas y a enfrentamientos dinásticos, lo que dio pie a que los almohades tuvieran el camino más despejado que de costumbre.

El detonante fue que en el año 1190 un ejército cristiano procedente de Toledo, se atrevió de manera unilateral e incomprensible a atacar el valle del Guadalquivir, muy cerca de Sevilla que era por entonces la capital Almohade en la Península. Este desafío del reino de Castilla provocó la ira del califa almohade Abu Yusuf Yaqub que abandonó incluso su capital en el Norte de Africa para responder sin paliativos con todas sus fuerzas a semejante provocación.

En junio de 1195 desembarcó en Tarifa para dirigirse a Sevilla y reunió a un formidable ejército para dirigirse a Toledo. Cuando las noticias de su avance llegaron al rey castellano Alfonso VIII , éste organizó como pudo un ejército para frenar el avance de las tropas fiel a la religión del amoras. Contó con la ayuda de Alfonso IX de León y de Sancho VII de Navarra, pero cometió otro error, el de no esperar la llegada de la ayuda leonesa y navarra que estaba de camino y enfrentarse él solo al califa en los alrededores de Alarcos.

alarcos.jpg


La derrota fue incontestable, confió en la fuerza de su caballería pesada y menospreció a la más ágil caballería norteafricana, la caballería acorazada de los castellanos no tuvo nada que hacer frente a los arqueros montados a caballo que siguieron la táctica llamada de Tornafuye, es decir fingir la huida para atraer al enemigo que caía desorganizado y sorprendido bajo un repentino ataque posterior. No había posibilidad de huida porque a esta maniobra de huida le seguía otra maniobra envolvente. Así inmovilizado el ejército castellano fue practicamente masacrado.

Como consecuencia, los almohades se adueñaron de las tierras entonces controladas por la Orden de Calatrava y llegaron hasta las proximidades de Toledo, donde se refugiaron los combatientes cristianos que habían sobrevivido a la batalla. La derrota desestabilizó al Reino de Castilla durante años. Todas las fortalezas de la región cayeron en manos almohades: Malagón, Benavente, Calatrava, Caracuel, etc, y el camino hacia Toledo quedó despejado. Afortunadamente para Castilla, Abu Yusuf volvió a Sevilla para restablecer sus numerosas bajas y tomó el título de al-Mansur Billah (el victorioso por Alá).

Alfonso VIII aprovechó la tregua temporal posterior para resolver sus disputas y estrechar lazos con el resto de reinos cristianos. Pactó treguas con Alfonso IX de León para asegurarse el flanco oeste de su reino, también firmó tregua con Sancho I de Portugal y guerreó contra Sancho VII de Navarra al que obligaría a firmar un tratado de paz. Con Pedro II de Aragón también mantuvo una intensa diplomacia que desembocó en alianza, todo con el objetivo de resarcirse de la humillante derrota de Alarcos. De este modo los cinco reinos hispánicos estuvieron en paz y crearon el caldo de cultivo necesario para formar una alianza contra el enemigo común.

conf2.jpg


Mientras, en el bando almohade, había muerto el califa vencedor de Alarcos y fue sucedido por Muhammad al-Nasir que confiado, mantenía sus ojos puestos en los problemas de su imperio en el norte de Africa. Mientras tanto el rey castellano siguió intentando avanzar la frontera de Castilla a costa de territorio fiel a la religión del amor, fueron progresos pequeños, no resultado de grandes campañas militares sino de esfuerzos aislados y heroicos, todo ello en el marco de la idea que se estaba fraguando, la de la unidad de todos los reinos para acabar con el invasor. El espaldarazo a esta idea vino finalmente del Papa Inocencio III y del Arzobispo de Toledo don Rodrigo Ximénez de Rada.

Cuando finalmente expiraron las treguas con los fiel a la religión del amores en 1209, el rey de Castilla atravesó el rio Tajo y atacó las tierras de Jaén y Baeza mientras que los caballeros de la Orden de Calatrava marchaban contra Andújar. Pedro II de Aragón por su parte penetró en tierras de Castellón ocupando varias poblaciones.

La guerra estaba servida, ambos bandos se prepararon con todas sus fuerzas para una guerra abierta. En los púlpitos de toda Europa Occidental se predicaba la Cruzada contra los almohades, avisando de que quien participase en la misma obtendría la plena absolución se sus pecados. Además el papa amenazó con la excomunión a todo aquel que pactase o ayudase a los fiel a la religión del amores, ordenando a su vez a todos los reinos cristianos de la Península que aparcaran sus diferencias para combatir al enemigo común y continuar la Reconquista.

Ver la disposición de los contendientes, magníficamente narrado a partir del minuto 4:
[YOUTUBE]m31khZCfWwc[/YOUTUBE]

Por parte del bando de la religión del amor, el Califa Muhammad Al-Nasir abandona el Norte de Africa y entra en sus posesiones del Al-Andalus reuniendo un formidable ejército.

En esta contienda no sólo se enfrentarían más de 200.000 soldados, también se enfrentaban dos argumentos religiosos, a la Reconquista y a la Cruzada Santa de los cristianos se opondría la Yihad o Guerra Santa del Imperio Almohade formado por norteafricanos y andalusíes.

La batalla más grande que jamás se había visto en España y que decidiría su futuro, estaba a punto de comenzar..

El 20 de Junio de 1212 un inmenso ejército cristiano parte de Toledo hacia Sierra Morena en busca de los almohades, esta fuerza estaba compuesta por las tropas castellanas al mando del rey Alfonso VIII de Castilla, el alma de la batalla y el coordinador, junto con 20 milicias de Concejos Castellanos, entre ellas las de Medina del Campo, Madrid, Soria, Palencia, Almazán, Medinaceli, Béjar y San Esteban de Gormaz. Constituían el grueso de las tropas cristianas. Su abanderado era Diego López II de Haro, quinto señor de Vizcaya. A este caballero encomendó Alfonso VIII el reparto del botín tras la batalla, del que dicen las crónicas castellanas que no se quedó nada para su propio provecho.

Las tropas de los reyes Sancho VII de Navarra, Pedro II de Aragón y Alfonso II de Portugal. Sumaban otro importante contingente, en su mayoría aragoneses almogávares que al año siguiente lucharían en la Batalla de Muret. Las tropas portuguesas acudieron a la llamada de la cruzada, pero no contaron con la presencia de su rey.

4+reyes.jpg

Los 4 reyes protagonistas, de Arriba abajo y de izq. a der.:
Alfonso VIII de Castilla, Sancho VII de Navarra, Pedro II de Aragón y
Alfonso II de Portugal. Este último no estuvo en la batalla, pero tuvo
su representación en las tropas portuguesas que allí se encontraban


También se encontraban allí las tropas de Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Orden de San Lázaro, Temple y San Juan (Malta).

Hubo representación de un gran número de cruzados provenientes de otros estados europeos o ultramontanos, llamados así por haber llegado desde más allá de los Pirineos. Su número es discutible, si bien muchos de ellos no llegaron a participar en la batalla. Entre los convocados extranjeros figuraban también tres obispos, los de las ciudades francesas de Narbona, Burdeos y Nantes.

Al igual que el portugués, tampoco participó en la contienda el rey de León Alfonso IX; aunque ansiaba acudir a la batalla. Convocó una Curia Regia que le recomendó que exigiera condiciones para participar en la campaña, y así, Alfonso IX respondió a su homólogo castellano que acudiría gustoso en cuanto se le devolvieran los territorios que le pertenecían. Por ello, Alfonso VIII pidió la mediación del Papa, para evitar cualquier ataque leonés. Inocencio III accedió y amenazó con la excomunión a todo aquel que se atreviera a violar la paz mientras los castellanos lucharan contra los fiel a la religión del amores. Este hecho contrasta con lo sucedido años atrás, cuando el mismo Papa había obligado al monarca castellano, sin éxito, a devolver esos castillos a Alfonso IX.

Ante esto, para no romper el edicto del Papa y evitar la excomunión, el rey leonés se dedicó a recuperar sólo aquellas plazas que estaban dentro de las fronteras de León, evitando así el enfrentamiento en tierras castellanas. No obstante, y a pesar de ir en contra de sus intereses a corto plazo, consintió que acudieran a la batalla contra los almohades tropas y caballeros leoneses, gallegos y asturianos, de los cuales destacan: don José Bernaldo de Quirós, Vizconde de las Quintanas y Señor de Quirós, don Manuel de Valdés, don Fernando Lamuño y Lamuño, Señor de Salas y don Francisco de la Buelga, Caballero de la Orden de Santiago.

vm.jpg


Tomaron la fortaleza de Calatrava el día 1 de junio, el rey de Castilla tuvo especial cuidado en que no hubiera saqueos lo que disgustó enormemente a los cruzados europeos que eran en gran parte auténticos soldados de fortuna. Debido a ello estas fuerzas abandonaron en su mayor parte al ejército del rey y marcharon a sus respectivos paises. Afortunadamente el hueco que dejaron no fue tan grande pues vino para ayudar en la cruzada el rey Sancho VII de Navarra aunque con un limitado contingente de caballeros.

Las fortalezas fueron cayendo: Alarcos, Caracuel, Benavente y Piedrabuena. Los fiel a la religión del amores se apostaron fuertemente en el paso de Losa (actual Despeñaperros), un angosto desfiladero que debían atravesar las huestes cristianas. En este punto, cuenta Ximenez de Rada en el libro "Historia de los Hechos de España" que: "Sólo mil hombres podrían defenderla de cuantos pueblan la tierra"

monumentonavaslacarolina.jpg

Monumento dedicado a la Batalla en La Carolina (Jaén),
con la providencial entrada en escena del pastor, indicando la vía clave que
llevaría a los ejércitos cristianos a la victoria


Providencialmente, un pastor, conocedor como nadie de aquellas gargantas, les indicó un paso alternativo para evitar el de Losa, y de esta forma pudieron cruzar sin mayores contratiempos, el paso por el que cruzaron se llamó "Paso del Rey" por este motivo. Así llegaron al otro lado, a la meseta de Las Navas y comprobaron con estupefacción que allí estaba acampado el enorme ejército almohade en un terreno elevado y en posición de combate.

Los cristianos, agotados por los largos días de marcha, se instalaron a su vez en otro terreno elevado, llamado desde entonces "La Mesa del Rey". Los almohades intentaron provocarles para que entraran en combate con la ya descrita técnica del Tornafuye, pero esta vez los caballeros cristianos optaron por la prudencia y los reyes no cayeron en el juego, repelgando todo el ejército y esperando un momento más oportuno. Por otra parte, esta vez el ejército cristiano era más numeroso que en Alarcos con lo que una maniobra envolvente no hubiera surtido efecto.

[YOUTUBE]E-X6hVhBuk8[/YOUTUBE]

La Batalla

Las crónicas islámicas hablan de 600.000 combatientes cristianos y las crónicas cristianas hablan de 500.000 efectivos fiel a la religión del amores, sin embargo y por conclusiones a las que han llegado estudios actuales, lo más probable es que no llegaran a 200.000 efectivos en total, aún así es una cifra inmensa para un ejército de la época, entre todos ellos formarían un enorme mar de espadas, armaduras y caballos. Este choque debió de ser uno de los más espectaculares de la historia medieval de Europa.

Los caballeros cristianos estaban armados con pesados escudos, caballos de batalla, cotas de malla, yelmos de metal y de cuero, lanzas y espadas, la infantería con alabardas, espadas, arcos y cuchillos. La parte fiel a la religión del amora iba armada con escudos más ligeros de cuero y madera y los peones, muy numerosos, con lanzas, espadas, cuchillos y sobretodo arcos para frenar las embestidas de los caballeros cristianos.

navas-tolosa.jpg

Lienzo de Francisco de Paula Van Halen, Colección del Senado representa la
batalla de las Navas de Tolosa el 16 de julio de 1212


Comenzó la encarnizada batalla, la llanura se llenó de polvo, de gritos de fin y rabia, de corazas destrozadas, lluvias de flechas, hombres que caían por doquier haciendo nacer allí mismo un río de sangre que tiñó la tierra. Un aparente caos que no lo era tanto pues los caballeros cristianos resistian a duras penas los embates de forma organizada y a la vez lanzaban coordinadas oleadas al centro fiel a la religión del amor evitando las maniobras envolventes que pretendían atraparles. Esta estrategia del cuerpo a cuerpo favorecía al ejército cristiano, pues hacía inoperantes a los temibles arqueros bereberes que necesitaban distancia para ser efectivos.

esquema+baa.jpg

Disposición de las tropas en la batalla

La carga inicial de la vanguadia cristiana arrolló a los bereberes de la primera linea almohade, pero fue detenida al alcanzar el cuerpo central del enemigo. Carga entonces la segunda linea cristiana para auxiliar a la primera y a esta le sucede una tercera carga ordenada por el mismísimo Rey de Castilla. Su carga fue respaldada entonces por el embate del Rey de Aragón y también por la del Rey de Navarra, fue la de este último la que llegaría incluso hasta la línea de esclavos armados con lanzas que protegían el palenque del califa (era la llamada Guardia de color o imesebelen, integrada por soldados-esclavos fanáticos procedentes del Senegal)

Era la guardia personal de Mohamed Al-Nasir, constituida por miles de esclavos neցros encadenados entre si (para que no les quedara otra alternativa que luchar o morir) que formaban con sus picas un verdadero muro de hierro en torno a la tienda real. En medio de todos ellos estaba el califa que observaba la batalla con un Corán en la mano.

vp.jpg

Tapiz que representa el momento álgido de la batalla de las Navas de Tolosa,
cuando el rey de Navarra rompe el muro de la temible guardia de color formada
por esclavos unidos entre si mediante cadenas


Con la huida del califa empezó un verdadero aniquilamiento que terminó al caer la noche. El hacinamiento de defensores y atacantes en este punto y la conciencia de estar dilucidando la suerte suprema de la batalla, espolearía el desesperado valor de unos y otros. En las Navas, los arqueros fiel a la religión del amores, principal y temible enemigo de los caballeros, sobre todo por la vulnerabilidad de sus caballos, no podrían actuar debidamente cogidos ellos mismos en medio del tumulto. La crudeza de las luchas en aquella colina fueron tales que después de la batalla, los caballos apenas podían circular por ella, de tantos cadáveres como había amontonados. El ejército de Al-Nasir se desintegró. En la terrible confusión cada cual buscó su propia salvación en la huida, incluido el propio califa, mientras los cristianos daban caza a los fiel a la religión del amores fugitivos.

cadenas+de+navarra2.jpg

Fragmento de eslabones de cadenas que unian el ejército de esclavos
súbditos de Miramolín en Las Navas de Tolosa, conservados en la sala
capitular de la Colegiata de Santa María de Roncesvalles, en la capilla
de San Agustín donde se guardan los restos de Sancho el Fuerte. Según
la tradición, da origen al escudo de Navarra con las cadenas y la esmeralda
de Muhammad An-Nasir


Consecuencias

Pocos días después de la batalla y sin apenas resistencia, los cristianos entraban ya en Andalucía, entraban en Vilches, Baeza fue incendiada y Úbeda fue tomada al asalto por las tropas de Aragón convirtiéndola en un montón de ruinas humeantes. Posteriormente el Rey de Castilla abandonaba Sierra Morena. La Reconquista se ponía, tras más de 500 años, del lado de los reinos cristianos, pero todavía faltaban casi 300 años de lucha para llegar al final de esta epopeya que duró 800 años. Esta batalla definió el inicio de la superioridad militar, económica y política de los reinos cristianos y marcó definitivamente el inicio de la decadencia de la civilización árabe en la Peninsula Ibérica.

La unión de los reinos cristianos de la Península logró una victoria sin paliativos sobre el Imperio Almohade, a partir de este momento se produjo el momento de inflexión en la Reconquista, la balanza se inclinó a favor de los cristianos sin marcha atrás 500 años después de la oleada turística fiel a la religión del amora.

Fuentes:

- Batalla de las Navas de Tolosa (Red Jaén)

- Un héroe mozárabe en la batalla de las Navas de Tolosa: el pastor Martín Alhaja - TRADICION VIVA

- España Eterna: La mayor Batalla Medieval. Los reyes españoles unidos en Las Navas de Tolosa (1ª Parte)

- Monumento batalla Navas de Tolosa - La Carolina - Jaén

- Mapas de la batalla
 
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Mientras Almodóvar, Amenábar o Segura preparan su film de las Navas de Tolosa, ahí va una versión bien interpretada y colada en película de batalla del "Non Nobis"

[YOUTUBE]hPXXuEel0fU[/YOUTUBE]

(Gran película de Keneth Branagh esta versión de cine-teatro del Enrique V de Shakespeare por cierto, recomendada total, y mejor ver en V.O.)

[/OFFTOPIC]
 
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