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A ver, me voy a meter en un jardín envenenado a propósito de quienes celebran el "Communique" de Dire Straits como su mejor disco.
Me enternece que quienes vivieron los días de vino y rosas y las noches de fastos y oropeles en los 80 sean leales a Dire Straits.
Su música era elaborada, una esquisitez al alcance de paladares refinados, aunque no solo. Mark Knopfler fue el resumen de un modo "limpio" y reposado de tocar la guitarra eléctrica sin alharacas ni poses enfáticas. Una síntesis de J.J. Cale sin drojas y Chris Rea en estado de gracia continuo.
Antiguo profesor -como Sting- lo suyo era un puro magisterio dictado a malos estudiantes. Pero, si uno deja atrás la nostalgia ... ¿qué queda? El escocés encumbrado pudo haber hecho el mejor disco de rock´n´roll de la década con "Making Movies", pero la cagó con un tema final ("Les boys") que desequilibraba lo que venía siendo un pronunciamiento llamado a dejar con la boca abierta a la posteridad. Y luego ese "Love over gold" en que las musas le acunaron inmerecidamente solo para que él dejara claro que nadie le iba a encerrar en una jaula de oro ("Love over GOLD").
El puñetero Knopfler se asustó de su propia grandeza. No hay disco suyo en que no haya sentado cátedra en uno o dos temas. O más. Pero nunca en todo el álbum. Así que quienes dicen que "Communique" esto o "Communique" lo otro, que sean sinceros consigo mismos. No hay álbum definitivo de Dire Straits. Y el que más se le acerca no es fruto de la labor del estudio, sino un directo alquímico en que todos los elementos que podían haber fallado estuvieron soberbios.
A Mark K. le queda haber tocado el cielo un más de una ocasión. A los que no estuvimos allí, nos queda el testimonio grabado de que un favorito de los dioses tardó lustros en defraudarnos. Y no lo hizo ni por caer en la mediocridad ni por fallarnos en nuestras expectativas. Lo hizo simplemente por no creérselo. Por no sentirse a la altura de sus ídolos, de un Dylan, de un Clapton, ...
Mark, pudiste ser el primero de la clase, pero tenías prisa por salir al patio. Bueno, ahora estás ahí. Gracias por lo que nos diste, pero nunca fuiste la mejor versión de ti mismo.
Y eso no se veía aún venir en el primer disco.
Pero sí en "Communique".
Típico comentario de crítico musical. Que no digo que lo seas, pero suelen hacer ese tipo de comentarios. Pasa también con la pintura, con el cine, con el arte en general. Los creadores trabajan, y ofrecen canciones, cuadros, que tocan el alma y la ponen en estado de gracia, y luego hay unos señores que nunca crean nada, pero que etiquetan y juzgan a los primeros, y elaboran extraños e incomprensibles juegos de palabras sobre lo que crean los primeros.
Cuando se ganan la vida con tales juegos de palabras, adquieren poder real, y así una vez deciden que una reimpresión de una viñeta de cómic es una genialidad (Roy Liechtenstein), y otra que los impresionistas no son dignos ni de ingresar en las academias de bellas artes en su época. Los que le tocó disfrutar al amigo Bach (sí, ya había críticos musicales) ni siquiera le consideraban como compositor, aunque sí como un gran intérprete. Y los pocos que se dignaron a comentar su obra, opinaban que era una música extraña y arcaizante. Al morir, cayó en el olvido. Curiosamente, tanto a Beethoven como a Mozart, Bach les parecía un genio. Mozart incluso, lo último que escribió en su vida fue la palabra Bach, codificada en los últimos compases que pudo escribir, agonizando, de su Réquiem. A pesar de no ser críticos, y a pesar de no ser Bach la mejor versión de sí mismo, dado que, si uno escucha cualquier disco de Bach, no todos los fragmentos de entre 3 y 5 minutos aproximadamente, son sublimes. El pobre Bach tampoco era el primero de la clase, y además se lo decían a la cara y le mantenían en puestos de tercera. El primero de la clase para los opinadores de la época está hoy totalmente olvidado.
En fin, es extraño que, cuando uno viaja por el mundo, puede ver estatuas y monumentos conmemorativos de diversos artistas, pero yo nunca he visto la estatua de un crítico. ¿Por qué será? No es justo.