Abraham
Madmaxista
Para dar un ejemplo, entre cientos, de lo expresado, me referiré a la insólita creencia actual de mucha gente -curiosamente, muchos de ellos científicos- de que el hombre desciende del mono.
El hombre no sólo desciende del mono. El hombre ES un mono. Un primate. Un homínido. Hoy.
Ahora bien, esta convicción, que muchos científicos y divulgadores sostienen encarnizadamente (¡hasta el punto de mostrarla al público como un hecho científico y demostrado!), es -por definición- algo que está fuera del campo de la ciencia experimental, que se basa, precisamente, en la observación y reproducción experimental del fenómeno bajo estudio. Cosas evidentemente imposibles en este caso.
Tu BESTIAL y absoluto desconocimiento de la genética, la biología molecular y la simple taxonomía es apabullante. Se sabe que el hombre evolucionó CON el resto de primates hasta una línea divergente perfectamente delimitada y cuantificada.
Las similitudes no son "que tenemos manitas, piececitos y nariz". Las semejanzas, amigo son por ejemplo que el 98,77% del genoma humano es exacta y fielmente IDÉNTICO al de los chimpancés. Se conoce absolutamente todo lo que llevó a ambas especies a separarse, y sus genomas están perfectamente datados en el tiempo. Se sabe qué porcentaje de nuestro ADN son retrovirus incorporados, se sabe prácticamente TODO. El problema tecnológico actual es aprender a manipularlo a nuestro antojo, no conocer las piezas del puzzle.
Si te digo que el cromosoma 2 humano es producto de la fusión de los cromosomas 12 y 13 del antecesor común, te sonará a chino y dirás "no hay pruebas".
Ahora lo de la "selección natural". La selección natural es no sólo de sentido común. Es que es un fenómeno comprobable, contrastable y demostrable HOY. Ahora. Ejemplito: las mariposas de Manchester.
Animalosis Blog Archive Efectos del ambiente en la seleccion natural de las mariposas nocturnas de Inglaterra
Es un proceso observable, y LÓGICO. No son inventos, ni pasar de mono a modelo de lencería en un fotograma de película. Hablamos de procesos estadísticos.
Los seres vivos cambian su comportamiento adaptándose al medio, y en condiciones extremas, los que tienen una ventaja adicional tienen más posibilidades de sobrevivir y de tras*mitir esas ventajas a sus descendientes.
Aquí no hay dogmas, ni cuentos chinos. Hay fenómenos simples que se entienden con dos neuronas vivas haciendo chispa.
Pero no faltaron los imprudentes, ya sea por un exceso de fervor y falta de una adecuada dirección espiritual, o quizá por algún resto de espíritu científico que los impulsó a tratar de ser coherentes; no faltaron, digo, quienes prosiguieron las investigaciones y encontraron que la susodicha hemoglobina -exactamente la misma clase de molécula- aparecía en las lombrices de tierra, en las almejas, en algunos insectos e, incluso, en algunas bacterias (!).
Que antiguamente se considerara que la presencia de hemoglobina en primates era prueba de relación ¿qué significa? La ciencia ha superado ampliamente esa fase, y tú estás intentando desacreditar teorías superadas hace décadas. DÉCADAS.
Además esas moléculas NO son hemoglobina. La molécula que describes en bacterias está asociada a una flavina y su función es eliminar el N-O de ciertas células de sistemas inmunes, generalmente. Los invertebrados tienen también moléculas tras*portadoras de oxígeno basadas en iones cobre, no hierro.
No sólo no es un artículo divertido. Además adolece de falta de conocimientos (conocimientos cuyos rudimentos se enseñan, o enseñaban, en el instituto). Y parece que le encanta hacer frente a las teorías del siglo pasado.
Normal, ya que no tiene mucha idea de las actuales.
Hoy en día la Iglesia ya no discute que la Tierra sea el centro del Universo ni que sea plana. Vamos poquito a poco. Basta con rebozarles por la cara hechos incontestables para que den otro pasito hacia atrás.
El que no crea en la evolución humana, que se mire varias cositas de su cuerpo.
-El coxis, vestigio de la COLA embrionaria que todos tenemos hasta la 8ª semana.
-El apéndice, resto de nuestro pasado herbívoro y absolutamente inútil puesto que no podemos metabolizar celulosa.
-Las muelas del juicio. Con la evolución de la dieta, nuestra mandíbula ha ido disminuyendo de tamaño y potencia, pero conservamos el mismo número de dientes con menos espacio. Bien, pues la tendencia es a perder las muelas del juicio evolutivamente. Actualmente el 10% de la población nunca las desarrolla, y el número aumenta.
-El repliegue semilunar de la conjuntiva, vestigio de la membrana nictitante.
-El mecanismo de "carne de gallina" (para erizar el pelo).
-El tubérculo de Darwin (en la oreja).
Son vestigios de la evolución que hemos sufrido hasta llegar a ser lo que somos.
Cierto es que la evolución se para aquí, ya que el ser humano ya no se adapta al medio sino que adapta el medio a él, pero negarla en la historia es no querer ver, sencillamente.