Von Riné
Madmaxista
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En 1963 Franco encargó la preparación de un estudio de factibilidad sobre la construcción de armas nucleares. El Incidente de Palomares, de 1966, al perder un B-52 estadounidense sobre territorio español cuatro bombas de hidrógeno, supuso un nuevo impulso al proyecto.
El primer documento oficial donde se reconoce la capacidad española para fabricar la bomba atómica data de 1967, y se trata de una circular interna del Ministerio de Asuntos Exteriores a varias de sus embajadas en el extranjero. Para entonces España disponía de la tecnología necesaria, reservas de uranio, y -al menos en parte- una copia del detonador de la primera bomba que recuperaron en Palomares, además de una zona de prueba (zonas desérticas del Sahara español).
Debido a la posesión británica de Gibraltar y a las amenazas marroquíes contra el Sahara Español y las plazas de Ceuta y Melilla, los sucesivos gobiernos hispanos se negaron a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) desde 1968. En 1976, el ministro de Asuntos Exteriores Español, José María de Areilza, volvió a reconocer que España estaría en condiciones de fabricar la bomba «en siete u ocho años si nos pusiéramos a ello. No queremos ser los últimos en la lista».
El asesinato del almirante Carrero Blanco, principal impulsor del proyecto nuclear español, y la presión de la Administración de Carter, hizo que España renunciara al proyecto atómico, firmando el Tratado de No Proliferación Nuclear en 1987, a pesar de que los planes llegaron a un estado muy avanzado.19 (Véase Uso militar de la energía nuclear en España)
El primer documento oficial donde se reconoce la capacidad española para fabricar la bomba atómica data de 1967, y se trata de una circular interna del Ministerio de Asuntos Exteriores a varias de sus embajadas en el extranjero. Para entonces España disponía de la tecnología necesaria, reservas de uranio, y -al menos en parte- una copia del detonador de la primera bomba que recuperaron en Palomares, además de una zona de prueba (zonas desérticas del Sahara español).
Debido a la posesión británica de Gibraltar y a las amenazas marroquíes contra el Sahara Español y las plazas de Ceuta y Melilla, los sucesivos gobiernos hispanos se negaron a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) desde 1968. En 1976, el ministro de Asuntos Exteriores Español, José María de Areilza, volvió a reconocer que España estaría en condiciones de fabricar la bomba «en siete u ocho años si nos pusiéramos a ello. No queremos ser los últimos en la lista».
El asesinato del almirante Carrero Blanco, principal impulsor del proyecto nuclear español, y la presión de la Administración de Carter, hizo que España renunciara al proyecto atómico, firmando el Tratado de No Proliferación Nuclear en 1987, a pesar de que los planes llegaron a un estado muy avanzado.19 (Véase Uso militar de la energía nuclear en España)