rafabogado
Será en Octubre
ACTUALIZACIÓN:
Santo Rosario. 22:00 horas, horario en España peninsular.
EMPEZAMOS A REZAR A LAS 22:00 HORAS.
Desde Lourdes (en castellano y en vivo):
+
Letanías (no son obligatorias, pero agradan a nuestra progenitora del Cielo):
+
Salve
+
Ave María (cantado)
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¿Cómo se reza el Rosario? Con viñetas explicativas.
---
Promesas del Rosario (apariciones marianas):
Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.
Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.
El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.
Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.
El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.
Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una fin violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.
Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su fin encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la fin participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.
Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.
Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.
Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.
Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la fin.
Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.
La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.
---
Prosiguiendo con la iniciativa que comenzamos para subir diariamente la Palabra -siempre necesaria, pero especialmente en los tiempos bélicos y de desesperación que vivimos-, en primer lugar os recuerdo los beneficios que relaciona el Salmo 119 (en Spoiler porque es reiteración).
A continuación, el Evangelio de hoy miércoles y las lecturas:
“ ¡Ya está aquí el novio! ”
Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas 2, 16b. 17de. 21-22
Así dice el Señor:
"Yo me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón. Y me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de Egipto. Me casaré contigo en matrimonio perpetuo, me casaré contigo en derecho y justicia, en misericordia y compasión, me casaré contigo en fidelidad, y te penetrarás del Señor".
Salmo de hoy
Sal 44 Llega el Esposo; salid a recibir a Cristo, el Señor.
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor
Llega el Esposo; salid a recibir a Cristo, el Señor
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras.
Llega el Esposo; salid a recibir a Cristo, el Señor
Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.
Llega el Esposo; salid a recibir a Cristo, el Señor
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25,1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: - "Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz:
- ¡Que llega el esposo, salid a recibidlo!.
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos". Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco". Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora".
---
Bonus: Añado los comentarios de los dominicos con el Evangelio anterior, así como los del padre Pedro Brassesco, en YT. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de la Hna. Mariela Martínez Higueras O.P., de la Congregación de Santo Domingo.
Reflexión del Evangelio de hoy
“¡Yo voy a seducirla!”
El punto cumbre de la revelación de la misericordia divina en el Antiguo Testamento lo encontramos en el profeta Oseas, que realiza su actividad profética en el Reino del Norte, en una época de prosperidad económica en el siglo VIII a.C. El mensaje de Oseas está encaminado a condenar la idolatría, que se manifiesta en la compatibilización del culto a Yahvé con el de Baal, dios agrícola de las lluvias y las cosechas (4,12b-13; 7,14b; 9,1), y con la adoración de los becerros, instalados por Jeroboán I en el año 931 a.C. en el momento de la división política y religiosa de los Reinos Norte y Sur. Esto llevará a Oseas a denunciar un culto superficial y falso (6,4-6; 5,6; 8,11.13) así como las injusticias sociales y la corrupción reinante (4,1-2) que se desprenden de esa imagen distorsionada de Dios.
El Señor se sirve de la situación personal del profeta, para comunicar al pueblo su Palabra. Su esposa le ha sido infiel. En esa circunstancia, Oseas podía romper su relación con ella y repudiarla, al igual que en un primer momento quiere hacer el Señor. Sin embargo, en el corazón de Dios se da un vuelco, se estremecen sus entrañas (Os 11, 8-11), y hace que la historia discurra por otro camino.
El relato de Oseas se va a ir desarrollando a modo de historia en tres tiempos: pasado, presente, futuro. Curiosamente, aunque el texto que propone la liturgia está al inicio de la obra profética, está presentando el porvenir. La promesa de futuro se concreta en la renovación de la alianza, una alianza que Dios hará para siempre en clave de misericordia, de justicia y derecho: Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y en derecho en amor y en compasión, te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Yahveh (Os 2,21-22). Y es que la misericordia de Dios siempre nos conduce por caminos imprevisibles hacia un horizonte nuevo.
“¡Salid a su encuentro!”
La narración evangélica de Mateo, que nos presenta la liturgia hoy, pertenece al llamado discurso escatológico (24-25), en concreto, al capítulo 25 donde el autor a través de dos parábolas, las diez vírgenes (25,1-13) y los talentos (25, 14-30), y el relato del juicio final (25,31-46), expone el tema de la vigilancia y la responsabilidad.
La parábola que nos ocupa es una de las parábolas del Reino. En este caso es comparado con diez muchachas que salen a esperar al novio. De ellas cinco son necias y cinco, prudentes. Las primeras toman candiles, pero no llevan aceite, mientras que las segundas con gran juicio llevan ambas cosas. Lo que ocurre entre ambos grupos era previsible.
Un lector con mentalidad buenista enseguida hará un juicio sobre las jóvenes prudentes y dirá: ¡que egoístas, podrían haber compartido! Sin embargo, la parábola nos está interpelando sobre otra dimensión de nuestra vida. La responsabilidad y el cuidado de nuestra propia fe es personal e intransferible. La oración, la formación, las obras de misericordia que nos van tras*formando interiormente y nos van haciendo crecer, no podemos pasárselas a otro para que le conste en su curriculum.
Cada uno es responsable de su propio crecimiento en la fe. Esto no podemos delegarlo en nadie. En este sentido no podemos dormirnos, ni descuidar nuestro aceite. Hemos de estar en actitud permanente de alerta sin bajar la guardia, preparados, vigilantes, cuidando cada una de las dimensiones de nuestro ser humano creyente porque como cantaba Silvio Rodríguez “nos va la vida en ello”.
En actitud de discernimiento permanente hemos de preguntarnos: ¿Estoy pendiente de cuidar mi vida de fe con la oración, la escucha atenta a la Palabra, la participación activa en la comunidad, una formación que sea tras*formadora? ¿Anuncio con mi lámpara encendida que el Señor ya está presente entre nosotros? Santa Teresa Benedicta de la Cruz, filósofa y mística, patrona de Europa, cuya fiesta celebramos hoy, fue una de esas vírgenes prudentes.
Fuente: “¡Ya está aquí el novio!
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Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)
Santo Rosario. 22:00 horas, horario en España peninsular.
EMPEZAMOS A REZAR A LAS 22:00 HORAS.
Desde Lourdes (en castellano y en vivo):
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Letanías (no son obligatorias, pero agradan a nuestra progenitora del Cielo):
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Salve
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Ave María (cantado)
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¿Cómo se reza el Rosario? Con viñetas explicativas.
¿Cómo rezar el rosario? Guía visual, paso por paso
Aquí te contamos cómo rezar el rosario. Si eres principiante puedes empezar por rezar un misterio al día hasta que logres completarlo todo.
catholic-link.com
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Promesas del Rosario (apariciones marianas):
Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.
Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.
El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.
Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.
El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.
Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una fin violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.
Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su fin encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la fin participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.
Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.
Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.
Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.
Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la fin.
Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.
La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.
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Prosiguiendo con la iniciativa que comenzamos para subir diariamente la Palabra -siempre necesaria, pero especialmente en los tiempos bélicos y de desesperación que vivimos-, en primer lugar os recuerdo los beneficios que relaciona el Salmo 119 (en Spoiler porque es reiteración).
Beneficios de la Palabra
1) Nutre tu alma sedienta.
«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).
2) Fortalece tus huesos cansados.
«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).
3) Redirige tu mirada a lo que es justo.
«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).
4) Calma tu corazón desanimado.
«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).
5) Concede Completa Paz.
«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).
6) Llena De Esperanza.
«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).
7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).
8) Da Profunda Sabiduría.
«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).
9) Tranquilidad Durante El Dolor.
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)
10) Te Llena De Sus Alabanzas.
«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).
11) Guarda De Caer En La Tentación.
«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).
12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.
«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).
13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.
«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).
14) Consuela En Tiempo De Angustia.
«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).
15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.
«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).
1) Nutre tu alma sedienta.
«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).
2) Fortalece tus huesos cansados.
«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).
3) Redirige tu mirada a lo que es justo.
«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).
4) Calma tu corazón desanimado.
«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).
5) Concede Completa Paz.
«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).
6) Llena De Esperanza.
«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).
7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).
8) Da Profunda Sabiduría.
«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).
9) Tranquilidad Durante El Dolor.
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)
10) Te Llena De Sus Alabanzas.
«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).
11) Guarda De Caer En La Tentación.
«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).
12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.
«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).
13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.
«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).
14) Consuela En Tiempo De Angustia.
«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).
15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.
«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).
A continuación, el Evangelio de hoy miércoles y las lecturas:
“ ¡Ya está aquí el novio! ”
Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas 2, 16b. 17de. 21-22
Así dice el Señor:
"Yo me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón. Y me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de Egipto. Me casaré contigo en matrimonio perpetuo, me casaré contigo en derecho y justicia, en misericordia y compasión, me casaré contigo en fidelidad, y te penetrarás del Señor".
Salmo de hoy
Sal 44 Llega el Esposo; salid a recibir a Cristo, el Señor.
Escucha, hija, mira: inclina el oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna;
prendado está el rey de tu belleza:
póstrate ante él, que él es tu señor
Llega el Esposo; salid a recibir a Cristo, el Señor
Ya entra la princesa, bellísima,
vestida de perlas y brocado;
la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes,
la siguen sus compañeras.
Llega el Esposo; salid a recibir a Cristo, el Señor
Las traen entre alegría y algazara,
van entrando en el palacio real.
A cambio de tus padres, tendrás hijos,
que nombrarás príncipes por toda la tierra.
Llega el Esposo; salid a recibir a Cristo, el Señor
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25,1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: - "Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz:
- ¡Que llega el esposo, salid a recibidlo!.
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os compréis".
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos". Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco". Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora".
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Bonus: Añado los comentarios de los dominicos con el Evangelio anterior, así como los del padre Pedro Brassesco, en YT. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de la Hna. Mariela Martínez Higueras O.P., de la Congregación de Santo Domingo.
Reflexión del Evangelio de hoy
“¡Yo voy a seducirla!”
El punto cumbre de la revelación de la misericordia divina en el Antiguo Testamento lo encontramos en el profeta Oseas, que realiza su actividad profética en el Reino del Norte, en una época de prosperidad económica en el siglo VIII a.C. El mensaje de Oseas está encaminado a condenar la idolatría, que se manifiesta en la compatibilización del culto a Yahvé con el de Baal, dios agrícola de las lluvias y las cosechas (4,12b-13; 7,14b; 9,1), y con la adoración de los becerros, instalados por Jeroboán I en el año 931 a.C. en el momento de la división política y religiosa de los Reinos Norte y Sur. Esto llevará a Oseas a denunciar un culto superficial y falso (6,4-6; 5,6; 8,11.13) así como las injusticias sociales y la corrupción reinante (4,1-2) que se desprenden de esa imagen distorsionada de Dios.
El Señor se sirve de la situación personal del profeta, para comunicar al pueblo su Palabra. Su esposa le ha sido infiel. En esa circunstancia, Oseas podía romper su relación con ella y repudiarla, al igual que en un primer momento quiere hacer el Señor. Sin embargo, en el corazón de Dios se da un vuelco, se estremecen sus entrañas (Os 11, 8-11), y hace que la historia discurra por otro camino.
El relato de Oseas se va a ir desarrollando a modo de historia en tres tiempos: pasado, presente, futuro. Curiosamente, aunque el texto que propone la liturgia está al inicio de la obra profética, está presentando el porvenir. La promesa de futuro se concreta en la renovación de la alianza, una alianza que Dios hará para siempre en clave de misericordia, de justicia y derecho: Yo te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia y en derecho en amor y en compasión, te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás a Yahveh (Os 2,21-22). Y es que la misericordia de Dios siempre nos conduce por caminos imprevisibles hacia un horizonte nuevo.
“¡Salid a su encuentro!”
La narración evangélica de Mateo, que nos presenta la liturgia hoy, pertenece al llamado discurso escatológico (24-25), en concreto, al capítulo 25 donde el autor a través de dos parábolas, las diez vírgenes (25,1-13) y los talentos (25, 14-30), y el relato del juicio final (25,31-46), expone el tema de la vigilancia y la responsabilidad.
La parábola que nos ocupa es una de las parábolas del Reino. En este caso es comparado con diez muchachas que salen a esperar al novio. De ellas cinco son necias y cinco, prudentes. Las primeras toman candiles, pero no llevan aceite, mientras que las segundas con gran juicio llevan ambas cosas. Lo que ocurre entre ambos grupos era previsible.
Un lector con mentalidad buenista enseguida hará un juicio sobre las jóvenes prudentes y dirá: ¡que egoístas, podrían haber compartido! Sin embargo, la parábola nos está interpelando sobre otra dimensión de nuestra vida. La responsabilidad y el cuidado de nuestra propia fe es personal e intransferible. La oración, la formación, las obras de misericordia que nos van tras*formando interiormente y nos van haciendo crecer, no podemos pasárselas a otro para que le conste en su curriculum.
Cada uno es responsable de su propio crecimiento en la fe. Esto no podemos delegarlo en nadie. En este sentido no podemos dormirnos, ni descuidar nuestro aceite. Hemos de estar en actitud permanente de alerta sin bajar la guardia, preparados, vigilantes, cuidando cada una de las dimensiones de nuestro ser humano creyente porque como cantaba Silvio Rodríguez “nos va la vida en ello”.
En actitud de discernimiento permanente hemos de preguntarnos: ¿Estoy pendiente de cuidar mi vida de fe con la oración, la escucha atenta a la Palabra, la participación activa en la comunidad, una formación que sea tras*formadora? ¿Anuncio con mi lámpara encendida que el Señor ya está presente entre nosotros? Santa Teresa Benedicta de la Cruz, filósofa y mística, patrona de Europa, cuya fiesta celebramos hoy, fue una de esas vírgenes prudentes.
Fuente: “¡Ya está aquí el novio!
---
Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)
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