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El síndrome de la ex de Bisbal: por qué el otro triunfa... cuando lo dejáis
¿Era Danny Devito cuando estabais juntos y ahora parece Thor? ¿Viviste su era de emprendedor agazapado en un garaje y ahora es un lobo de Wall Street? Es más común de lo que piensas y hay formas de no sentir que has sido un taller de reparación emocional.
Chenoa y Bisbal en 2002, cuando estaban a partir un piñón y a chinchín un champán.GETTY IMAGES
Se habla de 'revenge body', una expresión que suele entrar en juego cuando se habla de las mujeres (¿hace falta que señale de nuevo que este es un claro signo machista?) y que en realidad, olvida una realidad: la de que ante una ruptura, poco importa ya lo que piense el otro, pues nuestro bienestar es lo primero. De acuerdo: encontrarte con tu ex cuando tu cuerpo tiene músculos que hasta ahora desconocías es una alegría innegable, pero aún más satisfactorio es mirarte al espejo y gustarte tras haber pasado un doloroso duelo carente de atajos.
"El síndrome de la expareja de concursante de OT" es, por lo tanto, el que sufren quienes comprueban que sus exparejas, tras romper, se convierten en una versión mejorada de sí mismos. Tú viviste sus momentos de sufrimiento y le ayudaste a poner los cimientos de un edificio que ahora no sólo es bello y seguro, sino que está preparado para ser habitado por otra persona... Tras esta metáfora de café con leche, una aclaración que posiblemente no necesitas: el nombre del síndrome es fruto de mi cabeza, pero lo que encierra, no. Supone haber pasado mucho tiempo, incluso años, apoyando a la pareja en sesiones de trabajo interminables, habiendo estado a solas en incontables ocasiones porque la otra persona estaba inmersa en el universo laboral y en el momento de recoger (¡por fin!) los frutos del esfuerzo, ya no está contigo o incluso en un giro aún más doloroso, está con otra persona, que disfruta de los resultados del calvario que viviste tú.
Cuidado con la historia que te cuentas
Es complicado, entonces, no sentirte como un taller de reparación de la pareja, a la que tras haber pulido, el mercado de las citas recibe con los brazos abiertos. "Para evitar sentirnos así, es importante cuidar cómo nos hablamos y la forma en que reinterpretamos la historia. Nuestra forma de sentir tiene mucho que ver con cómo nos contamos las cosas. Si me digo que mi relación ha sido para pulir a mi expareja y que esta vuelva al mercado, muy probablemente me voy a sentir engañada, frustrada, triste y enfadada. Cada uno tenemos nuestros tiempos de duelo y tomamos las decisiones en función de innumerables factores. Quizá lo que para otro es lógico y evidente, para mí sea impensable", dice María Ros, autora de 'Abraza tus partes rotas'. "Es muy importante recordarnos que lo que hace el otro no dice nada sobre nosotras, sino sobre él. Es decir, que mi expareja vuelva al mercado de las citas prácticamente tan pronto rompemos nuestra relación no dice nada sobre mí, puesto que la decisión es suya, no mía. Hay que recordar que el autodiálogo es una de las bases de la autoestima. Hablarnos bonito hace que nos sintamos un poquito mejor", añade.
Por su parte la doctora Cristina Martínez, autora de "Ser feliz es urgente", comenta que para evitar sentirnos mal cuando nuestra expareja saca lo mejor de sí mismo y triunfa después de la ruptura, es importante centrarnos en nuestro propio crecimiento y felicidad. "En lugar de compararnos con la expareja, debemos enfocarnos en nuestras metas y logros personales y no olvidarnos nunca de lo que nos faltaba en aquella relación para evitar caer en idealizar una historia pasada que objetivamente, no tenía nada de ideal. También es importante practicar la gratitud por lo que tenemos y rodearnos de personas que nos brinden apoyo emocional, lo que sin duda nos ayudará a mejorar nuestra autoestima y superar los sentimientos negativos", señala.
No es extraño que estas dinámicas ocurran a las celebridades cuyos comienzos no siempre fueron fáciles y que al alcanzar el éxito y la fama, se dejan atrapar por una nueva y glamurosa vida para dejar atrás a quien estuvo a su lado en los momentos complicados. Sin embargo, esto pasa también al resto de los mortales, y como señalamos al comienzo, ocurre en un plano mucho más banal cuando la expareja cambia radicalmente su físico y su estilo de vida tras la ruptura.
El deporte como refugio
Lo importante es entonces comprender que no es raro que las parejas relajen su modo de vida cuando están inmersas en una relación y que retomen la actividad física ante la soltería, pero no como venganza ni como fórmula para encontrar a otra persona, sino como una operación con la que superar el dolor y reponerse de la pérdida. "Hay veces en las que el deporte se convierte en una grandísima vía de escape para los problemas emocionales y en la forma en la que encontramos, cuidarnos y vernos mejor. El mero hecho de sudar la camiseta nos permite liberar la tensión, desahogarnos y cansarnos. Esto nos ayuda a soltar la carga emocional con la que llegábamos al gimnasio. Además, esto favorece, por ejemplo, el sueño, el no rumiar los problemas, el mantenernos más "aquí y ahora"... lo cual tiene un efecto directo en la gestión de las emociones y de los momentos complicados. A su vez, haciendo ejercicio, cuidamos nuestro cuerpo y tratamos de ponerlo en forma. Esto, muchas de las veces, hace que nos veamos más fuertes, más capaces y más seguros, lo cual tiene un efecto directo sobre la autoestima", dice a 'Yo Dona' María Ros San Juan, directora de Psicología MR, que recuerda lo mucho que las rupturas pueden desestabilizar nuestra autoestima y confianza, convirtiéndose entonces el deporte en una estrategia que nos permite sentirnos mejor y que será un gran aliado en la superación del duelo.
Diana G., responsable de comunicación de una agencia de márketing, comparte su caso. "Estuve tres años con un hombre que intentaba montar su propio negocio, vinculado al sector del ocio y de la música. Ataques de ansiedad, discusiones, penurias económicas... Recuerdo ese periodo con mucho dolor, pero él no paraba de decirme lo felices que íbamos a ser cuando todo se asentara y pudiera poner en marcha el negocio. Poco antes de comenzar, me dejó alegando necesitar tiempo para sí mismo. Ahora gestiona el negocio con su nueva novia y siento mucha ira e impotencia, porque ella está con un hombre alegre y exitoso, pero yo estuve con alguien acomplejado y deprimido", confiesa.
Le preguntamos a Diana si en alguna ocasión, su expareja le ha agradecido el apoyo que le brindó. "Hace mucho que no hablamos, pero cuando estábamos juntos, nunca me dio las gracias. De hecho, alguna vez me hizo sentir que mi obligación era estar ahí, aguantando la tormenta", responde cansada de los chaparrones.
¿Hemos ayudado? Eso que nos llevamos
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Para finalizar, la Dra. Cristina Martínez nos invita a sentir, si hemos contribuido positivamente a la vida de nuestra expareja, que esta ha sido una experiencia enriquecedora y aprender de ella. "No debemos sentirnos 'usados', porque en una relación de pareja ambos miembros crecen y evolucionan uno al lado del otro. Por eso es crucial poner el foco también en el crecimiento que uno mismo ha experimentado al lado de esa persona y agradecer por lo aprendido y lo vivido", dice.
Lo sé: es más fácil decirlo que hacerlo, pero... ¿acaso no está bien que, en ocasiones, la vida nos ponga alguna piedra que otra en el camino? Añado que si además de piedras pone algún regalito, no vamos a decirle que no.
¿Era Danny Devito cuando estabais juntos y ahora parece Thor? ¿Viviste su era de emprendedor agazapado en un garaje y ahora es un lobo de Wall Street? Es más común de lo que piensas y hay formas de no sentir que has sido un taller de reparación emocional.
- MARITA ALONSO
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Chenoa y Bisbal en 2002, cuando estaban a partir un piñón y a chinchín un champán.GETTY IMAGES
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Se habla de 'revenge body', una expresión que suele entrar en juego cuando se habla de las mujeres (¿hace falta que señale de nuevo que este es un claro signo machista?) y que en realidad, olvida una realidad: la de que ante una ruptura, poco importa ya lo que piense el otro, pues nuestro bienestar es lo primero. De acuerdo: encontrarte con tu ex cuando tu cuerpo tiene músculos que hasta ahora desconocías es una alegría innegable, pero aún más satisfactorio es mirarte al espejo y gustarte tras haber pasado un doloroso duelo carente de atajos.
"El síndrome de la expareja de concursante de OT" es, por lo tanto, el que sufren quienes comprueban que sus exparejas, tras romper, se convierten en una versión mejorada de sí mismos. Tú viviste sus momentos de sufrimiento y le ayudaste a poner los cimientos de un edificio que ahora no sólo es bello y seguro, sino que está preparado para ser habitado por otra persona... Tras esta metáfora de café con leche, una aclaración que posiblemente no necesitas: el nombre del síndrome es fruto de mi cabeza, pero lo que encierra, no. Supone haber pasado mucho tiempo, incluso años, apoyando a la pareja en sesiones de trabajo interminables, habiendo estado a solas en incontables ocasiones porque la otra persona estaba inmersa en el universo laboral y en el momento de recoger (¡por fin!) los frutos del esfuerzo, ya no está contigo o incluso en un giro aún más doloroso, está con otra persona, que disfruta de los resultados del calvario que viviste tú.
Cuidado con la historia que te cuentas
Es complicado, entonces, no sentirte como un taller de reparación de la pareja, a la que tras haber pulido, el mercado de las citas recibe con los brazos abiertos. "Para evitar sentirnos así, es importante cuidar cómo nos hablamos y la forma en que reinterpretamos la historia. Nuestra forma de sentir tiene mucho que ver con cómo nos contamos las cosas. Si me digo que mi relación ha sido para pulir a mi expareja y que esta vuelva al mercado, muy probablemente me voy a sentir engañada, frustrada, triste y enfadada. Cada uno tenemos nuestros tiempos de duelo y tomamos las decisiones en función de innumerables factores. Quizá lo que para otro es lógico y evidente, para mí sea impensable", dice María Ros, autora de 'Abraza tus partes rotas'. "Es muy importante recordarnos que lo que hace el otro no dice nada sobre nosotras, sino sobre él. Es decir, que mi expareja vuelva al mercado de las citas prácticamente tan pronto rompemos nuestra relación no dice nada sobre mí, puesto que la decisión es suya, no mía. Hay que recordar que el autodiálogo es una de las bases de la autoestima. Hablarnos bonito hace que nos sintamos un poquito mejor", añade.
Por su parte la doctora Cristina Martínez, autora de "Ser feliz es urgente", comenta que para evitar sentirnos mal cuando nuestra expareja saca lo mejor de sí mismo y triunfa después de la ruptura, es importante centrarnos en nuestro propio crecimiento y felicidad. "En lugar de compararnos con la expareja, debemos enfocarnos en nuestras metas y logros personales y no olvidarnos nunca de lo que nos faltaba en aquella relación para evitar caer en idealizar una historia pasada que objetivamente, no tenía nada de ideal. También es importante practicar la gratitud por lo que tenemos y rodearnos de personas que nos brinden apoyo emocional, lo que sin duda nos ayudará a mejorar nuestra autoestima y superar los sentimientos negativos", señala.
No es extraño que estas dinámicas ocurran a las celebridades cuyos comienzos no siempre fueron fáciles y que al alcanzar el éxito y la fama, se dejan atrapar por una nueva y glamurosa vida para dejar atrás a quien estuvo a su lado en los momentos complicados. Sin embargo, esto pasa también al resto de los mortales, y como señalamos al comienzo, ocurre en un plano mucho más banal cuando la expareja cambia radicalmente su físico y su estilo de vida tras la ruptura.
El deporte como refugio
Lo importante es entonces comprender que no es raro que las parejas relajen su modo de vida cuando están inmersas en una relación y que retomen la actividad física ante la soltería, pero no como venganza ni como fórmula para encontrar a otra persona, sino como una operación con la que superar el dolor y reponerse de la pérdida. "Hay veces en las que el deporte se convierte en una grandísima vía de escape para los problemas emocionales y en la forma en la que encontramos, cuidarnos y vernos mejor. El mero hecho de sudar la camiseta nos permite liberar la tensión, desahogarnos y cansarnos. Esto nos ayuda a soltar la carga emocional con la que llegábamos al gimnasio. Además, esto favorece, por ejemplo, el sueño, el no rumiar los problemas, el mantenernos más "aquí y ahora"... lo cual tiene un efecto directo en la gestión de las emociones y de los momentos complicados. A su vez, haciendo ejercicio, cuidamos nuestro cuerpo y tratamos de ponerlo en forma. Esto, muchas de las veces, hace que nos veamos más fuertes, más capaces y más seguros, lo cual tiene un efecto directo sobre la autoestima", dice a 'Yo Dona' María Ros San Juan, directora de Psicología MR, que recuerda lo mucho que las rupturas pueden desestabilizar nuestra autoestima y confianza, convirtiéndose entonces el deporte en una estrategia que nos permite sentirnos mejor y que será un gran aliado en la superación del duelo.
Diana G., responsable de comunicación de una agencia de márketing, comparte su caso. "Estuve tres años con un hombre que intentaba montar su propio negocio, vinculado al sector del ocio y de la música. Ataques de ansiedad, discusiones, penurias económicas... Recuerdo ese periodo con mucho dolor, pero él no paraba de decirme lo felices que íbamos a ser cuando todo se asentara y pudiera poner en marcha el negocio. Poco antes de comenzar, me dejó alegando necesitar tiempo para sí mismo. Ahora gestiona el negocio con su nueva novia y siento mucha ira e impotencia, porque ella está con un hombre alegre y exitoso, pero yo estuve con alguien acomplejado y deprimido", confiesa.
Le preguntamos a Diana si en alguna ocasión, su expareja le ha agradecido el apoyo que le brindó. "Hace mucho que no hablamos, pero cuando estábamos juntos, nunca me dio las gracias. De hecho, alguna vez me hizo sentir que mi obligación era estar ahí, aguantando la tormenta", responde cansada de los chaparrones.
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Para finalizar, la Dra. Cristina Martínez nos invita a sentir, si hemos contribuido positivamente a la vida de nuestra expareja, que esta ha sido una experiencia enriquecedora y aprender de ella. "No debemos sentirnos 'usados', porque en una relación de pareja ambos miembros crecen y evolucionan uno al lado del otro. Por eso es crucial poner el foco también en el crecimiento que uno mismo ha experimentado al lado de esa persona y agradecer por lo aprendido y lo vivido", dice.
Lo sé: es más fácil decirlo que hacerlo, pero... ¿acaso no está bien que, en ocasiones, la vida nos ponga alguna piedra que otra en el camino? Añado que si además de piedras pone algún regalito, no vamos a decirle que no.