ATARAXIO
Madmaxista
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En muchos casos el trabajo del veterinario consiste en averiguar cuánto estaría dispuesto a pagar el cliente .
El veterinario de granja lo tiene claro : si el tratamiento o las medicinas cuestan más que la vaca, la vaca , o el caballo, o la oveja, se sacrifica.
Pero el veterinario de mascotas, como sabe que puede forzar las emociones, si da con un pardillo, le puede sacar todo lo que quiera y más sin el menor escrúpulo.
Frases y conceptos que son parte de su profesión :
" hay que darle una oportunidad "
" son miembros de la familia "
" todavía le queda mucha vida por delante "
" el dinero no se mira en estos casos "
Está claro que este tipo de trastornos mentales tiene que ver con la falta de hijos y la destrucción de las familias, porque
mi abuela, que tuvo 10 hijos y era una mujer equilibrada , habría hecho una paella con el conejo.
Abusos en el veterinario con mi conejo Dexter: 2.500€ en 5 meses más amputarle una pata
tras detectarle un fallo renal, me pidieron que se quedara dos días. 48 horas que acabaron convirtiéndose en dos semanas con infinidad de pruebas y medicinas que no hacían efecto.
Pasados quince días mejoró con un antibiótico de amplio espectro, más general. Entre medias, tras quedarse sin venas disponibles para probar más tratamientos, decidieron administrarle otro diferente con una vía intraósea en una de sus patas traseras. Al hacerlo, le dañaron el hueso. Se trata de la misma extremidad que meses más tarde quisieron amputar.
La intervención costaba 550 euros, que junto a las pruebas pertinentes alcanzaba el monto de 1.000. Todo unos meses después de afrontar los otros 1.500 euros que costó lo que me pidieron para curarle la vez anterior. "Te vamos a dar el título de auxiliar veterinario", bromearon entre tantas visitas y cuidados, también en casa.
Primero me aseguraron que podía esperar unas horas para dirimir si operarle o no era lo mejor. O para ver cómo podía afrontarlo económicamente. Cinco minutos después me volvieron a llamar. Era uno de los dos dueños de la clínica indicando que debía decidirlo ya o pasarían días sin poder operarle. Ante el miedo de quedarme sin opciones, y teniendo como prioridad la salud de Dex, dije que adelante.
Al fin y al cabo me habían dicho que con la operación se iba a recuperar. Una semana más tarde, sin saberse el motivo, la pata se rompió en más pedazos. Fue entonces cuando quisieron amputar la pata cobrando una intervención aparte. Fue ahí cuando cambié de clínica.
El veterinario de granja lo tiene claro : si el tratamiento o las medicinas cuestan más que la vaca, la vaca , o el caballo, o la oveja, se sacrifica.
Pero el veterinario de mascotas, como sabe que puede forzar las emociones, si da con un pardillo, le puede sacar todo lo que quiera y más sin el menor escrúpulo.
Frases y conceptos que son parte de su profesión :
" hay que darle una oportunidad "
" son miembros de la familia "
" todavía le queda mucha vida por delante "
" el dinero no se mira en estos casos "
Está claro que este tipo de trastornos mentales tiene que ver con la falta de hijos y la destrucción de las familias, porque
mi abuela, que tuvo 10 hijos y era una mujer equilibrada , habría hecho una paella con el conejo.
Abusos en el veterinario con mi conejo Dexter: 2.500€ en 5 meses más amputarle una pata
tras detectarle un fallo renal, me pidieron que se quedara dos días. 48 horas que acabaron convirtiéndose en dos semanas con infinidad de pruebas y medicinas que no hacían efecto.
Pasados quince días mejoró con un antibiótico de amplio espectro, más general. Entre medias, tras quedarse sin venas disponibles para probar más tratamientos, decidieron administrarle otro diferente con una vía intraósea en una de sus patas traseras. Al hacerlo, le dañaron el hueso. Se trata de la misma extremidad que meses más tarde quisieron amputar.
La intervención costaba 550 euros, que junto a las pruebas pertinentes alcanzaba el monto de 1.000. Todo unos meses después de afrontar los otros 1.500 euros que costó lo que me pidieron para curarle la vez anterior. "Te vamos a dar el título de auxiliar veterinario", bromearon entre tantas visitas y cuidados, también en casa.
Primero me aseguraron que podía esperar unas horas para dirimir si operarle o no era lo mejor. O para ver cómo podía afrontarlo económicamente. Cinco minutos después me volvieron a llamar. Era uno de los dos dueños de la clínica indicando que debía decidirlo ya o pasarían días sin poder operarle. Ante el miedo de quedarme sin opciones, y teniendo como prioridad la salud de Dex, dije que adelante.
Al fin y al cabo me habían dicho que con la operación se iba a recuperar. Una semana más tarde, sin saberse el motivo, la pata se rompió en más pedazos. Fue entonces cuando quisieron amputar la pata cobrando una intervención aparte. Fue ahí cuando cambié de clínica.