Pongamos oficios que había hasta los 60, 70 en españaa

Los vendedores de leche a domicilio que solía ser el propio ganadero repartiendo con una chatarra/furgoneta

Les dejabas esto en la puerta de tu piso/casa:

2023-09-19 19_26_07-recipiente leche metalico - Búsqueda de Google.png
y te la dejaban llena muy pronto por la mañana, casi de madrugada

Tambien han desaparecido los tenderos de ultramarinos y coloniales (hasta hace poco han existido), el concepto en si mismo de los tipos de productos que vendian, como su mismo nombre indica:

2023-09-19 19_31_11-ultramarinos y coloniales - Búsqueda de Google.png 2023-09-19 19_31_32-ultramarinos y coloniales - Búsqueda de Google.png

Los alquiladores de "maquinaria agricola", es decir los que profesionalmente se dedicaban a alquilar una yunta de bueyes (esto lo he visto yo)

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Los peluqueros/barberos ambulantes. Toda mi vida nos corto el pelo de crios un barbero que iba por los pueblos con su material para arreglar cabelleras y barbas. Era de hombres no de mujeres, en mi casa vino decadas el mismo señor, ni idea de donde era Nos poniamos los hermanos, el padre, los tios, el abuelo, los primos y los vecinos en fila india a cortar el pelo/barbas.
Se le invitaba a comer ya que pasaba todo el dia y se le trataba como si fuera de casa, gente muy pero que muy humilde pero honrada

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Y uno entrañable que recuerdo aun hoy en dia, los cobradores de facturas a domicilio cuando no existian las domiciliaciones ni nada de eso. En mi caso venia un señor que cobraba varios recibos, en especial el de la luz y el del seguro de muertos "La Preventiva", heredado a saber si de mis abuelos o bisabuelos. Traian una riñonera de cuero con los cambios necesarios y el papelito del recibo. Vestian muy dignos, con corbata y traje, como los oficinistas de la epoca

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Este señor venia todos los meses a cobrar, durante decadas, y le pagaba mi abuela o progenitora, se sentaba un rato a resfrescarse porque el pobre hombre venia andando axfisiado o se le ofrecia algo de comer, o beber mi padre un vino o un vaso de licor y se charlaba con el. Cuando empezaron las domiciliaciones en mi caso no quisimos y se le siguio pagando en mano ya que al hombre (años 70) le quedaba poco para jubilarse y cada vez venia a menos casas. Creo recordar que cobraba a la empresa emisora del recibo una pequeña cantidad por recibo cobrado. El dia de su jubilacion y ultima vez que vino hizo un regalo a mi progenitora, un detalle, que aun recuerdo a mi abuela dandole besos de despedida en la puerta del caseron entre sollozos

Otros tiempos, otras gentes, otra calidad humana
 
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Lo vendedores de leche a domicilio que solía ser el propio ganadero repartiendo con una chatarra/furgoneta

Les dejabas esto en la puerta de tu piso/casa:

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y te la dejaban llena muy pronto por la mañana, casi de madrugada

Ahora seria impensable, el vecino jovenlandés te roba la leche, el vecino *** te mea dentro, el otro vecino te denuncia por que hace ruido el de la leche al subir las escaleras, otro vecino te denuncia a sanidad, al ayuntamiento, etc

Y tb la bigotuda de turno o los hijos te dicen que te metas la leche por el ojo ciego cuando ven el primer pelo de vaca o una capa de nata, entre vomitos


eso tambien puede que vuelve cuando vuelva el hambre a España
 
Los vendedores de leche a domicilio que solía ser el propio ganadero repartiendo con una chatarra/furgoneta

Les dejabas esto en la puerta de tu piso/casa:

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y te la dejaban llena muy pronto por la mañana, casi de madrugada

Ahora seria impensable, el vecino jovenlandés te roba la leche, el vecino *** te mea dentro, el otro vecino te denuncia por que hace ruido el de la leche al subir las escaleras, otro vecino te denuncia a sanidad, al ayuntamiento, etc

Y tb la bigotuda de turno o los hijos te dicen que te metas la leche por el ojo ciego cuando ven el primer pelo de vaca o una capa de nata, entre vomitos

Tambien han desaparecido los tenderos de ultramarinos y coloniales (hasta hace poco han existido), el concepto en si mismo de los tipos de productos que vendian, como su mismo nombre indica:

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Los alquiladores de "maquinaria agricola", es decir los que profesionalmente se dedicaban a alquilar una yunta de bueyes (esto lo he visto yo)

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Los peluqueros/barberos ambulantes. Toda mi vida nos corto el pelo de crios un barbero que iba por los pueblos con su material para arreglar cabelleras y barbas. Era de hombres no de mujeres, en mi casa vino decadas el mismo señor, ni idea de donde era Nos poniamos los hermanos, el padre, los tios, el abuelo, los primos y los vecinos en fila india a cortar el pelo/barbas.
Se le invitaba a comer ya que pasaba todo el dia se le trataba como si fuera de la casa, gente muy humilde pero honrada

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Y uno entrañable que recuerdo aun hoy en dia, los cobradores de facturas a domicilio cuando no existian las domiciliaciones ni nada de eso. En mi caso vino un señor que cobraba varios recibos, en especial el de la luz y el del seguro de muertos "La Preventiva", heredado a saber si de mis abuelos o bisabuelos. Traian una riñonera de cuero con los cambios necesarios y el papelito del recibo.

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Este señor venia todos los meses a cobrar, le pagaba mi abuela o progenitora, se sentaba un rato a resfrescarse porque el pobre hombre venia andando axfisiado o se le ofrecia algo de comer, o beber mi padre un vino o un vaso de licor y se charlaba con el. Cuando empezaron las domiciliaciones en mi caso no quisimos y se le siguio pagando en mano ya que al hombre (años 70) le quedaba poco para jubilarse y cada vez venia a menos casas. El dia de su jubilacion y ultima vez que vino hizo un regalo a mi progenitora, un detalle, que aun recuerdo a mi abuela dandole besos en la puerta del caseron entre sollozos

Otros tiempos, otras gentes, otra calidad humana

Además del lechero llevando la leche a las casas también llevababan los bemoles a domicilio, ¿se les llamaba hueveros a estos? jeje, no creo.
En algunos sitios aún lo hacen, o mejor dicho lo han vuelto a hacer.
Muy bonito tu post, gracias.
 
los oficios del Madrid noctámbulo de principios de siglo:

La noche le pareció interminable: dio vueltas y más vueltas; apagaron la luz eléctrica, los tranvías cesaron de pasar, la plaza quedó a oscuras. Entre la calle de la Montera y la de Alcalá iban y venían delante de un café, con las ventanas iluminadas, mujeres de trajes claros y pañuelos de crespón, cantando, parando a los noctámbulos: unos cuantos chulos, agazapados tras de los faroles, vigilaban y charlaban con ellas, dándoles órdenes...

Luego fueron desfilando busconas, chulos y celestinas. Todo el Madrid parásito, holgazán, alegre, abandonaba en aquellas horas las tabernas, los garitos, las casas de juego, las madrigueras y los refugios del vicio, y por en medio de la miseria que palpitaba en las calles, pasaban los trasnochadores con el cigarro encendido, hablando, riendo, bromeando con las busconas, indiferentes a las agonías de tanto perversos desharrapado, sin pan y sin techo, que se refugiaba temblando de frío en los quicios de las puertas.

Quedaban algunas viejas busconas en las esquinas, envueltas en el mantón, fumando...

Tardó mucho en aclarar el cielo; aun de noche se armaron puestos de café; los cocheros y los golfos se acercaron a tomar su vaso o su copa. Se apagaron los faroles de gas.

Danzaban las claridades de las linternas de los serenos en el suelo gris, alumbrado vagamente por el pálido claror del alba, y las siluetas negras de los traperos se detenían en los montones de sarama, encorvándose para escarbar en ellos. Todavía algún trasnochador pálido, con el cuello del gabán levantado, se deslizaba siniestro como un búho ante la luz, y mientras tanto comenzaban a pasar obreros. El Madrid trabajador y honrado se preparaba para su ruda faena diaria. Aquella tras*ición del bullicio febril de la noche a la actividad serena y tranquila de la mañana hizo pensar a Manuel largamente.

LA BUSCA, Pio Baroja
 
los oficios del Madrid noctámbulo de principios de siglo:

La noche le pareció interminable: dio vueltas y más vueltas; apagaron la luz eléctrica, los tranvías cesaron de pasar, la plaza quedó a oscuras. Entre la calle de la Montera y la de Alcalá iban y venían delante de un café, con las ventanas iluminadas, mujeres de trajes claros y pañuelos de crespón, cantando, parando a los noctámbulos: unos cuantos chulos, agazapados tras de los faroles, vigilaban y charlaban con ellas, dándoles órdenes...

Luego fueron desfilando busconas, chulos y celestinas. Todo el Madrid parásito, holgazán, alegre, abandonaba en aquellas horas las tabernas, los garitos, las casas de juego, las madrigueras y los refugios del vicio, y por en medio de la miseria que palpitaba en las calles, pasaban los trasnochadores con el cigarro encendido, hablando, riendo, bromeando con las busconas, indiferentes a las agonías de tanto perversos desharrapado, sin pan y sin techo, que se refugiaba temblando de frío en los quicios de las puertas.

Quedaban algunas viejas busconas en las esquinas, envueltas en el mantón, fumando...

Tardó mucho en aclarar el cielo; aun de noche se armaron puestos de café; los cocheros y los golfos se acercaron a tomar su vaso o su copa. Se apagaron los faroles de gas.

Danzaban las claridades de las linternas de los serenos en el suelo gris, alumbrado vagamente por el pálido claror del alba, y las siluetas negras de los traperos se detenían en los montones de sarama, encorvándose para escarbar en ellos. Todavía algún trasnochador pálido, con el cuello del gabán levantado, se deslizaba siniestro como un búho ante la luz, y mientras tanto comenzaban a pasar obreros. El Madrid trabajador y honrado se preparaba para su ruda faena diaria. Aquella tras*ición del bullicio febril de la noche a la actividad serena y tranquila de la mañana hizo pensar a Manuel largamente.

LA BUSCA, Pio Baroja

Ains, las busconas, que palabra tan finamente descriptiva caída en desuso hoy día.
Y a las mujeres que estaban muy manoseadas se les llamaba barandas, eso decían nuestras abuelas; esa es una baranda.
 
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