Esas ideas ya las empezaron a sugerir en los 60, cuando empezó el postmodernismo y las ideologías de género. Y se movían donde se tenían que mover: en la marginalidad de gente que el resto consideraba taradas, a las que no se les hacía ningún caso.
El problema es que los políticos decidieron meter el feminismo dentro del estado (sin que la sociedad lo demandase ni lo votase...), y empezaron con la parte suave.
Ahora que ya nadie se corta en reírse en su fruta cara, intentar rescatar estas ideas y sacar nuevas del mismo nivel no hacen más que ver que el emperador está desnudo.
Con respecto a lo otro, ya lo hemos debatido alguna. ¿Tu progenitora, tus hermanas, tus amigas te quieren meter en un campo de concentración?