Azog el Profanador
Siervo de Sauron
Si España fuese EEUU habría hecho películas por un tubo sobre los sacrificios aztecas. Por ejemplo, la sinopsis de una podría ser así: grupo de adolescentes americanos, con animadora, capitán del equipo de fútbol y friki sabelotodo incluidos, descubren un artefacto precolombino en el jardín de su casa. Al pronunciar la animadora las palabras que aparecen inscritas en el artefacto por arte de magia se trasladan al México de los aztecas, donde atravesarán miles de aventuras para escapar de los aztecas que quieren sacrificarlos para que salga el Sol al día siguiente. Desafortunadamente el neցro de la pandilla no logra escapar y los aztecas le hacen mil perrerías: le cortan las orejas, los dedos de la mano, le sacan las tripas mientras está vivo y por último se comen el corazón. Los demás logran entrar en contacto con las tribus oprimidas por los Aztecas e inician una revolución que pondrá fin a la opresión azteca iniciando una nueva era de progreso bajo las barras y estrellas: U S A, U S A, grita la gente en el estreno de la película al terminar y aparecer los créditos en pantalla. Se convierte en un éxito rotundo de taquillas tanto en EEUU como en el resto del mundo y los sacrificios aztecas pasan al imaginario colectivo mundial al nivel del holocausto nancy.
Para eso ya tenemos a Mel Gibson y ya sabemos como lo han hundido los judíos por su incorrección política.