A ver, el repruebo a BTC es irracional:
- BTC no perjudica la liquidez existente: Alguien compra BTC con fiat y el fiat cambia de manos. Ese fiat siguen en la economía circulando.
- Apenas detrae recursos a la economía: sólo la electricidad destinada a minarlo, que es ridícula y además está localizada en unos pocos lugares.
- Es de inversión y uso totalmente voluntario.
- No es un bien de primera necesidad, de hecho, no es necesario en absoluto para la inmensa mayoría de la gente. Ni tan siquiera es un bien: es un servicio.
- La mayor parte permanece inmovilizado por los tenedores que lo joldean.
Los mayores puntos negativos serían:
- Es susceptible de su uso en tras*acciones ilegales. Igual que el fíat físico, claro. Además, aunque muchas de estas tras*acciones son ilegales (drojas, armas, servicios ilegales), permite otras actividades ilegales pero jovenlandesalmente necesarias y convenientes, como por ejemplo comprar pasaportes el bichito falsos que permitieron a la gente burlar las restricciones inconstitucionales. Es decir, nunca sabes cuándo vas a tener que usarlo para salvar tu propiedad o tu vida. Pero lo mismo sucede con el dinero en metálico o con el oro. Si alguien odia BTC porque posibilita operaciones ilegales, entonces, necesariamente debe de reprobar el dinero físico o el oro y no usarlos jamás.
- Posibilidad de que sea una burbuja especulativa. En ese caso, con no intervenir en ella, queda todo listo. A diferencia de la burbuja inmobiliaria, no hay especulación con bienes de primera necesidad o con bienes en absoluto. BTC no es un bien corpóreo. Es más bien servicio que da un derecho a una tras*acción en soporte electrónico, nada más.
Cosa distinta es que se odie BTC por considerar haber perdido la oportunidad de una magnífica inversión. En ese caso, el repruebo puede ser comprensible, ya que lo que se desea es el hundimiento del mismo por la ira de no haber visto la inversión a tiempo. En este caso, el repruebo no procede del BTC o de sus características, ya que quien lo odia hubiese invertido hasta su último céntimo de euro si hubiese sabido de antemano lo que iba a resultar.