Manolo the Boss
Forero de pro
Estaba en la cola para pagar en dicha cadena de supermercados y me he encontrado, en un momento breve y en un espacio pequeño, una situación que es fiel reflejo de lo que es España actualmente. La composición demográfica era la siguiente:
-Un par de charos delante de mí, de las de pura cepa, con cara de oler cosa todo el día
-Un matrimonio langosto detrás, de esos que se les ve que viven de querida progenitora
-Un tío con fenotipo moruno detrás de los langostos, este tío tampoco es demasiado relevante, aunque luego lo comentaré
-La cajera, una latinita de 1,50 tan risueña como incompetente, en esto ahondaré ahora
-Yo
Resulta que llego y están las charos pagando, pero la cosa se traba porque la charo líder, que se parecía muchísimo a Isabel Coixet, se ha puesto a protestar porque había pillado algo rebajado de precio y la latinita le había cobrado el producto al precio normal. Total, que la latinita intenta solucionar la circunstancia, pero no lo consigue y llama a una compañera autóctona que estaba empanadísima, así que de nada sirve y llaman a un compañero, un tío con pintas de metalero, que el tío les dice lo que tienen que hacer, que él está liado con su cola y tal. Como la cosa no avanza, los langostos de detrás empiezan a hacer aspavientos y a buscar la atención de la latinita, cada vez con un tono de mayor indignación pese a llevar cuatro cosas y, seguramente, no tener ninguna prisa. Yo estaba tan tranquilo porque ya no tenía prisa y hasta me estaba divirtiendo la situación, así que tan latinoamericano.
Avanzando un poco en la historia, el jovenlandés, que sí que iba cargado con cosas, ve el percal y viendo que la cola de al lado avanza más rápidamente, se va a esa justo antes de que un tío se meta. Los langostos y las charos siguen a su guerra particular con la latinita, que sonríe todo el rato por quedar bien. Al final, los langostos se van a otra cola, no a la de al lado, mientras van criticando el panorama, lo cual les ha estropeado ahora, pero mañana ya les servirá para ser el centro de atención en sus conversaciones con otros langostos. En cuanto al menda, he hecho lo que el jovenlandés y, aunque la cola a la que he ido a parar era más larga, que es la del metalero de antes, avanzaba más rápido. Al final, cuando he llegado, me ha cobrado y me ha mirado con cara de "lo que hay que aguantar aquí, progenitora mía, y todo por 1.000 y pico eypos de cosa".
Y eso es todo. Lo de las charos no sé cómo habrá acabado, pero lo mismo ha acabado teniendo que ir el gerente porque la latinita se mostraba totalmente inoperante y las charos tienen siempre ganas de marcha, que es algo que yo nunca entiendo. No se cansan de vivir amargadas?
Resumen: tenemos un país de viejos amargados, pagapensiones inútiles y jóvenes sudapollistas que da miedo ver cómo puede acabar todo.
-Un par de charos delante de mí, de las de pura cepa, con cara de oler cosa todo el día
-Un matrimonio langosto detrás, de esos que se les ve que viven de querida progenitora
-Un tío con fenotipo moruno detrás de los langostos, este tío tampoco es demasiado relevante, aunque luego lo comentaré
-La cajera, una latinita de 1,50 tan risueña como incompetente, en esto ahondaré ahora
-Yo
Resulta que llego y están las charos pagando, pero la cosa se traba porque la charo líder, que se parecía muchísimo a Isabel Coixet, se ha puesto a protestar porque había pillado algo rebajado de precio y la latinita le había cobrado el producto al precio normal. Total, que la latinita intenta solucionar la circunstancia, pero no lo consigue y llama a una compañera autóctona que estaba empanadísima, así que de nada sirve y llaman a un compañero, un tío con pintas de metalero, que el tío les dice lo que tienen que hacer, que él está liado con su cola y tal. Como la cosa no avanza, los langostos de detrás empiezan a hacer aspavientos y a buscar la atención de la latinita, cada vez con un tono de mayor indignación pese a llevar cuatro cosas y, seguramente, no tener ninguna prisa. Yo estaba tan tranquilo porque ya no tenía prisa y hasta me estaba divirtiendo la situación, así que tan latinoamericano.
Avanzando un poco en la historia, el jovenlandés, que sí que iba cargado con cosas, ve el percal y viendo que la cola de al lado avanza más rápidamente, se va a esa justo antes de que un tío se meta. Los langostos y las charos siguen a su guerra particular con la latinita, que sonríe todo el rato por quedar bien. Al final, los langostos se van a otra cola, no a la de al lado, mientras van criticando el panorama, lo cual les ha estropeado ahora, pero mañana ya les servirá para ser el centro de atención en sus conversaciones con otros langostos. En cuanto al menda, he hecho lo que el jovenlandés y, aunque la cola a la que he ido a parar era más larga, que es la del metalero de antes, avanzaba más rápido. Al final, cuando he llegado, me ha cobrado y me ha mirado con cara de "lo que hay que aguantar aquí, progenitora mía, y todo por 1.000 y pico eypos de cosa".
Y eso es todo. Lo de las charos no sé cómo habrá acabado, pero lo mismo ha acabado teniendo que ir el gerente porque la latinita se mostraba totalmente inoperante y las charos tienen siempre ganas de marcha, que es algo que yo nunca entiendo. No se cansan de vivir amargadas?
Resumen: tenemos un país de viejos amargados, pagapensiones inútiles y jóvenes sudapollistas que da miedo ver cómo puede acabar todo.
