Los
vendedores de leche a domicilio que solía ser el propio ganadero repartiendo con una chatarra/furgoneta
Les dejabas esto en la puerta de tu piso/casa:
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y te la dejaban llena muy pronto por la mañana, casi de madrugada
Ahora seria impensable, el vecino jovenlandés te roba la leche, el vecino *** te mea dentro, el otro vecino te denuncia por que hace ruido el de la leche al subir las escaleras, otro vecino te denuncia a sanidad, al ayuntamiento, etc
Y tb la bigotuda de turno o los hijos te dicen que te metas la leche por el ojo ciego cuando ven el primer pelo de vaca o una capa de nata, entre vomitos
Tambien han desaparecido los
tenderos de ultramarinos y coloniales (hasta hace poco han existido), el concepto en si mismo de los tipos de productos que vendian, como su mismo nombre indica:
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Los
alquiladores de "maquinaria agricola", es decir los que profesionalmente se dedicaban a alquilar una yunta de bueyes (esto lo he visto yo)
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Los
peluqueros/barberos ambulantes. Toda mi vida nos corto el pelo de crios un barbero que iba por los pueblos con su material para arreglar cabelleras y barbas. Era de hombres no de mujeres, en mi casa vino decadas el mismo señor, ni idea de donde era Nos poniamos los hermanos, el padre, los tios, el abuelo, los primos y los vecinos en fila india a cortar el pelo/barbas.
Se le invitaba a comer ya que pasaba todo el dia se le trataba como si fuera de la casa, gente muy humilde pero honrada
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Y uno entrañable que recuerdo aun hoy en dia, l
os cobradores de facturas a domicilio cuando no existian las domiciliaciones ni nada de eso. En mi caso vino un señor que cobraba varios recibos, en especial el de la luz y el del seguro de muertos "La Preventiva", heredado a saber si de mis abuelos o bisabuelos. Traian una riñonera de cuero con los cambios necesarios y el papelito del recibo.
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Este señor venia todos los meses a cobrar, le pagaba mi abuela o progenitora, se sentaba un rato a resfrescarse porque el pobre hombre venia andando axfisiado o se le ofrecia algo de comer, o beber mi padre un vino o un vaso de licor y se charlaba con el. Cuando empezaron las domiciliaciones en mi caso no quisimos y se le siguio pagando en mano ya que al hombre (años 70) le quedaba poco para jubilarse y cada vez venia a menos casas. El dia de su jubilacion y ultima vez que vino hizo un regalo a mi progenitora, un detalle, que aun recuerdo a mi abuela dandole besos en la puerta del caseron entre sollozos
Otros tiempos, otras gentes, otra calidad humana