angrymorty
Himbersor
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Mi señora y yo tenemos 37 años y llevamos la mitad de nuestra vida juntos. Ambos pospusimos ser padres hasta bien entrados los 33. Casi un lustro más tarde, mi arrepentimiento es lo que queda. No digo que ya seríamos padres si hubiésemos comenzado antes, tenemos problemas para engendrar: mi esperma es de garrafón y parece que ella tiene dificultades para que los embriones se desarrollen, para profundizar todavía más en nuestro malestar, recientemente, “agotamos” el último intento FIV por la Seguridad Social. La cuestión es que profesionalmente no hay contra parte, no somos parias pero tampoco tenemos carreras brillantes. Un trabajo alienante, hipoteca, dos cachorros de gatos y escuálidos ahorros ocupan el espacio de los bebés.
Aceptamos las condiciones sistémicas de esclavitud moderna sin siquiera ser conscientes de sus implicaciones o participé de la burbuja educativa; tampoco quiero ser cruel conmigo, hace 10 años solo tenía mi inconformismo, una novia casi tan perdida como yo y unos padres humildes y bondadosos apegados a su llana ignorancia. Siempre acompañado y siempre solo, corriendo casi apresurado hacia el siguiente problema resumen los últimos 10 años de mi vida.
Existencia que no dejará más legado que la anecdótica participación en la creación de unas cuantas cosas materiales que apenas son capaces de llenar de sustancia el creciente vacío que afronto al ser consciente de que jamás seré capaz de entregar mi amor más profundo, primitivo e incondicional a otro ser racional, pues tampoco pagaría cualquier precio por ser padre. En este sentido, mi alma subsiste gracias a mi matrimonio y a los pocos momentos que puedo disfrutar de la naturaleza y la cultura cristalizada de hombres mejores.
Y sí, podría consolarme contemplando el dominio de Moloch sobre la tierra y sentir como si casi le arrebatara la obligada sangre de mi sangre en tributo suyo. Pero eso no me salvará de la nada.
A quienes pudieran estar valorando renunciar a ser padre tan solo por unos años más, reconsideradlo. Es una estafa. Feliz fin de año.
Aceptamos las condiciones sistémicas de esclavitud moderna sin siquiera ser conscientes de sus implicaciones o participé de la burbuja educativa; tampoco quiero ser cruel conmigo, hace 10 años solo tenía mi inconformismo, una novia casi tan perdida como yo y unos padres humildes y bondadosos apegados a su llana ignorancia. Siempre acompañado y siempre solo, corriendo casi apresurado hacia el siguiente problema resumen los últimos 10 años de mi vida.
Existencia que no dejará más legado que la anecdótica participación en la creación de unas cuantas cosas materiales que apenas son capaces de llenar de sustancia el creciente vacío que afronto al ser consciente de que jamás seré capaz de entregar mi amor más profundo, primitivo e incondicional a otro ser racional, pues tampoco pagaría cualquier precio por ser padre. En este sentido, mi alma subsiste gracias a mi matrimonio y a los pocos momentos que puedo disfrutar de la naturaleza y la cultura cristalizada de hombres mejores.
Y sí, podría consolarme contemplando el dominio de Moloch sobre la tierra y sentir como si casi le arrebatara la obligada sangre de mi sangre en tributo suyo. Pero eso no me salvará de la nada.
A quienes pudieran estar valorando renunciar a ser padre tan solo por unos años más, reconsideradlo. Es una estafa. Feliz fin de año.